¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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martes, 5 de marzo de 2019

INVERTIR EN ETERNIDAD

Resultado de imagen de tesoros en el cielo
"No atesoréis en la tierra,
 donde la polilla y el orín corroen 
y donde los ladrones socaban y roban". 
Atesorad, más bien, en el cielo, 
donde ni la polilla ni el orín corroen, 
ni los ladrones socaban ni roban;
porque donde está tu tesoro, 
allí está también tu corazón". 
(Mateo 6, 19-21)

Nos pasamos la vida tratando de acumular cosas en la Tierra. Invertimos talentos y esfuerzos en educación, dones y energías en encontrar un trabajo, empeño en formar una familia. Invertimos dinero para comprar casas, terrenos, acciones, coches, muebles, ropa...Invertimos nuestro tiempo en hobbies, deportes o aficiones. Incluso, algunos invierten toda su salud por dinero, fama y honor. 

Los seres humanos ponemos nuestro corazón en acumular muchas cosas en la tierra... y por ello, descuidamos nuestra inversión en "cielo". No estamos muy pendientes en acumular tesoros para la eternidad, de apostar todo por Dios. Quizás porque lo vemos muy lejano...quizás porque nos falta confianza...quizás porque vemos a Dios como un "impuesto" y no como una "inversión".

Imagen relacionadaSin embargo, Dios quiere que tengamos visión de la eternidad: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios” (Colosenses 3, 1). 

Contrario a lo que el mundo enseña, Dios nos sugiere "no acumular posesiones en la tierra donde los ladrones pueden robarnos, y donde las polillas y el óxido corroen" (Mateo 6, 19).

Dios nos muestra el camino con el ejemplo: "Vosotros ya conocéis la generosidad de nuestro Señor Jesucristo, el cual siendo rico se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza" (2 Corintios 8, 9).

La fe nos muestra que nuestro paso por la tierra es breve, que nuestro peregrinaje por este mundo es efímero, y que nuestro hogar permanente está en el cielo, donde vamos a pasar mucho más tiempo que aquí. Allí necesitaremos los tesoros y las recompensas mucho más que en la Tierra porque allí serán para siempre, para toda la eternidad.

Porque todo en el mundo es efímero, todo se pierde, todo pasa. Todo lo que acumulemos en la tierra durante 80 o 100 años de vida, vamos a tener que dejarlo aquí. Sin nada vinimos a este mundo y sin nada nos iremos. Es en el cielo donde disfrutaremos nuestros tesoros para siempre y sin peligro de perderlos.

Entonces, ¿acumulo tesoros en el cielo? ¿invierto en eternidad?¿apuesto todo por Dios? ¿ahorro para la eternidad?

Resultado de imagen de tesoros en el cieloInvertir en eternidad es multiplicar los recursos que Dios nos ha dado. Acumular tesoros en el cielo es apostar por los méritos de Cristo. Él es la clave. Él es nuestra apuesta a "caballo ganador".

El capítulo 6 del Evangelio de Mateo nos ofrece algunas sugerencias sobre nuestra relación con los bienes materiales y los espirituales. Jesús es exigente y nos pide muchas cosas:

-no acumular (Mateo 6,19-21). Acumulamos porque no confiamos. En el fondo, tememos que nos pueda ir mal. Pero atesorando bienes en la tierra, podemos perderlos, nos los pueden robar y, en cualquier caso, no podemos llevarlos con nosotros, cuando muramos.

-no ser avaros ni mezquinos (Mateo 6,22-23).  Enfermamos cuando nos encerramos en nosotros mismos, "nos miramos el ombligo" y confiamos únicamente en nosotros y en nuestros logros o bienes. Es entonces cuando nuestro corazón se vuelve mezquino y avaro. Es entonces cuando vivimos con tristeza y en oscuridad. Sin embargo, si alzamos nuestros ojos a Dios, nuestra mirada se vuelve generosa y todo es luz.

-no servir a dos señores (Mateo 6,24). Nadie puede servir a dos amos. Nadie puede tener dos jefes, porque siempre se decantará por uno o por otro. Cristo nos pide un corazón puro y entregado totalmente a él. Jesús no quiere "corazones partidos" ni quiere "tibios" ni "zonas grises".

-no inquietarnos por nuestras necesidades. Cristo nos exhorta a abandonarnos a la providencia divina: "Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás, se os dará por añadidura." (Mateo 6,25-34). Esto implica confianza y abandono total en Dios. Como hace un niño con su padre, Como hacen las aves del cielo.

Invertir en eternidad, es ponerlo todo en manos de Dios. Invertir en el Reino de Dios, es dejar que Dios reine en nuestros corazones. Invertir en cielo, es apostar por Cristo con nuestro tiempo, talentos y esfuerzo.

Hagamos un "stop" y preguntémonos:

¿Dónde está mi riqueza? ¿Dónde está mi corazón? 
¿Dónde está mi inversión? ¿Dónde invierto mis ahorros?
¿A quién dedico mi tiempo? ¿En qué empleo mis esfuerzos y mis dones?
¿Cómo está mi cuenta celestial? ¿Está en números verdes o rojos?