En el mundo empresarial, lo más importante es la productividad.
En el mundo espiritual, también. Pero la Biblia no usa la palabra "productividad" sino la palabra "fruto". Dios quiere que seamos fructíferos, pero ¿cómo lograrlo?
Plantar las semillas
Lo primero a lo que Dios nos llama es a plantar las semillas y para ello, debemos seleccionar el tipo de semillas que vamos a utilizar. No se puede pretender sembrar todo tipo de plantas.
Fijar las raíces
Lo primero a lo que Dios nos llama es a plantar las semillas y para ello, debemos seleccionar el tipo de semillas que vamos a utilizar. No se puede pretender sembrar todo tipo de plantas.
Otras veces, en lugar de sembrar directamente en la tierra, tendremos que hacerlo en semilleros para controlar mejor las condiciones ambientales. Cuando esto se logra, se realiza el trasplante a otro sitio.
Muchas personas que se acercan a Dios no pueden pasar directamente del estado inicial a la madurez espiritual en la comunidad.
Para ello, disponemos de semilleros, los grupos pequeños, que son espacios destinados de forma específica para su desarrollo y con los cuidados especiales que éstas necesitan para poder germinar. El paso de ahí a la comunidad es mucho más fácil y menos traumático.
Para ello, disponemos de semilleros, los grupos pequeños, que son espacios destinados de forma específica para su desarrollo y con los cuidados especiales que éstas necesitan para poder germinar. El paso de ahí a la comunidad es mucho más fácil y menos traumático.
Debemos saber qué también cuándo hacerlo, es decir, en qué momento o qué época del año es la más idónea o no obtendremos éxito.
Después de la siembra, debemos abonar el terreno y regarlas abundantemente.
Fijar las raíces
Dios dice que no puede haber fruto si no hay raíces fijadas a la tierra. Sobre todo, para cuando lleguen los tiempos de sequía.
La sequía es un largo período sin lluvia.
Una sequía espiritual se produce cada vez que tenemos que prescindir de algo que necesitamos: tiempo, energía, dinero o apoyo.
Seguro que habrá momentos de sequía a lo largo de nuestra vida, y por tanto, nuestras raíces deben estar bien fijadas a la tierra para buscar agua bajo de la superficie.
La sequía es un largo período sin lluvia.
Una sequía espiritual se produce cada vez que tenemos que prescindir de algo que necesitamos: tiempo, energía, dinero o apoyo.
Seguro que habrá momentos de sequía a lo largo de nuestra vida, y por tanto, nuestras raíces deben estar bien fijadas a la tierra para buscar agua bajo de la superficie.
Arrancar las malas hierbas
Las malas hierbas son las cosas que impiden o limitan nuestro crecimiento espiritual. Las malas hierbas son las cosas que ahogan nuestra relación con Cristo.
Las malas hierbas crecen con una facilidad asombrosa. No necesitan cuidados ni agua. Sencillamente, crecen.
Son un signo de abandono. Si nos descuidamos, las malezas comienzan a crecer y ahogan a las buenas.
Son un signo de abandono. Si nos descuidamos, las malezas comienzan a crecer y ahogan a las buenas.
Debemos eliminarlas en cuanto empiecen a aflorar.
Podar las ramas
La poda no sólo consiste en cortar las ramas muertas, sino las vivas también, con el fin de mejorar la forma de la planta y estimular su crecimiento.
La poda es esencial para una mayor productividad. No es opcional. Si queremos ser productivos, Dios nos indicará los momentos de poda.
La poda es esencial para una mayor productividad. No es opcional. Si queremos ser productivos, Dios nos indicará los momentos de poda.
Dios nos llama a la fecundidad. En nuestra vida, Dios no es sólo arranca la madera muerta, también recorta las áreas de éxito, incluso las que están dando frutos maravillosos.
Cuando lo hace, es posible que no lleguemos a comprender por qué, pero la razón es que Él nos prepara para algo aún mayor.
Esperar la cosecha
Fructificar lleva tiempo. La cosecha no viene automáticamente: No siembras una semilla en el suelo y la cosechas al día siguiente.
Es de sentido común: Las semillas deben ser plantadas. Uno tiene que cubrirlas con tierra, abonarlas, regarlas y luego esperar.
Así como la semilla crea nueva vida de la muerte de un fruto, para que nosotros podamos ser más fructíferos, debemos dejar morir nuestra vieja naturaleza, una muerte de nuestros propios deseos y ambiciones, mientras esperamos. El crecimiento requiere tiempo, pero no debemos darnos por vencidos sino estar conectados a Jesucristo.
"Señor, quiero trabajar en estas cinco partes del cultivo: plantar las semillas, fijar las raíces, eliminar las malas hierbas, podar las ramas y esperar la cosecha. Dios, confío en lo que he plantado y en lo que he sembrado, para que Tú recojas".
Muchas gracias por estos consejos!!! muy buenos.... me serviran para esta primavera
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