jueves, 29 de agosto de 2024

SIMÓN EL ZELOTE, EL "HERMANO" DE JESÚS


El apóstol Simón (del hebreo 'Shim’On', 'el que ha escuchado a Dios'), de oficio pescador, era hijo de Alfeo y de María, hermano de Judas Tadeo y de Santiago el menor (Mc 6,3). 

Según Lc 4,22 y otros textos apócrifos del s. II d.C. (Protoevangelio de Santiago, Evangelio de la infancia de Tomás, Evangelio de Pedro), los tres eran hijos biológicos (además de un cuarto, José, que no fue apóstol), concebidos de un matrimonio anterior de san José (a su vez, hermano de Cleofás), quien al enviudar y en edad avanzada (unos 80 años), tomó por esposa a la Virgen María (a su vez, cuñada de María de Cleofás). 

La Enciclopedia Católica, citando los textos contenidos en los libros apócrifos, afirma que san José tuvo seis hijos (2 mujeres: Salomé y María; y 4 hombres: Simón, Judas, Santiago y José) de un matrimonio anterior a María, quien al quedar viudo, desposó a María:
Cuando contaba con cuarenta años de edad, José desposó a una mujer llamada Melcha o Escha para algunos, Salomé para otros, con quien convivió cuarenta y nueve años y con quien tuvo seis chicos, dos hijas y cuatro hijos, el menor de los cuales fue Santiago (el Menor, llamado “el hermano del Señor”). Un año después de la muerte de su esposa, cuando los sacerdotes anunciaron por toda la Judea que ellos deseaban encontrar en la tribu de Judá algún hombre respetable para desposar a María, de entonces doce a catorce años de edad, José, quien ya tenía en dicho momento noventa años, fue a Jerusalén entre los candidatos, un milagro manifestó la elección de José realizada por Dios, y dos años después la Anunciación tuvo lugar.
Por tanto, los apóstoles Simón el Zelote, Judas Tadeo y Santiago el menor eran hermanastros de Jesús, quienes son mencionados como 'hermanos' (adelphoide Jesús (Mc 3,31-35; 6,3; Mt 12,47-50; Lc 8,19-21; Jn 7,3-10, Hch 1,14; 1 Co 9,5: Gal 1,19) en el sentido de 'familiares cercanos'

Este dato explica y rebate categóricamente las controversias en contra del dogma de la virginidad de María y a favor de la posibilidad de que Cristo hubiera tenido hermanos carnales. 

Simón, llamado el Zelote ('celoso', 'apasionado', 'fanático'), por pertenecer a esa secta político-religiosa integrista-nacionalista judía (Lc 6,15; Hch 1,13). Los zelotes eran nacionalistas judíos fanáticos que conformaban la resistencia armada y violenta contra la ocupación romana en Palestina. 

Una de las ramas más extremistas de los zelotes fueron los sicarios, o hombres de la daga, un grupo de asesinos que se mezclaban con la multitud durante los festivales para cometer su matanzas con su 'Sicari', o cuchillo corto y curvo. El historiador Josefo decía que los zelotes eran personas imprudentes, celosos en buenas prácticas y extravagantes en las peores clases de acciones.

Simón, llamado el Cananeo, por provenir de Caná de Galilea (Mt 10,4; Mc 3,18).  La tradición afirma que Simón era el novio de las 'bodas de Caná', a las que asistieron Jesús, su madre y sus discípulos (Jn 2,12). Aparece en todas las listas de apóstoles del Nuevo Testamento: en décimo en las de Mt 10,1; Lc 6,15; Hch 1,13y en undécimo lugar en la lista de Mc 3, 18.

Cuando Jesús lo llamó a seguirlo, Simón experimentó una transformación radical: Simón dejó atrás su postura radical, sus ideales revolucionarios y sus integrismos violentos para abrazar un mensaje de redención y reconciliación. 

Se convirtió en un hombre de fe y comprometido con Cristo, y estuvo muy cercano a Mateo, paradójicamente, extremo opuesto a Simón, dado su pasado pro romano como recaudador de impuestos del Imperio. 

Predicó el Evangelio en Egipto, Armenia y Persia con su hermano Judas Tadeo, donde fueron martirizados (el primero, cortado con una sierra por la mitad, y el segundo decapitado con un hacha) y sepultados, según San Fortunato, obispo de Poitiers (s. VI).

Existe una curiosidad en la escena del arresto de Jesús en el Huerto de los Olivos que leemos en Lc 22,38: "Señor, aquí hay dos espadas". Una evidentemente, era la de Pedro, quien la desenvainó cortándole la oreja a Malco, el sirviente del sumo sacerdote; y la otra, probablemente, la de Simón el Zelote, quien la mantuvo envainada, prueba de su abandono de toda violencia.

La figura de Simón el Zelote es, para todos los cristianos, un símbolo de fervor y compromiso inquebrantable, y u signo de inspiración para vivir nuestra fe con intensidad y determinación, con unidad y comunión, independientemente de nuestros orígenes, ideas o diversidades.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Tienes preguntas o dudas?
Este es tu espacio libre y sin censura