¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.

jueves, 14 de septiembre de 2017

JUNTOS DESDE LA TIERRA AL CIELO


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Querida Mariajo,

En nuestro 28º aniversario de boda, quisiera decirte, que después de Dios, eres lo más importante de mi vida, que te quiero y confio en ti con todo mi corazón.

Dios quiso que nuestras vidas se encontraran hace más de treinta años con un propósito que hemos ido descubriendo con el paso del tiempo. 

Tengo la certeza de que lo que nos mantiene unidos, después de tantos años, va mucho más allá de unos valores comunes, unos gustos complementarios o unas virtudes agradables. 

Sencillamente, nos aceptamos con nuestros errores y miserias, con nuestros talentos y habilidades, porque Dios está entre nosotros. 

Nuestro matrimonio no es sino un aprendizaje de amor y entrega, de dar mucho pero de recibir más. Un camino en el que más que "tomar" es "entregar", más que "exigir" es "donar", más que "vivir" es "desvivirse", morir por el otro. 

Hemos vivido muy buenos momentos juntos: cuántas inesperadas aventuras, inolvidables viajes, divertidas fiestas, risas verdaderas y lloros sentidos. 

Y otros infinitamente mejores, tras nuestro compromiso absoluto con Dios: nuestros grupos de matrimonios, de Lectio, nuestras noches de Alpha en la Madona, nuestros retiros de Emaús, la panda de la Virgen, el descubrimiento de los Heraldos, nuestra consagración a María…. y de misiones marianas. 

Nuestra familia no es sino otro camino de perfección y purificación. Tenemos una familia y unos hijos maravillosos aunque no perfectos. Si no la mejor familia, al menos, es la nuestra; la que Dios ha querido darnos.

Quiero agradecer a Dios la maravillosa oportunidad que me regala todos los días de vivir sin poner barreras ni prejuicios a nuestro corazón, por la bendición de formar una familia sana, por la alegría de disfrutar de sus gracias y por la oportunidad que nos concede de ser herramientas suyas para servirle y amarle a través de los demás. 

Y a ti, Mariajo: gracias por haber cambiado mi vida y haberme hecho descubrir el amor verdadero y la felicidad en mayúsculas. 

Por ser mi faro en la tempestad y luz en la niebla, por enseñarme a ver las cosas con los ojos de la Virgen. 

Caminar a tu lado me ha convertido en el hombre más afortunado de la tierra. Mujer guapa por fuera y hermosa por dentro, bondadosa y fiel con todos, cristiana comprometida con Dios y con el prójimo.  

Tú haces de mí, un proyecto de hombre bueno. Y juntos, vamos desde la tierra al cielo.
TE QUIERO 

Una mujer perfecta, ¿quién la encontrará? 
Vale mucho más que las perlas.
Confía en ella el corazón de su marido y no cesa de tener ganancia.
Ella le procura el bien y nunca el mal todos los días de su vida.
Busca lana y lino, y trabaja con su mano solícita.
Es como una nave mercante que de lejano trae sus víveres.
Se levanta cuando todavía es de noche, 
distribuye la comida a su casa y las tareas a sus criadas.
Desea un campo y lo compra, 
con el fruto de sus manos planta una viña.
Ciñe sus lomos de fortaleza y emplea la fuerza de sus brazos.
Constata que su industria prospera, 
su lámpara no se apaga por la noche.
Echa mano a la rueca y sus dedos giran el huso.
Tiende su brazo al desgraciado y alarga la mano al indigente.
No teme la nieve para su casa, porque toda su familia lleva doble vestido.
Ella se hace cobertores, lino fino y púrpura la visten.
En las puertas de la ciudad su marido es estimado, 
cuando se sienta con los ancianos del país.
Teje telas de lino y las vende, 
y procura cinturones a los mercaderes.
Se reviste de fortaleza y de gracia, y mira gozosa el porvenir.
Abre su boca con sabiduría, y en su lengua hay una doctrina de bondad.
Vigila la marcha de su casa, y no come el pan de la ociosidad.
Sus hijos se levantan para proclamarla dichosa, 
su marido para hacer su elogio:
"Muchas hijas se han mostrado virtuosas, pero tú superas a todas".
Engañosa es la gracia, vana la belleza; 
la mujer que teme al Señor, ésa debe ser alabada.
Dadle del fruto de sus manos 
y que en las puertas de la ciudad sus obras proclamen su alabanza.
(Proverbios 31, 10-31)

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