El cristianismo en España tiene una larga historia de casi dos mil años y se remonta a la evangelización por parte de Santiago apóstol. Se dice que Jesús le dejó a Pedro su Iglesia; a Juan, a Su Madre, la Virgen María; y a Santiago, España.
Después de veinte siglos, más de la mitad de los católicos del mundo hablan español gracias a Santiago Apóstol, a los Reyes Católicos y, en general, a España, tierra de santos, mártires y misioneros que la convierten en depositaria de la identidad evangelizadora en el mundo.
Sin embargo, la Católica España, la única en la historia que derrotó y reconquistó al Islam esta bendita “tierra de María”, la que evangelizó a todo un continente entero y cuyos misioneros llevaron la Cruz de Cristo hasta los confines de la tierra, la que hizo al mundo hablar con Dios en español, esa España...está recibiendo los golpes más virulentos de Satanás y de sus servidores.
La España luz de Trento, martillo de herejes, cuna de santos. La España que derrotó a la media luna en Lepanto salvando a la Cristiandad de una nueva invasión islámica. La España que luchó y venció al protestantismo de Lutero y al liberalismo de Napoleón y al comunismo ateo, a la Internacional Socialista y a la masonería, ha izado la bandera blanca del relativismo, símbolizando su rendición.
Satanás tiene como blanco principal a España y así lo atestiguan las palabras y acciones tanto de sus secuaces externos (yihadistas e islamistas) como de los internos (progres y radicales de la izquierda).
Los furibundos ataques vienen principalmente del exterior, pero lo más peligroso y letal es la actitud de los que forman esa España católica, que al callar está pecando por omisión.
Pérdida de identidad
Según la Iglesia, en la actualidad, España es el octavo país católico del mundo por número de fieles, en torno a 37 millones de personas (87,79 % de la población), y su estructura institucional es de las más desarrolladas (70 diócesis, 25.281 sacerdotes, 13.364 religiosos masculinos, 52.243 religiosas femeninas y 22.680 parroquias).
La mayoría de los españoles sigue asistiendo a la iglesia para los sacramentos cristianos (bautizo, comunión, boda, funeral), aunque el porcentaje de seguimiento de estas prácticas se ha reducido sustancialmente: las bodas civiles han pasado del 24 % en 2000 al 44 % en 2006.
Los nombres que se ponen a los hijos siguen siendo los cristianos, incluso entre los no creyentes, aunque la tendencia se reduce cada año.
El calendario laboral sigue marcado por las "fiestas de guardar", con independencia del valor espiritual que les de por parte de quienes las disfrutan, puesto que domingos, festivos y vacaciones están casi mayoritariamente secularizados y sometidos a las nuevas formas de ocio, en lugar de para dar gracias y alabar a Dios.
El calendario laboral sigue marcado por las "fiestas de guardar", con independencia del valor espiritual que les de por parte de quienes las disfrutan, puesto que domingos, festivos y vacaciones están casi mayoritariamente secularizados y sometidos a las nuevas formas de ocio, en lugar de para dar gracias y alabar a Dios.
La secularización se ha instaurado de forma generalizada en todos los ámbitos de la vida social española y pone en entredicho muchos aspectos relativos a la fe católica en España: las misas en televisión, la financiación de la Iglesia, el uso y disfrute de los edificios religiosos, la Semana Santa, la Navidad, etc.
Los que se declaran católicos
Según una encuesta del CIS de 2016, los españoles que se declaran católicos son cada vez menos. Si hace 10 años el 79% de los entrevistados se identificaba con esta confesión religiosa, hoy este porcentaje sólo alcanza ahora al 72,1% de la sociedad española. Es decir, siete de cada 10 personas. El 2,4% se declara creyente de otra religión, el 13,3% no creyente 13,3 %, y el 9,8% ateo.
Los que asisten a misa
Sin embargo, aunque la mayoría de los españoles continúa declarándose católicos, no ocurre lo mismo con el cumplimiento del precepto dominical. Más de la mitad de los españoles declaran no asistir a misa "nunca o casi nunca". Según la misma encuesta, la frecuencia de asistencia a misa u otros oficios religiosos, sin contar las ocasiones relacionadas con ceremonias de tipo social, por ejemplo, bodas, comuniones o funerales es: casi nunca 59,4 %, varias veces al año 14,7 %, alguna vez al mes 8,8 %, casi todos los domingos y festivos 14,2 %, varias veces a la semana 1,8 %.
La asistencia a misa es mayor entre mujeres que entre hombres, entre personas mayores que entre jóvenes, entre personas de menor renta que entre los de mayor renta, así como entre los que residen en municipios con menos de 10.000 que entre las que viven en pueblos mayores o en ciudades. Hay una mayor praxis rural que urbana.
Por último, el sur de España es mucho más participativo que el norte por su presunta devoción mariana, la Semana Santa, las romerías, etc.. Sólo tres Comunidades Autónomas mantienen una práctica religiosa superior al 25% de la población: Castilla y León, Castilla-La Mancha y Navarra.
Los que se casan por la Iglesia
Según el Instituto nacional de estadística, hace tan sólo 15 años, siete de cada 10 bodas (el 70%) se celebraban según el ritual católico. Sin embargo, en el año 2013, sólo tres de cada 10 bodas (30%) se celebraron en el marco de una Iglesia.
Los que bautizan a sus hijos
Desde el año 2007, el número bautismos no ha dejado de reducirse. No es una cuestión provocada por la natalidad sino por el deseo de los padres de ofrecer a sus hijos una "fals libertad de elección". En el año 2013 nació un 13% menos de niños que en el 2005. Sin embargo, se registró un 21% menos de bautizos, según datos proporcionados por la Conferencia episcopal de la Iglesia española.
Los que son jóvenes católicos
La sociedad española en la medida que avanza en su "progreso y modernización", se seculariza de manera directamente proporcional, particularmente con los jóvenes, de los que sólo un 10,3% se declara católico practicante. En el año 2002 era un 29,2%.
España ya no es un país católico. La radiografía de un católico español podría establecerse como la de una mujer, mayor de 65 años, que vive en el ámbito rural, de clase obrera y con educación primaria o secundaria, generalmente del interior de España.
¿Qué significa ser católico?
La gran mayoría de los españoles no aceptan los postulados de la Iglesia Católica ni van a misa, ni leen (o tienen) la Biblia, ni se casan por la iglesia, ni se oponen al aborto o a las uniones entre personas del mismo sexo, ni cumplen la cuaresma, ni la castidad prematrimonial ni tantas otras cosas.
Sin embargo, se niegan a declararse ateos o agnósticos, llevan a sus hijos a la escuela concertada católica, siguen celebrando las procesiones en Semana Santa, van a romerías (Rocío) y a peregrinaciones (Camino de Santiago).
Sin embargo, se niegan a declararse ateos o agnósticos, llevan a sus hijos a la escuela concertada católica, siguen celebrando las procesiones en Semana Santa, van a romerías (Rocío) y a peregrinaciones (Camino de Santiago).
Existe una gran contradicción entre el hecho que tres de cada cuatro españoles sigan declarándose como católicos pero sólo uno de cada diez españoles vaya a misa. Por ello, algunas cuestiones principales que deberíamos hacernos son ¿qué significa ser católico? ¿Definirse católico es suficiente para ser católico? ¿qué contradicción encierra la palabra "católico practicante"?
Según la Iglesia Católica, son fieles cristianos quienes, incorporados a Cristo por el bautismo, se integran en el pueblo de Dios, y hechos partícipes a su modo por esta razón de la función sacerdotal, profética y real de Cristo, cada una según su propia condición, son llamados a desempeñar la misión que Dios encomendó cumplir a la Iglesia en el mundo.
Básicamente, todos los bautizados son católicos. Sin embargo parece razonable afirmar que ser católico exige algo más que la voluntad de los padres de uno de serlo y el simple hecho de definirse como tal.
Algunos dicen ser "católicos pero no practicantes". ¿Cómo se puede ser madre y no cuidar de un hijo? ¿Cómo se puede ser jugador del Real Madrid y no jugar al fútbol? ¿Cómo se puede estar vivo y no respirar? No se puede. Según el Derecho canónico, un católico no practicante es una persona que está bautizada y se auto-define como católica, pero que no practica su fe en su plenitud, pero desde mi punto de vista es una incongruencia.
Creo que es un error absurdo tratar de definir a los cristianos por la fe que confiesan y no por los actos que realizan. Un cristiano es aquel que sigue los pasos de Cristo, un católico es aquel que vive el Evangelio en su propia vida, aquel que tiene su fe como una forma de vida, y no como una ideología, como un conjunto de normas o como un acto social.
Para mí, no existen católicos practicantes o católicos no practicantes, ni cristianos practicantes o cristianos no practicantes. Como tampoco existe el agua seca, el sol helado o el embarazo sin gestación. O sigues a Cristo o no lo sigues. O eres cristiano o no lo eres; o eres católico o no lo eres.
Más bien, creo que se trata de "católicos a la carta", que se consideran a sí mismos católicos, pero bien disienten de alguna enseñanza o doctrina de la Iglesia, o bien no están dispuestos a ningún tipo de compromiso que les saque de sus zonas de confort.
España ya no es católica
La Iglesia Católica y, con ella toda la sociedad española, no ha podido evitar en los últimos 30 años, la caída estrepitosa de los valores éticos y morales propios de una España identitariamente católica. Nos hemos despertado una mañana y nos hemos dado cuenta que España ya no es católica, no es cristiana.
La España católica ha renunciado a ser luz y sal del mundo, echándonos en brazos de una espiritualidad tibia y cómoda.
Una moral a la medida, sin grandes compromisos, sin grandes alardes y, sobre todo, escondida en la intimidad.
Una identidad apocada en lo religioso y casada por miedo con lo políticamente correcto y, sobre todo, con el "qué dirán".
Auto-crítica
Tenemos lo que nos merecemos. Estoy convencido de que, desgraciadamente, la situación empeorará en el futuro. El aborto, la prostitución, el consumo de drogas, la eutanasia, las uniones homosexuales, la ideología de género, etc. están a la orden del día y se han instaurado en nuestra conciencia social como habituales, normales y lo que es peor, como indiscutibles.
Tenemos lo que nos hemos buscado. Desde mi pertenencia a la Iglesia católica considero que la pérdida de la identidad cristiana española se ha producido por la dejación de su función de Madre y Maestra:
- Una Madre que ha malcriado a sus hijos permitiéndoles toda clase de caprichos y que, en ocasiones, no ha sido capaz de acoger y abrazar a sus hijos.
- Una Maestra , que no ha formado ni a su clero, que ha aceptado el relativismo como método para no "perder almas" ni a su laicado, que se ha preocupado por vivir una espiritualidad puramente pelagiana, en la que la acción social y asistencial ha sido idolatrada dejando a un lado la vida espiritual, sacramental y piadosa.
Tenemos lo que hemos concebido. Nuestra generación ha conseguido lo que nadie consiguió en siglos y siglos: arrancar a Cristo del alma de España. O lo que es lo mismo, matar a España. Porque España, o es cristiana o no es.
Ante la renuncia a la radicalidad del mensaje de Jesús y la claudicación hacia lo peor del modernismo que muchos sacerdotes de la Iglesia han practicado durante décadas, secundados por una feligresía adormecida, embelesada o anestesiada por las luces de la falsa libertad que se disfraza de tolerancia, la Iglesia española se encuentra en un momento difícil para reaccionar. Tanto es así, que ni siquiera nos dejan opinar ni actuar sobre determinados temas, o lo que es peor, ni nosotros mismos queremos hacerlo.
Cuando un mensaje se diluye, se oculta, cuando se duda de él y no se proclama ni se defiende a ultranza, el enemigo aprovecha para "colarse" con todo su poder bélico a destruirlo. Es entonces, cuando la fe católica queda descafeinada y el mensaje de Cristo desprovisto de su valor para la humanidad.
El día en que todos los obispos y los sacerdotes vuelvan a predicar la radicalidad del Evangelio, el mensaje de amor que Dios ofrece a todos los hombres, la necesidad de sanar y alimentar el alma, la alegría de servir y amar al prójimo, y la necesidad de poner a Cristo como principio y centro de toda verdad y vida…. ese día, habremos dado el primer paso para volver a ser lo que nunca debimos haber dejado de ser.
El día en el que todos los laicos y cristianos católicos dejen de hablar de "practicantes o no practicantes", dejen de vivir su fe en la intimidad o en la tibieza y vean el Evangelio como una forma de vida y no como una ideología, ese día, habremos resucitado nuestra identidad.
Mientras todo eso no ocurra, seremos cual nuevos Boabdiles y lloraremos como tibios aquello que no supimos defender como cristianos, como hijos del Rey de Reyes, como soldados de Cristo.
Quiero ser optimista y estoy convencido de revertir esta situación con la ayuda del Espíritu Santo y porque es Dios quien otorga la victoria. Victoria que tenemos asegurada por la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
Con su ayuda, recobraremos nuestra identidad como Iglesia y como seguidores de Cristo, y en ello pondré todo mi empeño y esfuerzo, aunque todavía nos quede mucho invierno por pasar, mucha batalla por pelear y mucha persecución por sufrir.
Como consagrado a su sagrado corazón, me encomiendo a la poderosa intercesión de Nuestra Madre y Señora, la Virgen María, así como a la de todos los santos y todos los coros angélicos, para que nos protejan, nos defiendan y nos fortalezcan y poder seguir honrando, seguir imitando a los que nos precedieron combatiendo y luchando “inasequibles al desaliento”con Dios, por Dios y por España.
Así sea.
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