¿Por qué algunas parroquias caminan inexorablemente hacia su total decadencia? ¿Por qué continúan enfermas? ¿Por qué no intentan algo drástico, algo atrevido?
Quisiera compartir algunas reflexiones sobre lo que algunas parroquias hacen y que, tal vez, pudieran responder a estas cuestiones:
No admiten que están enfermas pero siguen como si nada
Lo primero que un enfermo debe hacer para curarse es reconocer que está enfermo.
Una vez que lo admite, se pone en manos del médico y empieza el tratamiento.
Una vez que lo admite, se pone en manos del médico y empieza el tratamiento.
La principal causa de la decadencia de algunas parroquias es su incapacidad para reconocer que no va bien.
"No hay peor ciego que el que no quiere ver".
"No hay peor ciego que el que no quiere ver".
No evangelizan ni hacen discípulos pero dicen que están bien
La Iglesia es una familia que acoge, que integra, que lleva almas a Dios. Su razón de ser es proclamar el Evangelio al mundo entero.
La misión encomendada por Jesús es la primera tarea de todo cristiano: Evangelizar.
Inmediatamente después, es preciso hacer discípulos.
Siguen esperando que las cosas cambien por sí solas pero no hacen nada
San Agustín decía: "Ora como si todo dependiera de Dios y trabaja como si todo dependiera de ti".
Esperar sentado no es cosechar la viña del Señor. Como administradores de la viña del Señor, los párrocos no pueden quedarse inertes. Es preciso que oren y pidan la ayuda del Espíritu de Dios, para después, hacer un diagnostico de sus parroquias.
No están dispuestas a cambiar ... en absoluto
Los cambios siempre producen miedo pero Dios nos exhorta a ser valientes y audaces.
El problema de la mayoría de las parroquias se centra en que sus "soluciones" están todas centradas en la autoreferencialidad.
Las actividades giran en torno a mantener estructuras, fieles y tradiciones internas en lugar de ir hacia las personas del exterior.
No quieren hablar de llegar a otras personas
Han olvidado la identidad misionera de la Iglesia que fundó Cristo.
Están preocupadas sólo de hacer que la parroquia sea más cómoda y apetecible para sus miembros.
Salir de la zona de confort (forjada durante décadas) implica esfuerzo al que no están dispuestas. Es entonces cuando la acedia y la pereza se adueñan de sus corazones.
Están ancladas en el pasado
Tratan de mantener el anticuado paradigma "comportarse/creer/pertenecer" que ya no funciona, añorando tiempos pasados.
Anclarse en el pasado significa inmovilismo, parálisis y, a la postre, la decadencia.
¿Hay esperanza para estas parroquias? ¿Desaparecerán estas comunidades? ¿Hay solución?
Por supuesto que la hay. Dios siempre quiere intervenir en todos nuestros problemas pero hay que dejar que lo haga. Hay que dejar a Dios ser Dios.
Y sólo puede intervenir si volvemos la mirada a Cristo, si confiamos en el Espíritu Santo para que nos guíe, si abandonamos cualquier preferencia, deseo y tradición centradas en el ser humano y confiamos en la voluntad de Dios para nuestras parroquias.
Eso...o morirán.
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