miércoles, 14 de octubre de 2015

MIS CHARLAS EN ALPHA: EL CRISTIANISMO FALSO, ABURRIDO E IRRELEVANTE?

“Si el cristianismo es falso, no es importante. 
Si es cierto, es infinitamente importante. 
Lo único que no puede ser es medianamente importante” 
— C.S. Lewis 


Durante muchos años me he sentido alejado de la fe católica y de la Iglesia por varias razones:

Me parecía una pérdida de tiempo y un sin sentido ir a misa.
Me parecía todo una gran mentira porque así me lo habían inculcado desde pequeño.
Me parecía que no aportaba nada de interés, nada que no supiera y nada que me afectara.
Me parecía un síntoma de debilidad apoyarme en algo no tangible.
Me parecía que yo no lo necesitaba, que era para otras personas perdidas y sin rumbo.
Además, qué podía ofrecerme alguien que vivió hace 2.000 años en un lugar muy alejado del mío, con unas personas muy diferentes a mí y con unas costumbres opuestas a las mías.

Echando la mirada atrás, estoy absolutamente convencido de que la culpa no era del cristianismo sino mía porque nunca había prestado mucha atención ni tampoco había abierto mi corazón a una frase que dijo Jesucristo que, en cierto modo, resume el cristianismo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Juan 14,6).

YO SOY EL CAMINO (dirección para un mundo perdido)

Yo vivía bien, una vida sin necesidades básicas, sin problemas económicos o materiales: tenía mi casa, mi coche, mi mujer, mi familia, mis amigos, mi intensa vida social y laboral. Todo iba bien "por fuera". No me preocupaba por nadie y menos por nadie. Sencillamente creía vivir lo que era mi vida. Alcanzaba lo que creía querer, pero nunca tenía suficiente. siempre buscaba algo que estaba por llegar: éxito, felicidad, placer, diversión, fama, más dinero...pero cuando llegaba, no era suficiente.

Algo faltaba. Había siempre un vacío que no me llenaba. No tenía un camino ni un rumbo que me llevara a ningún sitio. Y aunque yo no era consciente y no sabía qué, un buen día empecé a llenarlo: al acercarme a la Iglesia cuando nos mudamos a un barrio nuevo gracias a la persistencia de mi mujer.

Cuando murió su bendita madre (mi suegra) empecé a acompañarla a misa porque creía que era mi deber para con ella y con mi suegra, por lo buena persona que fue toda su vida, por ejercer de madre conmigo y que justo antes de morir de cáncer y en la cama del hospital, me dijo al oído: Cuídala!

Y mira por dónde...hasta incluso hoy me sorprende: no sólo no me aburría, sino que interesaba lo que oía y me enganchaba. Empecé a oír con los "oídos de Dios" y a ver con los "ojos de Dios".

Hoy estoy convencido que la razón fue porque el Espíritu Santo puso en mi camino a personas que cambiaron mi forma de ver a la Iglesia, no como un lugar de "beatos y de monjitas" sino como un lugar donde se brinda ayuda, salud y conocimiento que, precisamente a mí, me faltaba. 

Surgieron las preguntas en mi corazón: cual era el propósito de mi vida, su significado, para que había venido yo a este mundo. También me planteaba de dónde vengo, a dónde voy, tiene algún sentido importante mi vida, si había venido a vivir unos años y luego morir, y después qué? Buscaba un camino que desconocía hasta entonces puesto que yo seguía el mío de forma egoísta e interesada.

El cambio no se produjo milagrosamente de la noche a la mañana. Fue con el tiempo y poco a poco, que accedí a ir formando parte de diversas actividades de la Iglesia:

Participé junto a mi mujer y mis hijos en una experiencia inolvidable y que fue un punto de inflexión: la JMJ con la visita del Papa Benedicto XVI a Madrid, algo que hasta entonces nunca le había dado la más mínima importancia (la visita de u
n ancianito vestido de blanco ante el que todo el mundo se vuelve loco, pensaba).

Esa experiencia nos motivó tanto a mi mujer como a mi a formar parte de un grupo de matrimonios de vida y fe.

Conocimos a Luis José, párroco y amigo al que desde hace cuatro años seguimos de casa en casa y de parroquia en parroquia.

Fruto de los más de tres años que nos venimos reuniendo (este es el cuarto) todo el grupo de matrimonios editamos un libro sobre nuestro credo personal con mucho amor, orgullo y satisfacción de haber experimentado en varias ocasiones la presencia de Dios a través del Espíritu Santo (quién me ha visto y quién me ve).

Más tarde, empecé a ser parte activa, cada domingo sin falta (hubiera o no fútbol), en las homilías, no sólo escuchando atentamente sino preparándolas de antemano y recapacitando sobre ellas después. Hasta tal punto de gozar con el privilegio de ayudar a comulgar a los demás y de ser parte activa de la parroquia. (dice siempre mi mujer qué si me vieran mis padres o mis amigos, no lo creerían).

Creo que ahora sí puedo decir que soy cristiano. Sigo a Jesús, le tengo a mi lado y ha llenado mi corazón porque Él es el camino hacia Dios, hacia todo lo bueno que nos tiene preparado y prometido.

Y ahora, absolutamente convencido e involucrado como discípulo misionero en la tarea que Dios nos a encomendado de llevar la Buena Noticia "hasta el confín de la tierra", para que todo el que quiera, conozca a Jesús.

Finalmente, he comprendido que para ir al destino elegido hay que ir por la carretera correcta. Si no, o te pierdes o te equivocas.

YO SOY LA VERDAD (realidad en un mundo confundido)

Muchos  dicen que "no importa lo que creas con tal de que seas sincero". Bueno, también puedes estar sinceramente confundido (Hitler era sincero en sus creencias pero estaba completamente equivocado).

Otros dicen: "Puede que el cristianismo sea bueno para ti, pero no para mí"Al principio, pensaba igual: si Cristo no es verdad, no pasa nada, con seguir con mi vida, todos tranquilos! Pero luego me dije: y si es verdad?...entonces pasa mucho: porque Él permite alcanzar la plenitud interior y exterior. Y me pregunté: ¿qué pierdo por intentar descubrirlo?. Y así empecé.

Incluso, algunos cristianos conocen y creen que Jesús es la verdad, pero no le experimentan. Se consideran cristianos porque están bautizados, porque se casan en la Iglesia o porque van a misa los domingos por rutina, obligación y así cumplen para el resto de la semana. Pero Cristo no está presente en sus vidas.

El concepto de la verdad puede definirse como conocimiento intelectual sobre algo o alguien, pero además es conocimiento personal sobre algo o alguienyo sé que comer adecuadamente es bueno para la salud, pero si no como, si no lo experimento personalmente, cómo sé que es bueno, sólo porque lo digan otros?.

Contaré una anécdota: Siempre he sido desde pequeño, muy aficionado al fútbol,  a verlo y a practicarlo (llegué a ser casi profesional). Mi equipo siempre ha sido (y será) el Real Madrid y mi ídolo, cuando era pequeño, Carlos Santillana. A través de los periódicos y de la televisión veía sus goles, su forma de cabecear,  de ganar títulos, de luchar hasta el final, etc. Yo tenía conocimiento intelectual de Santillana, jugador.

Con el paso de los años, por casualidad, llegué a conocer personalmente a Santillana. Soy amigo íntimo suyo y él, mío; conoce a toda mi familia y yo a la suya, voy a su casa y él a la mía, compartimos vivencias, tomamos el aperitivo, salimos a comer o a cenar juntos, vamos al Bernabeu juntos, veraneamos juntos desde hace años en el mismo sitio e incluso jugamos juntos al fútbol (él mejor que yo, claro). Es decir, tengo conocimiento personal de él.

La Biblia nos habla de Jesús, de su vida, de su carácter, de su forma de hablar y de enseñar, de sus milagros, etc. Nos aporta conocimiento intelectual sobre Cristo. Pero Jesucristo es algo más: es una experiencia vital y de salvación y aunque, podemos asombrarnos con lo que sabemos sobre Él, si no lo experimentamos, no sirve de nada. Ahora que le conozco, le siento y le experimento en mi corazón, puedo ampliar lo mucho que dice la Escritura sobre Él, porque tengo conocimiento personal de Jesús.

YO SOY LA VIDA (vida en un mundo de tinieblas)

Jesús vino al mundo a morir para liberarnos de las cosas que destruyen la vida, de todo lo malo de la vida. Con su resurrección conquistó y venció a la muerte y nos ofreció la vida.

Dios me ama a mí y a ti, también. Y vino a la tierra a vivir con nosotros y como nosotros, dio su vida por nosotros porque nos ama, a pesar de  nuestros errores y de nuestros pecados.

En la cruz, cargó con todo lo que tú y yo y el resto de la humanidad hemos dicho mal, hemos hecho mal o pensado mal. Murió en nuestro lugar, murió por mi y por ti y por todos los seres humanos, creyésemos en Él o no. Así de grande es su amor. 

Por medio de la cruz y gracias a ella, nuestra culpa puede ser eliminada. Nos libera para transformarnos en las personas que realmente anhelamos ser (consciente o inconscientemente), nos rescata del miedo a la muerte y de todos los miedos, nos renueva para conocer a Dios y para amar de una forma nueva a los demás, tal y como Él nos enseñó.

¿Por qué es tan importante esto? porque se trata de salir de uno mismo e influir en el mundo, que urgentemente necesita ser transformado.

Y eso no es nada fácil. Hoy día no es sencillo ser cristiano: ser cristiano cuesta, pero no es nada aburrido sino emocionante y llena cualquier vacío. Yo lo he experimentado y lo experimento día a día.

Hay una anécdota preciosa que escuché en una homilía y que define cómo es el corazón humano: 

Un hombre había pintado un cuadro maravilloso. El día de la presentación al público, asistieron las autoridades locales, fotógrafos, periodistas, y mucha gente, pues se trataba de un famoso pintor, de un reconocido artista. Llegado el momento, se descubrió el cuadro, que estaba tapado. Y todos lo recibieron con un caluroso aplauso.


Era una impresionante figura de Jesús tocando suavemente la puerta de una casa. Jesús parecía vivo. Con el oído junto a la puerta, parecía querer oír si adentro de la casa alguien le respondía. 



Todos admiraban aquella preciosa obra de arte. Un observador muy curioso, encontró un fallo en el cuadro. La puerta no tenía cerradura. Y le preguntó al pintor: “¡Su puerta no tiene cerradura! ¿Cómo se va a poder abrir?“ ¡Vaya fallo! 

El pintor tomó su Biblia, buscó Apocalipsis 3, 20 y le pidió al observador que lo leyera:

"He aquí, yo estoy á la puerta y llamo: si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” 



”Así es”, respondió el pintor. “Esta es la puerta del corazón del hombre: Sólo se abre por dentro.

Seguir a Jesús, ser cristiano no significa simplemente una adhesión externa y cómoda, o limitarse a recibir sus bendiciones. 



Implica un compromiso, renunciar a uno mismo, tomando la cruz del trabajo, del esfuerzo, de la burla o incluso de la persecución por causa de nuestra fe. 



Es necesario estar dispuesto a darlo todo, para ganarlo luego todo, según Su promesa. 

Requiere expresar nuestra gratitud y confianza en Él, en su misericordia y su perdón. 

Y para ello, es necesario CONOCERLE. Nadie puede confiar en alguien si no le conoce.


Por todo ello, El cristianismo…no es aburrido: consiste en vivir la vida al máximo; no es falso: es la verdad; no es irrelevante: transforma nuestras vidas completamente.





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