¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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lunes, 13 de octubre de 2025

DIVISIONES Y CONFLICTOS EN LA IGLESIA

"Os ruego, hermanos, 
en nombre de nuestro Señor Jesucristo,
que digáis todos lo mismo 
y que no haya divisiones entre vosotros.
Estad bien unidos con un mismo pensar y un mismo sentir.
Pues, hermanos, me he enterado por los de Cloe
de que hay discordias entre vosotros.
Y os digo esto porque cada cual anda diciendo:
'Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo,
yo soy de Cefas, yo soy de Cristo'.
¿Está dividido Cristo?
¿Fue crucificado Pablo por vosotros?
¿Fuisteis bautizados en nombre de Pablo?"
(1 Cor 1,11-13)

En su primera carta a la Iglesia de Corinto, el apóstol Pablo nos muestra los conflictos y las divisiones que surgieron desde el principio en aquella comunidad cristiana para ayudarnos a evitar los conflictos que siguen ocurriendo también hoy en la Iglesia del siglo XXI:

  • "Los de Pablo". Son el grupo de los gentiles, no judíos incorporados a la Iglesia, los nuevos conversos que tienden a criticar a quienes han estado siempre en la Iglesia.
  • "Los de Apolo". Son el grupo de los intelectuales de la Iglesia que se sienten superiores al resto de los cristianos y, en particular, a menospreciar a los conversos.
  • "Los de Cefas". Son el grupo de los judeocristianos, los legalistas y rigoristas de la Iglesia que quieren someter el evangelio al cumplimiento de las normas y las tradiciones.
  • "Los de Cristo". Son el grupo de los carismáticos de la Iglesia, que se tienen por más "santos" que el resto porque dicen no tener tentaciones ni pecados.

Estos partidismos eran síntomas de una mala comprensión del liderazgo cristiano que Pablo resuelve redirigiendo el enfoque erróneo de los corintios recordándoles que es Dios quien hace crecer a la Iglesia, no los líderes, que son meros servidores: "Yo planté, Apolos regó, pero fue Dios quien hizo crecer, de modo que, ni el que planta es nada, ni tampoco el que riega; sino Dios, que hace crecer" (1 Corintios 3,6-7). 
En nuestra sociedad actual podemos observar la gran polarización existente a nivel político, económico, social, conyugal, deportivo, incluso eclesial...Hoy en la Iglesia existen muchos movimientos, carismas y realidades que caminan hacia el mismo sitio de formas diferentes, pero deben hacerlo en unidad con los demás cristianos.

Una unidad que estaba ya amenazada cuando, en presencia del mismo Jesús, sus apóstoles más cercanos discutían entre ellos sobre quién era el más importante (cf. Lc 9, 46). El Señor, sin embargo, insistió mucho en la unidad en torno al Padre, porque todos somos hijos suyos, haciéndonos entender que nuestro anuncio y nuestro testimonio serán tanto más creíbles cuanto más capaces seamos de vivir en comunión fraterna.
Los conflictos en la Iglesia suelen ser consecuencia de distintas interpretaciones teológicas, rituales, doctrinales, tradicionales, de disputas internas de poder o de ambiciones personales. Pero, ante todo esto, nosotros, como miembros de la Iglesia, ¿Qué podemos y debemos hacer para mantener la unidad, la paz y la armonía dentro de la diversidad?

Lo primero, rezar por la unidad de los cristianos, y junto a la oración, reconocer las diferencias, buscar puntos en común y priorizar el diálogo abierto, la escucha activa, la empatía y la búsqueda de soluciones pacíficas.

En segundo lugar, las divisiones denotan falta de madurez espiritual. Para superarlas debemos crecer en la fe, pero no solo en conocimiento sino también en comportamiento, dejándonos guiar por la exhortación al amor de Pablo en 1 Cor 13.

En tercer lugar, no debemos fijarnos en lo que nos divide, sino en lo que nos une: todos creemos en Cristo y todos somos miembros de su cuerpo místico, ninguno es más importante que otro y todos somos necesarios como dice Pablo en 1 Cor 12:

"El cuerpo no lo forma un solo miembro, sino muchos. 
Si dijera el pie: 'Puesto que no soy mano, no formo parte del cuerpo', 
¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? 
Y si el oído dijera: 'Puesto que no soy ojo, no formo parte del cuerpo', 
¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? 
Si el cuerpo entero fuera ojo, ¿Dónde estaría el oído?; 
si fuera todo oído, ¿Dónde estaría el olfato? 
Pues bien, Dios distribuyó cada uno de los miembros en el cuerpo como quiso. 
Si todos fueran un solo miembro, ¿Dónde estaría el cuerpo? 
Sin embargo, aunque es cierto que los miembros son muchos, 
el cuerpo es uno solo. 
El ojo no puede decir a la mano: 'No te necesito'; 
y la cabeza no puede decir a los pies: 'No os necesito'. 
Sino todo lo contrario, los miembros que parecen más débiles son necesarios. 
Y los miembros del cuerpo que nos parecen más despreciables 
los rodeamos de mayor respeto; 
y los menos decorosos los tratamos con más decoro; 
mientras que los más decorosos no lo necesitan. 
Pues bien, Dios organizó el cuerpo dando mayor honor a lo que carece de él, 
para que así no haya división en el cuerpo, 
sino que más bien todos los miembros se preocupen por igual unos de otros" 
(1 Cor 12,14-25)