¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.

lunes, 15 de febrero de 2021

SIGNOS DE DIOS

"¿Por qué esta generación reclama un signo?
En verdad os digo que no se le dará un signo a esta generación"
(Marcos 8,12)

Como cada día, la Palabra de Dios nos interpela y nos invita a discernir los signos de los tiempos.

Encerrados en nuestros deseos de bienestar, cegados por la razón y la ideología del mundo, absortos en las promesas del progreso tecnólogico, resguardados en las seguridades de la ciencia empírica... y sordos a la Gracia, le pedimos a Dios pruebas y demostraciones claras: ¡Haz un signo! ¡Haz un milagro! ¡Protégenos del virus! ¡Acaba con la pandemia!

Los hombres le pedimos (o le exigimos) a Dios la espectacularidad de grandes prodigios que atiendan nuestros deseos, la aparatosidad de pruebas que certifiquen de forma inequívoca su existencia y la verificación de seguridades fehacientes de su poder. Y todo, para ponerlo a prueba.

Sin embargo, somos incapaces de ver los milagros que, a diario, obra el Señor en silencio, sin alardes y sin aspavientos. Milagros realizados como signos de liberación del hombre de la "lepra" del pecado, no como solución a nuestros problemas cotidianos. Señales de curación de nuestra ceguera y de conversión de nuestro corazón, no como verificación de nuestra fe.
Dios, en medio de este mundo hostil creado por nosotros, nos regala su silencio para que comprendamos que sus milagros van siempre íntimamente unidos y precedidos de nuestra fe. 

Una fe que, aunque pequeña, es capaz de provocar la transformación de unos pocos panes en alimento para miles en el sacramento de la Eucaristía, de sanar enfermos y expulsar demonios en el sacramento de la Unción de enfermos o de perdonar los pecados en el sacramento de la Penitencia.

Y yo me pregunto: ¿Pongo a prueba mi fe? ¿veo sus milagros en los sacramentos? ¿Soy yo signo del amor de Dios? ¿Soy testigo de su Presencia?

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