"Los paganos, admirados de la fraternidad entre los seguidores de Jesús,
murmuran envidiosos: 'Mirad cómo se aman',
mientras ellos sólo se odian entre sí.
'Mirad cómo están dispuestos a morir el uno por el otro',
mientras que ellos están más bien dispuestos a matarse unos a otros."
(TERTULIANO, Apologético, 39, 1-18)
En el anterior artículo, reflexionábamos sobre los frutos del Espíritu. Hoy hablaremos de otras cualidades por las que se reconocía a un cristiano en el siglo I y que no deberían quedar en el olvido.
Los primeros cristianos vivían lo que creían. Se ayudaban unos a otros, lo compartían todo, visitaban a los que estaban en la cárcel debido a su fe, cuidaban a sus hijos… Es decir, hacían visible el amor de Dios.
Esta concepción de Iglesia como comunidad basada en el amor, donde todos vivían la fe fue el fermento que expandió el cristianismo en los primeros siglos.
Hoy, veinte siglos después, la cuestión es ¿no habrá sido precisamente el abandono de esa concepción la que ha determinado un evidente retroceso y una cierta decadencia de la Iglesia? ¿Nos miran los alejados con admiración y envidia? ¿Exclaman eso de "mirad cómo se aman"?
El amor de los cristianos conlleva intrínsecamente cualidades como:
Sacrificio/Servicio
"Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su hijo único,
para que quien crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna."
(Juan 3,16)
El sacrificio de Jesús en la cruz muestra el inconmensurable amor de Dios hacia la humanidad.
Es el sacrificio perfecto y nada ni nadie puede igualarlo, pero esto no quiere decir que no debamos continuar con el legado que nos dejó Jesús a través del servicio a Dios y a los demás.
El amor es la condición para seguir a Cristo, el servicio es lo que verifica la autenticidad del amor.
Los cristianos debemos ser conocidos por servir a Dios y al prójimo hasta el extremo, sin esperar nada a cambio.
Abnegación/Entrega
La abnegación presenta una imagen que dice: "Todo lo que necesites, estoy aquí para darme a ti". Es una cualidad que antepone los demás a uno mismo, y a Dios ante todo.
La abnegación es la actitud que Jesucristo nos enseñó: "negarse a si mismo para entregarse por completo, hasta el extremo de dar la vida por los demás",.
Si el servicio es la verificación del amor, la abnegación es lo que garantiza la entrega desinteresada en el servicio a Dios y a los demás.
Compromiso/Testimonio
(Mateo 5,37)
Cuando los cristianos decimos que haremos algo, debemos asegurarnos de que lo haremos.
A pesar de que todos cometemos errores, reflejar la imagen del compromiso con los demás muestra uno de los mayores atributos de Jesús.
Debemos mostrarle al mundo que somos dignos de confianza, y que nuestra palabra no se rompe.
Pero lo más importante es que debemos mostrarle al mundo a Jesús, proclamar su mensaje de amor y dar testimonio de él con nuestra vida, obras y palabras.
Si la abnegación es la garantía de la entrega, el testimonio es la confirmación del compromiso con la verdad.
Pero lo más importante es que debemos mostrarle al mundo a Jesús, proclamar su mensaje de amor y dar testimonio de él con nuestra vida, obras y palabras.
Si la abnegación es la garantía de la entrega, el testimonio es la confirmación del compromiso con la verdad.
Respeto/Reverencia
"Respetad a todos, amad a los hermanos, reverenciad a Dios, honrad al rey.
Esclavos, someteos con todo respeto a los amos;
no sólo a los buenos y amables, sino también a los de carácter duro."
(1 Pedro 2,17-18)
Los cristianos encontramos todos los días personas con puntos de vista diferentes a nosotros, lo que no significa que no debamos ser respetuosos en nuestro desacuerdo.
Los cristianos debemos ser conocidos como una comunidad de personas respetuosas con todos que, incluso en desacuerdo, pueden mostrar amabilidad y consideración.