"Si alguno quiere venir en pos de mí,
que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga"
(Mt 16,24)
Seguimos nuestro camino de meditación escuchando las palabras de Jesús puestas por escrito en el evangelio de Mateo, que hoy nos sitúan en el radical y exigente planteamiento que supone el discipulado cristiano, el cual, no admite medias tintas.
Muchos queremos seguir a Cristo pero ¿estamos dispuestos a asumir lo que ello supone?
Jesús dice "si alguno quiere..." ¡Cómo las lanza el Señor! …Expone toda su divina pedagogía sin quebrantar, sin imponer, sin exigir. Nos ofrece una opción, una alternativa, una propuesta de vida que no es fácil ni sencilla, pero que es libre.
Si elegimos seguirlo, nos muestra el camino:
"Que se niegue a sí mismo". Implica aceptar y asumir libremente el compromiso que Cristo nos propone: negarse a uno mismo para afirmar a los demás, desprenderse de egoísmos y comodidades para ofrecer la vida a otros, amar a Dios a través del servicio y la entrega a los hermanos, olvidar mi "yo" para ir en pos del "vosotros".
"Tome su cruz". Supone un camino de calvario, difícil pero dinámico y generoso, que conduce a un final que no es el fracaso de la muerte sino la victoria del amor: tomar la cruz para ganar la corona.
"Y me siga". Nada de lo que Jesús nos propone es un imposible. Nada de lo que nos plantea es algo que no haya hecho Él antes. Es un camino de calvario pero la recompensa merece la pena. Pero tenemos que saber lo que supone seguir a Cristo.
"Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrar". Es la gran paradoja del evangelio: una llamada a morir para vivir. "Perder la vida" supone obediencia y humildad pero, sobre todo, un amor excelso que entrega el cuerpo para ganar el alma.
"Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras". Cristo nos promete dos cosas: la primera, que regresará y la segunda, que hará justicia.
Por otro lado, en Lucas 9, 57-62, Jesús se anticipa a nuestros cuestionamientos y propuestas, avisándonos de lo que supone el camino que nos propone:
- "Mientras iban de camino, le dijo uno: 'Te seguiré adondequiera que vayas'. Jesús le respondió: "Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza". Jesús nos avisa, para no llevarnos a engaño, que seguirlo supone abandonar las seguridades y las comodidades humanas.
- A otro le dijo: 'Sígueme'. Él respondió: 'Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre'. Le contestó: 'Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios'. Su propuesta implica renunciar a los lazos humanos y los vínculos familiares.
- Otro le dijo: 'Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de los de mi casa'. Jesús le contestó: 'Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios'. El seguimiento de Cristo implica anteponer a Dios sobre todas las cosas.
La negación y la cruz son el camino de exigencia que Jesús ha recorrido antes. No hay cristianismo al margen de la humildad, del "abajamiento", de la renuncia a uno mismo. No hay cristianismo sin entrega de la vida, sin desapego a los bienes o a los deseos, o incluso a la propia familia y amigos... "Quien no muere para nacer del espíritu, no puede entrar en el Reino de los cielos" (Jn 3, 5).
¿Elijo ir en pos de Ti? ¿Soy consciente de lo que ello supone? ¿Estoy dispuesto a negarme, a tomar mi cruz y seguirte? ¿Estoy dispuesto a renunciar a mis expectativas y deseos, a mis posesiones, familia y amigos? ¿incluso a renunciar a mi propia vida, y anteponerte a todas las cosas?
"Señor, ayúdame" (Mt 15,25)…a serte fiel, a saborear la cruz sirviendo a los demás, y a seguirte hasta el final.
JHR
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