viernes, 29 de septiembre de 2017

VIACRUCIS EN EL VALLE


Hoy hemos vuelto a realizar el Vía crucis (en latín: "camino de la cruz") en el Valle de los Caídos. 

Una devoción centrada en los Misterios Dolorosos de Cristo, que se meditan y contemplan caminando y deteniéndose en las estaciones que, del Pretorio al Calvario, representan los episodios más importantes de la Pasión. 

También conocido como "estaciones de la cruz" y "vía dolorosa", se trata de un camino de oración con el que meditamos la pasión y muerte de Jesucristo en su camino al Calvario. 

Un acto de piedad con el que recordamos con amor y agradecimiento lo mucho que Jesús sufrió por salvarnos del pecado durante su pasión y muerte y además, nos otorga indulgencia plenaria.

Consta de 14 estaciones, cada una de las cuales se fija en un paso o episodio de la Pasión del Señor, para su meditación y contemplación. Va precedido y seguido de peticiones y oraciones. A veces, se añade una decimoquinta, dedicada a la resurrección de Cristo. 


Oración inicial
Por la señal, de la Santa Cruz de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración en cada estación
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Le sigue la exposición del acontecimiento propuesto o la predicación sobre el mismo, así como la meditación silenciosa. 

Oración final
Te suplicamos, Señor, que nos concedas, por intercesión de tu Madre la Virgen, que cada vez que meditemos tu Pasión, quede grabado en nosotros con marca de actualidad constante, lo que Tú has hecho por nosotros y tus constantes beneficios. Haz, Señor, que nos acompañe, durante todas nuestras vidas, un agradecimiento inmenso a tu Bondad. Amén.

Virgen Santísima de los Dolores, míranos cargando la cruz de nuestro sufrimiento; acompáñanos como acompañaste a tu Hijo Jesús en el camino del Calvario; eres nuestra Madre y te necesitamos. Ayúdanos a sufrir con amor y esperanza para que nuestro dolor sea dolor redentor que en las manos de Dios se convierta en un gran bien para la salvación de las almas. Amén.

Las 14 estaciones son:

Imagen relacionadaI. Jesús es condenado a muerte.
II. Jesús lleva la cruz.
III. Jesús cae por primera vez.

IV. Jesús encuentra a su madre María.
V. Simón el Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz.

VI. Verónica limpia el rostro de Jesús.
VII. Jesús cae por segunda vez.
VIII.Jesús consuela a las mujeres que lloran por él.
IX. Jesús cae por tercera vez.
X. Jesús es despojado de sus vestiduras.
XI. Jesús es clavado en la cruz.
XII. Jesús muere en la cruz.
XIII. Jesús es descendido de la cruz y puesto en brazos de María, su madre.

XIV. Jesús es sepultado.

Lo habitual es hacer un recorrido en grupo, deteniéndose en cada estación y haciendo una oración en cada una, una lectura de algún pasaje del evangelio y también una meditación. 


El Vía crucis se adentra en el misterio eucarístico. La oración del Vía crucis es un camino que conduce a la comunión profunda y espiritual con Jesús.

El Vía crucis no está dotado de una concepción meramente sentimental, y de cuyos riesgos el Señor, en la VIII estación, advierte a las mujeres de Jerusalén que lloran por él. No basta el simple sentimiento; el Vía crucis debe ser una escuela de fe, que por su propia naturaleza, "actúa por la caridad" (Gal 5, 6).



El Vía crucis nos muestra un Dios que padece él mismo los sufrimientos de los hombres, y cuyo amor no permanece impasible y alejado, sino que viene a estar con nosotros, hasta su muerte en la cruz (Flp 2, 8). 

El Dios que comparte nuestras amarguras, el Dios que se ha hecho hombre para llevar nuestra cruz, quiere transformar nuestro corazón de piedra y llamarnos a compartir también el sufrimiento de los demás; quiere darnos un "corazón de carne" que no sea insensible ante la desgracia ajena, sino que sienta compasión y nos lleve al amor que cura y socorre: "El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna" (Jn 12, 25; Mt 16, 25; Mc 8, 35; Lc 9, 24; 17, 33).

"El que quiera venir conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga" (Mt 16, 24). Jesús mismo ofrece la interpretación del Vía crucis, nos enseña cómo hemos de rezarlo y seguirlo: es el camino del negarse a sí mismo, es decir, el camino del amor verdadero. Jesús ha ido por delante en este camino, camina con nosotros, en cada momento de nuestra vida de hoy, como aquella vez con los discípulos de Emaús.


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