sábado, 29 de julio de 2017

FUERA MÁSCARAS

"Todo hombre es sincero a solas; 
en cuanto aparece una segunda persona empieza la hipocresía”. 
Ralph Waldo Emerson (1803-1882)

Dios odia la hipocresía, porque es mentira. Prueba de ello es que Jesús se enfrentó a los hipócritas que iban a las sinagogas, que oraban de pie, que alababan y daban limosna en público para ser vistos por otros: “Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas (actores, mentirosos, falsos, vacíos) en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.” (Mt 6,2)

La palabra "hipocresía" viene del griego hypokrisis, que significa fingir, actuar o hablar con máscaras y tiene 3 connotaciones: “kjanéf”,”shav”,”jopokrités”, que se traducen como falso y mentiroso, vano e iluso, simulador o actor bajo un carácter asumido.

Hipocresía es la actitud constante o esporádica de fingir creencias, opiniones, virtudes, sentimientos, cualidades o estándares que no se tienen o no se siguen

Resultado de imagen de hipocresiaUn hipócrita es una persona con doblez que siempre comienza algo y no lo termina, siempre anda fingiendo que es una cosa cuando en realidad es otra. Nunca muestra su verdadera cara, tiene muchas caras, una para cada lugar y cada circunstancia.

Y dentro del cristianismo también existen hipócritas que utilizan máscaras. Cualquiera de nosotros podemos serlo sin darnos cuenta. Por eso el apóstol Pablo les escribía a los Corintios: “Examinaos a vosotros mismos a ver si estáis firmes en la fe; poneos vosotros mismos a prueba. ¿No reconocéis que Jesucristo está en vosotros? A ver si es que no superáis la prueba." (2 Co 13,5)

Más ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros.” (Mt 23,13-15).

La palabra "mascara" viene de la palabra griega: “kjafás”, que significa: disfrazar, encubrir, esconder, deformar, fingir. Los posibles antepasados en latín (no clásico) son mascus, masca = "fantasma", y el maskharah árabe = "bufón", "hombre con una máscara".

Máscara es una representación, cargada de intenciones y simbolismos, convertidos en arquetipos que son parte del inconsciente colectivo e individual y representan los temores y aspiraciones de una civilización.

Imagen relacionadaHay que reconocerlo. Todos en algún momento de nuestra vida nos hemos puesto máscaras. El que diga lo contrario, miente. 

Usar máscaras muestra cualidades o sentimientos contrarios a los que tiene o experimenta. En sí es hipocresía, una forma de mentira. Es la negativa a aplicar en nosotros los mismos valores que aplicamos en otros.

El problema
 fundamental por el cual usamos máscaras es porque no nos conocemos a nosotros mismos y porque no conocemos a Dios, porque Él conoce todos los corazones y nadie puede engañarle: “El corazón es complejo más que toda otra cosa y perverso: ¿quién lo conoce a fondo? Yo, el Señor, escruto el corazón, sondeo las entrañas para dar a cada cual según su conducta, según el fruto de sus obras." (Jr 17, 9-10)

Hoy nos detendremos en 4 tipos de máscaras habituales en nuestras comunidades cristianas:

Falsa humildad

Es un máscara muy dañina que engaña al mismo que la usa y que consiste en mostrar una actitud de mansedumbre y de servicio, humillarse en público para luego quejarse y criticar a espaldas de los demás, provocando divisiones y contiendas.

La falsa humildad es una máscara que esconde auténtica soberbia, arrogancia y orgullo. 

Su objetivo es satisfacer el ego de quien la porta, reafirmar su "yo" públicamente, sintiéndose superior aunque finge ser inferior, para ser exaltado.

Falsa espiritualidad

Esta es una máscara de pura apariencia, el portador de esta mascara aparenta ser una persona muy espiritual, pero no lo es. 

Le encanta ser visto por las personas, le encanta hacer las cosas de forma solemne y ceremonial (golpeándose el pecho y rasgándose las vestiduras, levantando las manos, orando y alabando en público, etc.), y le da más importancia a lo externo (lo que se ve) que a lo interno (lo que se es).

“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda suciedad. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres; mas por dentro, llenos estáis de hipocresía e iniquidad.” (Mt 23,27-28).

Las personas que usan esta máscara arrastran a muchas personas con engaño. En el fondo, no tienen una verdadera y sincera relación con Cristo; tan solo, conocen bien la teología pero no la ponen en práctica.

“Cumplid la palabra y no os contentéis sólo con escucharla, engañándoos a vosotros mismos.” (Stg 1,22).

Porque para ser justos ante Dios no basta con escuchar la ley: hay que cumplirla”. (Rom 2,13).

Esta máscara pone cargas pesadas, normas exhaustivas y requisitos imperativos sobre los demás y se basa mas en cumplimiento ("cumplo y miento") de la ley, que en la gracia de Dios. 

Pone más empeño en la norma que en el amor, más en el "hacer" que en el "ser".

Falso ánimo

La mascara del falso ánimo es la que encubre la inconstancia  y la indecisión: nunca persevera, nunca termina lo que comienza, empieza muchas cosas y siempre las deja a medias.

Las personas que utilizan está máscara son completamente emocionales, impulsivas e inmaduras, todo lo hacen motivadas por sus emociones y sentimientos. 

Siempre tienen dos maneras de pensar con respecto a cualquier cosa: hoy creen que algo es blanco y mañana, negro; hoy quieren ser cristianos y mañana mundanos.

Los cristianos que la usan son firmes candidatos a apostatar, a 
desistir, a desertar, a renunciar y negar la Fe tarde o temprano, ya que su inconstancia les hace desistir de sus planes u objetivos, y también de Dios.

Los inconstantes, cuando se alejan, demuestran que nunca fueron verdaderos cristianos: 
"Han surgido de entre nosotros, pero no eran de los nuestros; porque si hubieran sido de los nuestros, hubieran permanecido con nosotros; pero ha sucedido esto para que se manifieste que todos éstos no eran de los nuestros." (1 Jn 2,19)

Y este es el problema fundamental que caracteriza a
 esta máscara: no permanece en nada, no persevera absolutamente en nada! A todo renuncia, de todo desiste, incluso de la propia Fe en Jesús, demostrando que tal fe era vana.

Falso gozo

Esta máscara convierte una realidad de dificultades, problemas o soledad en otra de falsa alegría, en la que siempre sonríe, siempre está contento, siempre está feliz, aparentemente.

Se trata de una máscara que endurece el corazón, que nunca pide ayuda, que nunca se abre a los hermanos. 

Se trata también de una actitud orgullosa que impide abrir el corazón y que prefiere sufrir en silencio, antes que abrir su corazón a nadie.

Generalmente, estas personas han sido dañadas en el pasado, y su corazón arrastra demasiadas heridas, que a su vez, le sumergen en el resentimiento y el rencor.

Han sufrido tanto que no quieren exponerse de nuevo y se endurecen a la hora de establecer relaciones interpersonales de cualquier índole.

Se apartan y se vuelven más solitarias, y cuando están inmersos en esos momentos de aflicción, se deprimen, sufriendo un terrible dolor que les corroe interiormente.

Pero tarde o temprano, todo ese dolor sale a la luz cuando estallan, cuando se rompen y es en ese momento, cuando su corazón roto se manifiesta.

Conclusión:

 ¡¡Fuera mascaras!! Ninguna nos beneficia realmente. Todas son dañinas, todas esconden cosas horribles, todas son mentira.

Descubramos nuestra verdadera cara y mostremos nuestro dolor a Dios. El nos creó y nos quiere tal y como somos. A Él no podemos engañarle. Si usamos máscaras, impedimos que Él nos pueda sanar.

Pidamos a Jesús que elimine nuestro orgullo, nuestra falsa apariencia, reconozcamos nuestro error al sufrir en silencio, al pretender ser algo que no somos.. fuera mascaras!! 

Abandonemos la hipocresía y el engaño.. Dios nos conoce y para él no hay nada oculto: "Yo, el Señor, escruto el corazón, sondeo las entrañas para dar a cada cual según su conducta, según el fruto de sus obras."  (Jeremías 17,10)

Renunciemos a las marcaras y no nos ocultemos, examinamos nuestra realidad a la luz del Espíritu Santo y de la Palabra de Dios y pidámosle que sane nuestro pensamientos más íntimos y ocultos. Y Él lo Hará!!

jueves, 27 de julio de 2017

VOLVER A LA IGLESIA PRIMITIVA

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Hemos escrito en otras ocasiones que cuando surgen las dificultades, las dudas y las incertidumbres en la fe, debemos volver al origen. Esto es lo que tenemos que cuando nos planteamos los objetivos (misión) de nuestra parroquia: echar la mirada atrás a las primeras comunidades cristianas de la Iglesia primitiva (visión).

El Nuevo Testamento, en el libro de los Hechos de los apóstoles, nos da una idea de cómo los primeros cristianos comenzaron a proclamar el Evangelio, lo que hacían y nos muestra numerosos rasgos esenciales de la Iglesia de Cristo que debemos imitar:

Llenarse de Espíritu Santo

"Se les aparecieron como lenguas de fuego, que se repartían y se posaban sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas extrañas, según el Espíritu Santo les movía a expresarse." (Hechos 2, 3-4 ).

Resultado de imagen de pentecostesLos cristianos no sólo hablamos de Dios; le experimentamos. Esto es lo que hace que la iglesia sea diferente de cualquier otra organización en el planeta: que tenemos el Espíritu Santo. Zara no tiene el Espíritu Santo. Nuestro gobierno no tiene el Espíritu Santo. Las ONGs no tienen al Espíritu Santo. Ninguna otra organización tiene el poder de Dios en ella. Dios prometió su Espíritu para ayudar a su Iglesia. La Iglesia tiene y se llena del poder de Dios.

Cuando se refiere a "hablar en lenguas extrañas" quiere decir hablar en el idioma de quienes nos escuchan. La gente realmente escuchaba a los primeros cristianos hablar en sus propios idiomas, ya fuese en farsi, en swahili, en griego o lo que fuera. 

El Plan de Dios es para todos. No es sólo para los judíos. Pero no sólo se refiere a idiomas de sus países de origen sino a hablar en el lenguaje que cada persona entiende. ¿Estamos usando otros "lenguajes" para llegar a la gente? 

Utilizar los dones de todos 

"Entonces Pedro, en pie con los once, les dirigió en voz alta estas palabras: "Judíos y habitantes todos de Jerusalén: percataos bien de esto y prestad atención a mis palabras. ...Y haré aparecer señales en el cielo y en la tierra: sangre, fuego y columnas de humo. ...Pero el que invoque el nombre del Señor se salvará" (Hechos 2, 14, 19, 21)

En la iglesia inicial no había espectadores; el 100% de las personas participaban en proclamar el Evangelio de Jesús. Y, aunque igual que entonces, no todos estamos llamados a ser sacerdotes, todos estamos llamados a servir a Dios. Por tanto, debemos esforzarnos para que todos participen en el servicio en nuestra parroquia. La pasividad no es una opción. Si alguien quiere sentarse y ser servidos por los demás, que busquen otro sitio. 

Ofrecer una verdad que transforma

La iglesia primitiva no ofrecía una nueva psicología, ni un moralismo cómodo, ni una espiritualidad agradable. Ofrecía la verdad del Evangelio que tiene el poder de cambiar vidas. Ningún otro mensaje transforma vidas. Cuando la verdad de Dios entra en nosotros, es cuando nos transformamos. 

En Hechos 2, Pedro dio el primer sermón cristiano, citando el libro de Joel del Antiguo Testamento y afirmando que la iglesia primitiva se dedicó a la "enseñanza de los apóstoles".

Crear comunidad

"Eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la unión fraterna, en partir el pan y en las oraciones." (Hechos 2, 42). 

En la iglesia del primer siglo, los cristianos se amaban y cuidaban unos a otros. La iglesia no es un negocio, ni una ONG ni un club social. La Iglesia es una familia. Para que nuestras parroquias experimenten el poder del Espíritu Santo como en la Iglesia primitiva, tenemos que convertirnos en la familia que ellos eran.

Vivir la Eucaristía

"Todos los días acudían juntos al templo, partían el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón" (Hechos 2, 46). 

Cuando la Iglesia primitiva se reunía celebraban la Eucaristía, conmemorando la última cena "con alegría y sencillez de corazón". Debemos entender y enseñar que la Eucaristía es una celebración. Es un festival, no un funeral. Es el banquete de Dios. Cuando la Eucaristía es alegre (y litúrgicamente rigurosa), la gente quiere estar allí porque buscan alegría. ¿Crees que si nuestras iglesias estuvieran llenas de corazones alegres, de palabras alegres y de vidas llenas de esperanza, atraeríamos a los alejados? 

Compartir según la necesidad

"Todos los creyentes vivían unidos y lo tenían todo en común; vendían las posesiones y haciendas, y las distribuían entre todos, según la necesidad de cada uno."(Hechos 2, 44-45). 
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La Biblia nos enseña a hacer generosos sacrificios por el bien del Evangelio. 

Los cristianos durante el Imperio Romano fueron la gente más generosa del imperio y eran famosos por desprendimiento. 

Literalmente lo compartían todo, "según la necesidad de cada uno". Incluso la vida. Muchos murieron por la fe en el Coliseo romano.

Crecer exponencialmente

"Alabando a Dios y gozando del favor de todo el pueblo. El Señor añadía cada día al grupo a todos los que entraban por el camino de la salvación." (Hechos 2,47). 

Cuando nuestras iglesias demuestran las primeras seis características de la iglesia primitiva, el crecimiento es automático. La gente veía a los primeros cristianos como extraños, pero les gustaba lo que éstos hacían. Veían el amor que se tenían los unos por los otros, los milagros que ocurrían delante de ellos y la alegría que irradiaban. Querían lo que los cristianos tenían. Y la Iglesia crecía exponencialmente


Creo firmemente que "el cristianismo se  contagia y se propaga  por envidia".




Fuente:

"How to Be a Purpose Driven Church" 
- P. Rick Warren -

sábado, 22 de julio de 2017

¿RECONOZCO LA LLAMADA DE DIOS?

"Me he aparecido a ti 
para hacerte ministro y testigo 
de lo que has visto de mí 
y de lo que te voy a mostrar." 
(Hechos 26,16).

Escuchar y seguir la llamada de Dios ha sido una de las cosas más maravillosas que me han ocurrido en mi vida. 

Después de mucho tiempo de recibir muchas llamadas que siempre rechacé, comencé a tener algunas nociones de que iba por un camino que no había sido elegido por mí. Pero fue en un retiro de Emaús cuando descolgué el teléfono, cuando escuché, cuando supe, que Dios me llamaba para servirle. Y eso es lo que hice.

Pero ¿Cómo estar seguro de haber sido llamado por Dios?

Lo primero que quiero decir es que todos somos llamados por Dios. Todos recibimos su llamada. El apóstol Pablo escribe, animando a todos: "Os pido que caminéis de una manera digna de la vocación que habéis recibido." (Efesios 4, 1). Todos somos llamados a una vocación. Podemos huir de ella, pero no podemos escondernos de ella.

La conversación entre Pablo y Jesús, relatada en el libro de los Hechos, es bastante útil para conocer si hemos sido llamados por Dios. Pablo comparte su testimonio con el rey Agripa: Es una frase sencilla en la que podemos ver seis aspectos de cómo Dios nos llama a cada uno de nosotros:

1. Encuentro personal: "me he aparecido a ti.."

El principio de todo es que Jesús se nos aparece. A veces, de repente y de forma evidente (como a Pablo en el camino de Damasco), y otras, más sutilmente (como a los dos de Emaús). 
Sea de una forma u otra, cuando Jesús se nos aparece, comienza nuestra relación con él.

Para conocer el plan de Dios para mi vida es necesario encontrarme con Jesús. Si no descuelgo y acepto la llamada, no puedo escucharle. El plan de Dios pasa siempre por Jesucristo.

Para la reflexión:  ¿Me he encontrado con Jesús y le he respondido?

2. Propósito personal:  "... para hacerte..."

Dios nos ha creado a cada uno con un propósito particular; ha puesto en nuestros corazones una necesidad interior, una misión para servirle. Nos ha dado un papel protagonista a cada uno en su plan divino de salvación. Dios quiere que seamos santos como Él y se ha asegurado en ofrecernos todos los medios para conseguirlo. 

Cuando un soldado se alista en el ejército, se le da un rango y una función. 

Cuando Jesús se nos aparece, no sólo lo hace para salvarnos, sino para salvar al mundo a través de nosotros.
Quizás algunos de nosotros hallamos visto en nuestro corazón una "llamada perdida" que todavía no hemos respondido. Y, posiblemente, en ausencia de información de primera mano, hacemos suposiciones sobre lo que nos quería decir o hacemos conjeturas sobre lo que deberíamos hacer. 
Pero es todo más sencillo: Descuelga y responde. Apartemos un rato diario de nuestra agenda y pongámonos frente al Santísimo, o en "lo escondido", para orar y escuchar de Dios, y Él mismo nos lo dirá. 

A mí me ocurrió (y me sigue ocurriendo) así. Y es que tenía muchas "llamadas perdidas" suyas que no había atendido.

Para la reflexión: ¿Sé cuál es la función que me ha asignado?

3. Servicio: "...ministro..."

Un ministro es alguien que ejerce un ministerio, un servicio, una función. Jesús quiere que seamos sus ministros, sus servidores, sus instrumentos. Incluso hasta ser esclavos suyos.

Desgraciadamente, no todos los cristianos colocan a Jesús como el Señor de sus vidas, porque posiblemente piensan que es su Salvador, pero no su Señor. La Iglesia se ha convertido en un lugar de privilegio, en un club privado donde sólo hay "señores" que reciben pero no hay "servidores" que den.

Dios nos llama, ¿aceptaremos o rechazaremos la llamada?

¿Has entregado y consagrado, en calidad de esclavo, tu cuerpo y tu alma, tus bienes interiores y exteriores, tus buenas acciones pasadas, presentes y futuras, tu familia y todo lo que tienes, sin reservas ni excepciones a Jesús? 

Sólo después de consagrarnos a Él (a través de María), recibimos la función que nos encomienda: esclavos de su amor y misericordia.

Para la reflexión: ¿Sirvo a Jesús?

4. Testimonio: "... y testigo..."

Un testigo es el que da testimonio. Dios también nos llama a ser testigos suyos, a dar testimonio de su mensaje de amor, de nuestra experiencia de Jesús, de su plan para toda la humanidad.

¿Hemos asumido el papel de un testigo? ¿Nos molesta el hecho de que tantos en el mundo están luchando por encontrar esperanza? ¿Estamos buscando maneras de dar audazmente un relato de lo que Dios está haciendo en nuestras vidas?

Para la reflexión: ¿Doy testimonio de Jesús?

5. Observación: "... de lo que has visto de mí..."

Sólo podemos testimoniar lo que hemos visto de Jesús. Si no le hemos visto, ¿qué vamos a compartir con otros?

Es posible que algunos, para no testimoniar a Jesús, se esconden detrás de la excusa de que "mi fe es de ámbito personal", cuando la realidad es que no han visto a Dios como para tener un impacto tal que es imposible ponerle excusas; o bien, se limitan a interiorizar una fe superficial o de cumplimiento, heredada de sus padres y entorno. 

Yo también he pensado que la fe era algo íntimo que cada uno debía vivir para sí. Pero ahora sé que es porque no me había encontrado con Cristo cara a cara, porque para compartir a Jesús con otros, primero debemos verlo. Debemos experimentarlo. Y después no puedes callártelo.

Para la reflexión: ¿Comparto a Jesús con otros?

6. Crecimiento: "y de lo que te voy a mostrar"

Una vez que le has conocido y mantienes una relación personal con Cristo, tu testimonio de fe cambia porque Jesús se revela progresivamente, a lo largo de tu vida y a través de las personas a quienes sirves y amas. Maduras y creces espiritualmente con Él.

Nuestro caminar con Jesús es un viaje diario y continuo. No se trata de una llamada que comienza y después, se cuelga.

Nuestro testimonio de su acción en nuestra vida debe ser continuamente actualizado a medida que nos moldea, regenera, purifica y perfecciona. A medida que continúa mostrándonos nuevos aspectos sobre el plan y la voluntad divina. Él nos lo promete: enseñarnos más de sí mismo y así crecer, mientras caminamos con Él.

Para la reflexión: ¿crezco y experimento más de Jesús?

Todos somos llamados por Dios. No hay excusas para no atender su llamada. Ser cristiano es reconocer a Jesús y compartir lo que nos ha dado, con un mundo necesitado y sediento de Dios.

¿Vas a contestar a Jesús?

viernes, 21 de julio de 2017

ALÁ NO ES EL DIOS AL QUE YO REZO

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A menudo, escucho a cristianos católicos decir que nuestro Dios es el mismo al que rezan los musulmanes, es decir, Alá. Dicen, también, que es el mismo al que rezan los judíos.

Por motivos un tanto oscuros, algunos nos quieren hacer creer que todas las religiones monoteístas adoran al mismo Dios, lo cual es totalmente falso. 

Si bien hablan de un Dios con propiedades comunes, pero si profundizamos en cada una de las religiones vemos que las diferencias son más evidentes que las semejanzas. Es como decir que lo mismo da tener un coche Renault, un BMW o un Ferrari, porque todos tienen cuatro ruedas, volante y motor. Si todos fueran iguales, ¿pòr qué no cuestan lo mismo? o ¿qué pasaría si le pedimos al dueño del Ferrari que nos lo cambie por nuestro Renault?

Son algunos católicos quienes dicen que todas las religiones adoran al mismo Dios, pero si les preguntamos a musulmanes o a judíos, rápidamente nos dirán que no. 
Para un judío, los musulmanes no se salvan ya que son infieles que han abandonado a Yahweh; y los cristianos somos politeístas e idólatras pues tenemos tres dioses. 
Para un musulmán, tanto los judíos como los cristianos somos infieles pues rechazamos a Alá como único Dios y a Mahoma como su profeta.

Alá y el Islam

1.-Significado de Alá

La palabra Allah (porque no es un nombre propio), es una palabra árabe compuesta, “al-ilah”, “al” es el artículo, “ilah” (sustantivo), palabra árabe que significa “dios”. Si combinamos las dos juntas tenemos la palabra “Allah”, literalmente “el dios”

Resultado de imagen de ala y diosEn la época pre-islámica, los árabes profesaban un tipo de religión politeísta pagana. Adoraban 360 imágenes durante todo el año, es decir, una imagen al día, entre ellas: Al Manat, diosa de la felicidad o Al `Uzza, diosa de la estrella, la luz o el sol.

Por encima de todos ellas estaba Al-Lat, el dios de la Luna y el cielo (el dios grande). Todas estos dioses o ídolos estaban guardados en el templo de la Meca (Ka`aba), que según la tradición musulmana, fue construido por el primer hombre Adán y reconstruido por Abraham y su hijo Ismael. 

2.- Origen del Islam
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Quraysh, la tribu (familia) de Mahoma adoraba, al dios de la luna, Al- LatCon la llegada de la nueva fe de Mahoma, modificó su nombre a Allah, como tantos ritos y costumbres paganos que incorporó en el Islam: postrarse en dirección a la Meca, el peregrinaje anual hacia al Ka’aba, correr siete veces alrededor del templo, besar las paredes y la piedra negra del Ka’aba, correr hacia el río cercano para arrojarle piedras al diablo, creer en los genios- yin, en embrujamientos, en maldiciones y en piedras mágicas.

Del dios de la luna, los musulmanes adoptaron la luna como símbolo principal y heredaron el calendario lunar y sus ritos religiosos estaban organizados en torno a él. 

Uno de estos ritos era el de ayunar de luna llena a luna llena, lo que se conoce como Ramadán. Todo esto fue adoptado por Mahoma, quien declaró que el dios pagano de la luna, cuyo nombre Allah, es el único y el verdadero Dios y negó todo otros dioses, pero conservó al mismo tiempo las prácticas paganas de aquella época.

Diferencias entre Dios y Alá


Resultado de imagen de ala y diosAunque tanto la Biblia como el Corán describen al Dios Supremo de forma similar: Dios es el Principio y el Fin (Isaías 41,4; Surah 57,3), Todopoderoso (Jeremías 32,27; Surah 2,142-3), Omnisciente (Salmo 147,5; Surah 13,9, 6,59) y Creador (Génesis. 1; Surah 16, 3-12), existen diferencias teológicas esenciales:

1.- La cercanía de Dios 

Para los cristianos, el hombre tiene una relación personal con Dios. El nombre de “Yahweh” es en sí una revelación personal del nombre de Dios que fue dado a Moisés y que se encuentra en Exodo 3,14: “Yo soy el que Soy”. Este nombre resalta su naturaleza eterna, su autosuficiencia y inmutabilidad de Dios. El nombre de Yahweh proviene del verbo “ser”. Por lo tanto el nombre de Yahweh afirma que Dios está presente con su pueblo y se involucra en la vida de los humanos.

Para los musulmanes, el creyente no mantiene una relación personal con Alá porque
está alejado del hombre, y no es posible ninguna relación personal con él. El Dios del Islam es un Dios lejano que no interactúa directamente con sus criaturas. Es un Dios que ha predeterminado cada faceta de la vida de cada persona: tanto la bondad de un hombre bueno como la maldad de un asesino son voluntad de Alá; tanto el que ayuda a una anciana a cruzar la calle como el que viola a una niña están haciendo la voluntad de Alá.
2.- La santidad de Dios 

Para los cristianos, Dios es Santo por su trascendencia (su separación de la creación) y por su separación del mal. La santidad es el atributo más frecuentemente usado para Yahweh en la Biblia y su propósito es que seamos santos (Levítico 11,44). La santidad de Dios es la base para el perdón y el eje de la redención en Cristo. La redención y la santidad de Dios van juntas y no se pueden separar.

Para los musulmanes, Alá perdona por su voluntad arbitraria. Sólo existen en el Corán dos ayas (versos) que definen la santidad de Alá. En el Islam, el perdón carece de principios morales. Las personas entran al paraíso sin que sus pecados sean expiados. No existe una relación entre la santidad y el perdón.

3.- El amor de Dios

El amor de Dios es incondicional e infinito. No hay nada que nos pueda separar del amor de Dios. Es más, a pesar que los humanos hemos estado en situación de enemistad con Yahweh, Dios demostró su amor mediante la entrega y muerte de Cristo (Romanos 5, 8-11). La eternidad del amor en Dios se sustenta en los lazos de amor que existen entre el Padre y el Hijo, aun antes de la creación (Juan 17,24).
Por el contrario, el amor de Alá es condicional y limitado. El individuo debe hacer el bien antes de recibir el amor de Alá. El amor de Dios será la salvación de quienes creen y hacen lo que es correcto (Surah 19, 96). Alá ama a quienes luchan en su causa (Surah 61;, 4) y odia a los que no creen en Él, los desagradecidos, los que no siguen sus mandatos y los pródigos. El amor de Alá es temporal y según las condiciones.

4.- La naturaleza de Dios

Para los cristianos, el misterio de la Santísima Trinidad define un solo Dios en tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Para los musulmanes, la Trinidad es una aberración y un pecado que no tiene perdón, y basados en el Surah 5,77, condenan a los cristianos al fuego eterno. Creen que la Trinidad para el cristiano es: Dios, Jesucristo y la Virgen María. Para ellos Jesucristo es un profeta, pero no Hijo de Dios.

Contradicciones entre Dios y Alá


1.- Biblia/Corán
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Mahoma, al principio, dijo que Alá era el mismo Dios de los judíos y cristianos. Sin embargo, como sus creencias se contradecían con la Biblia, tuvo que decir que los judíos y los cristianos falsearon las Escrituras, y Alá los rechazó y los maldijo (Sura 2, 77-79). 

Entonces, Alá envió a Mahoma con el Corán para sustituir la Biblia, y con el Islam para anular el judaísmo y el cristianismo (Sura 5,19). 

¿Cómo un mismo Dios puede enviar a un hombre a cambiar Su Palabra por otra?

2.- Fieles/Infieles
Es un hecho evidente que los musulmanes han perseguido y siguen persiguiendo incansablemente a los cristianos como “infieles”. La palabra “Kafir-كافر, es un término árabe que traducido significa infiel o incrédulo y vine mencionado en el Corán 482 veces, refiriéndose a los ateos, agnósticos, judíos y cristianos. 

¿Cómo pueden llamarnos los musulmanes infieles si creemos en su mismo Dios? 

3- Vida eterna/Paraíso

En el Evangelio de Lucas 18,18-23, leemos: “Y cierto gobernante le interrogó, y dijo: “Buen Maestro, ¿qué he de hacer para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino uno solo, Dios. Conoces los mandamientos: No cometas adulterio, No asesines, No hurtes, No des testimonio falso, Honra a tu padre y a tu madre. Entonces él dijo: Todos estos los he guardado desde la juventud. Al oír aquello, Jesús le dijo: Todavía hay una cosa que falta en cuanto a ti: Vende todas las cosas que tienes y distribuye entre los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sé mi seguidor. Cuando oyó esto, él se contristó profundamente, porque era muy rico”. 

En el Corán, leemos:"Se acercó un hombre a Mahoma y le preguntó ¿Cómo ganar el paraíso? Mahoma contestó: 1º tener Fe en Alá y en Su Mensajero Mahoma, 2º Hacer Al Yihad جهاد por Ala, 3º la Peregrinación a la Meca. Volvió el hombre a preguntarle ¿Qué es Al Yihad? Mahoma dijo: Alá me ordenó a luchar جهاد contra todos aquellos, que no manifiestan la declaración de la Fe musulmana. No hay más dioses que Alá, y Mahoma su mensajero. Deben de rezar, dar limosna y ayunar el mes de Ramadán. Si hacen todo eso están salvos, si no lo hacen tienen la muerte segura”. (Sahih Al Bujari, Bab Al- Iman, Hadiz o dicho N. 25 y 26).

¿Cómo pueden Jesús y Mahoma indicarnos caminos tan distintos para llegar al mismo Dios?

4.-No matarás/ Mata

Dios nos dice en el 5º Mandamiento: "No matarás". Para Dios la vida humana es sagrada, porque desde su comienzo, es Dios quien la crea. Solo Dios es Señor y dueño de la vida, desde que empieza hasta que termina y nadie, en ninguna circunstancia, tiene derecho a matar a una persona. La vida es un regalo de Dios y saber que solo El y nadie más decide cuando empieza y cuando termina.

En el Islam, es legítimo matar a los infieles, las mujeres y los niños deben ser sometidos a la esclavitud y sus posesiones son ganancias según el Corán (Sura 9,5) “Cuando hayan transcurrido los meses sagrados, matad a los infieles dondequiera que les encontréis. ¡Capturadles! ¡Sitiadles! ¡Tendedles emboscadas por todas partes! Pero si se arrepienten, hacen el azalá y dan el azaque, entonces ¡dejadles en paz!”. 

¿Cómo puede el mismo Dios tener por sagrada la vida humana y al mismo tiempo, permitir dar muerte?

5.- No mentirás/Miente


En el 8º Mandamiento, Dios nos dice: "No mentirás". Dios quiere que digamos siempre la verdad a los demás. Mentir es decir algo falso, es engañar. Es contrario a Dios y propio del Diablo. La mentira nos hace sentir culpables y lleva a muchos problemas. Dios tampoco desea que enjuiciemos o hablemos mal de otros. 

Los musulmanes predican, que Alá es el mismo Dios de los cristianos, para convencer y convertir el cristiano ignorante o simplemente a la persona que no conoce el Islam, sabiendo que están engañando, porque su dios Alá permite el engaño o la mentira, (Sura 8, 30) “Y cuando los infieles intrigaban contra ti para capturarte, matarte o expulsarte. Intrigaban ellos e intrigaba Alá, pero Alá es el Mejor de los que intrigan”.


¿Como puede ser el mismo Dios quien desea la verdad y quien, a su vez, permite el engaño y la mentira?


6.- Salvación/Condenación

En Romanos 5, 8-9 el apóstol Pablo nos dice: "Pero Dios mostró su amor para con nosotros en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Con mucha más razón, justificados ahora por su sangre, seremos librados por él del castigo." Dios se emociona con nosotros, los hombres, hasta el punto de ofrecer a su Hijo por nuestra salvación y no destruirnos.

Sin embargo, los musulmanes nunca tienen emociones de culpa tras las matanzas de infieles, porque es el deseo de Alá (Sura 8,17) “No erais vosotros quienes les mataban, era Alá quien les mataba. Cuando tirabas, no eras tú quien tiraba, era Alá quien tiraba, para hacer experimentar a los creyentes un favor venido de Él. Alá todo lo oye, todo lo sabe”

¿Cómo puede ser el mismo Dios quien ofrece su vida por los hombres y el que mata a los hombres?

7.- Gloria/Lujuria

En la 2ª carta del Pablo a Corintios 15, 50 leemos: ""Hermanos, os digo que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni lo corruptible heredará lo incorruptible."  

El mismo Jesucristo describe el paraíso en Mateo 22,29-30 “En respuesta, Jesús les dijo: “Ustedes están equivocados, porque no conocen ni las Escrituras ni el poder de Dios; porque, en la resurrección, ni se casan los hombres ni se dan en matrimonio las mujeres, sino que son como los ángeles en el cielo”. 

Sin embargo, la recompensa de un yihadista que mata y muere haciendo Al Yihad es la vida eterna en el paraíso con todos los placeres carnales que desea el hombre en la tierra según el Corán (Sura 56:,17-22) “Circularán entre ellos jóvenes criados de eterna juventud con cálices, jarros y una copa de agua viva, que no les dará dolor de cabeza ni embriagará, con fruta que ellos escogerán, con la carne de ave que les apetezca. Habrá huríes de grandes ojos”. 

Las Huríes son mujeres vírgenes eternamente, bellas con ojos grandes y brillantes. Según las tradiciones musulmanas, el yihadista en el paraíso tendrá 72 vírgenes y la fuerza de 100 hombres para satisfacer sus apetitos sexuales. Hay más placeres para el yihadista en el paraíso, no falta el vino, faltaría más (Sura 47,15) “Imagen del Jardín prometido a quienes temen a Alá: habrá en él arroyos de agua incorruptible, arroyos de leche de gusto inalterable, arroyos de vino, delicia de los bebedores”. 


¿Cómo va a ser el mismo Dios que dice que en el cielo no se unen los hombres y las mujeres y a la vez, lo "vende" como si fuera un burdel?

8.- Paz/Guerra

Jesucristo nunca ha recurrido a la violencia ni siquiera en defensa propia en el jardín de Getsemaní (Mateo 26,48-52). 

Jesús tampoco era un suicida pero, cuando tuvo que elegir entre morir o matar, optó por morir. Jesús murió por toda la humanidad, incluido los musulmanes. Después de su resurrección Jesús envió a sus discípulos por todo el mundo sin armas ni ejércitos, predicando la paz y el amor; el Evangelio, sabiendo que iban a sufrir incluso morir, de hecho el martirio es una moneda corriente en nuestra vida, los cristianos. 

Sin embargo, el Islam está fundamentado sobre la conquista militar y su historia, cargada de violencia y guerra. El Islam se extendió por “el filo de la espada”. Su objetivo principal es conquistar todo el mundo y obligar a todas las naciones a convertirse al Islam por la fuerza, si o si: “Él es Quien ha mandado a su Enviado con la Dirección y con la religión verdadera para que, a despecho de los asociadores, prevalezca sobre toda otra religión” (Sura 9,33).

¿Cómo puede el mismo Dios predicar la paz y a la vez, llamar a la guerra?


Así pues, por todo esto, que quede claro que: 

Alá no es el mismo Dios a quien yo rezo


martes, 18 de julio de 2017

¿LE DAMOS ESPACIO AL ESPÍRITU SANTO?


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“Bendeciré a Yahve que me aconseja; 
aún de noche me instruye. 
Tengo siempre presente al Señor, 
con él a mi derecha no vacilaré”. 
(Salmo 16)


¿Dejamos a Dios que nos aconseje? ¿Estamos creando espacio para el Espíritu Santo?

El  don del consejo es con el que el Espíritu Santo nos capacita para tomar decisiones concretas y el que nos ayuda a madurar espiritualmente, tanto individualmente como en comunidad y a no caer presa del egoísmo ni de nuestra forma de ver las cosas. 

La condición esencial para recibir este don es la oración: ”Señor, ayúdame, aconséjame: ¿Qué tengo que hacer ahora?" Con la oración hacemos espacio para que el Espíritu venga y nos aconseje que debemos hacer en cada momento. 
En la intimidad con Dios y escuchándole, dejamos de lado nuestra lógica personal, nuestro sentir terrenal… y en nosotros madura una sintonía profunda con el Señor que nos lleva a cerciorarnos de cuál es su voluntad. Es el Espíritu el que nos aconseja, pero tenemos que dejarle espacio para que lo haga. Dar espacio y rezar para que nos guíe siempre.

Pero el Señor también nos habla a través de la voz y el testimonio de mis hermanos… que nos ayudan a arrojar luz en nuestras vidas y a reconocer Su voluntad.


Cuando se trata de actividades parroquiales, el problema surje cuando la planificación de éstas no deja espacio para lo que el Espíritu Santo quiere hacer. Por supuesto, Dios puede [y trabaja] a través de una planificación dirigida por Él, bien ideada y bien preparada pero entonces, ¿cómo planificar y crear espacio para que el Espíritu Santo pueda operar?
Lo importante, como todo en la fe, es desapegarnos de nuestros egos, de nuestras brillantes ideas, de nuestros grandes talentos, de nuestros deseos de éxito. No buscando la fama ni el halago humano. Lo que buscamos es la gloria de Dios y por eso, queremos Espíritu Santo. Necesitamos Espíritu Santo.

Creo que es un error llamar demasiado la atención sobre nosotros mismos. Algunas de nuestras parroquias se han convertido en clubes de fans cristianos, mientras el Espíritu observa desde lejos.

San Agustín dijo: "Trabaja como si todo dependiera de ti y ora como si todo dependiera de Dios". Debemos orar y planear como si todo dependiera de Dios porque para que suceda algo sobrenatural, necesitamos el Espíritu Santo. Así que nuestra planificación debe ser la oración, un plan donde el Espíritu Santo esté en el centro. Él es quien puede hacer la diferencia. 

Hay cuatro formas sencillas para dar espacio a Dios en nuestras vida de fe:

1. Oración - Lo primero, como ya he dicho, es orar para conocer la voluntad de Dios. Algunos cristianos van tan deprisa que no tienen tiempo de orar y otros parecen permanecer constantemente en tierra de nadie. Tan solo necesitamos ponernos en Su presencia delante del Santísimo y escuchar. Ser pacientes, en silencio orante, lo que nos permite dejarnos llevar por las inspiraciones del Espíritu Santo.
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2. Biblia - El Espíritu Santo habla a través de la oración pero también a través de la Palabra de Dios. Su Palabra es creadora. Muchos de nosotros buscamos denodadamente escuchar la voz de Dios en lugares extraños. En nuestro servicio a Dios, debemos tener presente las enseñanzas del Evangelio. Cuanto más cerca estemos de la Palabra de Dios, más cerca estaremos del Espíritu Santo.

3. Tradición de la Iglesia - Dios habla también a través de su Iglesia, del Papa, de los santos, de los obispos...Desde el punto de vista teológico, la Tradición nos enseña unos elementos inmutables, que nunca cambian y siempre permanecen idénticos: el dogma y la moral. y otros que si pueden cambiar o son modificables: la liturgia, disciplina, y la acción pastoral del magisterio.

4. Compromiso - Muchas parroquias planifican los servicios donde los sacerdotes son los ejecutantes, y la asamblea es la audiencia. Parece más un concurso  "tú si que vales" que una comunidad parroquial. Pero para que la gente experimente la acción del Espíritu Santo, necesitan participar orando, sirviendo, cantando, adorando, hablando, comprometiéndose... Pasemos de una planificación estricta a una espontánea, demos a la comunidad alguna responsabilidad, desafiándola a participar.