"Dad gracias en todo,
porque ésta es la voluntad de Dios
en Cristo Jesús para con vosotros”
(1 Tes 5,18)
porque ésta es la voluntad de Dios
en Cristo Jesús para con vosotros”
(1 Tes 5,18)
Algunas personas que me conocen bien se sorprenden de que, desde hace un tiempo, acuda a misa a diario. Y se preguntan por qué.
Mi respuesta es siempre la misma: me siento agraciado y agradecido. Agraciado, porque después de una vida en la que Dios ha caminado a mi lado sin yo darme cuenta, por fin, he sido capaz de reconocerle. Agradecido, porque hoy soy consciente de lo mucho que Dios ha hecho por mi, de lo mucho que me ha cuidado, de lo mucho que me ama.
Durante siete largos años he vivido anclado en el resentimiento, en el rencor, en la pérdida, en la queja... pensando: “Yo merezco más de lo que tengo".
Una vez que Jesús, haciéndose el encontradizo, ha caminando a mi lado, ha escuchado mis pérdidas y mis quejas, me ha hecho la pregunta clave: "Alberto, ¿te he dicho alguna vez que te quiero?"
Fue entonces cuando mis ojos se abrieron, mi corazón se sintió infinitamente amado y mis labios dijeron: “Tengo más de lo merezco". Examinando mi vida, he encontrado muchos motivos para estar agradecido a Dios. Hoy, soy consciente de que todo lo que tengo es un regalo de Dios: mi mujer, mis hijos, mis amigos, mis hermanos, mi salud, mi trabajo, mi casa, mis capacidades....Todo es don. Todo es Gracia. Todo es gracias a Dios.
Por ello, he decidido vivir en el agradecimiento.
Por ello, he decidido vivir en el agradecimiento.
Vivir eucarísticamente
"Eucaristía" significa “acción de gracias”. Celebrar la Eucaristía y vivir una vida eucarística tiene muchísimo que ver con vivir en el agradecimiento.
Vivir eucarísticamente es vivir la vida como un don, como un regalo por el que estoy muy agradecido.
Vivir eucarísticamente es ser consciente de mi pequeñez, y por ello, suplicar la misericordia de Dios: “Señor, ten piedad”, “Kyrie Eleison”… Es el clamor de un corazón contrito que reconoce que no puedo culpar de mis pérdidas a Dios, al mundo o a los demás.
Vivir eucarísticamente es ser consciente de mi pequeñez, y por ello, suplicar la misericordia de Dios: “Señor, ten piedad”, “Kyrie Eleison”… Es el clamor de un corazón contrito que reconoce que no puedo culpar de mis pérdidas a Dios, al mundo o a los demás.
Vivir eucarísticamente es saber que mi imperfección humana no es una condición de la que soy víctima, ni tampoco una excusa para decir “no” al amor, ni un motivo para darle la espalda a Dios.
Mi nuevo corazón es un corazón que no acusa, que no juzga ni se queja. Es un corazón agradecido y lleno de amor a Dios. Un corazón que reconoce su propia parte de culpa y que, por eso mismo, está preparado para recibir la misericordia de Dios.
Mi nuevo corazón es un corazón que no acusa, que no juzga ni se queja. Es un corazón agradecido y lleno de amor a Dios. Un corazón que reconoce su propia parte de culpa y que, por eso mismo, está preparado para recibir la misericordia de Dios.
Y por eso voy a la Eucaristía cada día, a pedir misericordia y a dar gracias a Dios.
En todo y por Jesucristo
El apóstol Pablo, en sus epístolas, nos exhorta más de 46 veces a dar gracias: "Dad gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús para con vosotros” (1 Tes 5,18). La clave que resalta el apóstol es: “en todo”.
El apóstol de los gentiles es una referencia y un ejemplo para mi de cómo, aún no teniendo una vida fácil (fue náufrago, tuvo numerosas enfermedades, fue perseguido y hecho prisionero, etc.), es posible dar gracias al Señor incluso en situaciones complicadas. Pero ¿cómo?
San Pablo nos muestra cómo: "dando siempre gracias por todo a Dios Padre en nombre de nuestro Señor Jesucristo" (Ef 5,20). Debo dar gracias a Dios no sólo en los buenos momentos (que es fácil) sino también en los menos buenos (que me cuesta más), es decir, por todas las cosas, “en el nombre de Jesucristo”.
Dar gracias en su nombre significa estar en Su persona, en Jesús mismo: debo ser uno con el Señor en darle gracias a Dios, es decir, vivir a Cristo: "y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí" (Gal 2,20).
Vivir en el agradecimiento
Vivir en el agradecimiento a Dios es:- mirar todo con la perspectiva de la temporalidad. En mi camino, Dios me regala situaciones y personas que aparecen, permanecen, se van o desaparecen….pero soy consciente de que son regalos suyos para llegar a Él.
- abandonarme a la Providencia y comenzar a experimentar a Dios en todo a mi alrededor de una manera poderosa.
- una actitud que nace de la humildad, al reconocer mi pequeñez, mis errores y limitaciones, al disponerme a equivocarme y a aprender, a pedir perdón, a valorar a los demás, a ser generoso y desprendido, a dar la vida por los demás.
- cambiar mi perspectiva del mundo y mi visión de la vida, y enfocarme en el servicio a los demás, en dar más que en recibir, en desprenderme de mis necesidades, para estar pendiente de las de los demás, practicar la misericordia y eliminar la auto-compasión.
- glorificar a Dios: "Porque todo es por vosotros, para que la gracia, cada vez más abundante, multiplique la acción de gracias para gloria de Dios." (2 Co 4,15).
- reconocer la bondad de Dios:"Pues todo lo que Dios ha creado es bueno, y nada se debe rechazar, sino recibirlo con agradecimiento" (1 Tim 4,4).
- adorar y bendecir a Dios: "Entrad en sus pórticos dándole gracias, alabadlo, bendecid su nombre" (Sal 100,4).
- obedecer a Dios: "Dad gracias en toda coyuntura, porque esto es lo que Dios quiere de todos vosotros en Cristo Jesús" (1 Tes 5,18).
- ver multiplicadas las gracias:"Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y la gracia de Dios no ha sido estéril en mí; pues he trabajado más que los demás; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo."(1 Co 15, 10).
- sentir refugio y paz: "En mi angustia clamé al Señor, él me atendió y me dio respiro. El Señor está conmigo; de nada tengo miedo, ¿qué puede hacerme el hombre? El Señor está conmigo, él es mi apoyo, yo veré derrotado a mi enemigo." (Sal 118).
- conmover el corazón de Jesús: "Levántate, anda; tu fe te ha salvado"" (Lc 17,11-19).
- obtener favor de Dios: "El que encuentra una mujer encuentra la felicidad, es un favor que ha obtenido del Señor." (Pro 18,21).
- obtener felicidad y libertad: "Dando gracias al mismo tiempo a Dios, que os ha hecho capaces de participar en la herencia de su pueblo en la gloria, que nos rescató del poder de las tinieblas y nos transportó al reino de su Hijo querido" (Col 1,12).
Gracias Dios, porque puedo oír y ver
Gracias Dios, porque tengo salud
Gracias Dios, porque tengo una familia
Gracias Dios, porque tengo un trabajo
Gracias Dios, porque tengo una comunidad de hermanos.
Gracias Dios, porque tengo una vida para buscarte,
amarte, alabarte y darte gloria.
Gracias.
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