- comer del árbol de la vida
- darle la corona de la vida
- darle el maná escondido, y una piedrecita blanca, y escrito en ella, un nombre nuevo
- no sufrir la muerte segunda
- tener autoridad sobre las naciones
- confesar su nombre delante de su Padre y delante de sus ángeles
- hacerle columna en el templo de su Dios y sentarse con Él en su trono.
¿QUIÉN ES JESÚS?
viernes, 8 de diciembre de 2023
¿CÓMO Y PARA QUÉ PERSEVERAR EN LA FE?
jueves, 10 de agosto de 2023
MEDITANDO EN CHANCLAS (11): EL HIJO DEL HOMBRE VENDRÁ
martes, 1 de agosto de 2023
MEDITANDO EN CHANCLAS (2): UN TESORO ESCONDIDO
martes, 30 de mayo de 2023
LA IMPORTANCIA DE FORMARNOS EN LA FE
Por eso, nos preguntamos ¿por qué es importante para un católico la formación? He aquí algunas razones:
- Porque no podemos amar a Dios sin conocerlo. Y si no le amamos, inclumplimos el primero de los mandamientos: "Amarás a Dios sobre todas las cosas" (Mt 22,36-37).
- Porque nuestra fe es la adhesión y el seguimiento a Jesucristo (Mt 16,24) y nadie puede adherirse y seguir a nadie si no lo conoce. Para vivir cristianamente necesitamos conocer para amar y amar para vivir. Sólo quien está enamorado, enamora. Y quien enamora, vive de acuerdo al sentido para el cual ha sido creado.
- Porque para enamorar necesitamos compartir el amor a nuestra fe con otros y para ello, es necesario dar razón de lo que creemos, dar argumentos de lo que amamos (1 Pe 3,15). El mundo se ha convertido en una zona hostil que ataca nuestros valores y creencias. Por ello, la formación es absolutamente necesaria para defender nuestra fe.
- Porque para cumplir la misión que Jesucristo nos confió de "Id al mundo entero y proclamar el evangelio" (Mt 28,19-20; Mc 16,15-20; Lc 9,2; 10,1-3) es necesario que sepamos cómo dialogar con aquellos que están alejados de Dios y de la Iglesia, es preciso encontrar los puntos en común, lo que nos une y no tanto lo que nos separa.
- Porque sin formación, nuestra fe no crece, se vuelve "privada", se marchita y muere. Y Jesús nos pregunta "¿dónde está vuestra fe?" (Lc 3,25).
sábado, 10 de septiembre de 2022
CAER EN LA COMODIDAD ESPIRITUAL
viernes, 5 de agosto de 2022
MEDITANDO EN CHANCLAS (5): NIÉGATE A TI MISMO, TOMA TU CRUZ Y SÍGUEME
- "Mientras iban de camino, le dijo uno: 'Te seguiré adondequiera que vayas'. Jesús le respondió: "Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza". Jesús nos avisa, para no llevarnos a engaño, que seguirlo supone abandonar las seguridades y las comodidades humanas.
- A otro le dijo: 'Sígueme'. Él respondió: 'Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre'. Le contestó: 'Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios'. Su propuesta implica renunciar a los lazos humanos y los vínculos familiares.
- Otro le dijo: 'Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de los de mi casa'. Jesús le contestó: 'Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios'. El seguimiento de Cristo implica anteponer a Dios sobre todas las cosas.
domingo, 22 de agosto de 2021
¿TAMBIÉN VOSOTROS QUERÉIS MARCHAROS?
Aunque halla visto Sus milagros o incluso reconozca Su divinidad, ocurre que, en ocasiones, no quiero profundizar, no quiero moverme más allá de mis deseos, de mis comodidades o de mis necesidades materiales... y por eso, muchos le abandonamos.
En su estilo directo e impetuoso, Pedro responde por todos nosotros diciendo que no hay otro camino: “¿A quién iremos? ¡Tú sólo tienes palabras de vida eterna!” Aun sin entenderlo todo, Pedro acepta a Jesús y cree en Él. A pesar de todas sus limitaciones, Pedro "cree sin entender", como la Virgen María. Y yo...¿creo aún sin entender?
En la homilía de hoy, escuchaba al sacerdote decir: "Si os ofrecieran una pastilla que os diera la posibilidad de ser inmortales y de ser siempre jóvenes, ¿la rechazaríais?". En efecto, eso es lo que Dios nos ofrece en la Eucaristía, la vida eterna a través de la donación de su propio Hijo. Y yo... ¿me lo creo o lo rechazo?
Jesús me enseña a asimilar a Dios como asimilo la comida que ingiero para crecer y desarrollarme. Se trata de que Dios viva en mí y yo en Dios. Lo que da vida no es celebrar el maná del pasado, sino comer este nuevo pan que es Jesús, su carne y su sangre, participando en la Eucaristía, asimilando su vida, su entrega, su donación. Y yo...¿cargo mi cruz y le sigo?
Jesús me pide creer en Él como Hijo de Dios y enviado por el Padre para rescatarme y liberarme del pecado, para salvarme y darme vida eterna. Pero no basta con creer. Es necesario que asimile e interiorice a Cristo: comer su carne es alimentarme, crecer y desarrollarme en la voluntad de Dios, y beber su sangre es aprender a cargar la cruz y seguirlo.
martes, 10 de agosto de 2021
MEDITANDO EN CHANCLAS (10): LA PARADOJA DEL "MORIR PARA VIVIR"
jueves, 11 de marzo de 2021
LO MÁS DIFÍCIL PARA UN CRISTIANO
jueves, 21 de enero de 2021
LA IDOLATRÍA DE LO TEMPORAL ANTE LA DIFICULTAD DE LO ETERNO
lunes, 17 de agosto de 2020
SI QUIERES, VEN Y SÍGUEME
Con frecuencia me pregunto ¿que tengo que hacer para ser santo? ¿qué debo hacer para ser perfecto? ¿qué debo hacer para ser feliz?
Soy como el joven rico del Evangelio de hoy, tengo salud (juventud) y dones (riqueza) pero...¿las pongo al servicio de Dios?
Cuando me encuentro con Jesús, me presento al "examen" creyendo tener los deberes "hechos" y la lección aprendida, y le pido cómo puedo "subir nota".
En el fondo, quiero ser digno por mis medios, ser bueno por mis cumplimientos, ser apto por mis obras.
Cumplo los mandamientos y la Ley, hago obras de caridad y apostolado, acudo a misa, no mato, no robo... y así ¡creo ser un buen cristiano!
Pero "cumplir" no me define como cristiano. Ni "ser bueno" tampoco, porque: "Sólo Uno es bueno. Si quieres ir a Él, vende todo y sígueme."
Me llamas a no conformarme con una vida de mínimos, con una fe de cumplimiento, con un peregrinaje de mediocridad. Porque quieres que llegue a la meta, a la perfección.
Señor, Tú nunca me dices "tienes que...", "debes de..." sino que apelas primero a mi libertad (si quieres...), para invitarme a dejar mis apegos terrenales (vende todo...) y seguir Tu ejemplo, dejándolo todo y entregándolo todo (sígueme...).
En definitiva, me marcas el camino de ofrecer mi libre voluntad para trascender del mundo e ir al Padre, por el único medio: Tú, Señor Jesús, mi modelo.
Muchas veces, busco "qué hacer" para "llegar a ser", y Tú, Señor, con esa pedagogía tan divina, tan tuya de hacerte el encontradizo, de darte a conocer sin quebrantar mi voluntad, de darme ejemplo con Tu forma de ser y estar, te pones en camino conmigo para que abandone todo, y para llevarme a mi meta como ciudadano del cielo.
Me muestras el mapa de mi "viaje" cuyo punto de salida es el perfeccionismo y cuyo punto de llegada es la perfección: Dios como único bien.
He aquí el punto principal de mi "carrera cristiana": vaciarme de mí, dejar mis egos, vender mis anhelos y apegos, abandonar todo aquello en lo que me deleito o de lo que me siento orgulloso, desechar todo aquello en lo que pongo mis falsas esperanzas y seguirte, mi Señor.
La riqueza del joven de la parábola no sólo se refiere a la exterior, a los bienes materiales. También a los dones intelectuales, a los talentos espirituales, a las habilidades corporales…y que, quizás, tampoco siempre estoy dispuesto a venderlas, a ofrecerlas...
¡Cuántas veces Te doy la espalda, Señor, y me vuelvo triste a mis cosas! No porque Tú me hayas quitado nada, sino porque no he sido capaz de aceptar lo único que puede darme la felicidad plena: seguirte al cielo.
Mi vida cristiana no consiste en "saberme la asignatura" ni en querer "subir nota"; tampoco en "merecer" ni en alimentar mi ego de "buen católico"; tampoco en "hacer", sino en "ser" lo que estoy llamado a ser: "perfecto como nuestro Padre celestial es perfecto".
Y para ello, debo escucharte...venderlo todo y seguirte.
Para la reflexión:
¿Realmente me haces feliz, Jesús o pongo mi felicidad en otras cosas?
¿Busco mi vida fuera de Ti, en mis cosas, en mis gustos, en mis capacidades, en mis posesiones?
¿Hago mi “santa” voluntad aunque ello me lleve a la tristeza?
¿Agradezco las gracias y riquezas, los dones y talentos que me has otorgado o creo que son todo por mérito mío?
¿Vivo para atesorar bienes, posesiones, placeres y un buen nombre ante los hombres o ante Ti, Señor?
¿Mi vida se sostiene en el "yo", en el egoísmo, en la codicia, en la vanidad? o ¿en el abandono a Tu Providencia?
Jesús, ayúdame a estar agradecido por todo lo que tengo, por todo cuanto Tú me regalas, y a seguirte, en lugar de estar triste por cuanto perdería si te sigo.
María, Tú que siempre estás pendiente de las necesidades de los demás, muéstrame cómo vivir para otros, cómo vivir para Dios.
A ti te entrego mi vida, mi cuerpo y mi alma, mis pertenencias materiales, físicas y espirituales.
Purifícalas con tu bondad, embellécelas con tu humildad para que sean dignas, y entregárselas a tu Hijo, Quien nada puede negarte.
Padre, envíame tu Espíritu para que me guíe y me enseñe cual es el sentido de mi vida, para que ayude a buscar los bienes de arriba, a desechar lo pasajero y atesorar lo eterno: el amor.
Señor, dejo mi pasado a tu Misericordia, mi presente a tu Amor y mi futuro a tu Providencia.
Que mi alma descanse en Ti, que mi corazón se llene de Ti, que mi única necesidad seas Tú y que mi vida sea para Ti.