¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.
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lunes, 8 de agosto de 2022

MEDITANDO EN CHANCLAS (8): LO MATARÁN, PERO RESUCITARÁ

"El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres, 
lo matarán, pero resucitará al tercer día"
(Mt 17,22-23)

El evangelio de hoy nos muestra dos temas distintos y en principio inconexos, en los que Jesús nos muestra varias virtudes implícitas de aplicación a nuestra vida cotidiana: fortaleza, solidaridad y prudencia.

El primer tema se refiere al segundo anuncio de su pasión, muerte y resurrección, el más breve, sucinto y genérico de los tres que realiza Jesús en los sinópticos. El primero lo realiza durante su transfiguración en el monte Tabor (Mt 16,21-23; Mc 8,31-35; Lc 9,21-24), el segundo, en Galilea (Mt 17,22-23; Mc 9,30-32; Lc 9,44-45) y el tercero será al entrar en Jerusalén (Mt 20,17-19; Mc 10,32-34, Lc 18,31-34). 

Jesús les repite a los apóstoles en varias ocasiones el desenlace de su misión, como una muestra de vida cristiana que elige voluntariamente hacer la voluntad de Dios. Según Mateo, este anuncio les entristece, y según Marcos y Lucas, no lo entienden.

El objetivo pedagógico de Jesús es claro: la necesidad de cultivar virtudes cristianas que nos ayuden a sobrellevar las dificultades.

Jesús nos muestra cómo el camino de la resurrección pasa indefectiblemente por el camino de cruz, del sufrimiento, a veces voluntario y otras involuntario, que debemos afrontar con valentía, fortaleza y confianza en Dios, porque la recompensa merece la pena. 

El segundo tema se refiere al pago de los impuestos anuales al Templo prescrito en Ex 30,11-16, con el que Jesús nos muestra la otra cara de la moneda de nuestra vida. Mientras caminamos hacia nuestra meta celestial, Jesús nos enseña nuestro compromiso cívico como cristianos de cumplir con nuestros deberes como ciudadanos. No existen privilegios ni excepciones, ni siquiera para el Hijo de Dios. 

El Señor me muestra la obligatoriedad de ser solidario en mis obligaciones humanas y la necesidad de ser prudente para no escandalizar. Aunque tenga razón en mis planteamientos, aunque tenga derecho a protestar ante la injusticia debo acatar las situaciones que la sociedad me impone para no hacer escándalo.

Nuevamente, la pedagogía divina me muestra la manera de afrontar mi peregrinaje en la tierra con los ojos puestos en mi destino eterno. Sé que, como el Señor, voy a ser entregado, humillado e incluso asesinado por los hombres pero sé...que resucitaré.

Y por eso, necesito reflexionar sobre algunas cuestiones:

¿Afronto mis dificultades con confianza y fortaleza o me entristezco y me derrumbo ante mis problemas a la primera de cambio? 
¿Entiendo el para qué o me paralizo en el por qué de mis padecimientos?
¿Cumplo y acato mis obligaciones ciudadanas y sociales o escandalizo a otros con mi dejadez?
¿Soy solidario con los demás o busco solo mi interés y bienestar?


JHR