¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.

lunes, 29 de abril de 2019

MI AMOR ¿CRECE O SE ESTANCA?

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"Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos." 
(Juan 15,13)

Creo firmemente que teniendo a Dios en mi vida nunca pierdo, ni fracaso. Con Él siempre aprendo, siempre crezco, siempre descubro y siempre me sorprendo. Él escribe en mi vida. A veces, borra y vuelve a escribir. 

Dios hace crecer despacio y en silencio las cosas más importantes y hermosas de mi vida. Hace crecer el Amor en mí porque me ama y, amándome, me invita a dar ese amor a otros.

El amor es lo único que crece cuando se reparte. 

Por eso, me he dado cuenta de que mi amor crece cuando:
    Resultado de imagen de amor hay que cuidarlo
  • Acepto mi realidad con confianza en la voluntad de Dios, y con aplomo y equilibrio para aceptarla.
  • Mantengo mis principios y creencias, fortalezco mi voluntad y me apoyo en mi fe.
  • Asumo mi camino en la seguridad de que no voy solo, en la certeza de que Dios viene conmigo.
  • Entrego mi pasado a su misericordia, mi presente a su amor y mi futuro a su providencia.
  • Me valoro a mí mismo sin dejar de valorar a los demás sintiéndome hijo amado suyo.
  • Camino por la vida con la verdad, sin oscuros secretos, sin hipocresías ni falsedades, dejando caer mis máscaras.
  • Me siento feliz escuchando, ayudando o dándome a los demás, sin esperar recompensa alguna, y alegrándome al recibir mucho más de lo que doy.
  • Experimento que al abrir un surco de respeto y al echar en él semillas de bondad, cosecho frutos de amor en abundancia.
  • Aprendo a pronunciar con sinceridad palabras como “gracias”, “me equivoqué”, " lo siento", “te necesito”, “perdón”, “tienes razón” y “te quiero”.
  • Padezco otoños e inviernos, aún perdiendo hojas o temblando de frío, que aumentan mi confianza.
  • Camino por desiertos abrasadores o por noches oscuras, que fortalecen mi fe.
  • Frente a una mirada hostil o un gesto agresivo, soy capaz de esbozar una sonrisa como respuesta.
  • Me libero de la pesada carga del rencor, de la mentira, de la infidelidad, de la soberbia y del egoísmo que envenenan mi alma.
  • Con fe y confianza, salto al abismo, vuelo alto como un águila, me sostengo firme como un árbol o ilumino como una estrella.
  • Soy capaz de transformar deseos e ilusiones en realidades, problemas en oportunidades, resentimiento en agradecimiento, sin permitir que se apague la llama de mi esperanza.
  • Compruebo que el verdadero amor significa tolerar, ceder, sufrir, llorar e… incluso, renunciar.
  • Me doy cuenta que sólo ante la muerte, Dios me preguntará cuanto he amado…
  • Agradezco a DIOS todo lo que me da.

sábado, 27 de abril de 2019

ODIO A NUESTRO ALREDEDOR


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"Están llenos de injusticia, malicia, perversidad, codicia, maldad; 
rebosantes de odio, de asesinatos, de disputas, de engaño, de malignidad; 
chismosos, calumniadores, aborrecedores de Dios, insolentes, altaneros, 
soberbios, inventores de maldades, desobedientes a los padres, 
insensatos, desleales, sin amor y sin piedad;"
(Romanos 1, 29-31)

El pasado mes de febrero tuve el privilegio de asistir a una conferencia y escuchar a Santiago Cantera, monje benedictino y prior del Valle de los Caídos, que constató los peligros que acechan a Europa (y por ende, a España), y a sus valores fundamentales, emanados del cristianismo. 

Tengo el honor y el orgullo de conocerle personalmente, y he de decir que es un hombre de Dios que inspira paz, serenidad, amor y fe allí por donde pasa. 
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Todo lo que dice Santiago Cantera es el resultado de una vida auténtica de oración y servicio a Dios y a los hombres. Un hombre, desde mi punto de vista, que rebosa humildad, valentía y sentido común.

Este sa
nto benedictino definió a Europa como "una civilización de dimensión trascendente gracias al cristianismo, que sintetizó la herencia de Grecia (razón y humanismo), de Roma (derecho, ley, orden, disciplina y eficacia) y la de los pueblos germánicos y eslavos (lealtad) y cuya característica fundamental siempre fue la búsqueda de la verdad objetiva para entender la realidad del hombre".  Hoy, esta búsqueda de la verdad no sólo se ha cuestionado, sino que se está diluyendo. Hoy Europa sucumbe y muere.

La fe cristiana, a través de los monjes y sus bibliotecas, "
salvaguardó el patrimonio cultural para profundizar en el conocimiento del mundo, del hombre y de Dios, y configuró Europa”. Sin embargo, hoy, pocos leen y casi nadie escribe.
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Santiago nos habló del relativismo "que pierde las conciencias" y que busca la destrucción de los fundamentos de nuestra civilización a través del odio “que siempre ha estado en el corazón del hombre y cuya raíz está en una fuerza diabólica”

Un odio que se ha ido transmitiendo de una generación a otra y que genera obsesión enfermiza y agresiva por destruir personas y valores cristianos.

Imagen relacionada"Hoy vivimos una realidad del odio especialísimamente presente, donde los medios de comunicación muchas veces lo alientan y en donde no importa mentir en esta dictadura del relativismo. El odio podría decrecer con el conocimiento de lo que es el amor, pero eso muchas veces es una experiencia personal."

En efecto, todo a nuestro alrededor es odio. Un odio que es consecuencia de la ignorancia a la que el Enemigo nos somete. Un odio que es consecuencia de la envidia con la que el Adversario nos esclaviza. Un odio que es consecuencia de la hostilidad con el que el Homicida nos quiere destruir (1 Juan 3,15). Un odio que sólo puede ser combatido con el amor. Un amor que viene "de lo alto". 

Resultado de imagen de santiago canteraEl odio es un sentimiento tóxico y corrosivo que perjudica y esclaviza a quien lo siente, neutraliza su capacidad de raciocinio y le encadena en un resentimiento y una amargura permanentes, que le impiden amar. 

El odio es la ausencia de amor y por tanto, ausencia de Dios. Mientras Satanás es odio, Dios es amor (1 Juan 4,8).

Cuando el odio sale al exterior, cuando se "colectiviza", y pasa de dominar al individuo para dominar al grupo, éste amenaza y "mata". Este es el objetivo del Homicida.

Para concluir, Santiago Cantera hizo un diagnóstico
 severo: “A un nivel humano, el futuro de la civilización occidental lo veo muy oscuro, muy negro. Ya ha habido civilizaciones que han desparecido. No me extrañaría que pudiera suceder. Pero parto de una visión providencialista de la historia. Veo la mano de Dios en la vida del hombre y de la comunidad humana, lo que alienta la virtud de la esperanza, y esto hace que esté con paz. Dios quiere los valores de la civilización occidental y por ello mantengo una esperanza de futuro, pero hay que dar la batalla por la cultura”.

viernes, 26 de abril de 2019

ME VOY A PESCAR

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"Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo; 
Natanael el de Caná de Galilea; 
los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. 
Simón Pedro les dice: 'Me voy a pescar',
Ellos contestan: 'Vamos también nosotros contigo'.
Salieron y se embarcaron; 
y aquella noche no cogieron nada. 
Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla;
 pero los discípulos no sabían que era Jesús. 
Jesús les dice: 'Muchachos, ¿tenéis pescado?'. 
Ellos contestaron: 'No'.
Él les dice: Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis'.
La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. 
Y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro: 'Es el Señor'."
(Juan 21, 1-14)

Como cada día, meditando el Evangelio, me he sentido interpelado cuando me he visto plenamente reflejado en los discípulos. 

Y es que todos somos Pedro, cuando decimos "me voy a  pescar, me voy a servir". Todos somos los discípulos, cuando decimos: "nosotros también vamos a servir contigo"Y así, una vez que hemos decidido "salir", nos "embarcamos" para "pescar". 

Sin embargo, y aunque nuestro servicio es (o debería ser) para la gloria de Dios y el bien de las almas, a menudo, nos empeñamos en hacerlo según nuestras propias ideas, para nuestra gloria personal o para nuestro propio disfrute espiritual, y amparados únicamente en nuestros talentos, fuerzas y capacidades.

Remamos y bregamos todo el día y toda la noche, y no logramos pescar nada. Tratamos de pescar en "nuestras aguas", con "nuestras redes", con "nuestras barcas", desde "nuestros lados", y no pescamos nada.

Creemos saber lo que tenemos que "hacer", porque somos veteranos y, sin embargo, olvidamos lo que tenemos que "ser", porque somos orgullosos.

Creemos estar sirviendo a Dios, porque lo hemos hecho muchas veces y, sin embargo, ni siquiera le preguntamos cómo ni le consultamos dónde. 

Creemos ser unos buenos apóstoles, porque evangelizamos y, sin embargo ni siquiera trabajamos en Su nombre o conforme a Su mensaje, sino a "nuestra manera".

Imagen relacionadaPescar implica que nosotros desaparezcamos, que pasemos desapercibidos, que escuchemos a Dios para que el mundo le vea a Él, le escuche a Él.

Pescar significa dejarnos aconsejar por el Maestro Pescador cuándo, cómo y dónde debemos echar las redes (sus redes) para que la pesca (su pesca) sea abundante.

Pescar conlleva dejarlo todo (ideas, comodidades, gustos, manías, apegos),  renunciar a todo, desprenderse de uno mismo para seguir a Cristo, para reconocer al Señor.

¿Nos vamos a pescar?

miércoles, 24 de abril de 2019

¡QUÉDATE CON NOSOTROS, SEÑOR!

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"Quédate con nosotros, Señor
porque atardece y el día va de caída". 
Y entró para quedarse con ellos."
(Lucas 24, 29)

La misma tarde del día de la Resurrección de Jesús, dos de sus discípulos caminaban cabizbajos, tristes y desesperanzados de Jerusalén hacia su aldea Emaús, cuando un desconocido se les unió a la "conversación que llevaban por el camino".

Mientras el "divino caminante" les iba "explicando" las Escrituras, "comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas", sus corazones "ardían" iluminando el sombrío desánimo que, al principio, les embargaba, a la vez que la penumbra del crepúsculo se cernía sobre ellos.

"Quédate con nosotros, Señor, porque anochece y el día va de caída" fue la invitación que los dos discípulos de Emaús hicieron al "divino caminante". Aquel desconocido fue la Luz que iluminó su Fe, el Camino que renovó su Esperanza, la Verdad que ablandó la dureza de sus corazones y la Vida que abrió sus almas al deseo de descubrir la plenitud... Y Él aceptó quedarse con ellos...para siempre...
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Los dos de Emaús, preparados por las palabras del Señor, le reconocen mientras comparten la intimidad de la mesa, en el gesto sencillo de la "fracción del pan". "Se les abren los ojos" y reconocen al Maestro resucitado. En ese instante, dejan de verle, pero Cristo se ha quedado veladamente en el "pan partido".

De igual manera, el pasaje de Emaús nos conduce y nos invita a nosotros hoy, a iluminar nuestro camino de dudas, inquietudes y desilusiones, hacia un despertar de nuestra esperanza, hacia una renovación de nuestra fe, hacia el encuentro con nuestro Señor, en la Eucaristía.

A la luz de las Escrituras, Jesucristo se hace presente en la Eucaristía como luz que brota del "pan vivo que ha bajado del cielo" (Juan 6,51), cumpliendo su promesa de "estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mateo 28,20).

Una vez que nuestra mente se "ilumina" y nuestro corazón se "inflama", los signos nos "hablan" en la Eucaristía. 

La Eucaristía es luz, ante todo, porque es la unión de las dos "mesas", la de la Palabra y la del Pan. Escritura y Eucaristía se unen para llevarnos a Jesús.

Cristo mismo interviene para enseñarnos cómo "toda la Escritura" nos conduce a Él, haciendo "arder" nuestros corazones, sacándonos de la oscuridad, de la tristeza y de la desesperación, suscitando en nuestras almas, el deseo de permanecer con Él: "Quédate con nosotros, Señor".

Cuando experimentamos una verdadera e íntima experiencia del Resucitado, alimentándonos de su cuerpo y de su sangre, no podemos guardar la alegría sólo para nosotros mismos. 

El encuentro con Cristo, profundizado continuamente en la intimidad eucarística, suscita en cada cristiano la exigencia de evangelizar y dar testimonio.

Mi Emaús ha sido mi camino a la fe. La vida me hirió, llevándome al desánimo y a la desesperanza. Sin embargo, Jesús me encontró por el camino a Emaús, me explicó las Escrituras e incendió mi corazón.

Desde entonces, todo lo que experimenté, no he podido guardármelo para mi.

Por eso, cada día dejo que la Palabra de Dios me hable de Cristo. Entonces, le invito a quedarse conmigo en la Eucaristía y Él se hace presente y me incendia el corazón con una alegría que llena mi vida. 

Por eso, nunca dejo pasar un día sin ir a escucharle en la Escritura y sin verle en la Eucaristía. 

viernes, 19 de abril de 2019

UN ÁNGEL EN GETSEMANÍ

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"Él se apartó de ellos como un tiro de piedra, 
se arrodilló y se puso a orar, 
diciendo: 
'Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz, 
pero no se haga mi voluntad, sino la tuya'.
Y se le apareció un ángel del cielo reconfortándolo. 
Entró en agonía, y oraba más intensamente; 
sudaba como gotas de sangre, que corrían por el suelo."

(Lucas 22, 41-44)

La escena de la agonía de Jesucristo en el Huerto de los Olivos o "Getsemaní" es el momento central de la Pasión de Nuestro Señor. Un momento mucho más duro que el juicio o la flagelación posteriores. Un lugar que anticipa la Cruz en el "Gólgota".

Getsemaní es el "lugar especial de oración” donde Jesús eleva una plegaria intensa, difícil, dramática.  

Getsemaní es el "lugar de la hora de las tinieblas, de la noche oscura del alma", en la que se enfrenta a Satanás y al pecado, y donde el sufrimiento se hace cada vez más difícil e insoportable.

Getsemaní es el "lugar de la súplica por la vida", en contra del poder de la muerte, cuyo abismo percibe en toda su profundidad y terror (Isaías 53,6; 2 Cor 5,21; Efesios 5,2). 
Getsemaní es el "lugar de la tristeza y la angustia, de los gritos y las lágrimas de sangre, del sufrimiento y la agonía, de la soledad y la tristeza" (Mateo 26,37; Marcos 14,33; Lucas 22, 44; Hebreos 5,7).

Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la Tuya

Según el Evangelio de San Lucas, el "Ángel Consolador" o "Ángel de la Agonía" se apareció a Jesús en Getsemaní para fortalecerlo y reconfortarlo, pero no se dice nada más, no dice qué dijo o qué hizo. 
Así, surgen algunos interrogantes sobre esta importante escena del Huerto: ¿Puede un ángel consolar, confortar, a Jesucristo, Rey de los ángeles? ¿Qué significado puede tener la presencia de un Ángel en el Huerto de Getsemaní? ¿Estaba Jesús intentando evitar su misión?

Antes de la aparición del ángel, Jesús oraba diciendo: “Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la Tuya”El cáliz del dolor es el sufrimiento causado por nuestros pecados. No es un escándalo; es un don de Dios. Por eso, le dice a Pedro, que se oponía: “El cáliz que me da el Padre, ¿No lo voy a beber?” (Juan 18,11).

El Señor está convencido que debe hacer la voluntad del Padre, aunque suponga dolor y sufrimiento (Mateo 26,39 y 42), no va a desistir en el momento crítico porque ha venido para eso (Juan 12,27-31) y no lo hace por obligación u obediencia ciega sino por un acto de amor puro a Dios padre y a todos nosotros (Gal 2,20). 

Cristo obedeció en todo a Dios Padre. Como Él mismo dice en la cruz, "Todo está cumplido". Sería absurdo que Dios Hijo dejara el cielo para cumplir su misión de Redención para que, llegado el momento, desistiese.

Su oración es su Fiat, su "Sí". Es su obediencia plena a la voluntad del Padre lo que atrae este Ángel sobre Jesús. Es por causa de esta obediencia que el ángel aparece delante del Señor.

Por tanto, Jesús no intentaba eludir su misión ni quería cumplir su propia voluntad humana.

Y se le apareció un ángel del cielo reconfortándolo

¿Estaba buscando Jesús consuelo para sí mismo?

Resultado de imagen de angel en getsemaniAunque se nos hace difícil comprender que Cristo necesite de un ángel para ser consolado, pudiéramos tratar de responder argumentando desde nuestro punto de vista humano:

-Que Su divinidad (verdadero Dios) viene en auxilio de su humanidad (verdadero hombre), enviando a uno de sus ángelesAsí, Su propia divinidad permite que uno de ellos pueda llevarle, en Su desolación, consolación.

-Que  la presencia del Ángel es una manifestación de que Dios Padre no abandona a Dios Hijo. 

Sin embargo, ambos argumentos, aún siendo posibles a nuestra lógica humana, no tienen un sentido celestial porque ni Dios Padre se comunica con Dios Hijo a través de una criatura, ni ese consuelo tenía como finalidad que Dios Padre evitara el sufrimiento de Dios Hijo, ni tampoco que Dios Hijo necesitara auxilio angélico.

El propio Jesús, instantes más tarde, cuando le vienen a arrestar y le pide al discípulo que envaine la espada, dice: "¿O crees que no puedo pedir ayuda a mi Padre, que me mandaría ahora mismo más de doce legiones de ángeles?" (Mateo 26, 53). 

Por tanto, Jesús no estaba buscando ni consuelo ni evitar que se cumplieran las Escrituras.

Entró en agonía, y oraba más intensamente; sudaba como gotas de sangre

Lucas sigue narrando el crucial momento y dice "entró en agonía" y "rezó más intensamente". Lucas sigue diciendo que "oraba más intensamente" y que "sudaba gotas de sangre". 

Al orar más intensamente y sudar gotas de sangre, no lo hacía por Él. Cristo no buscaba su consuelo ni eludía su misión, ni expresaba sólo su sufrimiento, sino el nuestro. 

Al aceptar este consuelo por nosotros, y en nuestro nombre, Jesús mostraba la realidad de su humanidad y de la debilidad humana.

Al aceptar este consuelo, por nosotros y a favor nuestro, Jesús nos expresaba anticipadamente que aceptaría también nuestra visita a Él, en nuestros momentos de desolación. Es decir, que en nuestros momentos de agonía y sufrimiento (que también son los suyos), el hecho de acompañar a Jesús, nos confortaría. Sufriendo al "hacerse pecado" por amor a nosotros, nos estaba dando ejemplo.

Al orar más intensamente y por sí mismo, Jesús nos manifestaba la voluntad salvífica del Padre respecto de nosotros. “No mi voluntad, mi voluntad espontánea de no morir, sino tu voluntad sobre mi voluntad por la salvación del mundo”. Su oración por sí mismo era también su oración por nosotros.

La voluntad de Cristo de ser consolado no es un síntoma de debilidad o egoísmo. Todo lo contrario: es un voluntad consoladora, una voluntad amorosa

Con el fin de consolarnos en Él, quiere ser consolado por nosotros. Para fortalecernos, quiso ser fortalecido por un Ángel.


Algunos "por qués" de la presencia del ángel

En Getsemaní, el ángel no habla. Mas bien, junto al resto de los coros angélicos, permanece en silenciosa contemplación de la Pasión y los sufrimientos de Cristo. 
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La presencia del ángel responde a su ruego a Dios Padre para poder contemplar la agonía de Dios Hijo y participar de la acción creadora y redentora de la Santísima Trinidad.

La presencia del Ángel en el Huerto de los Olivos responde al anhelo de los ángeles de "con-padecer" con Cristo por el pecado de los hombres, y de unirse a la contemplación y vivencia del mal, del pecado que está viviendo el Señor

La presencia del ángel responde a la manifestación de su amor a Dios Hijo, a quien Satanás, el ángel caído y rebelde, rechazó plenamente.

La presencia del ángel responde a la expresión de la adoración y alabanza de toda la creación y de toda la humanidad ya salvada.

La presencia del ángel responde a la participación en el amor que Cristo está viviendo ahora por los hombres, en la agonía de Getsemaní. 


El ángel y el buen ladrón

Quizá pudiéramos establecer un cierto paralelismo entre la presencia del ángel en Getsemaní y la del buen ladrón en el Gólgota.  Ambos, cada uno a su manera, confortan a Cristo y son confortados por Él.

Confortan a Cristo en el reconocimiento de su divinidad; son confortados por Cristo en la aceptación de su compañía, de su arrepentimiento. 

La promesa de Cristo al Buen Ladrón abrió las puertas del cielo a la Esperanza a todos los hombres. 

La presencia del Ángel en el Huerto de los Olivos abrió los ojos de todos los ángeles a la verdadera y plena adoración de la Verdad.


jueves, 18 de abril de 2019

NOTRE DAME: UNA ORACIÓN DE PIEDRAS VIVAS

"Todo el daño nos viene de no tener puestos los ojos en Vos, 
que si no mirásemos otra cosa que el camino, pronto llegaríamos..."
(Santa Teresa de Jesús)

Arde Notre Dame. El mayor símbolo católico de la ciudad de la luz se consume por las llamas en plena Pascua. 

El fuego ha derribado la aguja, ha destruido dos tercios de las bóvedas y tejados, ha calcinado numerosas y valiosas obras de arte y ha provocado cuantiosos daños económicos. 

El humo negro cubre el cielo parisino. Siglos de historia, francesa, europea y cristiana, han ardido en pocas horas en París, provocando una conmoción mundial. 

La catedral de Notre Dame, construida entre los años 1163 y 1345, testimonia casi dos siglos de fe y ofrenda elevadas al cielo, además de haber sido testigo durante 855 años de coronaciones, funerales de estado y del paso de millones de creyentes y no creyentes; protagonista de novelas, libros y películas; y respetada por guerras y revoluciones.

Resultado de imagen de notre dame de parisNo puedo dejar de ver este terrible suceso con un intenso dolor y reconozco que he llegado a pensar que terminaría completamente calcinada. He sentido una gran consternación no sólo por su valor artístico, cultural o histórico sino principalmente, por su valor espiritual. 
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He sentido una profunda pena al contemplar esta tragedía como alegoría de la decadencia de nuestra Europa católica, cuya identidad y fe cristianas caminan en una lenta agonía entre las llamas del materialismo y el humo del relativismo.

La descristianización de Francia, originada durante la Revolución francesa en 1789, hoy parece dar un nuevo y negro paso, ante el incendio del grandioso templo mariano católico. Tras Francia, Europa ha incendiado sus valores y ha perdido su fe.
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"Nuestra Señora de piedra", con sus alzadas góticas y gárgolas vigilantes, sus bóvedas de crucería, sus contrafuertes, arbotantes, vitrales y rosetones ha sido, durante casi un milenio, una "oración de piedra" que ha expresado la fe del pueblo católico, que ha elevado sus súplicas al cielo y constatado el anhelo de acercarse a Dios a través de la consagración de este majestuoso templo a la Santísima Virgen María, el medio más perfecto para llegar a Él.

Su monumentalidad y simbolismo me sugieren una visión teocéntrica del mundo. 
Cada uno de sus singulares detalles, incluso aquellos que no son visibles, o que son inaccesibles o que no tienen un aparente propósito definido, me interpelan ante la certeza de que no fueron diseñados para deleitar el ojo humano, sino construidos como una ofrenda a Dios, como una mirada confiada al cielo. 

Quizás muchos alejados de Dios disfruten con este desastre anclados en el odio y en el resentimiento, o incluso, proclamen soflamas con reminiscencias de épocas pasadas nefastas
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Sin embargo, las respuestas solidarias no se han hecho esperar y muchas personas han donado grandes cantidades de dinero para su reconstrucción (más de 900 millones de euros hasta el momento).

Imagen relacionadaMuchos franceses, en una reacción espontánea, han acudido a la  Île de la Cité para rezar con "Ave Marías" a la Virgen y "Padrenuestros" a Dios, en un resurgir inmediato de la fe católica. Y otros muchos católicos, les hemos secundado en oración, desde nuestros países.

Este trágico suceso se ha convertido en una "oración de piedras vivas", un resurgir de nuestra esperanza y un resucitar de nuestra fe, y que nos recuerdan las palabras de Jesús: "Os digo que si éstos se callaran gritarían las piedras" (Lucas 19, 40). 

Pero, aunque la catedral colapsara, la fe la mantendrá de pie. Aunque nuestros pecados nos hayan hecho caer, nuestra fe nos levantará.

Por eso, le pido a Nuestra Señora que convierta esta desgracia en gracia, para que aumente nuestra fe y fortalezca nuestra confianza en Dios, para que nos ayude a no dejar de mirar el rostro de Cristo.

Y hoy, más que nunca, quiero recordar lo que la Virgen nos dijo en Fátima: "Por fin, mi Inmaculado corazón triunfará". Esa promesa es Palabra del cielo. Es confianza, es esperanza, es fe. Es Resurrección.

Una mirada exterior

notre dameCamino hacia "Nuestra Señora" para admirar su fachada principal con sus dos torres, la galería de  los reyes y la de las quimeras (gárgolas), su rosetón occidental y sus tres pórticos: el de Santa Ana, el del Juicio Final y el de Nuestra Señora.

El pórtico sur me señala la ejemplaridad de vida de Santa Ana y San Joaquin, los padres de la Virgen. 

El central me muestra la escena del Juicio Final, con Cristo como juez, a San Juan y a la Virgen, a los patriarcas, a los apóstoles y a los santos, flanqueados por legiones de ángeles, con San Gabriel a la cabeza, además de numerosas alegorías al cielo y al infierno. Allí veo a los elegidos y a los condenados y, por fin, la resurrección al final de los tiempos. 

El pórtico norte me revela la Coronación, Dormición y Ascensión de la Virgen María.

Imagen relacionadaResultado de imagen de notre dame de parisA continuación, giro a la derecha para admirar su fachada sur, que me recibe con su gran rosetón.

Resultado de imagen de arbotante goticoUn círculo infinito encerrado en un cuadrado finito, que simboliza la Encarnación de Dios y que, milagrosamente salvado del incendio, presagia la salvación del mundo.

Me detengo en sus sólidos arbotantes que derivan las presiones de las bóvedas hacia los contrafuertes adosados al exterior de los muros, y sustentan toda la construcción sobre un área más amplia, suscitándome la comprensión de la fortaleza y la fe firme con la que los padres de la Iglesia asientan y sustentan el cuerpo místico de Cristo.

Una mirada interior


Me acerco al interior de la "Dama de Piedra" a través de las imágenes desoladoras que muestran los trágicos efectos de las devastadoras llamas.
Vista del interior de la catedral de Notre Dame después del incendio registrado este lunes en París.
Resultado de imagen de incendio notre dameProvidencialmente, se han librado de las llamas el altar principal, los rosetones que representan a la Virgen, al Niño Jesús y al Cristo Majestad. 

Ver imagen en TwitterEl tesoro de la catedral , a salvo en el ayuntamiento de París.La campana más grande y pesada de Notre Dame (13 toneladas), llamada Bourdon y bautizada Emmanuel por Luis XIV continúa en la torre sur, a la espera de un diagnóstico sobre su estado. 

También, el órgano principal con sus 5 teclados y 8.000 tubos, setenta pinturas de los siglos XII y XVIII que se encontraban en los arcos de la nave, el coro y las capillasasí como las estatuas de cobre de los doce apóstoles y los cuatro evangelistas, que habían sido retiradas hacía unos días de la aguja.
El tesoro de la catedral guardaba algunas valiosas reliquias que, milagrosamente, se han salvado del incendio y que permanecen ahora en el Ayuntamiento: la túnica de lino del rey San Luis, del siglo XIII, la Corona de espinas, un clavo y un fragmento de la Cruz de Cristo.
Termino mi artículo con una canción de Alison Moyet, titulada "Love Resurection", que habla de la necesidad de la resurrección del amor y de una intervención divina:

What can I do to make light of this dull dull day
What switch can I pull to illuminate the way

Show me one direction
I will not question again
For a warm injection
Is all I need to calm the pain

We all need a love resurrection
Just a little divine intervention

What seed must I sow to replenish this barren land
Teach me to harvest I want you to grow in my hand
Lets be optimistic, lets say that we won't toil in vain
If we pull together we'll never fall apart again

We all need a love resurrection
Just a little divine intervention

Show me one direction
I will not question again
For a warm injection
Is all I need to calm the pain

We all need a love resurrection
Just a little divine intervention

domingo, 7 de abril de 2019

PREPARADOS PARA LA PERSECUCIÓN

"Es seguro que todos los que quieren vivir como buenos cristianos 
sufrirán persecuciones." 
(2 Timoteo 3, 12)

Los cristianos son perseguidos en muchas partes del mundo. El año pasado, más de 280 millones de cristianos se enfrentaron a la intimidación, prisión o incluso muerte por su fe en Jesús, 1.847 Iglesias fueron atacadas y 4.305 cristianos fueron asesinados en el mundo por causa de su fe. 

Asia y África destacan por su crueldad hacia el cristianismo. En Asia, 1 de cada 3 cristianos sufre persecución a nivel alto, muy alto o extremo, mientras que en África, la cifra es 1 de cada 6. 

Corea del Norte, Afganistán, Somalia, China e India ocupan los primeros puestos de la lista mundial de persecución, mientras que Nigeria es el país donde se producen más asesinatos de cristianos.

Una persecución silenciosa

En la Europa católica nos hemos acostumbrado a ver la persecución de los cristianos desde la lejanía y pensamos: "Esto no ocurre aquí". Nos hemos vacunado e inmunizado cuando oímos las escalofriantes noticias de este mal y creemos que eso nunca nos pasará a nosotros.

Resultado de imagen de persecucion cristianaSin embargo, existe una persecución silenciosa que no siempre mata, necesariamente. Es la persecución a la libertad de conciencia, por la que nuestra sociedad occidental se ha propuesto arrinconar la fe cristiana y en especial, la católica.

Y lo hace, primero, a través de las tendencias y de las ideas que van generando una mentalidad social y un pensamiento único que anida en la conciencia general.

Este pensamiento único hace surgir brotes de odio e intolerancia hacia la fe cristiana, que finalmente, se materializan en leyes de obligado cumplimiento: Ley del aborto, eutanasia, divorcio, uniones homosexuales, ideología de género, etc. 

No debemos asustarnos porque está escrito que nuestros enemigos estarán también en nuestra propia casa:
"No penséis que he venido a traer la paz al mundo; no he venido a traer paz, sino espada. Porque he venido a poner al hijo en contra de su padre, a la hija en contra de su madre, a la nuera en contra de su suegra. De suerte que los enemigos del hombre son los de su propia casa" (Mateo 10, 34-36).

"El hermano entregará a la muerte a su hermano, y el padre al hijo, y los hijos se alzarán contra los padres y los matarán. Todos os odiarán por causa mía; pero el que persevere hasta el fin se salvará"(Marcos 13, 12-13).

Alegres en la persecución


En contra de la mentalidad del mundo, Jesús nos dice que estemos alegres por ser perseguidos, insultados y calumniados y nos exhorta a perseverar:

"Dichosos los perseguidos por ser justos, porque de ellos es el reino de Dios. Dichosos seréis cuando os injurien, os persigan y digan contra vosotros toda suerte de calumnias por causa mía. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos. Pues también persiguieron a los profetas antes que a vosotros"
(Mateo 5, 10-12).


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El mundo trata de seducirnos con diversas doctrinas que llenan los corazones de falsas promesas y derechos de todo tipo. Cristo, sin embargo, no nos habla de derechos sino de obligaciones. Nos no nos habla de facilidades y confort sino de dificultades y problemas. No nos engaña, ni llena nuestro corazón de falsas promesas... y nos insta a estar alegres.

Seguir a Jesús implica incomprensión y rechazo; ir en pos de Él, conlleva envidia y odio; ponerle en el primer lugar, nos conduce a la intolerancia y la difamación; aceptarle y amarle, nos traerá sufrimiento y persecución.

Jesús declara dichosos y bienaventurados a aquellos, que por su fe y seguimiento a Él son oprimidos, maltratados y perseguidos. Pero para el mundo, los cristianos somos gente "rara", impopular, extraña, radical y retrógrada, porque Dios también lo es para ellos.

A Cristo lo persiguieron,
 lo insultaron, lo crucificaron y lo mataron. Y harán lo mismo con sus seguidores. No nos engañemos. El mundo no está a gusto con Dios ni con nada ni nadie que se lo recuerde. No nos va a adular, no van a hablar bien de nosotros, no vamos a ser bien vistos. Todo lo contrario.

Es posible que el grado de pers
ecución, de rechazo o de insulto sea distinto en un lugar o en otro, en una persona o en otra, en un momento o en otro, pero todos los cristianos la sufriremos de un modo u otro. De una manera u otra, todos los cristianos "beberéis del vaso que yo bebo" (Marcos 10,39), y "seréis odiados por causa de mi nombre" (Mateo 10,22).

El E
vangelio es tan contrario a la mentalidad que impera en el mundo que despierta su rechazo y provoca su enemistad. Ante esta enemistad, los cristianos debemos luchar contra la poderosa tentación de adaptarnos al mundo, porque hacerlo, supone negar a Cristo.

Preparados para la persecución

No obstante, los cristianos que no somos super-héroes, sino gente normal y sencilla, debemos prepararnos para sufrir esta persecución porque, tarde o temprano, llegará.

Por ello, debemos tener en cuenta que:

1.- Es una gracia. La capacidad p
ara aguantar la persecución, soportar la difamación y el martirio es una gracia de Dios. Esto significa que en los momentos de persecución, no debemos poner la mirada en nosotros mismos, sino en Cristo

Cuando los cristianos de Jerusalén tuvieron que hacer frente a la primera persecución, no sopesaron sus posibilidad de resistencia ni su propia capacidad, sino que nos dice ejemplarmente dijeron: "Y ellos... alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: ... Señor, mira ahora sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra." (Hechos 4, 24).

Debemos rezar y pedirle a Dios el valor para proclamar el nombre de Jesús en una sociedad hostil al Evangelio y la capacidad para enfrentarnos la persecución. 

2.- Es un ataque. La persecución no atentará siempre contra nuestra integridad física. En la mayoría de los casos, la persecución se mantendrá en el terreno de la difamación y la calumnia. Por ahí comienza. Es un ataque que nos desacredita con mentiras, se inventan sobre nosotros falsas historias y se nos critica injusta y alevosamente. De la calumnia se pasa a la violencia física y al despojo de nuestros bienes.

3.- Es una prueba. E
l desprecio, la calumnia y la persecución del mundo son una prueba evidente de virtud y obediencia de los cristianos a su Señor. Por el contrario, cuando la Iglesia es ignorada o está bien vista por la sociedad, debería preguntarse a sí misma si de verdad es una Iglesia que sigue a Jesucristo. La reacción condescendiente o amistosa del mundo hacia la Iglesia significa que está dormida y que no está dando testimonio de Jesucristo, o que se ha adaptado al mundo, adulterando el mensaje que le fue confiado por Cristo y traicionando su fidelidad a Él. 


Del sufrimiento a la felicidad 


A priori, resulta extraño que Jesús nos diga que nos alegremos cuando seamos perseguidos y difamados e incluso podría parecer que el cristiano que se alegra en su sufrimiento por causa de Cristo es un masoquista o un sádico.


Sin embargo, no hay nada de masoquismo en las palabras del apóstol Pablo cuando nos habla de alegría en los sufrimientos por Cristo: "También nos alegramos en los sufrimientos" (Romanos 5,3) o cuando afirma rotundo su consuelo en las penalidades"estoy lleno de consuelo y de alegría en medio de todas mis penalidades." (2 Corintios 7,4).

No hay nada de sadismo cuando el apóstol Pedro habla de la prueba que todos los cristianos hemos de pasar""Queridos hermanos, no os extrañéis, como si fuera algo raro, de veros sometidos al fuego de la prueba; al contrario, alegraos de participar en los sufrimientos de Cristo, para que, asimismo, os podáis alegrar gozosos el día en que se manifieste su gloria. Dichosos vosotros, si sois ultrajados en nombre de Cristo, pues el Espíritu de la gloria, que es el Espíritu de Dios alienta en vosotros.(1 Pedro 4, 12-14). 


Resultado de imagen de alegria en el sufrimientoNo hay nada de perversión cuando el apóstol Santiago nos exhorta a alegrarnos por la persecución porque, gracias a ella, seremos perfeccionados en la fe: "Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna" (Santiago 1, 2.3). 

Los cristianos sabemos que el rechazo que provoca nuestra fe en el mundo es esa cruz que debemos cargar como seguidores de Cristo"El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida la perderá, pero el que pierda su vida por mí la encontrará. ¿Qué le vale al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué dará el hombre a cambio de su vida?" (Mateo 16, 24-26).

La alegría y la felicidad de los cristianos en medio de la tribulación no proceden de nuestra humanidad, sino de la acción del Espíritu Santo en nosotros.

La persecución, la difamación y el maltrato por causa de nuestra fe son una prueba de que nos encontramos en el camino correcto. Los perseguidos no estamos solos: contamos con Jesús. La fuerza para resistir la persecución no es una virtud ni mérito humanos, es gracia y don celestiales; es la fuerza del Espíritu Santo en el cristiano.