sábado, 24 de marzo de 2018

OVEJAS SIN PASTOR

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"Y al ver a la gente, se compadecía de ella, 
porque estaban cansados y decaídos como ovejas sin pastor" 

(Mateo 9,36)

Lo que hoy escribo no va destinado a nadie en concreto y a todos en general. Bien sabe Dios que me duele confesar todo el mal que existe dentro de la Iglesia, pero es una realidad que escuchan nuestros oídos de los Santos Padres, que recoge nuestra mirada sosegada de la Palabra, y que muchos sentimos y lloramos, en no pocas parroquias de España. 

No puedo, ni debo callar...y mucho menos, mentir. Y lo hago por amor a mi Dios, a mi Iglesia, depositaria de la fe de Jesucristo, y a mis sacerdotes.

Hay, por desgracia, en la Iglesia católica, algunos curas y obispos que no riegan la viña con celo apostólico y misericordia pastoral, que abandonan a su suerte al rebaño, tratando de ocultar miserias, disimular vergüenzas y disfrazar desgracias de la imparable "auto-demolición" del Cuerpo Místico de Cristo.

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¡Tenemos que ponernos las pilas para no caer en cómplices silencios, en colaboradores disimulos! ¡Es urgente que abramos puertas y ventanas al Espíritu Santo para que salga el "humo de Satanás"! ¡Qué poco audaces somos los hijos de la luz! ¡Qué poco astutos somos los católicos! ¡Qué pocos valientes somos los cristianos!

Creo que el problema de nuestros errores, nuestras incoherencias y nuestros "aggiornamientos" comenzarán a ver la luz al final del túnel cuando haya curas y obispos que dediquen más tiempo a la oración (que los hay) y no tanto al activismo; cuando haya curas y obispos apasionados por el Pueblo de Dios (que los hay), que den cabida a los laicos en los asuntos eclesiales; cuando haya curas y obispos sin miedo a proclamar la verdad, aunque duela (que los hay); cuando haya curas y obispos que comprendan que todos formamos parte del pueblo de Dios (que los hay); cuando haya curas y obispos que entiendan que son pastores del rebaño del Señor y administradores de Su viña (que los hay) y no sus propietarios.

Resultado de imagen de OVEJAS SIN PASTOR¡Qué dolor, Señor mío, padecer a una teorizante y orgullosa jerarquía tan alejada del Pueblo! ¡Qué desazón, encontrar pastores tan despreocupados de sus rebaños desorientados! ¡Qué tristeza, constatar cómo algunos malos administradores se apropian de la Viña! ¡Qué pena, percibir cómo algunos pastores devoran ferozmente a las ovejas a su cuidado! 

A pesar de sus intenciones, de sus deseos, de sus esfuerzos… muchos no han descubierto todavía el poder de la "comunicación ascendente", la oración, o que quizás, teman lo que puedan oír de Dios.

Algunos curas y obispos siguen con su arrogante esquema de dóciles ovejitas, su altivo plan de sumisos borreguitos ¿Por qué cercenan el impulso y el compromiso de los laicos? ¿Por qué nos tratan como a materia "lanosa" que hay que esquilar? ¿Por qué nos tratan como a simple ganado prescindible?¿Por qué no caen en la cuenta de que el Espíritu también habita en el Pueblo?

No soy más que el asno que lleva a cuestas a Jesús hacia Jerusalén, la toalla que seca los pies de mi Señor, la oveja perdida a quien el Buen Pastor fue a buscar. No soy más que un torpe sembrador, un pequeño esclavo de María y un pobre servidor de Dios a quien han asaltado más preocupaciones de las que podía imaginar cuando estaba en el "lado oscuro". 

He tenido que buscar respuestas en el Santísimo, más a menudo de lo que mi pereza me impedía ir a Él, más a menudo de lo que encuentro a un cura que ofrezca escucha y guía, más a menudo de lo que veo la luz de Cristo en algunas parroquias... para tomar distancia de algunos venenos que emponzoñan mi Iglesia Católica, mi Casa de Oración.

Sólo quien ama, corrige. Sólo quien ama, trata de poner a la luz nuestros errores, para salir de las tinieblas y solucionarlos. Sólo quien ama, busca la santidad del prójimo, guiando, corrigiendo y acompañando.

He tenido que empeñarme en "buscar el verdadero rostro de Dios", cogerme de la mano amorosa de María y amar a Cristo con un ardor que me abrasa toda el alma. ¡Qué maravilla si, además, me sintiese acogido, apoyado, motivado, acompañado...por mis pastores!... en lugar de zancadilleado, frenado, atacad
o y puesto en el disparadero por sus teorías mundanas aperturistas, que embalsaman la fe, congelan la esperanza y entierran la caridad.

Soy consciente de que llego a pocos... a los que quiera Dios; de que mi siembra es pobre
y escasa... la que desee el Señor; de que mi voz no llega demasiado lejos... hasta donde pretenda Dios. Pero no puedo callar. Mi corazón arde, lleno de agradecimiento y de amor por las cosas buenas de Dios, a la par que de tristeza y preocupación, por las cosas malas de los hombres. Y tengo que gritarlo.

¡La Verdad me hace libre!
Hay una fuerza interior dentro de mí que me impulsa y me eleva a servir a Dios y a su Iglesia. Por eso escribo en libertad, seguro que cometiendo errores, quizás sin ninguna autoridad moral, pero siempre anhelando y buscando el aire fresco del Espíritu.
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Algunas personas me piden que siga escribiendo, que no deje de hacerlo nunca. Lo seguiré haciendo, aunque no me lo pidan, aunque no me lea nadie. Y es porque tengo la extraña sensación de estar convencido de que no es mío lo que escribo, aunque lleve mi firma. Soy sólo una herramienta que utiliza la Mano que me dirige, un lápiz que escribe lo que el Espíritu le suscita. Sin pretensión, sin arrogancia, sin orgullo...

¡Quién me lo iba a decir a mí! Yo, que no era capaz de levan
tar un dedo en defensa de la Iglesia; yo, que no era, ni mucho menos, propenso a expresar y confesar mi propia intimidad devocional ni tampoco desnudar mi alma; yo, que no estaba dispuesto a comprometerme con nadie ni a abrir caminos entre la maraña.
¡Quién me lo iba a decir a mí! Yo que he regresado a la casa del Padre para ver como mis "hermanos mayores" me censuran, me señalan y tratan de silenciarme...para ver cómo los malos administradores de la viña están echando a perder la cosecha deliberadamente...para ver cómo los malos servidores matan a Hijo del Amo...

Nada nuevo escribo. Todo está
 dicho: "¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados!" (Mateo 23,37; Lucas 13,34). ¡Qué duro, cuando te llegan las pedradas por ser aprendiz de Cristo! ¡Qué cruel, cuando te llueven las críticas injustas y los juicios despiadados! ¡Qué dolor cuando todo eso ocurre en tu propia casa!

Imagen relacionadaSin embargo, me siguen animando las palabras de Hechos 18, 9: "No tengas miedo, habla y no calles, porque yo estoy contigo".

Me siguen dando fuerzas las palabras de Mateo 10, 26-27: "No les tengáis miedo, porque no hay nada tan oculto que no se llegue a descubrir, y nada tan secreto que no se llegue a saber. Lo que os digo en la oscuridad decidlo a plena luz, y lo que oís al oído predicadlo sobre las terrazas."

Me siguen estimulando las palabras de Mateo 5, 11-12: "Dichosos seréis cuando os injurien, os persigan y digan contra vosotros toda suerte de calumnias por causa mía. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos. Pues también persiguieron a los profetas antes que a vosotros".

Me siguen alentando las palabras de Juan 15, 18-20
"Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fueseis del mundo, el mundo os amaría como cosa suya. Pero como no sois del mundo, pues yo os elegí y os saqué del mundo, por eso el mundo os odia. Recordad que os he dicho: 'El criado no es más que su amo'. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros; y si han rechazado mi doctrina, también rechazarán la vuestra."

Me siguen motivando cuando nos critican, nos juzgan, nos insultan o nos persiguen, porque significa que estamos en el buen Camino, que tenemos la Verdad de nuestro lado y que caminamos hacia la Vida. Por eso, desde mi libertad:

"Elijo ser odiado por los hombres de aquí abajoy ser amado por el Dios de allí arriba.
Elijo ser perseguido por los hombre de aquí abajo y ser protegido por el Dios de allí arriba.
Elijo ser criticado por los hombres de aquí abajo y ser santo ante el Dios de allí arriba.


Elijo sublevarme ante los hombres de aquí abajo y arrodillarme ante el Dios de allí arriba.
Elijo hablar ante los hombres de aquí abajo y callar ante el Dios de allí arriba,.
 Elijo morir ante los hombres de aquí abajo y vivir ante el Dios de allí arriba.
Elijo a Dios."

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