sábado, 25 de septiembre de 2021

Y TÚ ¿QUIEN DICES QUE SOY YO?


"¿Quién dice la gente que soy yo?
Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?"
(Lucas 9,18 y 20)

Jesús, con su magistral y divina pedagogía, nos interpela a menudo más con preguntas que con indicaciones doctrinales propiamente dichas. A través de su Evangelio, nos hace a todos sus discípulos dos "preguntas", una "advertencia" y una afirmación.

"¿Quién dice la gente que soy yo?". El Señor no está preocupado por el concepto que la gente tenga de Él ni porque quiera agradar a todos. Tampoco porque sea resultadista. Más bien, su pregunta es retórica y pone en evidencia una realidad: que muchas personas viven de espaldas a Él, como si Dios no existiera. En realidad, nos está llamando a la misión, a ser sus testigos en un mundo secularizado y alejado de Dios. 

"Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?"Antes de enviarnos al mundo, Jesús nos prueba y nos prepara, dirigiéndose a cada uno de nosotros de una forma directa y personal...nos habla de corazón a corazón. No se trata de un exámen de Teología ni tampoco tengo que contestar de una forma "intelectual", "racional" o "correcta". 

¿Quien es Cristo para mí? me hace reflexionar y discernir, me hace profundizar en cómo es mi fe: ¿Es tan sólo una "buena idea" o el centro de mi vida? ¿Es una convicción privada o una persona con quien tengo una relación? ¿Es irrelevante o importante para mí? ¿Le hablo a diario o me conformo con visitarle de vez en cuando¿Creo o finjo"creer"? 
"No se lo digáis a nadie"Cristo no se queda en la superficie. Va más allá y nos sorprende. Mas que prohibirme, el Señor me interpela y me compromete, me hace tomar partido y definirme. Es una advertencia para hablar con obras más que con palabras: ¿Le sigo o le doy la espalda? ¿Le testimonio con mi vida, con palabras y obras? ¿Soy coherente con lo que digo y hago? 

"Tenéis que padecer mucho, ser desechados, ser ejecutados y resucitar al tercer día". Jesús nos traza el camino del cristiano, el camino de la cruz particular de cada uno: la entrega y el sufrimiento ofrecido por amor, el desprecio de la gente y el martirio por su causa y, finalmente, la recompensa: el cielo. Una afirmación que me hace meditar seriamente: ¿Soy un cristiano de verdad o finjo serlo? ¿Estoy dispuesto a "dejarlo todo", incluso mi vida, por seguir a Cristo? ¿Soy un "alter Chistus"?

Señor, quiero poder responderte:

"Tú eres el Mesías, 
el Hijo del Dios vivo" 
(Mateo 16,13)

"Tú eres mi Dios y protector, 
mi luz y mi verdad, 
mi guía y mi alegría...
Salud de mi rostro, 
Dios mío"
(Salmo 42, 2-4)

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