¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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sábado, 6 de abril de 2019

TRAICIÓN EN VIERNES SANTO

"Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al hijo del hombre?" 
(Lucas 22, 48)


Con ocasión de la publicación del nuevo libro de entrevistas del cardenal Robert Sarah con Nicolas Diatme"Le soir approche et déjà le jour baisse (Ya está cayendo la tarde y se termina el día), me hago eco de algunas de sus brillantes, iluminadoras y acertadas reflexiones.
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Sin duda, el prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, es siempre claro, directo y contundente en su mensaje. Habla de "Traición en Viernes Santo".

Para muchos católicos y no católicos, decir con claridad la verdad significa ser un radical y un extremista, en los conceptos peyorativos de las palabras.

Sin embargo, yo me identifico completamente con todo lo que dice, pues no expresa otra cosa que fidelidad al mensaje de Cristo y a la fe católica, aunque pueda resultar duro en su examen de conciencia sobre la Iglesia.

Traición 

Es evidente que la Iglesia atraviesa una gran crisis y los escándalos, reales o imaginarios, se producen continuamente.


Los fieles nos preguntamos y nos cuestionamos muchas de las cosas que ocurren dentro de la Iglesia. Mientras muchos la abandonan, otros permanecemos atónitos ante los acontecimientos, y nos sentimos como "ovejas sin pastores".

Imagen relacionadaPara el cardenal Sarah, la situación de la Iglesia es similar a la del Viernes Santo, cuando los apóstoles abandonaron a Cristo, cuando Judas le traicionó, porque el traidor quería un Mesías preocupado por los asuntos políticos.

Resultado de imagen de soldados en getsemani mel gibsonDe igual manera y por desgracia, hoy en día, "numerosos sacerdotes y obispos están literalmente hechizados y preocupados más por los asuntos políticos o sociales que por buscar respuestas en Cristo".

Abandonan al Maestro y le dan la espalda, cayendo en la oscuridad. Huyendo de Él no encontraran respuestas que iluminen sus caminos, porque Cristo es la única luz: 'Yo soy la luz del mundo. El que me siga no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida' (Juan 8, 12)

"¿Cómo puede su Iglesia darle la espalda a esta Luz?", se pregunta el cardenal Sarah.

Abandono

El cardenal denuncia a “los pastores que abandonan a su rebaño", algo que no es propio sólo de nuestro tiempo sino que ya en el Antiguo Testamento ocurría, según habla el profeta Isaías: pastores malos, hombres a los que les gusta aprovecharse de la carne y la lana de sus rebaños ¡sin ocuparse de ellos! .

Siempre ha habido traiciones en la Iglesia. Hoy en día, también. Afirma el cardenal: "hay sacerdotes, obispos e incluso cardenales que tienen miedo de proclamar lo que Dios enseña y de transmitir la doctrina de la Iglesia". 

Imagen relacionadaTienen miedo de no ser aceptados, de ser considerados unos radicales. Y así, afirman y enseñan cosas confusas, vagas, imprecisas con el fin de no ser criticados, y se alían con la evolución estúpida del mundo, que no es otra cosa que "el humo de Satanás".

Es una traición a Dio
s y a su pueblo: si el pastor no guía a su rebaño a aguas mansas, hacia los pastos de yerba fresca de los que habla el salmo, si no lo protege contra los lobos, es un pastor criminal que está abandonando a su grey. Jesús dice: “Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño” (Mateo 26, 31). 

Es lo que pasa desgraciadamente hoy. Aunque la mayoría de los sacerdotes son fieles a su misión, existen otros también, que ceden a la tentación enfermiza y perversa de "amoldar" la Iglesia a los valores e ideologías del mundo actual.  

Corrección política

El cardenal señala que "Existe una tentación que se ha instalado en el interior de la Iglesia: Amar lo políticamente correcto". 

En efecto, algunos se afanan por quedar bien a ojos de los demás como si fuera posible, tratando de ser políticamente correctos para no contradecir a quienes atacan impunemente a la Iglesia, olvidándose de Dios e incluso al Diablo, y tratando de 'adecuarse' al mundo, lo que indefectiblemente les llevará hacia su perdición"

Resultado de imagen de "Le soir approche et déjà le jour baissePriorizan una fe del sentimiento, del "cómo se sentirán", es decir, quieren adecuar el mensaje de Cristo al sentimentalismo, al "buenismo". Se afanan en obviar la verdad y contar la mentira, en ocultar el pecado. Y eso ya sabemos de quien viene...

Jesucristo nunca se adecuó al mundo en el que vivió ni fue nunca políticamente correcto ni pretendió dar beneplácito a todos, por "el qué dirán". Más bien al contrario, su mensaje provocó escándalo y fue signo de contradicción y de conflictos que lo llevaron a la cruz: "la piedra que los constructores desecharon [es decir, Jesucristo], en piedra angular se ha convertido, en piedra de tropiezo y roca de escándalo (1 Pedro 2,7-8).

Jesús, símbolo de la paz y de la humildad nos advirtió que no había venido a traer paz a la tierra. Por tanto, debemos ser conscientes como católicos que la verdad siempre tiene un precio. "Bienaventurado el que no se escandalice de mí" (Mateo 11,6). 

Estamos llamados a ejercer una verdadera resistencia espiritual a poner de nuevo en el centro a Cristo", porque sólo Cristo es el Camino y la Esperanza del mundo.  

Jesús logró una unidad perfecta con el Padre al someterse a la voluntad del Padre, incluso hasta la muerte. Refiriéndose a Su Padre, Jesús dijo: "El que me ha enviado está conmigo y no me deja solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a él" (Juan 8,29). 

Nuestra mirada ha de estar puesta en Cristo, que nos acompaña para que también cumplamos la voluntad de Dios y llegar a "ser perfectos con nuestro Padre es perfecto". 

Debemos llenarnos de la misma alegría que Cristo impregnó a los dos de Emaús cuando le invitaron a quedarse: “Quédate con nosotros, porque es tarde y el día va de caída" (Lucas 24, 29).

Falseamiento 

Continúa, el cardenal, diciendo que existe una tendencia perversa consistente en falsear la pastoral, oponerla a la doctrina y presentar a un Dios misericordioso que no exige nada. "¡Pero no existe un padre que no exija nada a sus hijos! Dios, como todo buen padre, es exigente, porque ambiciona grandes cosas para nosotros. Quiere lo mejor para nosotros".

"Algunos quieren, ante todo, que se diga de la Iglesia que es abierta, acogedora, atenta y moderna". 
No nos engañemos. El mundo quiere una Iglesia que no es la Iglesia de Cristo, quiere una Iglesia a su "medida":

- amaestrada, dócil y sumisa, que acepte sus consignas y sus modas.

- "democrática" y "abierta", en la que se vote y decida lo que es pecado y lo que no. 

- simplona y cómoda, que hable mucho del amor y nada del pecado; mucho de ir todos al cielo y nada de castigos ni de infiernos. 

- "ornamental" y estética, que celebre bodas, bautizos, comuniones y funerales "civiles", sin "rollos" ni misas.

- "buenista" y relativista, que no tenga mandamientos ni moral ni complicaciones, que acepte el divorcio, que promueva  el aborto y justifique la eutanasia.

"progre", moderna y nada "carca", que bendiga los matrimonios entre homosexuales, que acepte la ideología de género, la fecundación artificial o la experimentación con embriones humanos.

"La Iglesia no está hecha para escuchar, está hecha para enseñar: ella es mater et magistra, madre y educadora. Aunque ciertamente, una madre escucha a su hijo, su papel, primero, es el de enseñar, orientar y dirigir, porque conoce mejor que sus hijos la dirección que hay que tomar". 

El cardenal deja en evidencia a "algunos que han adoptado las ideologías del mundo actual con el pretexto falaz de abrirse al mundo; sería necesario, más bien, hacer que el mundo se abriera a Dios, fuente de nuestra existencia".

Afirma con rotundidad que "no podemos sacrificar la doctrina por una pastoral reducida a una porción mínima de la misericordia: Dios es misericordioso, pero sólo en la medida en que reconozcamos que somos pecadores. Para que Dios pueda ejercer su misericordia, hay que volver a Él, como el hijo pródigo".

Hay hombres en la Iglesia, algunos en altos niveles de la jerarquía, que han empañado la Iglesia, han desfigurado el rostro de Cristo, pero la traición de Judas no debe llevarnos a rechazar a todos los apóstoles. 

Estos graves fallos no condenan a la Iglesia; al contrario, demuestran que Dios confía incluso en personas débiles para demostrar el poder de su amor por nosotros. No confía su Iglesia a héroes excepcionales, sino a hombres sencillos, para demostrar que es Él el que actúa por medio de ellos.