¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.

miércoles, 5 de octubre de 2016

"MAS ALLÁ DE MIS MIEDOS": EL SÍ DE UN CRISTIANO


"Mas allá, de mis miedos, mas allá de mi inseguridad, 
Quiero darte mi respuesta 
Aquí estoy para hacer tu voluntad 
Para que mi amor sea decirte si, hasta el final"


Algunas personas, por naturaleza, tienden a estar tristes porque para ellas, la alegría es un desafío permanente. Cuando sufren, no son capaces de encontrar las alegrías específicas que Dios tiene para cada circunstancia ni tampoco que nuestro enemigo nos odia y trata de robarnos hasta la última gota de alegría que puede.

Pero hay cristianos que viven con un pie en ambos mundos mientras buscan la felicidad. Tienen un ojo en el cielo y en la tierra. Dicen estar con Cristo para hallar la plenitud, pero por otro lado, siguen tratando de encontrar la seguridad, la satisfacción, el placer o el cumplimiento de este mundo. Y no son felices. No pueden serlo

La única manera de obtener la felicidad, es decir, la plenitud, es dar un completo "Sí" a Dios. Lo que significa decir "No" al mundo.

Hoy, comparto mi alegría: a mis 50 años, me confirmo en la fe de Cristo. Doy mi "Sí", hasta el final. Digo "no" al mundo. No es mérito mío, sino de Dios. Es mi Padre quien me brinda la oportunidad de servirle y de hacer su voluntad.

Nuestro Sí

Es importante para todos los cristianos estar convencido de que Dios es bueno. Y lo que es más, sólo Dios es bueno.

Si no estamos absolutamente convencidos de que sólo Dios es bueno, no seremos capaces de decir "No" a otros dioses que prometen alegría, pero que ofrecen tristeza. Ni siquiera debemos imaginar que hay un poco de bueno lejos de Dios y de su voluntad. Ni una pizca.

Los Salmos nos conducen hacia esta gran verdad:


"Guárdame, oh Dios, pues me refugio en ti. Yo le he dicho: "Tú eres mi Señor, no hay dicha para mí fuera de ti.". (Salmo 16, 2)

"¿A quién tengo en los cielos sino a ti? y fuera de ti nada más quiero en la tierra." (Salmo 73, 25)

"¡A ti clamo, Señor, a ti te digo: "Tú eres mi esperanza, mi parte en la tierra de los que viven!." (Salmo 142, 6)

En el Nuevo Testamento, Santiago escribe:

"Hermanos muy queridos, no se equivoquen:son las cosas buenas y los dones perfectos los que proceden de lo alto y descienden del Padre que es luz; allí no retornan las noches ni pasan las sombras." (Santiago 1, 16-17)

Cada granito de bien en este mundo viene de Dios. Nada puede ser bueno a menos que venga de Dios. La fe es un don gratuito de Dios. Un cristiano alegre cree esta verdad y edifica su vida sobre ella y agradece a Dios este regalo.

Dios es bueno. Sólo Dios es bueno. Y todo lo bueno viene de Dios. Y lo mejor de todo, Dios se nos da a sí mismo. Y Él es nuestra alegría, el deleite indeciblemente y el gozo glorioso de nuestro corazón: "Me enseñarás la senda de la vida, gozos y plenitud en tu presencia, delicias para siempre a tu derecha". (Salmo 16,11)

Nuestro No

Satanás nos tienta a pensar que podemos encontrar algo bueno y satisfactorio fuera de Dios. 

Pero debemos decir un fuerte y rotundo "no" a todo lo que promete el bien sin Dios. Este gran "No" está en el corazón de la fe cristiana.

La esencia del mal siempre busca fuera de Dios y de su voluntad. 

Así es como fue engañada nuestra madre Eva: "A la mujer le gustó ese árbol que atraía la vista y que era tan excelente para alcanzar el conocimiento. Tomó de su fruto y se lo comió y le dio también a su marido que andaba con ella, quien también lo comió.". (Génesis 3, 6)

Tropezamos de la misma manera que lo hizo Eva. Cuando buscamos en nuestra vida, parece que tratemos de conseguir algo bueno fuera de Dios y de sus caminos. Anhelamos el placer, el dinero, la seguridad, la fama, la satisfacción, la justicia, la comodidad, etc, pero tratamos de conseguirlo sin Dios.

Y esto es idolatría. Buscamos siempre fuera de Dios, idolatramos cosas (dioses) para satisfacer nuestras necesidades y deseos. Estos dioses prometen alegría, pero que nos llevan a la miseria. Corremos tras otros dioses para encontrar la alegría, pero no la encontramos.

Así que elige hoy a quién vas a servir. No se puede servir a dos amos: "Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero". (Mateo 6, 24)

Mira a Dios y haz su voluntad y obtendrás muchos regalos en tu vida. Espera en Dios, y no corras detrás de otros dioses. Dios es el camino a la alegría. Dios es el camino a la vida plena.

Os dejo con una de mis canciones favoritas, "En mi Getsemaní":



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