¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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miércoles, 30 de julio de 2025

CARTA A LOS EFESIOS: UN SOLO CUERPO, UN SOLO ESPÍRITU

 

La carta a los Efesios ocupa ocupa el décimo lugar de los libros del Nuevo Testamento y el quinto del corpus paulino. 

Es la primera y más extensa "carta de la cautividad", junto a las de Filipenses, Colosenses y Filemón, escrita por Pablo desde la cárcel (Ef 3,1; 4,1) y seguramente enviada tras su muerte a través de Tíquico (Ef 6,21) : 
  • desde Cesarea Marítima, si se data entre el 58-60 d.C.,
  • desde Roma, si es entre el 60-62 d.C.
Su finalidad es eminentemente eclesiológica: exhorta a la unidad, la pureza y la santidad dentro de la Iglesia de Cristo, como características propias de la conducta cristiana. 

También ofrece una rica perspectiva teológica doctrinal sobre la obra redentora de Cristo y la importancia de vivir una vida transformada por la gracia de Dios.

Y, por último, una finalidad apologética contra los errores sincretistas de judaizantes y gnósticos que ponían en tela de juicio la divinidad y el papel único de Cristo en la creación y en la redención. Por esta similitud de contenido, Efesios, Colosenses y Filemón tal vez fueran escritas al mismo tiempo y con posterioridad a la muerte de Pablo, y llevadas por Tíquico a sus destinatarios.

El estilo de Efesios es más solemne y complicado que el resto de las cartas paulinas y utiliza: textos litúrgicos combinados con meditaciones, frases e enrevesadas, pensamientos no ordenados progresivamente, etc.

Su cristología aparece más desarrollada en lo que se refiere a su muerte y su exaltación a la derecha del Padre y su eclesiología enfatiza la universalidad de la Iglesia y la unión de los miembros a su cabeza, Cristo.

La comunidad efesia

La Iglesia de Éfeso, formada por cristianos provenientes de la gentilidad, no fue fundada personalmente por Pablo, sino probablemente, por Apolo o por Priscila y Aquila (Hch 24-26), aunque el apóstol visitó la comunidad en varias ocasiones:

  • 1ª visita: durante su 1º viaje misionero (52 d.C.), donde permaneció tres meses (Hch 18,19-21)
  • 2ª visita: a principios del año siguiente (53 d.C.), donde permaneció tres años al descubrir que Éfeso era la llave para evangelizar las provincias occidentales de Asia Menor: "una puerta grande y eficaz" le fue abierta (1 Cor 16,9)
  • 3ª visita: antes de su último viaje a Jerusalén, desembarcó en Mileto y, tras convocar a los líderes de la Iglesia de Éfeso, les dio un discurso de despedida, ya que sabía que no los volvería a ver. En él les exhortó a mirar por ellos mismos y por todo el rebaño. Después de orar, toda la comunidad sintió una profunda pena porque no verían más su rostro (Hch 20,18-35).
En Éfeso trabajó para afianzar el Evangelio (Hch 20,20-31) y desde allí, extendió el evangelio a "casi en toda Asia" (Hch 19,26). La Palabra "poderosamente creció y prevaleció", a pesar de toda la oposición y persecución que él encontró.
Autoría y destinatarios
La propia carta identifica a Pablo como su autor (Ef 1,1). Sin embargo, algunos autores afirman que se trata de una carta:
  • deuteropaulina: escrita en nombre de Pablo por un autor posterior, probablemente discípulo del apóstol
  • circular: destinada a varias iglesias debido al carácter impersonal de la carta que carece de:
    • saludos personales 
    • indicaciones de que conozca personalmente a sus destinatarios, algo del todo incongruente con el relato de Hch que narra su permanencia durante tres años en Éfeso y que, por tanto, conocía perfectamente a los efesios. 
  • dirigida inicialmente a la Iglesia de Laodicea (Marción)
Fecha y lugar de composición
Si, como afirma la Tradición de la Iglesia, Pablo es su autor, estaría escrita en Roma entre el 62-64 d.C. varios años después de haberse despedido de ellos en Mileto, durante su primer encarcelamiento en la capital imperial (Ef 3,1; 4,1; 6,20).

Si se trata de una carta deuteropaulina, estaría escrita por un discípulo suyo y miembro de esa comunidad (Pablo murió en el 66 d.C.) en Éfeso entre el 70-80 d. C., aunque en su nombre y con su autoridad.

Contenido
La carta a los Efesios expresa el amor de Pablo a los cristianos de esa comunidad e indica su deseo de que entiendan todas sus indicaciones y comprendan "su evangelio". Además de los temas eminentemente eclesiológicos que trata, expone y enfatiza otros temas:
  • la importancia de la gracia de Dios y cómo ésta transforma la vida de los creyentes
  • la lucha espiritual contra las fuerzas del mal, instando a la perseverancia en la fe
  • el papel de la mujer y el hombre en la iglesia, promoviendo la sumisión mutua y el amor
  • la iglesia como el cuerpo de Cristo, resaltando la interdependencia de sus miembros.
  • el misterio revelado de Dios en Cristo
  • el nuevo hombre en Cristo que transforma su vida personal y su relaciones
  • la llamada a la santidad y a una vida guiada por el Espíritu Santo.
  • la esperanza en la venida del Señor y la vida eterna
  • la armadura espiritual, para ilustrar conceptos teológicos complejos
  • la dimensión social del evangelio, instando a la justicia y al amor al prójimo.
Estructura
La epístola está dividida en 2 secciones, con el habitual prólogo y epílogo:
  1. Prólogo (1,1-2): saludo
  2. Doctrinal/Dogmática (1.3-3.21): 
    • himno trinitario de exaltación por su obra salvadora
    • triunfo de Cristo sobre las potestades angélicas y su papel como cabeza de la Iglesia
    • “el designio secreto de Dios”, la salvación amorosa y gratuita del hombre, oculto desde tiempos antiguos, pero dado a conocer ahora y según el cual todos hombres, judíos y no judíos (reconciliación en y por Cristo), están llamados a formar parte del único pueblo de Dios y a recibir la herencia eterna
    • oración en favor de los destinatarios de la carta
    • llamamiento de Dios a los paganos a formar parte del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, como coherederos
    • exposición del encargo que recibió de dar a conocer el Misterio de Cristo
    • alabanza a Dios
  3. Moral/Exhortativa (4,1-6.20): 
    • exhortación a la unidad dentro de la diversidad de carismas que Dios otorga a la Iglesia
    • recomendación a morir al  hombre viejo" y revestirse del "hombre nuevo" 
    • los cristianos, "hijos de la luz" a imitación de Cristo
    • "códigos familiares o tablas domésticas" que regulan las relaciones de un cristiano: consejos a los esposos, a los hijos y los padres, a los esclavos y a los amos. 
    • presentación de la vida cristiana como un combate y de las armas necesarias para afrontarlo
  4. Epílogo (6,21-24): despedida y deseo de gracia y paz

domingo, 8 de agosto de 2021

MEDITANDO EN CHANCLAS (8): EL CUERPO DE CRISTO

"Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; 
el que coma de este pan vivirá para siempre" 
(Juan 6,51)

Las lecturas que hoy nos propone la Iglesia nos conducen de regreso al discurso eucarístico del capítulo sexto de Juan, que parece desarrollarse en un ir y volver continuo sobre el mismo tema, el pan de vida, y cuyo propósito es que entendamos el significado del signo sacramental.

El pan es el único alimento que se come a diario y que "marida" con todos los alimentos. Pero cuando este pan llega al altar y es consagrado por el sacerdote, se produce la transubstanciación, por la cual la substancia del pan cede el puesto a la substancia, a la persona divina que es Cristo vivo y resucitado, aunque las apariencias externas (en lenguaje teológico, los "accidentes" o atributos físicos, es decir, lo que puede ser visto, tocado, saboreado o medido) siguen siendo las del pan.

Transformación no es lo mismo que transubstanciación. Transformar significa pasar de una forma a otra, es decir, cambiar su apariencia manteniendo su esencia. Transubstanciar significa pasar de una substancia a otra, es decir, cambiar su esencia manteniendo su apariencia. 

En la Eucaristía, el pan es transubstanciado, no transformado; su forma, su sabor, su color, su peso siguen siendo los mismos de antes, lo que cambia es su realidad profunda: se convierte en el cuerpo de CristoPor eso es tan importante prepararse y comprender lo que sucede en la Eucaristía para vivirla con devoción, reverencia y respeto. 

El sacerdote no realiza un "signo simbólico", ni un "show religioso", ni un "rito metafórico" sino que es el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Cristo, los que se hacen real y auténticamente presentes en el altar. Tampoco reparte "galletas" que se cogen con la mano como en la fila del patio del colegio, sino al mismísimo Jesucristo, que se da al hombre. 
Si realmente creyéramos que estamos ante el cuerpo de Cristo, no lo recibiríamos de cualquier modo (sin gracia, sin respeto, sin deseo sincero, sin dignidad, sin cuidado, sin delicadeza...). Si realmente creyéramos que Cristo está allí, no saldríamos de la Iglesia nunca. Pero, como vienen repitiendo las lecturas de toda esta semana, el problema es que a muchos nos falta fe

Juan utiliza el término teológico "judíos" para referirse a los "incrédulos", a los faltos de fe, a los murmuradores, a los criticadores. Los judíos decían conocer al hijo de José y María pero desconfiaban, negaban y murmuraban sobre el hecho de que fuera el Hijo de Dios. Ellos se alimentaban de la Ley y no entendían que tuvieran que alimentarse de Cristo, el Mesias, aquel que esperaban desde siglos. Jesús se hace "familiar", se acerca al hombre, y éste le rechaza precisamente por que cree conocerle humanamente.

Yo también soy "judío", formo parte de una "generación incrédula y perversa", que afirma que lo que ven mis ojos no es más que una oblea redonda de pan y no el cuerpo de Cristo. Lo que hago cuando me acerco a comulgar de cualquier manera es: desconfiar (aunque cumpla con la tradición), negar (aunque asienta con la cabeza) y murmurar (aunque guarde silencio). 
El Señor me dice "no critiquéis, nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado", para hacerme saber que la fe es un don de Dios que me da y que sólo está condicionada por mi libertad, por la apertura de mi corazón, por la escucha atenta de su Palabra y por la docilidad a su Gracia. 

"Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí": Jesús vuelve a utilizar el verbo "escuchar" pero añade "aprender", para hacerme saber que el encuentro con Él es una gracia, no una elección mía. Por ello, en la Eucaristía, primero escucho la Palabra de Dios y aprendo de Ella, para después recibir a Cristo en la comunión. En realidad, recibo a Cristo desde el ambón y desde el altar.

"El que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida": Jesucristo me dice que si creo en Él como Hijo del Dios vivo, si confío en su revelación divina y si me apoyo en la Roca de la que brota agua de vida, viviré para siempre. Dios me regala la vida divina por medio de Jesucristo, que cumple su promesa de estar con nosotros “todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28,20).