jueves, 8 de agosto de 2024

MEDITANDO EN CHANCLAS (9): SI ALGUNO QUIERE...

"Entonces dijo a los discípulos: 
«Si alguno quiere venir en pos de mí, 
que se niegue a sí mismo, 
tome su cruz y me siga. 
Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; 
pero el que la pierda por mí, la encontrará. 
¿Pues de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, 
si pierde su alma? 
¿O qué podrá dar para recobrarla? 
Porque el Hijo del hombre vendrá, con la gloria de su Padre, 
entre sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta. 
En verdad os digo que algunos de los aquí presentes 
no gustarán la muerte hasta 
que vean al Hijo del hombre en su reino" 
(Mt 16,24-28)

Si con Adán caímos en la soberbia del pecado, en Cristo subimos a la humildad de la cruz. El camino de un cristiano es un camino "cuesta arriba", de cruz, de negación y de imitación de nuestro Maestro. 

El discipulado cristiano es un planteamiento radical y exigente que no admite tibiezas. Si nos consideramos cristianos debemos estar dispuestos a correr la misma suerte que Cristo que implica frecuentemente dificultades, calumnias y persecuciones. Aceptarlo sin condiciones es cargar con la cruz. 

Jesús nos dice "si alguno quiere..." ¡Cómo las lanza el Señor! …Expone toda su divina pedagogía sin quebrantar, sin imponer, sin exigir y nos ofrece una opción, una alternativa, una propuesta de vida que no es fácil ni sencilla, pero que es libre.

"Querer seguirlo", implica aceptar y asumir libremente el compromiso que Cristo nos propone

"Que se niegue a sí mismo": Negarse a uno mismo para afirmar a los demás es desprenderse de egoísmos y comodidades para ofrecer la vida a otros, es amar a Dios a través del servicio y la entrega a los hermanos, es olvidar mi "yo" para preocuparse del "vosotros". 

"Tome su cruz". Supone un camino duro y pesado de calvario, difícil pero dinámico y generoso, que conduce a un final que no es el fracaso de la muerte sino la victoria del amor: tomar la cruz para ganar la corona. 

"Y me siga". Nada de lo que Jesús nos propone es un imposible. Nada de lo que nos plantea es algo que no haya hecho Él antes. Es un seguimiento "a contracorriente" y, por tanto, arduo pero la recompensa merece la pena. 
Ahora bien, tenemos que saber lo que supone seguir a Cristo:

"Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará". Es la gran paradoja del evangelio: una llamada a morir para vivir. "Perder la vida" es "desvivirse por Dios y por el prójimo". Supone obediencia y humildad pero, sobre todo, un amor excelso que entrega el cuerpo para ganar el alma

"Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras". Cristo nos promete dos cosas: la primera, que regresará y la segunda, que hará justicia
Por otro lado, en Lucas 9, 57-62, Jesús se anticipa a nuestros cuestionamientos y propuestas, avisándonos de lo que supone el camino que nos propone:
  1. "Mientras iban de camino, le dijo uno: 'Te seguiré adondequiera que vayas'. Jesús le respondió: "Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza". Jesús nos avisa, para no llevarnos a engaño, que seguirlo supone abandonar las seguridades y las comodidades humanas.
  2. A otro le dijo: 'Sígueme'. Él respondió: 'Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre'. Le contestó: 'Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios'. Su propuesta implica renunciar a los lazos humanos y los vínculos familiares.
  3. Otro le dijo: 'Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de los de mi casa'. Jesús le contestó: 'Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios'. El seguimiento de Cristo implica anteponer a Dios sobre todas las cosas.
La negación y la cruz son el camino de exigencia que Jesús ha recorrido antes. 

No hay cristianismo al margen de la humildad, del "abajamiento", de la renuncia a uno mismo. 

No hay cristianismo sin entrega de la vida, sin desapego a los bienes o a los deseos, o incluso a la propia familia y amigos... "Quien no muere para nacer del espíritu, no puede entrar en el Reino de los cielos" (Jn 3, 5).

¿Elijo ir en pos de Ti? ¿Soy consciente de lo que ello supone? ¿Estoy dispuesto a negarme, a tomar mi cruz y seguirte? ¿Estoy dispuesto a renunciar a mis expectativas y deseos, a mis posesiones, familia y amigos? ¿incluso a renunciar a mi propia vida, y anteponerte a todas las cosas? 

"Señor, ayúdame" (Mt 15,25)…a serte fiel, a saborear la cruz sirviendo a los demás, y a seguirte hasta el final.


JHR

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