sábado, 28 de diciembre de 2019

¿CÓMO EVANGELIZAR?

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"La evangelización es una cooperación en la obra Dios, 
fundamentada en la oración 
y dependiente de nuestra voluntad para comprometernos con Dios 
y de nuestra capacidad para estar cerca de Él." 
(Cardenal Robert Sarah)

Evangelizar es una cooperación en la obra salvífica de Dios. Es una misión y una función propia de los cristianos, por la cual compartimos nuestra fe y damos testimonio de la presencia de Dios en nuestras vidas. 

Evangelizar es anunciar a Jesús pero, además, es vivir y obrar como Él. Es hacer nuestra la Palabra de Dios. 

El papa Francisco dice que evangelizar es estar en salidapartir de una situación, no de una teoría” y demostrar cercanía a la gente, para “observar qué es lo que sucede”.

Sin embargo, en ocasiones, nos preguntamos cuáles son las claves de la evangelización, cómo llegar a otros, cómo evangelizar. 

La mejor manera para saber cómo evangelizar es mirar a Jesús. Cristo es a la vez el mensaje y el mensajero. Jesús evangeliza uno a uno y a las muchedumbres:

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A veces, haciéndose el encontradizo y escuchando, mientras camina hacia Emaús. 

Otras veces, con una sola mirada, mientras Pedro le niega. 

Otras veces predicando, mientras proclama las Bienaventuranzas.

Otras, sanando y curando a enfermos, mientras perdona sus pecados. 

Otras, incluso, durmiendo, mientras la barca con los apóstoles parece zozobrar en la tempestad.


Un evangelizador es un mendigo indicándole a otro mendigo donde conseguir pan. 

Entonces, ¿cómo puedo yo decirle a otro donde encontrar alimento? ¿cómo  puedo evangelizar? He aquí algunas sugerencias:

Con amor

La evangelización no es activismo, ni marketing, ni proselitismo, ni hablar intelectualmente sobre temas espirituales.
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Evangelizar es amar sinceramente a las personas. 

Es un mandamiento directo de Jesús: "Amaos unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos" (Juan 15, 12-13).

Sin embargo, no podemos hablar del Amor sin estar enamorados. Un evangelizador ama, ante todo, a Dios.

Es porque amamos a Dios y a los demás, que somos discípulos de Cristo, que queremos comunicar y compartir con los demás el Amor más grande. 

"En esto reconocerán todos que sois mis discípulos, 
en que os amáis unos a otros" 
(Juan 13, 35).

Con fe

La evangelización no trata de sentimientos, sensaciones o experiencias conmovedoras. Tampoco de compartir valores o principios. 
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La evangelización está sustentada por la gracia. Es el Espíritu santo quien nos otorga el don de la fe y nos lleva a caminar incluso cuando no sentimos ni vemos nada. 

El apostolado nace del encuentro con Jesucristo, que incendia nuestro corazón, que no puede guardar para sí la noticia de que Está vivo, y que necesita comunicarla imperiosamente.

"Sin la fe es imposible agradar a Dios; 
porque aquel que se acerca a Dios debe creer que existe 
y que recompensará a aquellos que lo buscan." 
(Hebreos 11, 6)


Con oración


Vivimos en un mundo agitado, ruidoso y convulso. Necesitamos silencio. 

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Un silencio de dos enamorados, de miradas cómplices, de paz y recogimiento. Un silencio orante.

Sólo es posible evangelizar mediante la oración. Sólo en oración estamos cerca de nuestro Señor y sólo así conocemos cuál es la voluntad de Dios. 

Sólo en comunicación con Dios, hallaremos respuestas a las necesidades evangelizadoras que nos surjan.


"En toda oración y plegaria presentad al Señor 
vuestras necesidades con acción de gracias. 
Y la paz de Dios, que sobrepasa toda inteligencia, 
guardará vuestros corazones 
y vuestros pensamientos en Cristo Jesús." 
(Filipenses 4, 6-7)

Con visión 

La visión es el objetivo hacia dónde vamos, el propósito que queremos alcanzar.

Resultado de imagen de visionCristo tenía muy clara su visión, su propósito en la tierra. Y lo cumplió hasta sus ultimas consecuencias.

También nosotros, debemos tener un objetivo, una visión, un sueño.

La visión exige de nosotros un compromiso y un deber para hacerlo realidad. 


""El hombre proyecta muchos planes, 
pero sólo se realiza el que quiere el Señor." 
(Proverbios 19, 21)

Con pasión 

Un apóstol es fervoroso, se apasiona y se entusiasma por la visión, para ofrecérsela al mundo, que la ha perdido. 
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Un evangelizador necesita reavivar continuamente la gracia del celo apostólico, de la pasión evangelizadora, pidiéndosela a Dios.

La sociedad ha perdido de vista a Dios. Incluso, muchas parroquias también han perdido la visión. En ellas, tan sólo existe la repetición de una tradición, de una rutina, de lo de siempre. Pero no hay pasión evangelizadora.


"Por eso te recomiendo que reavives la gracia de Dios, 
que te fue conferida por la imposición de mis manos." 
(2 Timoteo 1, 6)

Con cercanía

Jesús, durante su vida pública, estuvo tres años acompañando, acogiendo y escuchando. No sólo a sus discípulos sino a todo el que se le acercaba.
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Un evangelizador ha de acoger, acompañar, escuchar... en un mundo individualista y egoísta.

Crear espacios de encuentro con las personas donde se sientan queridos. 

Acompañar a otros con bondad, amabilidad y empatía.


"Es nuestro deber acoger a estos hombres, 
para ser así cooperadores de la verdad." 
(3 Juan 1,8)


Con humildad

La evangelización es una obra de Dios y no depende de nosotros. Somos siervos inútiles. Sin Cristo, nada podemos.
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Evangelizar no es la búsqueda de un reconocimiento público de nuestra fe. Es dejar la soberbia, la vanidad y orgullo a un lado.

Cuando afrontamos nuestro servicio a Dios con humildad, el Espíritu Santo se encarga de transformarnos y de convertirnos. 

Es entonces cuando nuestro humilde ejemplo se convertirá en  la evangelización que Dios desea que realicemos.

"Así también vosotros, 
cuando hayáis hecho lo que se os haya ordenado, decid: 
Somos siervos inútiles; 
hemos hecho lo que debíamos hacer".
(Lucas 17,10)


Con la comunidad

Resultado de imagen de imagen de comunidad cristianaLa evangelización no se realiza de forma individual sino en equipo, en comunidad. 

Jesús formó una comunidad de discípulos. Fundó una Iglesia para proclamar el mensaje hasta los confines de la tierra. 

Es su autenticidad, su fraternidad y su unidad las que transmiten el mensaje, provocando que las personas quieran adherirse a esa comunidad. 

"Todos los creyentes vivían unidos 
y lo tenían todo en común;
Todos los días acudían juntos al templo, 
partían el pan en las casas, 
comían juntos con alegría y sencillez de corazón, 
alabando a Dios y gozando del favor de todo el pueblo. 
El Señor añadía cada día al grupo 
a todos los que entraban por el camino de la salvación." 
(Hechos 2, 44-47)

Con coherencia

Resultado de imagen de coherenciaLa luz de Cristo se irradia al mundo si nuestra vida es ejemplar, si nuestra existencia es coherente. 

Un cristiano "vive lo que dice", como Jesús vivió lo que decía, hasta la muerte. 

Nuestra vida debe ser un lenguaje testimonial, vivencial. 

La evangelización debe ser nuestra propia experiencia de Jesucristo y de cómo Él actúa en nuestra vida.

"No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, 
ni de mí, su prisionero. 
Al contrario, soporta conmigo los sufrimientos por el evangelio, 
con la ayuda del poder de Dios." 
(2 Timoteo 1,8)


Con talentos 

Imagen relacionadaDios nos regala dones y talentos propios a cada uno para evangelizar. Nadie puede ampararse en decir que "no puede". 

El Espíritu Santo no elige a los capacitados sino que capacita a los elegidos.

Y, a la vez, suscita ese des
eo de comunicar la nueva noticia y nos descubre los carismas propios de cada uno.

"Todo don excelente y todo don perfecto viene de lo alto, 
del Padre de las luces, 
en el que no hay cambio ni sombra de variación." 
(Santiago 1, 17)


Con alegría 

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Dice el Papa Francisco que "La tristeza no es una actitud cristiana. Un cristiano no puede tener cara de pepinillo en vinagre."

Un cristiano es un evangelizador alegre. Proclama la alegría del Evangelio con alegría, como un don de Dios que nos colma y nos da la seguridad de que está con nosotros, aún en las dificultades y las adversidades.

"Alegraos en el Señor siempre; 
lo repito: alegraos." 
(Filipenses 4,4)

Con perseverancia


Jesús nos dijo que seguirle no sería fácil, que nos insultarían y nos perseguirían por causa de su nombre: "El criado no es más que su amo. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros; y si han rechazado mi doctrina, también rechazarán la vuestra" (Juan 15, 20).
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Hablar de Cristo no siempre es fácil. Anunciar su amor no es sencillo en un mundo egoísta. 

Un evangelizador es consciente de que no siempre tendrá respuestas satisfactorias. Aún así, debe ser irreprochable an su obrar, constante ante los retos y perseverante en las pruebas.

"Tened como suprema alegría 
las diversas pruebas a que podéis ser sometidos, 
sabiendo que la fe probada produce la constancia. 
Pero que la constancia vaya acompañada de obras perfectas, 
para que seáis perfectos, irreprochables, sin dejar nada que desear." 
(Santiago 1, 2-4)


Con valentía

Resultado de imagen de valentiaLa valentía no surge de la confianza en uno mismo, sino de las mismas palabras de Cristo, que nos invita a no tener miedo, a confiar, a salir al mundo a proclamar la buena nueva.

Jesús nos invita a tener audacia y valentía para ir a periferias, donde se encuentran las personas con problemas. 

Evangelizamos con ánimo y con coraje, porque Dios está de nuestro lado.

"Sé fuerte y ten ánimo. 
No temas ni te asustes, 
porque el Señor, tu Dios, 
estará contigo dondequiera que vayas" 
(Josué 1, 9)

miércoles, 25 de diciembre de 2019

"LOS DOS PAPAS": UNIDAD EN LA DIVERSIDAD

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La película "Los dos Papas", estrenada en Netflix, con Anthony Hopkins en el papel de Benedicto XVI y Jonathan Pryce en el papel del cardenal Jorge Bergoglio, ha suscitado cierta polémica y no menos controversia.

Aunque inspirada en hechos reales, el filme nos muestra una cuestión que no había tenido lugar desde hacía 600 años: dos papas conviviendo en el tiempo. 

La cinta (que ve visto dos veces) no deja de ser una historia de ficción desde una visión particular (y quizás poco católica) con el uso de continuos "flashbacks", sobre la personalidad de estos dos Obispos de Roma, y por tanto, no deberíamos darla como cierta. No es, ni mucho menos, Palabra de Dios.

Mientras escribía este artículo, escuchaba "Bohemian Rapsody", canción de Queen: Is this the real life? Is this just fantasy? Open your eyes, look up to the skies and see... ¿Realidad o fantasía?

Los Dos Papas
Creo que lo que tenemos que hacer es mirar al cielo y, desde los ojos de la fe, descartar un enfrentamiento de facciones en el seno de la Iglesia. Desechar la idea de la existencia de un Papa bueno y un Papa malo. Rechazar la idea de una Iglesia buena y una Iglesia mala. Sólo hay una Iglesia: la Iglesia de Cristo. 

Benedicto y Francisco son dos hombres elegidos por el Espíritu Santo para gobernar la sede romana en unidad, cada uno en un momento determinado. Dos hombres muy distintos pero leales a Dios y su Iglesia. Dos hombres de rasgos culturales muy dispares pero fieles al principio de la fe: "unidad en la diversidad"

Para mi, este es el punto álgido que me lleva a un análisis profundo de la película: cuál es el nexo de unión, quién es el centro de cohesión.

El mundo nos tienta con su obsesión enfermiza por la igualdad a toda costa y en todo nivel. Creo que nuestra sociedad (y nosotros con ella) confunde los términos, hablando de igualdad cuando pretende decir unidad.

Dios nos ha creado diferentes pero complementarios, distintos pero coincidentes, dispares pero armónicos. Para Dios, todos somos iguales en dignidad y valor, aunque diferentes en roles y dones. 

Estamos perfectamente diseñados para complementarnos mutuamente, en el matrimonio, en la Iglesia...para ser "una sola carne" (Génesis 2, 18 y 24). Es en la diversidad donde encajamos todos a la perfección como piezas de un puzzle; es en la diferencia donde encontramos nuestra fortaleza, nuestra ayuda, nuestro apoyo, porque si fueramos todos piezas iguales no se podría crear el "cuadro"

Dios nos ha creado a su imagen y semejanza, es decir, con muchos matices, con muchas peculiaridades. Es en la diversidad donde encontramos a un Dios que no cabe en una sola persona, que no puede definirse en un solo ser humano. Dios ha creado la diversidad para mostrarse totalmente.

Jesucristo no hizo distinción alguna con las personas, ni durante su vida pública ni en la Cruz, vino a salvar a todos, por amor a todos. 

La Sagrada Escritura, en el libro de Apocalipsis 7, 9 nos da una pauta clara sobre la unidad en la diversidad: "Vi aparecer una gran muchedumbre, que nadie podía contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua. Estaban en pie delante del trono de Dios y delante del cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos." Los cristianos somos diversos pero lo que nos une es Cristo. Lo que nos une es el Amor.

La Iglesia es una Madre que abre sus brazos a todos los hombres y pueblos, a todas las culturas y naciones, a todas las lenguas y razas. 

Efesios 4, 4-8 dice: "Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una es la esperanza a la que habéis sido llamados. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo y un solo Dios, padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos. Pero cada uno de nosotros hemos recibido un don en la medida en que Cristo nos lo ha querido dar." Cada cristiano tenemos distintos dones que Dios nos ha concedido, pero somos un sólo Espíritu, una sola fe, una sola Iglesia.

Volviendo a la película y sin entrar en valoraciones sobre su visión real o imaginaria de un conflicto eclesial entre conservadores y reformadores progresistas, sobre dos formas polarizadas de ser, de pensar y de actuar... 

Resultado de imagen de pelicula los dos papasLo que, desde los ojos del amor, podemos intuir es una gran relación amistosa y fraterna entre estos dos hombres de Dios. Dos sacerdotes muy humanos. Dos humanos muy sacerdotes.

Sin embargo, no comparto la supuesta enemistad entre ambos ni la imagen que nos muestra de un Francisco tan mundano y relativista, así como la de un Benedicto tan áspero y poco caritativo. Ninguno de los dos es así. El Espíritu Santo jamás se equivoca.

Si nos fijamos bien, podemos ver claramente cómo ambos obispos, que planean dimitir de sus respectivos puestos en la Iglesia, tratan de evitar que el otro renuncie desde un único modo de pensar, decir y actuar: el amor. 

Resultado de imagen de pelicula los dos papasEs el amor de Cristo y a Cristo lo que les une, aunque pudieran tener divergencias sobre gustos, ideas o puntos concretos sobre el gobierno de la Iglesia. No así sobre la fe cristiana. Ahí (la película también lo refleja, si la miramos bien) no hay disparidad. 

Anthony Hopkins como Benedicto XVI y Jonathan Pryce como el papa Francisco en 'The Two Popes'.Es importante que como católicos vayamos más allá de la descripción teatral y cinematográfica de los hechos narrados, de su veracidad o falsedad.

Hemos de contemplar maravillados esa relación tan cercana y respetuosa entre ambos: cómo se hablan, cómo se interpelan, cómo muestran sus aficiones y comparten sus gustos, y finalmente, cómo se confiesan el uno al otro. Es una escena de una ternura y misericordia sobrenaturales.

En conclusión, la película, lejos de crearme una dicotomía, una división o una dualidad en el seno de la Iglesia, lejos de suscitarme intranquilidad, inquietud, desasosiego o perturbación en la Cátedra de San Pedro, me ha emocionado y ha suscitado en mí el compromiso de incluirlos en mis oraciones diarias. 

Desde entonces, rezo por la santidad de ambos, le pido al Señor por Benedicto y por Francisco.

martes, 24 de diciembre de 2019

AUTENTICIDAD CRISTIANA: ¡FUERA MÁSCARAS!

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"Por sus frutos los conoceréis. 
¿Acaso se cosechan uvas de los espinos o higos de los cardos? 
Así también, todo árbol bueno da frutos buenos, 
pero el árbol malo da frutos malos. 
Un árbol bueno no puede dar frutos malos, 
ni un árbol malo frutos buenos. 
Todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego.
Por sus frutos los conoceréis"."
(Mateo 7, 16-20)

¡Qué difícil es ser auténtico hoy día! ¡Qué complicado es ser genuino!

Y la principal razón es que el diablo ha configurado un mundo superficial que intenta atraernos por caminos que los cristianos no debiéramos recorrer. 

Aquellos senderos por los que nos inducen a seguir los "vendedores de humo" de la publicidad y los "influencers" de los social media, y que nos conducen a una obsesión desmedida por la imagen, la apariencia y el "postureo". 

La autenticidad ha perdido valor. Lo único que cuenta es lo que expresamos al exterior. Cómo nos ven los demás, aunque sea "fake".

Los cristianos no somos inmunes a la tentación de ponernos máscaras para aparentar algo que no somos, ni tampoco estamos exentos de caer en la esclavitud del engaño y la hipocresía por el "qué dirán".

Pero debemos tener muy claro que, por mucha buena apariencia que demos a los demás, ante Dios no valen las máscaras.

Jesús nos enseña que "por sus frutos los conoceréis" y nos advierte que "no todo el que me dice Señor, Señor entrará en el reino de los cielos".

Resultado de imagen de hipocresia catolicoHay quienes se consideran a sí mismos buenos cristianos o tratan de parecerlo a ojos de los demás: son los hipócritas, a quienes tan duramente les reprende el Señor. 

Una cosa es lo que hacen y otra lo que son. Son árboles malos que, tarde o temprano, dan frutos malos. Son sepulcros blancos por fuera pero llenos de inmundicia por dentro.

A los hipócritas les gustaría ser lo que aparentan, pero no hacen nada por ser auténticos. 

Llevan una doble vida: piensan de una forma en privado, y actúan de otra en público. Ocultan sus fallos, maquillan sus actos y disimulan su orgullo ante los demás. Pero a Dios no pueden engañarle.

Deberían pensar muy seriamente en el momento de su muerte...cuando, en su juicio particular, se encuentren cara a cara con Dios y le digan "Señor, Señor", y que Él les diga: "No os conozco". ¡Sería terrible!

La hipocresía no es cristiana. La superficialidad no es cristiana. La mentira no es cristiana. Son tentaciones en las que los cristianos caemos con demasiada frecuencia. 

Resultado de imagen de autenticidadLa autenticidad cristiana consiste en ser honesto y veraz, auténtico y sin doblez, sin hipocresía y sin máscaras. 

Consiste en vivir los pensamientos, palabras y obras con coherencia y según la voluntad de Dios

Consiste, no en " parecer" sino en "ser", no en "hacer" sino en "dejarse hacer", dejarse cautivar por la autenticidad de Jesucristo y obrar como Él, sirviendo y amando a Dios.

Para no caer en la tentación de la hipocresía y ser cristianos auténticos, hay algunos tips que nos pueden ayudar:

Oración 
A través de la oración, descubrimos claramente lo que Dios quiere de nosotros. Cultivamos una conciencia auténtica de lo que quiere de nosotros en cada momento. La oración nos ilumina, nos fortalece y nos transforma, por la gracia, en cristianos auténticos. 

Obediencia
La coherencia de nuestra vida con la voluntad de Dios debe ser siempre lo primero, el valor supremo, por encima de nuestras pasiones o comodidades, de nuestros caprichos o intereses, de las modas o costumbres del mundo. Un cristiano auténtico siempre obedece a Dios antes que a los hombres. 

Buena Conciencia
La docilidad y fidelidad a la voz del Espíritu Santo suscita lo verdadero y auténtico en nuestra conciencia, lugar donde estamos a solas con Dios. Una buena conciencia es siempre capaz de llamar al mal, "mal" y al bien, "bien".

Bondad
Un cristiano auténtico busca ser bueno y no sólo aparentarlo. Actúa siempre cara a Dios, que es "su público" y no sólo de cara a los demás. Huye de la vanidad, del reconocimiento humano, del miedo a lo que los demás puedan pensar o decir de uno mismo. 

Humildad
Caer no nos hace incoherentes ni falsos si reconocemos nuestra debilidad para que Dios nos levante y nos ayude a emprender de nuevo el camino.  Lo fácil para el mundo es justificarse, maquillar la propia imagen ante los demás y ante uno mismo, y excusarse. Sin humildad no podemos ser honestos con nosotros mismos. 

Amor
Un cristiano auténtico ama Dios sobre todas las cosas. Siempre. Sin excusas. Ese amor, don divino por el que primero somos amados por el Señor, nos invita a reflejar Su amor y Su misericordia a otros. Aunque el amor no siempre sea recíproco ni merecido.

Alegría
A pesar de los problemas y dificultades, un cristiano auténtico tiene siempre puesta su atención en lo eterno y no en lo efímero. Y agradece cada día todos los regalos que Dios le concede.

Paz
A pesar de las pruebas y tentaciones, un cristiano auténtico conserva siempre la paz y calma, sabiendo que Dios las permite para consolidar nuestra confianza, aumentar nuestra fe y purificar nuestra alma.

Amabilidad
Un cristiano auténtico siempre muestra un interés verdadero por los demás, acoge y escucha a quienes se acercan a él con heridas y sufrimientos. Y jamás juzga.

Fe
El don de la fe nos conduce a una certeza confiada en las promesas del Señor. Un cristiano auténtico siempre le pide a Dios que aumente su fe. Es lo que cree. Hace lo que cree.


"Examinaos a vosotros mismos a ver si estáis firmes en la fe; 
poneos vosotros mismos a prueba. 
¿No reconocéis que Jesucristo está en vosotros? 
A ver si es que no superáis la prueba" 
(2 Corintios 13, 5)

domingo, 22 de diciembre de 2019

SIGNOS NAVIDEÑOS


Hoy es el último domingo de Aviento y nuestro párroco D. Andrés, nos ha exhortado a buscar el significado de los signos, símbolos y costumbres tradicionales de la Navidad. 

A veces, olvidamos cuál es su importancia, su sentido y su propósito, su significado, sus signos y sus símbolos. 

La Navidad no es tanto un tiempo de vacaciones o fiesta, de consumo o regalos, de cenas o de lotería, sino más bien, un tiempo de preparación, de alegría, de celebración...por la venida de Dios a nosotros.

Es un período de felicidad que expresamos y ambientamos con adornos, luces, felicitaciones, anuncios, regalos…símbolos que tienen, cada uno, un significado muy profundo.

Los principales símbolos católicos de la Navidad son la Corona de Adviento, el Árbol de Navidad y el Nacimiento o Belén.

Corona de Adviento

La corona de Adviento es el primer signo  que nos anuncia la Navidad. Está compuesta por ramas verdes de pino o abeto, y cuatro velas, que representan el transcurso de las cuatro semanas de Adviento.

La luz que emana de cada vela encendida es la re
presentación de Cristo, luz del mundo, que trae ilusión y esperanza, que rompe las tinieblas y las vence, ocupando su lugar.
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Cuatro velas que decoran la corona, que simbolizan la fe y el amor consumido en favor de la causa del Reino de Dios y, también, la victoria del bien sobre el mal, el triunfo del día sobre la noche.

Cuatro colores que se corresponden con el de las vestiduras litúrgicas (casullas) del sacerdote durante los domingos de Adviento:

- el morado, color de profundización espiritual, preparación y penitencia, durante las tres primeras semanas de Adviento.

La vela morada es la primera en encenderse, en el primer domingo de diciembre, para ex
presar nuestra vigilancia, penitencia y arrepentimiento, y para suplicar el perdón de Dios. Puede ser sustituida por una vela amarilla, con la que confirmamos nuestra fe en Jesucristo.

- el verdecolor de esperanza y de vida eterna. Es el único que no se utiliza durante el Adviento.

La vela verde se enciende el segundo domingo de Adviento, para expresar nuestro comienzo en el camino. Puede ser sustituida
 por una vela de color azul celeste, con la que estaríamos aceptando la justicia de Dios.

-el rosa, unión del morado y el blanco, color de disposición y de alegría

La vela rosa se enciende en la misa del domingo de Gaudete, tercera semana de Adviento, para disponer nuestro corazón a acoger a Jesús y también, para expresar nuestro jubilo por la cercanía de la llegada de Dios.

- el rojo, color de amor y de Espíritu Santo.  

La vela roja se enciende en último lugar, el último
 domingo de diciembre, para representar el amor incondicional de Dios hacia nosotros y confirmar nuestro amor a Dios, Nuestro Señor.

-e
l blanco, color de pureza, de paz y de luz.

La vela blanca se enciende el día de Navidad, para simbolizar ese tiempo de paz y de luz, así como para expresar nuestro júbilo por el nacimiento de Dios.

Árbol de Navidad

Aunque muchos piensan que el árbol de Navidad es una tradición pagana, esta tradicional costumbre tiene su base católica a comienzos del siglo VIII, gracias a San Bonifacio, monje benedictino que evangelizó a los pueblos paganos de Germania.

Esta tradición viene de cuando, el día de Navidad, San Bonifacio taló una encina que era símbolo de dioses paganos y plantó, en su lugar, un abeto que representaba a Jesucristo. 

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Desde entonces, el abeto de Navidad, árbol de hoja perenne, es un símbolo de Jesucristo. Un árbol que representa la vida eterna, que se reviste de nuestros pecados (adornos y bolas) para dar esperanza e iluminar nuestras vidas (luces navideñas).

Es símbolo, también, del Plan de Salvación de Dios, ya que por un árbol entró el pecado en el mundo en el Edén, y por un árbol o madero (la Cruz), se restauró en el Calvario.

Los adornos que ponemos en el árbol, también tienen su significado especial:

-La estrella, símbolo de guía, en referencia a la estrella de Belén.

-Las bolas, originariamente manzanas, símbolo de las tentaciones. Según su color, simbolizan distintas cosas: azules (Arrepentimiento y Contricción), plateadas (Agradecimiento y Alegría) doradas (Alabanza y Gloria), rojas (Súplica y Petición)

-L
a guirnaldas y espumillones, símbolos de unidad y alegría.

-Las luces, originalmente velas, simbolos de la luz de Jesús que ilumina el mundo

Nacimiento o Belén

La representación del Nacimiento o Belén, es una tradición iniciada por San Francisco de Asís, cuando, en la víspera de Navidad del 1223, movido por el deseo de revivir el nacimiento del Señor en el establo, montó el primer Belén viviente, con personas y animales reales, en una cueva del bosque de Greccio (aldea italiana en la Toscana).
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Desde entonces, muchos países, fundamentalmente latinos, adoptaron esta tradicion de representar la escena del nacimiento de Jesús con belenes y nacimientos, figuras y decorados que rememoran el momento.

A través del nacimiento, las familias católicas contemplamos y representamos el amor, la sencillez y la austeridad de la Sagrada Familia en un establo, acompañados por el calor de unos animales y la alabanza de ángeles y pastores.


L
as figuras más importantes del Belén o Nacimiento y sus símbolos son:

E
l Portal: sencillez y recogimiento.

San José: obediencia y fortaleza.

La Virgen María: fidelidad y el amor a Dios.

El Niño Jesús: amor y salvación.

El Buey y la Mula: calidez y cordialidad, humildad y modestia. Aunque ninguno de los textos del Evangelio hablan de la presencia de estos animales, se trata de una reminiscencia del texto del profeta Habacuc, que dice que “el Mesías se manifestará entre los animales” y que se nos muestran en los escritos apócrifos de los primeros tiempos del cristianismo.

Los Ángeles: bondad, inocencia y pureza. Los ángeles anuncian una buena noticia, el nacimiento del Hijo de Dios, cantando el Gloria: “Gloria en el cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”.

Los Reyes Magos
: sabiduría y alabanza. El Evangelio de Mateo es el único que relata la venida de los sabios de Oriente. 
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En el siglo V, Orígenes y San León Magno les denominan reyes magos, en el siglo VII se les nombra como Baltazar (derivación de Baal-Shur-Usur-Baal, que protege la vida del rey), Melchor y Gaspar y en el siglo XV, se les atribuyeron etnias: Melchor de raza blanca, Gaspar, amarillo y Baltazar, negro, para simbolizar el conjunto de la humanidad que ve y conoce al Salvador.

Llevan oro, incienso y mirra al niño rey, Dios y Salvador, que simbolizan la naturaleza real y divina de Jesucristo.

Los Pastores: servicio y alegría.

Las Ovejas: obediencia y docilidad.

La Estrella: renovación y esperanza. La Estrella representa el firmamento eterno donde reside la Divinidad y la Fe que debe guiar e iluminar la vida del cristiano. Tiene 4 puntas que representan los puntos cardinales de la tierra: norte, sur, este y oeste, de donde vienen los hombres para adorar la gran luz que es el Hijo de Dios, y que además recuerda que Él vino por todos.

El resto de las
figuras, lavanderas, herreros, soldados, etc., son personajes añadidas para dar mayor realismo a la escena.

Canto del Gloria y Villancicos

Si el Aleluya es el canto propio de la Pascua, el Gloria es el canto propio de la Navidad, ya que es el himno que los ángeles cantaron cuando nació Jesús en Belén.

Por ello, en nuestras celebraciones litúrgicas navideñas, cantamos el Gloria con solemnidad, para significar así la alegría que los cristianos tenemos porque ha nacido nuestro salvador, a semejanza de la alegría de los ángeles la noche de Navidad en Belén. 
El clima navideño también se hace bien patente con las canciones populares propias de Navidad, los villancicos, que nos hablan del nacimiento de Jesús, de la Virgen María, San José, de los ángeles, etc. y son un modo muy sencillo de adorar al niño Jesús.

Campanas y Tarjetas navideñas

Las campanas son un signo de anuncio y convocatoriaSimbolizan el respeto al llamado divino y evocan todo lo que está suspendido entre el cielo y la tierra y, por lo tanto, son el punto de comunicación entre ambos.
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Los christmas o tarjetas navideñas tienen su origen en Inglaterra, donde Sir Henry Cole, en 1843, encargó reproducir en una imprenta una escena navideña que fue pintada y dibujada por un amigo. 

Luego, escribió en las tarjetas unos breves deseos de felicidad y, después de firmarlas, las envió a sus familiares y amigos. 

Con las tarjetas navideñas, mostramos nuestro cariño y recuerdo a nuestros seres queridos con buenos deseos y felicidad.

Papá Noel

Papa Noel o Santa Claus, fue en realidad, San Nicolás, obispo de Mira en el siglo IV, en Licia antigua, al suroeste de Asia Menor, de la actual Turquía.
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Fueron colonizadores holandeses los que llevaron la devoción del santo a los Estados Unidos, donde, a mediados del siglo XIX, la imaginacion popular le transformó en un simpático viejecito, cambió sus originales vestiduras rojas de obispo por el traje y gorro rojos, le añadió la gran risa bonachona, la barba larga y blanca, el saco lleno de regalos y el trineo volador tirado por renos.

Su fama de nobleza y generosidad durante su vida, extendida de Europa a todo el mundo, le convirtió en el simpático personaje que regala juguetes, caramelos y cariño a todos los niños. 

¡FELIZ NAVIDAD!