¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.

martes, 20 de marzo de 2018

EL CABALLO DE TROYA ROJO

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"Porque se han infiltrado entre vosotros algunos hombres, 
destinados desde antiguo a caer en la condenación, 
gente malvada que han convertido en libertinaje 
la gracia de nuestro Dios
 y niegan a nuestro único dueño y Señor, Jesucristo." 
(Judas 1,4)

Reconozco que éste quizás haya sido el articulo que más me ha costado publicar. Una vez puesto ante el Santísimo, espero que el Espíritu de Dios me guíe para expresar Su voluntad y no la mía. 

Creo que el mayor éxito alcanzado por el Enemigo durante el siglo XX ha sido el desconcertante y trágico silencio del Concilio Vaticano II acerca de la III Revolución: el comunismo. Un Concilio que pretendió ser pastoral y no dogmático. Y es que dogmático, realmente no fue, aunque tampoco podríamos decir que fuera muy pastoral. Me explicaré con una historia:

Imagen relacionada"Un rebaño de ovejas desconcertadas buscaba alimento en pastos áridos donde abundaban las garrapatas, las abejas y las aves de rapiña. Al mismo tiempo, el rebaño sufría continuos ataques de manadas de lobos voraces, muchos de ellos con piel de cordero, que devoraban sin piedad a las ovejas, menguando el corral. Mientras eso ocurría, sus pastores se limitaban a regar el campo, a alejar enjambres, a quitar garrapatas y ahuyentar a los halcones. Por desgracia para el rebaño, no luchaban contra los lobos...quizás por desconocimiento, quizás por miedo o quizás por pereza."

Esta era (y es) la escena de la Iglesia tras el Concilio Vaticano II. ¿Podemos considerar su actividad propia de buenos y fieles pastores? ¿Podemos considerar este "trabajo" como pastoral? ¿Actuaron como verdaderos pastores quienes se ocuparon de espantar a los adversarios menores y dejaron (por su silencio) camino libre a un enemigo mayor y más peligroso? 



Con tácticas de "aggiornamiento", los pastores de la Iglesia trataron de abordar la lucha contra enemigos menores, mientras su complicidad silenciosa ante el Enemigo mayor, dejó a sus lobos en total libertad e impunidad para devorar al rebaño. 


Es triste decirlo, pero la evidencia de los hechos señala que por el espíritu surgido del Concilio Vaticano II se introdujo en la Iglesia el “humo de Satanás”, que cegó y asfixió al pueblo de Dios con sus nocivos gases. El Cuerpo Místico de Cristo entró en un terrible proceso de auto-destrucción que, sin duda, ha supuesto una de las mayores calamidades de la Historia de la Iglesia.


Hablan los santos padres 

Resultado de imagen de pablo viEl Papa Pablo VI en la Alocución ‘Resistite fortes in fide’, del 29-VI-1972, afirmaba tener la sensación de que "por alguna fisura ha entrado el humo de Satanás en el templo de Dios, pues existe duda, incertidumbre, inquietud, insatisfacción y confrontación. No se confía en la Iglesia; se confía en el primer profeta profano [extraño a la Iglesia] que nos venga a hablar sobre la fórmula de la verdadera vida. Y no nos damos cuenta de que ya la poseemos y somos maestros de ella. Entró la duda en nuestras conciencias, y entró por ventanas que debían estar abiertas a la luz. (...) También en la Iglesia reina este estado de incertidumbre. Se creía que, después del Concilio, vendría un día soleado para la Historia de la Iglesia. Vino, por el contrario, un día lleno de nubes, de tempestad, de oscuridad, de indagación, de incertidumbre. Predicamos el ecumenismo, y nos apartamos siempre más los unos de los otros. Procuramos cavar abismos en vez de llenarlos. ¿Cómo sucedió esto? Por la intervención de un poder adverso. Su nombre es el diablo”

Algunos años antes, el mismo Pontífice, en la Alocución a los alumnos del Seminario Lombardo, el 7-XII-1968, afirmó que:

“La Iglesia atraviesa hoy un momento de inquietud. Algunos practican la autocrítica, se diría que hasta la auto-demolición. Es como una perturbación interior, aguda y compleja, que nadie habría esperado después del Concilio. Se pensaba en un florecimiento, en una expansión serena de conceptos madurados en la gran asamblea conciliar. Hay aún este aspecto en la Iglesia, el del florecimiento. Pero la Iglesia es golpeada también por quienes de Ella forman parte”. 

Resultado de imagen de juan pablo iiEl Papa Juan Pablo II señaló también con pesar el panorama sombrío de la Iglesia: 

“Es necesario admitir de manera realista y con profunda y sentida sensibilidad que los cristianos hoy, en gran parte, se sienten perdidos, confundidos, perplejos y hasta desilusionados: fueron divulgadas pródigamente ideas que contrastan con la Verdad revelada y desde siempre enseñada; fueron difundidas verdaderas y propias herejías, en el campo dogmático y moral, creando dudas, confusiones y rebeliones; se alteró incluso la Liturgia; sumergidos en el ‘relativismo’ intelectual y moral y por consiguiente en el permisivismo, los cristianos son tentados por el ateísmo, por el agnosticismo, por el iluminismo vagamente moralista, por un cristianismo sociológico, sin dogmas definidos y sin moral objetiva” . 

Resultado de imagen de benedicto xviDe forma parecida se pronunció, posteriormente, el entonces Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe y que se convertiría después en Papa: 

“Los resultados que se siguieron al Concilio parecen cruelmente opuestos a las expectativas de todos (...) Los Papas y los padres conciliares esperaban una nueva unidad católica y en vez de eso se fue al encuentro de una disensión que —para usar las palabras de Pablo VI— pareció pasar de la auto-crítica a la auto-demolición. Se esperaba un nuevo entusiasmo y en lugar de él se acabó con demasiada frecuencia en el fastidio y en el desánimo. Se esperaba un salto hacia adelante y en vez de eso nos encontramos ante un proceso de decadencia progresiva (...) Y concluye: “Se afirma con letras claras que una real reforma de la Iglesia presupone un inequívoco abandono de las vías erradas que llevaron a consecuencias indiscutiblemente negativas” . 

La demolición de la Iglesia y sus causas

Es evidente que la Historia nos muestra innumerables ataques que la Iglesia ha sufrido en sus veinte siglos de existencia, tanto los que surgieron fuera de Ella, y que desde fuera intentaron destruirla, como los que germinaron dentro de Ella, y que una vez extirpados, de fuera hacia dentro, intentaron destruirla con ferocidad. 

Sin embargo, ¿cuándo vio la Historia una tentativa de auto-demolición de la Iglesia, no motivada por un adversario y de repercusión mundial? ¿Cuáles fueron las causas de este declive?

Imagen relacionadaLa Ostpolitik vaticana (política aperturista hacia los países ex-comunistas), la terrible infiltración del comunismo y de la masonería en los ámbitos católicos son efectos de todas estas calamidades que constituyen tantos éxitos de la ofensiva psicológica de la III Revolución contra la Iglesia. 

Hasta 1959, la Iglesia era la gran fuerza espiritual contra la expansión mundial del dragón rojo comunista. A partir de entonces y especialmente, desde 1976, numerosos sacerdotes, incluso obispos, se convirtieron en cómplices por omisión o en colaboradores y propulsores de la III Revolución. 

El progresismo, el liberalismo y el igualitarismo propios de la Revolución fueron transformando el otrora verde bosque de la Iglesia Católica, en leña fácilmente incendiable por el comunismo revolucionario. 

Entonces ¿ cuál ha sido la causa de este terrible "colapso"?

El aparente fin del comunismo en Europa tras la caída del muro de Berlín y la irrupción de la "Perestroika", no fueron sino hábiles y sutiles estrategias de metamorfosis revolucionaria,  que tentaron a muchos pastores del pueblo de Dios a "relajarse" y a "aggiornarse" de forma trágica y peligrosa.

De esa forma, se dio cumplimiento a los mensajes sobre la apostasía en la Iglesia de Nuestra Señora en la Salette, el 19 de septiembre de 1846"Dios va a entregaros a su enemigo. Roma perderá la fe y será la sede del anticristo".

En innumerables ocasiones, la Sagrada Escritura ya nos había revelado una clara advertencia sobre este terrible peligro y una contundente condena a su malvada naturaleza: en Judas 1, 4 (infiltrados); en Apocalipsis, capítulos 17 y 18 (Babilonia la Grande); en Mateo 13,24-25 (parábola del trigo y la cizaña); en  Mateo 7,15-16 (lobos con piel de oveja); en Romanos 16,17-18 y 2 Corintios 11,13-15 (falsos apóstoles); en 2 Pedro 2, 1-3 (falsos maestros)...
La historia del Caballo de Troya descrita en la Odisea de Homero refleja fielmente como el Enemigo se ha infiltrado en la Iglesia Católica con un poder de destrucción inimaginable. 

Desde hace décadas, hemos visto una aparente retirada del comunismo y nos hemos relajado, pensándonos vencedores de un enemigo que nos dejó un regalo que aceptamos de buen grado, como hicieron los troyanos. 

Desde entonces, cuántas veces hemos escuchado expresiones internas como “La Iglesia debe cambiar, debe modernizarse, debe adaptarse al mundo o desaparecerá”. Sin duda, esas palabras vienen de la boca de impostores camuflados que buscan minar la fe e incluso destruirla.


La doctora Dodd y su "Escuela de Tinieblas"

Maria Assunta Isabella Visono, más conocida como Bella Dodd (1.904-1.969) fue una italiana de familia católica que, siendo pequeña, emigró a Estados Unidos. En su adolescencia, abrazó el agnosticismo y pocos años después, el ateísmo comunista. 

A finales de los años 20, impartió clases en el Hunter College, mientras estudiaba Derecho en la Universidad de Nueva York, y llegó a dirigir el sindicato de docentes del estado de Nueva York.

Durante las décadas de 1.930 y 1.940, participó activamente del Partido Comunista norteamericano, llegando a integrar la Comisión Nacional del mismo. 

En 1.949 fue expulsada del nombrado partido, cuando denunció que éste perseguía fines distintos de los proclamados y que traicionaba la causa de los trabajadores estadounidenses. 

Profundamente decepcionada, entre 1.951 y 1.952 retornó a la religión católica, con la guía del célebre sacerdote Fulton J. Sheen. 
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En 1.954, se publicó "School of Darkness", un libro en el que denuciaba al comunismo, básicamente, como un instrumento destinado al control tiránico y totalitario de los hombres. Tras más de dos décadas de militancia en el partido comunista, Dodd afirmó que la conspiración comunista es sólo una rama de una conspiración mucho mayor.

Una estrategia subversiva
Entre las muchas revelaciones de Dodd, destaca su detallada descripción de las sofisticadas maniobras de infiltración subversiva que el partido comunista americano llevó a cabo en el ámbito católico. Varias fueron las instituciones que sufrieron esta estrategia de "caballo de Troya": oficinas gubernamentales, sindicatos, escuelas, iglesias, medios de comunicación, etc. ¿Nos suena esto hoy día?

Ataque a la familia
Según Dodd, entre las prioridades del movimiento revolucionario comunista norteamericano estaba la ruptura de la estructura tradicional de la familia, con el único objetivo de su destrucción. 

A tal fin, promovió el feminismo, presentándolo como un movimiento pacifista, y  la inserción de las mujeres en el exigente mercado laboral estadounidense. Todo ello, con la deliberada intención de restarles a las norteamericanas tiempo en el hogar y así, mermar la dedicación a sus respectivas familias.

Complot contra la Iglesia Católica
Otra estrategia revolucionaria que Dodd denunció insistentemente fue la infiltración en la Iglesia Católica, ofreciendo numerosos datos al respecto, por los que, a lo largo de los años ’30, entre 1.100 y 1.200 miembros del partido comunista ingresaron en distintos seminarios católicos y llegaron a ordenarse sacerdotes. 

Para la década de 1.950, varios de estos impostores ya ocupaban cargos importantes dentro del clero e incluso al menos, cuatro cardenales en el Vaticano, trabajaban para los comunistas revolucionarios.  Todo ello, en cumplimiento de un minucioso plan estratégico de envergadura mundial, cuyo nombre fue "Mano extendida". Su objetivo era la demolición de la Iglesia desde adentro, corroborado por algunos archivos desclasificados del Partido Comunista soviético.

Según ella, este "Caballo de Troya Rojo" fue tan exitoso que provocó cambios drásticos en la Iglesia Católica, al punto de dejarla irreconocible. Y así, consecuente o coincidentemente, en la primera mitad de la década siguiente, el Concilio Vaticano II cambió sustancialmente varios aspectos de la vida eclesial. 

La infiltración llegó clandestinamente a varias organizaciones eclesiales: la Holy Name Society, la revista católica Wisdom, etc, e incluso se concentró en la Compañía de Jesús, provocando que la orden de los jesuitas fuera astutamente manipulada como vía privilegiada para infiltrarse en el mundo católico.


Engendradas por esta estratégica y maligna intrusión, no tardaron en surgir brotes comunistas en el seno de la misma Iglesia: los sacerdotes obreros en Francia, las comunidades de base, la llamada teología de la liberación, la teología indigenista y muchos otros movimientos, que disfrazados de justicia social y modernismo, pretendían únicamente horizontalizar la fe, hacerla inmanente y no trascendente, sacar a Dios de la vida de la Iglesia y reventarla así desde dentro, para poder adueñarse de la mente del pueblo.

Y así hoy, las creencias, prácticas y principios morales católicos tradicionales no son sólo cuestionados, sino denunciados y despreciados por muchos de aquellos que deberían proteger y profesar la doctrina de la Iglesia.

Todo esto y mucho más que ignoramos o que sería interminable contar aqui, resalta y pone de manifiesto que la Iglesia de Jesucristo ha estado expuesta desde sus inicios a la conspiración de las fuerzas demoníacas y a sus instrumentos humanos, y como prueba de ello, nos muestra lo inadvertidos que estaban los apóstoles ante la traición urdida por Judas.

Preparando la Revolución cultural y social

La elección de la familia y de la Iglesia Católica como blancos preferentes de la estrategia subversiva comunista preparaba el asalto a la cultura y a la sociedad antes que a la conquista del poder del Estado. Es decir, el comunismo daba mayor importancia a la revolución cultural en las sociedades occidentales que a la revolución (estrictamente) política, pregonada y programada por el marxismo.

Así, producto de esta tergiversación cultural y social, la Fe dejó de estar orientada a DIOS para focalizarse en el hombre; la Esperanza dejó de estar depositada en la Divina Providencia para reposar en el mito positivista del progreso; y la Caridad dejó de estar fundada en el Amor para adaptarse a la mecánica perversa de la lucha de clases. Todo ello, trajo irremediablemente, la pérdida del sentido de lo sobrenatural en el seno mismo de la Iglesia.

Los infiltrados comunistas inoculados dentro de las instituciones educativas, judiciales, sindicales, los movimientos sociales, las iglesias, etc., han operado de acuerdo con todas estos patrones estratégicos. De esta manera, han contribuido decididamente en la gestación y/o el desarrollo de muchos de los sustanciales cambios culturales e institucionales experimentados por las sociedades occidentales, sobre todo, a partir de la década de 1.960. 

Imagen relacionadaEn el caso que nos ocupa, la penetración comunista dentro de la Iglesia Católica, propició e impulsó un proceso de inmanentización desnaturalizantecuyos orígenes se remontan a la época de la Revolución Francesa (1.789) y cuyas nefastas consecuencias, constituyen una preocupante sintomatología de vaciamiento espiritual que ya no puede ser ocultada: deterioro de la conexión con Dios y las realidades divinas; merma de la profundidad de las vivencias espirituales; distorsión de la doctrina; empobrecimiento y tergiversación de la Liturgia; relajamiento de la disciplina y el rigor; alteración del orden interno de la institución; vivencia de una fe íntima y personal; enfriamiento de la misión evangélica y apostólica; etc. 

Ciertamente, el "Caballo de Troya Rojo" ha jugado un papel mucho más importante que lo que se suele creer, en la modificación de la cosmovisión, los valores y el modo de vida de nuestra sociedad occidental actual. Y nos hemos "dejado devorar" por el lobo revolucionario.

Por todo ello, resulta indispensable y urgente conocer, denunciar y poner a la luz todas las maniobras tenebrosas de la Revolución, así como sus consecuencias inmediatas y mediatas, que derivan en un plan mucho más amplio: la destrucción del ser humano. 

Recemos, pues, constante e incesantemente por nuestra Iglesia, por el Santo Padre, los obispos y todos los pastores que cuidan del pueblo de Dios, para que Dios y su Espíritu impidan que las fuerzas de puertas del infierno prevalezcan. 

Pidamos la intercesión de nuestra Señora la Virgen María, y oremos para que su inmaculado corazón triunfe y pise la cabeza de la serpiente.


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