“Él (Enemigo) se encuentra en todo lugar y en medio de todos:
sabe ser violento y astuto.
Busca la disgregación intelectual, moral y social
de la unidad en el organismo misterioso de Cristo.
Quiere la naturaleza sin la gracia, la razón sin la fe;
la libertad sin la autoridad; a veces, la autoridad sin la libertad.
Es un ‘enemigo’ que se volvió cada vez más concreto:
Primero, ¡Cristo sí, la Iglesia no!
Después, ¡Dios sí, Cristo no!
Finalmente, el grito impío, ¡Dios está muerto!;
y hasta… ¡Dios jamás existió!
Y he aquí la tentativa de edificar la estructura del mundo
sobre las bases que no dudamos en señalar como las principales responsables
por la amenaza que pesa sobre la humanidad:
una economía sin Dios, un derecho sin Dios, una política sin Dios”.
(Papa Pio XII)
Nuestra sociedad occidental atraviesa una crisis terrible y desoladora que acapara todos los ámbitos de la humanidad: económico, político, social, cultural, familiar, religioso, etc.
Todos estos hechos tienen su raíz en los problemas más profundos
del alma, en la pérdida y destrucción de los principios y valores morales, y como campo de acción principal al hombre contemporáneo, occidental y cristiano.
Según datos oficiales
estadísticos, casi 3.000 millones de personas en el mundo son católicos. Sin
embargo, la fe católica no está bien vista en el mundo. En España, los católicos constituyen el 78%
de la población. Sin embargo, nuestro país ha dejado de ser la potencia
católica que fue en los veinte siglos de vida de la Iglesia.
El profesor D. Plinio Correa de Oliveira, en su libro "Revolución y Contrarrevolución" (Ediciones Cristiandad, Barcelona, 1959), desarrolla y explica cómo nuestro gran Enemigo, Satanás, impone al mundo una estrategia muy sutil e invisible
a la par que poderosa y temible, cuyos efectos y magnitud se hacen sensibles en todos los países católicos y a la que casi nadie pone nombre, reconoce o combate.
La Revolución
Definición
La Revolución es un proceso estratégico que ha inspirado una serie de ideologías, aceptadas por la mayoría de los países, que pretende la transformación total y completa de la sociedad, de sus valores, de la historia, y que han derivado en las tres grandes revoluciones de la Historia de Occidente:
Produjo la insurrección contra la autoridad eclesiástica, expresada por la negación y rebelión contra el Papado.
Negó la autoridad de los Obispos de la Iglesia Universal e incluso el propio sacerdocio jerárquico, reduciéndolo a una mera delegación del pueblo, único poseedor verdadero del poder sacerdotal.
La sensualidad en el protestantismo se afirmó por la supresión del celibato eclesiástico y por la introducción del divorcio.
2- La Revolución Francesa, que impuso el igualitarismo religioso y el liberalismo político:
La sensualidad a las falsas máximas de que toda desigualdad es una injusticia, toda autoridad un peligro, y la libertad el bien supremo.
Rebelión contra el Rey, simétrica a la rebelión contra el Papa; Rebelión de la plebe contra los nobles, simétrica a la rebelión de la “plebe” eclesiástica (los fieles) contra la “aristocracia” de la Iglesia (el clero); Afirmación de la soberanía popular, simétrica al gobierno de ciertas sectas, por los fieles.
3- El Comunismo, que llevó estas máximas al igualitarismo social y al liberalismo económico.
De la Revolución Francesa nació el movimiento comunista de Babeuf, las escuelas del comunismo utópico del siglo XIX y el comunismo científico de Marx.
Implantó el espíritu republicano y la producción en serie de república.
Al contrario de lo que pudiera parecer, el enemigo de esta revolución no es el capitalismo sino el cristianismo.
A estas tres, añadiremos otra cuarta, en la que nos hayamos inmersos en la actualidad:
4- La Revolución sexual, que trata de imponer el igualitarismo de género y el liberalismo sexual.
Desafió la concepción de la moral sexual, el comportamiento sexual humano, y las relaciones sexuales. Su origen fue en la década de los 50 y su máximo desarrollo entre 1960 y 1980, aunque sus consecuencias y extensión siguen vigentes y en pleno desarrollo.
La revolución sexual impuso la igualdad entre los sexos, el feminismo, los métodos anticonceptivos, así como la contestación social y política, conviertiéndose en la actualidad en normas aceptadas, legítimas y legales en el comportamiento sexual.
La revolución sexual ha propiciado la generalización de todo tipo de relaciones sexuales y la aceptación general de las relaciones sexuales prematrimoniales, el reconocimiento y normalización de la homosexualidad y otras formas de sexualidad (Transexuales, asexuales, etc.).
Asimismo se ha producido un aumento de las parejas de hecho -uniones sin matrimonio-, el retraso en la edad de contraer matrimonio, la aparición de hijos fuera del matrimonio, uniones civiles entre personas del mismo sexo, así como la aparición de nuevos tipos de familias (monoparentales, homoparentales).
Estas cuatro revoluciones son fases de un mismo proceso revolucionario que surgen drásticamente y parecen extinguirse o incluso morir, pero que resurgen con mayor virulencia a través de nuevas y sucesivas metamorfosis o revoluciones.
La Revolución es un Nuevo Orden Mundial, es decir, el gobierno de la “República Universal”, esencialmente atea, contraria al orden natural y cristiano.
La Revolución es un sistema político, económico, social y religioso supra-nacional y totalitario que excluye a Cristo.
La Revolución es una República Global donde los países son denominaciones geográficas, un mundo sin desigualdades sociales ni económicas, dirigido por la ciencia y por la técnica, por la propaganda y por la psicología, para realizar, sin lo sobrenatural, la felicidad definitiva del hombre.
La Revolución es la religión y el gobierno de Satanás en el mundo contemporáneo. Es el Anticristo.
La Revolución es la religión y el gobierno de Satanás en el mundo contemporáneo. Es el Anticristo.
Orígenes y Causas
Los orígenes y causas de la Revolución son el orgullo y las pasiones desordenadas, concretadas en sus propuestas metafísicas de igualitarismo y liberalismo.
El orgullo conduce hacia un igualitarismo que odia toda superioridad o poder; las pasiones desordenadas, hacia un liberalismo que se rebela ante cualquier autoridad o ley, ya sea divina o humana, política o social, religiosa o
civil.
Características
Características
Las características de la Revolución se manifiestan de un modo universal, único, total, dominante y como resultado de un proceso prolongado y progresivo de desarrollo, exacerbamiento y virulencia.
Objetivo
La utopía marxista de la Revolución es alcanzar un mundo anárquico, en el que una humanidad altamente evolucionada y “emancipada” de leyes o principios, divinos o humanos, viva en total orden, libertad, igualdad y sin autoridad política, religiosa, económica o moral de ningún tipo.
Desde las distintas planos y esferas de acción, el igualitarismo revolucionario, como consecuencia del orgullo, tiene como objetivos:
Igualdad religiosa/espiritual
- suprimir toda desigualdad de trato entre los hombres y Dios, a través del panteísmo, el inmanentismo, la New Age y todas las formas esotéricas de espiritualidad, cuyo propósito último es "saturar a los hombres de propiedad divina" o despojarlos de ella.
- suprimir todo desigualdad de poder, jerarquía, orden, magisterio y gobierno dentro de la Iglesia y del sacerdocio.
- suprimir toda desigualdad de tratamiento y legitimidad entre las diversas religiones.
Igualdad política/social
- suprimir toda desigualdad entre gobernantes y gobernados, desde la afirmación de que el poder no viene de Dios sino de la masa.
- suprimir las clases sociales, en especial de las que se perpetúan por vía hereditaria (Monarquía y Aristocracia).
Igualdad económica/personal
- suprimir la propiedad privada, el derecho de cada cual al fruto íntegro de su propio trabajo y la elección de su profesión.
- suprimir de toda variedad relativa a trajes, residencias, muebles, costumbres, etc.
Igualdad psicológica/sexual
- suprimir toda peculiaridad psicológica de las personas, toda desigualdad de sexo o género, entre jóvenes y viejos, entre jefes y empleados, profesores y alumnos, hombres y mujeres, esposo y esposa, padres e hijos, etc.
Igualdad geopolítica
- suprimir todos los Estados y unificarlos en un único y monstruoso Estado internacional.
- suprimir toda manifestación patriota, nacionalista, regionalista dentro de cada país y con ellas, los ejércitos.
En el fondo del igualitarismo revolucionario subyace y se manifiesta un odio total a Dios, como ser Superior a los hombres.
El liberalismo revolucionario está íntimamente unido al igualitarismo (aunque en apariencia, contradictorios) por la
sensualidad y las pasiones desordenadas cuyos objetivos son:
- suprimir toda jerarquía en el alma, deseando la libertad para el mal y la esclavitud para el bien
- suprimir y negar el pecado y la Redención, al concebir al individuo y a la sociedad como irreprochables e inmaculados.
- suprimir las fuerzas armadas (a la espera de establecer otras a su conveniencia y semejanza) por ser expresión de toda clase de virtudes absolutamente contrarias al espíritu revolucionario.
La Revolución no se ha basado en el mero dinamismo de las pasiones y de los errores de los hombres para la consecución de un único fin, sino que ha necesitado, a lo largo de estos siglos, de medios y agentes conspiradores que la potenciaran y la manipularan para llevar a cabo el proceso revolucionario.
Estos medios o agentes son todas las sectas creadas por ella para la difusión del pensamiento o la articulación de las tramas revolucionarias.
Sin embargo, la secta maestra, alrededor de la cual todas se articulan como simples fuerzas auxiliares —a veces conscientemente, y otras veces no— es la Masonería, cuyo éxito se debe a que posee:
- una indiscutible capacidad para articularse y conspirar
- un extraordinario conocimiento de la esencia de la Revolución
- una gran destreza para utilizar las leyes naturales hacia la realización de sus planes.
- una estrategia sutil para estudiar y poner en acción mecanismos revolucionarios.
La Contra-Revolución
El profesor D. Plinio Correa desarrolla las tácticas para luchar contra la Revolución y explica los métodos para superarla, a través de la eficacia de la
doctrina católica y de los recursos espirituales con que cuenta la Iglesia para
contrarrestar las fuerzas y desvelar los errores de la Revolución: la Contra-Revolución.
Definición
La Contra-Revolución no es una simple
vuelta al pasado que la Revolución "tilda" de obsoleta, sino nuestra participación en la lucha espiritual en la que estamos inmersos, queramos o no.
Dado que se trata de una guerra espiritual, para luchar contra la Revolución, debemos hacerlo con armas espirituales y procedimientos
estratégicos propios y peculiares de nuestros días.
Objetivo
Según D. Plinio, la Contra-Revolución debe restaurar la paz de Cristo en el Reino de Cristo a través de:
Objetivo
Según D. Plinio, la Contra-Revolución debe restaurar la paz de Cristo en el Reino de Cristo a través de:
- Respetar profundamente los derechos de la Iglesia y del Papado.
- Oponerse al laicismo, al inter-confesionalismo, al ateísmo y al panteísmo.
- Defender el orden jerárquico en todos los aspectos de la sociedad y del Estado, de la cultura y de la vida, por oposición al igualitarismo metafísico revolucionario.
- Detectar, combatir y destruir el mal en todas sus formas (embrionarias o veladas)
- Denunciar y castigar con firmeza todas las manifestaciones que atenten contra la ortodoxia y la pureza de las costumbres.
Características
La Contra-Revolución es tradicionalista y conservadora pues defiende la radicalidad del mensaje cristiano.
La Contra-Revolución es también progresista pues pretende el aprovechamiento de los valores naturales según la Ley de
Dios. Quien dice progreso, dice, ante todo y sobre todo, progreso en el orden de los valores
espirituales.
Estrategia
Estrategia
Según D. Plinio, la acción contrarrevolucionaria debe ser realizada a nivel individual, de un joven universitario, de un oficial, de un profesor, de
un sacerdote sobre todo, de un aristócrata o de un operario influyente en su medio.
La primera
reacción que se obtendrá será a veces de indignación pero si se persevera durante un tiempo, poco a poco aparecerán
compañeros.
Como podemos comprobar, la Contra-Revolución no discurre por el cómodo camino del silencio acomplejado, del cobarde disimulo, de la exasperante tolerancia o de la tibieza en la fe de Cristo, por las que muchos católicos contemporáneos caminan infectados de erróneo liberalismo y perverso relativismo filosófico.
Como no puede ser de otra manera, la fuerza propulsora de la Contra-Revolución es la vida sobrenatural. Al Anticristo se le vence con Cristo, al mensaje anticristiano, con el
mensaje evángelico.
La fe cristiana no consiste en la simple conceptualización
de los dogmas revelados ni en consumo de sacramentos o en la asistencia a la Iglesia sino en su vivencia adecuada. Es decir, en su vivencia
sobrenatural: "Prius vita quam doctrina." ("La vida antes que la enseñanza"). Por tanto, la Contra-Revolución es la vivencia de nuestra fe cristiana y de nuestro seguimiento a Cristo.
La Contra-Revolución debe estar siempre basada en las palabras del apóstol Pablo en su carta a las Filipenses: "Todo lo puedo en aquel que me conforta." (Filipenses 4, 13) y siempre fundada en la convicción de que no se debe ser nunca "anti" por finalidad sino por consecuencia.
La Contra-Revolución debe estar siempre basada en las palabras del apóstol Pablo en su carta a las Filipenses: "Todo lo puedo en aquel que me conforta." (Filipenses 4, 13) y siempre fundada en la convicción de que no se debe ser nunca "anti" por finalidad sino por consecuencia.
Por todo ello, recomiendo la lectura de este libro a todos los católicos que, como yo, sufren los efectos y ataques de la Revolución y les animo a que, también como yo, combatamos la mentira con la Verdad, la maldad con la Bondad y fealdad con la Belleza.
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