jueves, 27 de octubre de 2016

LO QUE NO HAY QUE DECIR EN UN DUELO


Cuando un amigo o familiar sufre la muerte de un ser querido, por lo general, buscamos palabras adecuadas para dar ánimo. Generalmente intentamos ofrecer apoyo, pero a veces se convierten en palabras vacías que no acompañan. Sin querer, derivan hacia el efecto contrario de lo que intentamos expresar. Casi ninguna palabra recobra el ánimo de quien ha perdido a alguien y menos una sugerencia "gratuita".

Por lo tanto, debemos ser cuidadosos y no tratar de alentar ofreciendo nuestros consejos. Lo que debemos hacer es acompañar y acoger. Tan sólo tenemos que estar presentes con ellos en la oscuridad. El dolor, el lamento y la tristeza son parte de la vida, pero los cristianos tenemos algo que otros no tienen: nuestra fe. Una fe que acoge, que acompaña, que abraza.

Existen tres frases que deberíamos dejar de decir a alguien que ha perdido recientemente a un ser querido. Estas frases simples, tal vez, suenen reconfortantes en la superficie, pero por lo general sirven de poco como bálsamo para el sufrimiento.

"Está en un lugar mejor"

Esta frase tiende a hacer que la persona que está de duelo sienta que lo que decimos no es creíble. En otro momento, esta frase tiene sentido, pero en un duelo puede percibirse como un cierto abuso espiritual

Cuando Jesús fue a ver a María y Marta después de la muerte de su amigo Lázaro, él hizo algo muy sencillo: Lloró. Él no dijo: "Lázaro está en un lugar mejor", sino que se unió a ellas en duelo. 

Ante una situación de dolor y pérdida, la empatía es la respuesta. Es mejor que nosotros seamos percibidos también como seres vulnerables, en lugar de soltar una frase espiritual. Debemos resistir la tentación de dar una dosis rápida de esperanza y en su lugar, ofrecer nuestra solidaridad.

"Ya no está sufriendo más"

Cuando alguien sufre una pérdida, no está buscando consuelo en el sufrimiento o no de la persona que se ha ido. 

Nadie quiere que su ser querido sufra. Quien sufre es el que queda porque lo que quisiera desesperadamente es que el que se ha ido, estuviera aún presente. 

Si volvemos a fijarnos en Jesús ante la tumba de Lázaro, no podemos imaginarle diciendo a María o Marta: "Bueno, al menos él no está sufriendo más". 

Sonaría como "salir del paso", como "borrón y cuenta nueva", como decir "da igual". Jesús sufría el mismo dolor que ellas, y entre lágrimas, conectó con ellas, se unió a su sufrimiento.

"El tiempo cura todas las heridas"

Esto es cierto, pero es un terrible cliché y se trivializa el agudo dolor que se siente en ese momento. 

Una persona que pierde un ser querido está conectado a ellos a través de su dolor. Es difícil separar el dolor del amor, durante los primeros momentos de la pérdida. 

Debemos evitar tópicos y frases manidas. Suenan siempre artificiales, poco naturales. No expresan realmente un sentimiento real.

Recuerda que nuestra labor nos es tratar de curarlos o sanarlos, sino sentir profundamente la pérdida con ellos en el contexto de nuestra fe. 

Llorar, abrazar, orar y estar presente en la pérdida. No nos apresuremos a tratar de eliminar el dolor, porque al hacerlo, es posible que pasemos por alto que el consuelo siempre viene de Dios.










2 comentarios:

  1. Muchas gracias por los consejos, la verdad es que vienen muy bien, hay que saber tratar una situación así....

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  2. Bueno gracias por esta pequeña guía de qué no decir... la verdad es que son momentos complicados en los que una palabra sin mala intención puede hacer mucho daño....

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