La Virgen no para!!!
La Virgen Santísima no para de derramar gracias y de conquistar los corazones de aquellos hijos suyos que la reciben en sus hogares, durante las Misiones Marianas que realizamos los Heraldos del Evangelio y los cooperantes, en colaboración con los trabajos de evangelización y apostolado que se realizan en las parroquias donde actuamos.
La Virgen Santísima no para de derramar gracias y de conquistar los corazones de aquellos hijos suyos que la reciben en sus hogares, durante las Misiones Marianas que realizamos los Heraldos del Evangelio y los cooperantes, en colaboración con los trabajos de evangelización y apostolado que se realizan en las parroquias donde actuamos.
La misión mariana es un acto de valentía que realizamos acompañados de un gozo y una alegría inimaginables hasta que no se vive una.
La misión mariana es un acto de orgullo que realizamos portando a la Virgen como esclavos suyos y mostrando al mundo a Jesucristo, a través suyo, pues no en vano, Ella es la intercesora más eficaz de todos nosotros ante Dios.
La misión mariana comienza con la llegada triunfal de la Virgen Peregrina de Fátima a una parroquia, portada solemnemente en cortejo por los Heraldos del Evangelio y los cooperantes, acompañada por el coro y orquesta, que toca y canta “El trece de mayo”.
La misión mariana comienza con la llegada triunfal de la Virgen Peregrina de Fátima a una parroquia, portada solemnemente en cortejo por los Heraldos del Evangelio y los cooperantes, acompañada por el coro y orquesta, que toca y canta “El trece de mayo”.
Una vez en el altar, la Santísima Virgen es coronada como Reina de cielos y tierra.
Le sigue una misa sentida en la que un Heraldo del Evangelio explica el sentido de la misión mariana en la parroquia y cómo proceder para recibir a la Virgen en casa.
Durante una semana, la Virgen peregrina por casas, domicilios, tiendas, oficinas y distintos establecimientos de todas aquellas personas que desean recibir a Nuestra Señora.
En cada lugar donde llega la Virgen, se saluda a la familia y se pide a algún miembro de ella que corone la imagen de Nuestra Señora, convirtiéndola así en reina de su hogar y su familia.
La Virgen colma de gracias y bendiciones a cuantos la reciben y la portan.
Tras la coronación, se suele rezar un misterio del rosario y se acaba con la bendición sacerdotal.
Si aún no has formado parte de una misión mariana, te animo a probarlo.
Repetirás.
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