"Jesús vio a un hombre llamado Mateo,
que estaba sentado a la mesa
de recaudación de impuestos,
y le dijo: 'Sígueme'.
Él se levantó y lo siguió.
Mientras Jesús estaba comiendo en la casa,
acudieron muchos publicanos y pecadores
y se sentaron a comer con él y sus discípulos"
(Mateo 9, 9)
Mateo (del arameo Mattai, "don de Yaveh", “regalo de Dios”), o Leví (nombre dado por Jesús), hijo de Alfeo y hermano de Santiago el Menor, vive en Capernaúm y muere como mártir en Etiopía.
Es el único apóstol que no tiene por oficio el de pescador sino que es un publicano, es decir, un trabajador público al servicio del Imperio romano que cobra impuestos al pueblo de Israel. Los recaudadores de impuestos, considerados usureros y asimilados a las prostitutas, a los gentiles y a los pecadores (Mateo 18,17; Mateo 21,31-33; Mateo 9,10; Marcos 2,15, 16; Lucas 5,30) son odiados por los judíos puesto que Dios es el único a quien se debe pagar tributos u ofrendas y, por tanto, pagar impuestos a los hombres es infringir los derechos de Dios.
Mateo es que es el autor del primer Evangelio y el primero que narra las enseñanzas de Jesús. Su Evangelio comienza con la narración de la genealogía humana de Jesús: "Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham" (Mateo 1, 1).
Así narra Mateo su propia vocación: "No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores" (Mateo 9, 13). Aparece también en los otros dos sinópticos, pero nombrado como Leví. Marcos especifica: "Leví, hijo de Alfeo" (Marcos 2, 14) y Lucas, por su parte, subraya que la comida era "un gran banquete" que Leví ofreció a Jesús... en su casa" (Lucas 5, 27-28).
En el himno de Laudes, "Præclara Qua", rezamos: "Oh Mateo, ¡qué riquezas tan grandes te prepara el Señor, que te llamó cuando estabas (...) apegado a las monedas! A impulsos de tu amor ardiente te apresuras a recibir al Maestro (...)".
Tras su llamada, nada sabemos de Mateo por la Escritura, tan sólo vuelve a aparecer en las listas de los Doce: el octavo en la enumeración de los Hechos de los Apóstoles y en la del mismo Mateo (que cuando se nombra a sí mismo, aclara: "Mateo, el publicano"), y el séptimo en la lista de Marcos y en la de Lucas.
Predica la Palabra de Dios entre los partos y los persas, pero sobre todo, en Etiopía: allí vence a dos magos que se hacen adorar como dioses y a los dragones que los acompañan, y después resucita a la hija del rey Egipo (o Hegesipo). Por oponerse al matrimonio del rey Hirciaco con su sobrina Ifigenia, conversa cristiana por la predicación del Apóstol, sufre el martirio.
Sacado de la visión de "los cuatro seres vivientes" de Apocalipsis 4 y de Ezequiel 1, la Tradición representa a Mateo como el del "rostro humano" y por ello, un hombre alado (o ángel) es el símbolo de su Evangelio. Habitualmente se representa a Mateo escribiendo acompañado por una figura de un hombre alado.
Símbolo apostólico: tres bolsas de dinero.
Fiesta: 21 de Septiembre.
Patrono: de los banqueros, financieros, cambistas, inspectores de Hacienda, etc.