¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.

lunes, 19 de noviembre de 2018

LA ESCALERA MECÁNICA

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"El desaliento es enemigo de tu perseverancia. 
Si no luchas contra el desaliento, llegarás al pesimismo, primero, 
y a la tibieza, después. 
Sé optimista."
(San Jose María Escrivá)

La fe es como una escalera mecánica en constante movimiento, que baja continuamente y por la que nosotros debemos subir. 

Requiere un esfuerzo por nuestra parte para subirla pues se mueve en dirección opuesta a nuestro destino al final de la escalera, que es Dios.

Necesitamos perseverancia, firmeza y constancia en la ejecución de los propósitos y en las resoluciones del ánimo. Debemos subir la escalera constantemente, sin pararnos ante ninguna distracción. 

Necesitamos subirla con una voluntad firme o nos arrastrará hacia abajo, necesitamos subirla con ánimo y decisión y por supuesto, no mirar hacia atrás para ver lo que dejamos.

Debemos vigilar siempre para no confundirnos de sentido. Lo fácil, lo cómodo, es dejarse arrastrar hacia abajo.

A veces, puede que sintamos cansancio, flojera en las piernas, desgana o desaliento para seguir ascendiendo en contra. Es un momento peligroso porque podemos tener la tentación de agarramos al pasamanos y dejarnos llevar hacia abajo.

Es entonces cuando debemos pedir ayuda a Dios y a otros que suben por la misma escalera para que nos insuflen ánimos y ayuda.

Es entonces cuando vemos a nuestra Madre, la Virgen María que alarga su mano para que no desfallezcamos.

escalera al cieloSan José María Escrivá decía que “Comenzar es de todos; perseverar, de santos. Que tu perseverancia no sea consecuencia ciega del primer impulso, obra de la inercia: que sea una perseverancia reflexiva”.

Todos comenzamos a subir la escalera con un primer impulso inicial, con mucho ánimo, con muchas ganas, con mucho interés, pero debemos saber que no debemos gastar esfuerzos innecesarios porque no se trata de subirla deprisa sino con constancia, hasta el final.

Subir la escalera mecánica de la fe implica no cejar en el empeño de querer llegar al final, a la santidad, a Dios y, además, creérnoslo.

Subir la escalera es poner cada pie en un nuevo peldaño, sabiendo que no podemos dejar de poner el otro pie en el siguiente peldaño.

Subir la escalera es cumplir fielmente con lo que nos comprometimos: llegar hasta el final.

Subir la escalera requiere entrenamiento y buena forma espiritual.

Subir la escalera requiere paciencia, no hay prisa, sino deseo de llegar, certeza de que nuestro "sí" es de verdad.

Subir la escalera es sencillamente creer que debemos y podemos llegar.

Subir la escalera es estar enamorado de quien nos espera al final y arder en deseos de abrazarle.

Es el amor a Dios sobre todas las cosas el que nos impele a llevar a lo alto de la escalera.

Y cuando estemos en el último escalón, poder decir lo que Pablo le dijo a Timoteo: "He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe" (2 Timoteo 4,7). Poder decir "He subido la escalera".

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