¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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martes, 29 de julio de 2025

CARTA A LOS GÁLATAS: LA SALVACIÓN VIENE DE CRISTO, NO DE LA LEY

 

La carta a los Gálatas ocupa el noveno lugar de los libros del Nuevo Testamento y el cuarto del corpus paulino. 

Se trata de una de las "cartas iniciales". Es una carta circular que no va dirigida a una comunidad, sino a varias iglesias de la provincia romana de Galacia, en la región de Licaonia, Asia Menor: IconioListraDerbe Antioquía de Pisidia.

Su tono es polémico e incluso agresivo para hacer frente a la denominada "crisis gálata": no da concesiones a sus adversarios, muy propia del carácter paulino, exponiendo abundantes datos biográficos, tanto del propio Pablo como de la primitiva Iglesia cristiana. 

Autoría, lengua y lugar de composición
Escrita en griego koiné entre los años 54-57 d.C., desde Éfeso o Corinto (y menos probable, desde Antioquía de Siria), es anterior a la carta a los Romanos y está atestiguada por la Tradición de la Iglesia (san Policarpo de Esmirna, san Ireneo de Lyon, Clemente de Alejandría, Tertuliano y Orígenes) como la más auténtica y fidedigna obra de san Pablo.

La comunidad gálata
Las iglesias del sur de Galacia fueron fundadas por Pablo y Bernabé, durante su 1º viaje misionero entre el año 45-49 d. C. (Hch 13,13-14,24) y las iglesias del norte de Galacia por Pablo y Silas, durante su 2º viaje misionero entre el 49-52 d.C.

Compuestas por cristianos provenientes del paganismo y descendientes de antiguas tribus celtas o "galas" (de ahí su nombre) que tres siglos antes habían llegado desde el centro de Europa y a las que ya Julio César tildó de "ingenuas y volubles".

Posiblemente, Pablo no tenía intención de detenerse demasiado tiempo en los territorios de Galacia y de Frigia, ya que no existían ciudades de cierta entidad (objetivo estratégico del apóstol), pero una inesperada y grave enfermedad le obligó a quedarse un tiempo entre los gálatas, ocasión que aprovechó para anunciarles el Evangelio (Gal 4,13).
 
Desde el principio, los gálatas mostraron una gran acogida al evangelio y durante un tiempo vivieron la fe cristiana con la misma alegría y confianza con la que también habían recibido la presencia del apóstol (Gal 4,13-15). Pero, poco después, ese primer fervor se fue enfriando (Gal 5,7) y comenzaron a surgir serios problemas doctrinales (la "crisis gálata").

La crisis gálata
Pablo se encuentra en Éfeso cuando le llegan noticias de que las iglesias gálatas del sur se encuentran en una grave crisis de identidad cristiana provocada por predicadores itinerantes, judaizantes radicales que, al igual que en Corinto, Filipos y otras comunidades cristianas, ponen en entredicho la validez, legitimidad y autoridad apostólica de Pablo

Le acusan de ser "un mini apóstol que predica un evangelio mutilado", pues el verdadero evangelio es el de los apóstoles de Jerusalén que observan fielmente la ley mosaica, incluida la circuncisión.

Pablo toma conciencia de la gravedad del problema que se cierne, no tanto sobre su persona, ni siquiera por el daño irreparable que pueden ocasionar en las jóvenes comunidades gálatas, sino por el gran perjuicio que puede traer sobre toda la Iglesia cristiana: no se trata de un problema específico de estas comunidades sino que afecta al cristianismo en su totalidad, poniendo en serio peligro la esencia y el futuro del mensaje de Cristo. 

La carta y sus destinatarios
Aunque desconocemos las causas que le impidieron visitar personalmente, muy a su pesar, las comunidades gálatas para hacer frente a la crisis (Gal 4,20), Pablo tuvo que utilizar una vez más el recurso epistolar para solucionar los problemas existentes.

La disputa de los judaizantes será el tema principal que la Iglesia planteará en el 1º Concilio de Jerusalén, celebrado entre el año 48-49 d.C. (Hch 15,1-95), cuestión que quedará zanjada a favor de Pablo y en contra de los judaizantes.
Seguramente, dicha disputa se originó inicialmente en el seno de la Iglesia de Jerusalén en los primeros años del cristianismo, lo que significaría que la carta a los Gálatas habría sido escrita antes de dicho concilio y que sus destinatarios serían las comunidades gálatas del sur que Pablo había fundado. Y por tanto, sería el 1º escrito del Nuevo Testamento, cronológicamente hablando, anterior incluso a la 1ª carta a los Tesalonicenses.

No obstante, un análisis exhaustivo de la carta favorece la opinión de que la crisis surgió entre las comunidades gálatas del norte, a las que escribe Pablo alrededor del año 55-56 d.C. desde Éfeso, o en el 57 d.C., desde Corinto. 

Estilo literario 
La expresión de Gal 6,11: "mirad con qué letras tan grandes os escribo, son de mi puño y letra", pone de relieve, no sólo la autoría de Pablo, sino el tono autoritario y agresivo con el que se dirige a sus destinatarios.

La carta tiene una finalidad apologética muy relacionada con la carta a los Romanos y aunque Pablo esgrime un aparente "desorden", todo en él apunta a su único objetivo, la defensa del Evangelio frente a los judaizantes, para lo cual utiliza todo tipo de recursos literarios:
  • referencias históricas
  • recuerdos personales
  • citas de la Escritura
  • exégesis característica de las escuelas rabínicas
  • argumentos ad hominen, es decir, contra quienes plantean la polémica: los judaizantes
  • interpelaciones irónicas y vehementes dirigidas en 2ª persona a sus adversarios (Gal 5,12)
 Con todos estos instrumentos, la intención de Pablo es:
  • denunciar duramente (cf. Gal 1,8-9; 5,10-12; 6,12-13) las falsas enseñanzas de estos "intrusos infiltrados" (cf. Gal 2,4) que pretenden una vuelta a la Ley mosaica y a la circuncisión como garantías para alcanzar la salvación (Gal 3,11-14; 5,1-6; 6,12-13)
  • defender la autoridad y la legitimidad de su apostolado (Gal 1,10-12) que ha recibido por revelación de Jesucristo
Por su parte, a los gálatas les llama insensatos (Gal 3,1) y 
les recrimina su frágil fe y de perseverancia (Gal 2,14), pero también les ruega con dulzura (Gal 4,12) y les llama "hijos míos, por quienes sufro" (Gal 4,19).

Contenido
En el párrafo inicial, Pablo anticipa el tema central de su carta: la salvación del hombre viene de Dios a través de Jesucristo "que se entregó para liberarnos de nuestro pecados y de la perversión de este mundo" (Gal 1,3-4). 

Defiende vehementemente que no se puede equiparar a Cristo con un simple mediador, que no se le puede considerar un segundo Moisés, ni asemejar a otros tantos intercesores a lo largo de la historia de la salvación: el acontecimiento definitivo y decisivo en la salvación es únicamente Cristo (Gal 4,4-7). Tampoco se le puede equiparar con la Ley, que no solo no es fuente de salvación, sino que es ocasión de pecado, por cuanto ésta señala lo que hay que hacer, pero no proporciona las fuerzas y los medios para hacerlo.

Ahora bien, aunque sólo Dios salva a través de Jesucristo, al hombre le corresponde creer y aceptar a Cristo como el único salvador, en un proceso de salvación-justificación: Dios llama (la gracia) y el hombre responde (la fe). 

Esta respuesta del hombre no sólo está apoyada en la palabra y en las promesas de Dios, sino que el mismo Jesucristo las ha convertido en realidades. Pero además, esta respuesta de la fe es universal y comunitaria, y no tiene condicionamientos, ni privilegios, ni privilegiados (Gal 3,28).

La fe no es un simple asentimiento intelectual sino que implica un dinamismo intrínseco: el dinamismo del amor, es decir, la fe que actúa por medio del amor (Gal 5,6) y que nos convierte en "hombres nuevos" a imagen de Cristo, y en "hombres libres" de la fuerza destructiva del pecado y de la muerte, de toda ley externa y de todo intento de auto-divinización por parte del hombre.

Esta teología de la justificación-salvación coincide con la teología de la locura de la cruz que Pablo utiliza en otras de sus cartas ante situaciones problemáticas como en Corinto o en Filipos: Dios se anticipa para salvar al hombre, que debe corresponder con Él.

Estructura
La epístola está dividida en 3 secciones precedidas de una introducción y seguidas de una conclusión:
  1. Prólogo (1,1-10): no contiene acción de gracias ni expresión de gozo o afecto. Simplemente un escueto encabezamiento, unas palabras de bendición y una doxología, seguidos del tema principal de la carta: No hay más evangelio que el de Jesucristo.
  2. Sección histórico-apologética (1,11-2,14): 
    • defiende la autenticidad de su mensaje evangélico anunciado por él
    • reivindica la legitimidad de su labor de apóstol llamado y enviado por Dios a anunciar a Jesucristo entre los gentiles. 
    • admite su anterior fanatismo judío y su persecución a los santos de Dios, pero afirma el reconocimiento de su ministerio por parte de los apóstoles de Jerusalén, incluso en su enfrentamiento con Pedro en Antioquía de Siria. 
  3. Sección doctrinal (2,15-4,31): 
    • amonesta a quienes habían vuelto al cumplimiento externo de la ley, menospreciando así la gracia de Dios
    • expone de la fe de Abraham y el cumplimiento de las promesas de Dios en los gentiles, superando la ley mosaica.
    • exhorta al buen uso de la libertad conforme a la ley del amor de Cristo, que debe configurar la vida del cristiano y por la que el Espíritu de Dios guía a la Iglesia.
  4. Sección exhortativa (5,1-6,10): contrapone los vicios, que son obras de la carne esclavizante, con las virtudes, que son fruto del Espíritu liberador.
  5. Epílogo (6,11-18): expone observaciones a modo de resumen, una nota escrita de su propio puño y letra, y una breve bendición final