Hoy quiero hacer un homenaje a la mujer perfecta, a la esposa ideal: la mía.
El libro de Proverbios en su capítulo 31, versículos 10 al 31, la define:
10. Una mujer perfecta, ¿quién la encontrará? Vale mucho más que las perlas.
Yo la encontré hace 30 años. Dios la puso en mi camino. Una noche de verano en el Paseo de la Castellana. Y sí...vale mucho más que las perlas. Vale su peso en oro
10. Una mujer perfecta, ¿quién la encontrará? Vale mucho más que las perlas.
Yo la encontré hace 30 años. Dios la puso en mi camino. Una noche de verano en el Paseo de la Castellana. Y sí...vale mucho más que las perlas. Vale su peso en oro
11. Confía en ella el corazón de su marido y no cesa de tener ganancia.
Siempre he confiado en ella. Puse mi fe en ella. Le dí mi "sí" hasta el final. Siempre he salido ganando.
Siempre he visto su valía y he confiado plenamente en sus capacidades porque siempre ha demostrado ser merecedora de toda mi confianza por su completa lealtad. Confianza que se ha ganado a pulso, a lo largo de los años, y que crece día a día.
12. Ella le procura el bien y nunca el mal todos los días de su vida.
Durante nuestra vida juntos, ella siempre se ha preocupado de mi bienestar, de mi comodidad, de mi felicidad, de mi fe.
No hace las cosas porque la obliguen, sino porque desea hacerlas. Su motivación es el amor que nos tiene a mí, a nuestros hijos y a su hogar, por lo que se siente feliz haciendo lo que hace.
13-15. Busca lana y lino, y trabaja con su mano solícita. Es como una nave mercante que de lejano trae sus víveres. Se levanta cuando todavía es de noche, distribuye la comida a su casa y las tareas a sus criadas
Siempre atenta, siempre solícita, siempre dispuesta.
Siempre velando por el bien de la familia, sin temor a realizar cualquier labor, por desagradable que ésta sea.
Controla y rige la casa de día y de noche.
No sólo trabaja no solamente con diligencia, sino también con buena voluntad, sabiendo que sus esfuerzos están bien empleados.
Siempre velando por el bien de la familia, sin temor a realizar cualquier labor, por desagradable que ésta sea.
Controla y rige la casa de día y de noche.
No sólo trabaja no solamente con diligencia, sino también con buena voluntad, sabiendo que sus esfuerzos están bien empleados.
16-17. Desea un campo y lo compra, con el fruto de sus manos planta una viña. Ciñe sus lomos de fortaleza y emplea la fuerza de sus brazos.
Gran ecónoma y mejor negociante, mira siempre por el bien de nuestra casa. Jamás derrocha. No se le caen los anillos y trabaja mucho más que yo. Se esfuerza al máximo en todo.
18-21. Constata que su industria prospera, su lámpara no se apaga por la noche. Echa mano a la rueca y sus dedos giran el huso. Tiende su brazo al desgraciado y alarga la mano al indigente. No teme la nieve para su casa, porque toda su familia lleva doble vestido.
Es previsora, se anticipa a los problemas y no deja cabos sueltos. Siempre dispuesta al trabajo, siempre atenta a las necesidades de todos nosotros. No sólo se preocupa por mí y nuestra familia, sino también por las necesidades de la familia de Dios y en general, de los demás.
22-25. Ella se hace cobertores, lino fino y púrpura la visten. En las puertas de la ciudad su marido es estimado, cuando se sienta con los ancianos del país. Teje telas de lino y las vende, y procura cinturones a los mercaderes. Se reviste de fortaleza y de gracia, y mira gozosa el porvenir.
Siempre elegante. siempre impoluta. Siempre es una perfecta compañera de quien jamás me he avergonzado en público. Todo lo contrario.
Trabaja también fuera pero desde su casa, es decir, nunca abandona su primer deber, que es ser el centro del hogar, sino que además, desarrolla otras actividades que enriquecen su vida.
Es precavida y se anticipa a las necesidades.
26-27. Abre su boca con sabiduría, y en su lengua hay una doctrina de bondad. Vigila la marcha de su casa, y no come el pan de la ociosidad.
Nunca dice necedades ni maldades ni palabras malsonantes. Y nunca está ociosa. Siempre tiene algo que pensar, algo que hacer.
Es administradora, una mujer de negocios, sabia para tomar decisiones, prudente, gana bien, supervisa y planea. Su responsabilidad es grande, pero su capacidad para enfrentarla también lo es. Dios la respalda y la sostiene
28. Sus hijos se levantan para proclamarla dichosa, su marido para hacer su elogio: "Muchas hijas se han mostrado virtuosas, pero tú superas a todas".
Nuestros hijos están orgullosos de ella. Es ejemplo y referencia para ellos. Y yo también estoy muy orgulloso de ella y la elogio, aunque no todo lo que debiera.
Es ejemplo para toda mujer como madre, como ama de casa, como trabajadora externa, como esposa ideal y como cristiana.
La amamos por lo que es y por lo que vale. Y todo está basado en su relación con Dios, a quien reconoce todo el mérito y toda la gloria. Su foco de atención no está en las cosas materiales ni en su propia belleza, sino en agradar al Señor.
30-31. Engañosa es la gracia, vana la belleza; la mujer que teme al Señor, ésa debe ser alabada. Dadle del fruto de sus manos y que en las puertas de la ciudad sus obras proclamen su alabanza.
Lo que ella hace está bien hecho y es digno de ser alabado. No sólo es guapa y bella exteriormente; también y sobre todo, lo es interiormente. Una mujer de fe, una mujer cristiana y temerosa de Dios. Admirada y digna de confianza, dentro y fuera de casa.
Esa es mi mujer. Una mujer que trae gloria a su Señor y bendiciones a su familia.
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