¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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martes, 9 de julio de 2019

LETANÍAS: ATRIBUTOS DE SU MISERICORDIA (6)

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La Virgen María recibió en su concepción la bendición del Señor y la misericordia de Dios, su salvador. Ella es, por eso, la primera Hija de la misericordia de Dios y a la vez, es Madre del Dios de misericordia: por eso la llamamos Madre de la misericordia. 

Con el Salve Regina, la rogamos que vuelva a nosotros sus ojos misericordiosos y nos haga dignos de contemplar el rostro de la misericordia, su Hijo Jesús. A Jesús siempre se "va y se vuelve” por María.
Hoy, contemplamos los 4 atributos de la Misericordia de la Virgen María en las Letanías:


Salud de los enfermos

El pecado original introdujo en el mundo la enfermedad y la muerte. Por esa condición, necesitamos un Médico. La Santa Iglesia nos propone una Doctora poderosa, sabia y amorosa: La Santísima Virgen María, "Salud de los enfermos", que nos  sana, nos ayuda y nos conforta.

María,"Salud de los enfermos" nos concede salud del alma y nos ayuda a apartarnos del mal que la destruye.
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María"Salud de los enfermos" nos sana cuando se levantan los vientos de las tentaciones, cuando tropezamos en los escollos de las tribulaciones. 

María"Salud de los enfermos" nos restablece cuando se agita la soberbia, la ambición o la incomprensión. 

María"Salud de los enfermos" nos cura cuando la ira, el egoísmo o el deleite en el mal violentan nuestra alma. 

María"Salud de los enfermos" nos socorre en el peligro, en la angustia, en la tribulación, en la ansiedad. 

María"Salud de los enfermos" nos auxilia cuando se turba nuestra mente ante la enormidad de nuestras faltas, cuando nuestra conciencia nos sumerge en la tristeza y en la desesperación. 

María"Salud de los enfermos" nos trasplanta su Inmaculado corazón para ablandar nuestro rencor, nuestra desesperación y nuestras pérdidas. 

María"Salud de los enfermos" nos tiende sus maternales manos cuando caemos, cuando dudamos, cuando tememos. 

María"Salud de los enfermos" es medicina, salud, receta para el alma

María, "Salud de los enfermos' nos dio a Jesús ... nos dio al Médico Divino ... nos dio la medicina. 

Imagen relacionadaNuestra Madre vela por sus hijos enfermos, de día y de noche, sin mostrar cansancio; nos procura alivio y se sacrifica para curar a sus hijos, movida por el grandísimo amor maternal que Dios puso en Su corazón Inmaculado, amor vigilante y solícito, cuando sus hijos están afligidos por la enfermedad.

Jesucristo le ha cedido en el cielo a su Santísima Madre el dominio sobre la naturaleza doliente. Son innumerables los testimonios de curaciones milagrosas, sanaciones inexplicables y favores recibidos en algunos Santuarios Marianos: Fátima, Lourdes, Medjugorje... 

Ella ilumina a los médicos, infunde fortaleza y confianza al enfermo, aumenta la paciencia y el afecto en aquel a quien asiste y alcanza eficacia en la sanación. 

Ella hace sentir al enfermo la función providencial y benéfica del dolor que lo hace más semejante a su Divino Hijo crucificado.

Si el enfermo está en pecado y cercano a la muerte, Ella intercede y le ampara,  recordando las palabras de su Amado Hijo: "No quiero la muerte del pecador sino que se convierta y viva".

Refugio de los pecadores

Nuestra Señora es un refugio donde brilla Su Infinita Misericordia que quiere la conversión de los pecadores.
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Jesucristo es nuestro Mediador ante el Padre. Nos dice San Juan: "Os escribo esto para que no pequéis y si alguien peca tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo (1 Juan 2, 1), pero además de Él, tenemos a María, Madre de Dios y Madre nuestra, constituida por Dios, medianera entre Él y nosotros, pecadores.

Dos gracias principales le son necesarias a un pecador para alcanzar la futura felicidad: La conversión o el perdón de los pecados y la perseverancia en el bien

Ambas gracias, son regaladas por María "Refugio de los pecadores", si se lo pedimos continuamente y si .... "hacemos lo que Él nos dice", como Ella nos pide.

Consuelo de los afligidos

Los seres humanos estamos sacudidos por la enfermedad del alma, el pecado ... y por la enfermedad del cuerpo, el dolor físico

La vida terrenal está llena de espinas y abrojos que nos afligen, de tribulaciones y aflicciones que nos sobrecogen, de dolores y sufrimientos que nos oprimen, porque lastiman el corazón y llenan de lágrimas los ojos.

Nacemos con llanto; crecemos con obstáculos; vivimos con el peso diario de responsabilidades y preocupaciones; morimos con dolor. 

Cuando el dolor se nos presenta en alguna de sus formas, es humano preguntarse, ¿por qué el dolor?  Solamente la Fe nos da una respuesta tranquilizadora, digna de la Sabiduría de Dios y de la dignidad del hombre: 

Cuando con el pecado original, los hombres nos precipitamos en el abismo de la condenación eterna, Dios misericordioso, (en el mismo instante en que prometió enviar al Redentor) confió a la humanidad al Ángel del dolor, para que purificara a María y la hiciera semejante al Restaurador prometido, que nos redimiría precisamente a través de las humillaciones y de los más grandes dolores.

El pecado (y no Dios) introdujo en el mundo el dolor, el sufrimiento y la muerte: es del pecado de donde provienen las adversidades.
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El dolor recibió de Dios una misión providencial: es el artífice de toda grandeza moral. Para que el dolor cumpla en nosotros su misión, debe ser acogido con Fe consciente, confianza firme y cristiana resignación, como lo hizo la Virgen Santísima.

Sin embargo, el dolor es siempre sufrimiento y exprime del corazón las lágrimas que son la sangre del alma. ¿Quién podrá ofrecernos el alivio necesario? ¿Quién podrá consolarnos? María Santísima, nuestra amorosa Madre la "Consoladora de los afligidos", Ella puede y quiere endulzar nuestras amarguras y aliviar nuestros dolores, quiere consolar y suavizar nuestros sufrimientos,  si se lo permitimos.

María hace suyas nuestras aflicciones y se apropia nuestro dolor, si se lo entregamos, y una sola mirada de piedad y de amor de esta dulce Madre basta para tranquilizar el corazón más compungido y suavizar las más fuertes adversidades.

¡Oh Madre piadosa, "Consuelo de los afligidos", calma nuestras angustias!

Auxilio de los cristianos

El corazón de la Virgen María es tan grande que abarca y contiene a toda la humanidad. 

Dios la creó para que fuera su Madre y madre de todos, la dotó de esta universalidad de afectos para que los afligidos, los enfermos, los pecadores, que recurren a Ella, experimenten esta singular bondad suya.

La Obra santificadora de Cristo se centra en la Iglesia, y aunque ella es la amada y santa esposa de Jesús "sin arruga o defecto" , según San Pablo, no la sustrajo a las vicisitudes humanas y quiso que tuviera la apariencia de debilidad. 

En realidad, posee la misma fuerza de Dios, que le prometió la asistencia perenne del Espíritu Santo y así se apoya segura y confiada en las palabras infalibles de su Fundador: "He aquí que estaré con vosotros hasta el fin de los siglos".

Imagen relacionadaSan Juan en el Apocalipsis la describe como la ciudad santa, la nueva Jerusalén y así, la nueva Jerusalén (la Iglesia), tiene en María Santísima a su poderosa defensora contra los enemigos de todos los tiempos, que son de dos clases: internos y externos.

Los enemigos internos son aquellos que atentan a la verdad que la Iglesia nos enseña, los que pretenden introducir en ella, el error o la división, o sea, los mismos cristianos que se oponen con obstinación, con terquedad a lo que propone la Iglesia Católica.

Los enemigos externos son los que no perteneciendo a la Iglesia Católica, la atacan, la odian y pretenden destruir la fe de sus miembros que son el Cuerpo Místico de Cristo.

Sobre el glorioso título de "Auxilio de los Cristianos" debemos sacar dos importantes enseñanzas para guiar nuestra vida cristiana:
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• Ante todo un filial amor a la santa Iglesia y a su Cabeza visible: el Romano Pontífice. En el amor de todos los católicos, que se centra en el Papa, en la asistencia perenne de Jesucristo y en la poderosa protección de María tenemos una fuerza superior que nos consuela y alienta.

• Otra enseñanza, más necesaria hoy que nunca, surge de la maternidad universal y auxiliadora de María y es el deber que tenemos de extender la caridad cristiana con la que nos debemos amar unos a otros, como Dios nos ama, como María nos ama, sin distinción alguna. 

¡Oh Madre Santísima que en tus entrañas maternales acoges a toda la humanidad y que a todos socorres en sus necesidades, alcánzanos de tu Divino Hijo, esta universal caridad así como la fidelidad a la Iglesia católica, fundada con la Sangre de Jesucristo, que es también tu sangre!.

¡"Auxilio de los cristianos", ruega por nosotros!

viernes, 5 de julio de 2019

LETANÍAS: ATRIBUTOS COMO VIRGEN (4)


En el cuarto artículo, contemplamos los seis atributos de María como Virgen:

Virgen Prudentísima

Con este título, la Iglesia tributa a María un gran elogio, pues la prudencia es la primera de las virtudes cardinales que consiste en discernir y distinguir lo que es bueno para seguirlo o malo para apartarse de ello

Prudencia es cautela, es moderación, discreción, sensatez, buen juicio ... además, es la virtud que dirige y regula todas nuestras acciones. La vida cristiana sin la prudencia pierde toda belleza, toda fecundidad de bien. La prudencia, es la virtud moral que se adquiere de ordinario con los años. 

María es tanto más digna de alabanza porque fue prudentísima desde su tierna edad; excepcional prudencia, más celestial que terrena, más infundida por Dios que adquirida con la formación, con la práctica o con la edad.

La prudencia de María se hace patente en el coloquio con el Arcángel Gabriel. Ante el anuncio de que concebirá al mismo Hijo de Dios, permanece constante en la resolución de su virginidad. Ella no es incrédula como Zacarías, sabe por el Profeta Isaías que el Divino Mesías prometido ha de nacer de una virgen, pero pregunta el cómo, requiere una explicación, ésta es prudencia sobrenatural y divina.

María fue discreta y cauta en su interrogatorio y por ello, sabemos que era poseedora perfecta de la prudencia y de todas las demás virtudes cardinales y como consecuencia, también de las virtudes morales.

Virgen digna de veneración

La veneración es el honor y reverencia que se le dan a una persona en testimonio de su excelencia, de su virtud sobrenatural, de su santidad, y consiste en una gran consideración hacia la persona dotada de estas cualidades, en un correspondiente afecto del corazón, estima y aprecio. Por tanto, la santidad es objeto de veneración. 

Muchos cristianos confunden la perfección cristiana o la santidad con los medios para obtenerla; otros creen que consiste en las penitencias exteriores; otros en largas oraciones; otros en despojarse de todo por amor al prójimo, etc. 
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Estas y semejantes prácticas son medios muy útiles para llegar a la santidad; serán, con la gracia Divina, principio y señal, fruto y efecto de la santidad, pero no son la santidad esencial. De hecho ha habido santos que no lo dieron todo a los pobres, que no practicaron penitencias extraordinarias, que no hicieron largas oraciones. 

La santidad es la perfección en el amor y la unión con Dios. Dios es santo por naturaleza; nosotros cuando estamos unidos a Él, somos santos por gracia. La unión con Dios es efecto de la caridad, cuando el cristiano observa y vive los mandamientos de la ley evangélica: "Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas" y "Ama al prójimo como a ti mismo" (Marcos 12,28-34) (Mateo 22,37-40), está viviendo la santidad.

La gracia de Dios es la que nos hace santos, es por eso que la plenitud de la gracia confiere la plenitud de la santidad. La gracia, semilla y fruto de la santidad, hace que Dios esté en nosotros y nosotros en Dios.

María merece el título de Venerable por la grandeza de su santidad y por su ardiente Caridad de Madre de Dios. 

María fue declarada y proclamada solemnemente de parte de Dios, por medio del Arcángel Gabriel: Llena de Gracia y poseedora del Señor.

Virgen digna de alabanza

Imitar las virtudes de la Virgen María y procurar que los demás también lo hagan y que se conozca y admire su singular santidad es una exigencia del amor: propagar, glorificar, hacer conocer a la persona amada. Este es el sentido de esta invocación Virgen digna de alabanza.

María vivió en la piadosa sombra de una oscuridad que conmueve, en profunda y perfecta humildad. Aparece en la primera parte del Evangelio y después solamente reaparece en el Calvario cuando participó en las penas de la Cruz.

Después de Jesucristo, el alma más santa y más excelsa fue sin duda la de María Santísima, por eso debe ser, la más exaltada y colmada de alabanzas.

Estas alabanzas y esta gloria tuvieron principio antes que Ella estuviera sobre la tierra participando del privilegio del Hijo. Fue exaltada mucho antes de nacer.

La Iglesia en su Liturgia, ha coronado a María con las fiestas en su honor introducidas en el año eclesiástico, los oficios, los himnos, las Letanías, las procesiones, la solemne coronación de sus imágenes, etc.., que manifiestan el amor de la Iglesia hacia su Madre Celestial.

A Ella se deben los grandes Doctores de la Iglesia, la pluma de los Teólogos, la palabra enamorada de los oradores sagrados y la oración confiada de todos los que la aman.

Bienaventurada la boca que habla de María Santísima frecuentemente y con reverencia.

Bienaventurada la persona que escribe con santo entusiasmo las grandezas y la gloria de tan excelsa Madre. ¡Virgen digna de alabanza!

Virgen Poderosa

Podemos destacar dos clases de poder: propio y participado.

Sólo Dios es poderoso (poder propio) y es Él quien, por su voluntad,  comunica poder a otros (poder participado).


Cuando decimos que María Santísima es omnipotente, no la igualamos a Dios, ni decimos que Ella lo sea por sí misma, sino que este poder del que está revestida, le viene de Dios, le fue comunicado por gracia especial de Dios.

María es poderosa porque su poder se asocia al de su Hijo Jesucristo. Su divina Maternidad es el fundamento principal de su poder.

La omnipotencia participada de María brilla principalmente en el universo sobrenatural, en el cual, Ella ha sido constituida Madre espiritual de los redimidos, cooperadora de Cristo en la redención y en la salvación de las almas. Decimos principalmente, porque también en el orden físico, Ella ejerce un gran poder, como lo prueban las numerosas curaciones que concede a sus devotos. Basta recordar los milagros de Lourdes.

El poder de María Santísima tiene por fin cooperar a la obra de la Redención, a la cual están llamados todos los seres humanos sin distinción y, a alcanzar los bienes de los que tienen necesidad. La perseverancia final, don que corona, según San Agustín, todos los dones, y una santa y muchas veces, alegre muerte.

Virgen Clemente

Según Santo Tomás de Aquino, la clemencia es la virtud que templa el rigor de la justicia con la misericordia; que concede y obtiene el perdón o la disminución del castigo merecido. 

Comparte con la mansedumbre el cometido de poner un justo y racional freno a los ímpetus de la ira y si la mansedumbre frena el afecto interno, que es la raíz o el principio, la clemencia modera el afecto exterior.

Resultado de imagen de virgen clementeEsta hermosa y amable virtud, prosigue Santo Tomás, nace del amor. Quien ama a una persona no quiere que ésta sea castigada. Por eso cuando el perdón total o la disminución de la pena son compatibles con el verdadero bien, entonces la amorosa clemencia perdona o impetra el perdón.

La clemencia, resplandece en María Santísima más que en cualquier otra persona. Ella se ocupa y se preocupa de impetrar el perdón para los pecadores. Por eso la Iglesia la honra con el título de Virgen Clemente.

El fundamento de la clemencia de María es su tierno amor a la humanidadNuestra Madre Santísima nos ama porque ama a Dios. El amor de Dios y el amor del prójimo son dos amores inseparables y nadie nos ama como Ella.

No se puede medir el amor Infinito del Corazón de Jesús, aquel Corazón inflamado con las llamas del Amor Divino y que fue atravesado por la lanza. Ningún otro corazón está tan cerca del amor de Jesús, como el de su Madre. Ninguno alcanza tan encendida caridad. María nos ama en Cristo, ama en nosotros la Sangre del Hijo derramada en el Calvario y aplicada en los Sacramentos. Ella más que nadie conoce en Dios, el altísimo valor de un alma.

No hay otro amor más hermoso y más fuerte que el de María, porque brota de la purísima fuente del amor de Dios.

María es nuestra Madre porque es la Madre de Jesucristo y porque Ella nos engendró al pie de la Cruz sobre el Calvario, allí fuimos confiados a Ella como hijos en la persona de Juan. Los dolores que no tuvo en el divino parto natural, debió sufrirlos en el parto espiritual cuando fue constituida Madre de todos nosotros.

De la misma forma que Dios adornó a María con la santidad más eminente, así la dotó, en profundidad y en extensión, con el corazón más amante de todos los corazones; con el que nos ama a todos, justos y pecadores.

María escucha todas nuestras súplicas y nos reconcilia con Dios, y lo hace como una madre que tiene más cuidado de un hijo enfermo que de un hijo sano ... de la misma forma que el Buen pastor deja a las noventa y nueve ovejas para ocuparse de aquella que estaba perdida, de la misma forma que el Padre amoroso sale al encuentro de su hijo pródigo cuando éste regresa y celebra una fiesta.

Virgen Fiel

Este título puede entenderse en dos sentidos:
  • Fe (fidelis, fides). Alabamos a la Bienaventurada Virgen porque se distinguió en la fe y la ejerció a la perfección.
  • Fidelidad (fidelis, fidelitas). Damos gloria a la Virgen María porque fue completamente fiel a  los planes de Dios, a las promesas que le hizo a Dios y a los deberes que Jesús le asignó. 
Fe

María Santísima posee en grado heroico todas las virtudes, y en grado singular la Fe, la primera de todas ellas. Ella elevó a la máxima altura su propia santidad. Ella agradó a Dios más que ninguna criatura porque tuvo una fe viva .... fe formada por la más ardiente caridad:

Resultado de imagen de virgen fiel-Cuando el Arcángel le anuncia el altísimo misterio, Ella da el humilde y dócil asentimiento de su Fe y exclama "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí..."

-Cuando el mismo Mensajero le anuncia la maternidad milagrosa de Isabel, Ella lo cree y va solícita para asistir a su anciana prima.

-Cuando en la pobreza de la gruta de Belén, nace el Hijo de Dios como el más pobre de los niños, Ella es la primera en adorarlo.

-Cuando el Rey de Reyes debe huir al destierro, escondido bajo el velo de la Madre y sustraerse a la ira de un rey terrenal, Ella adora el misterio de la aparente debilidad del Omnipotente.

-Cuando durante treinta años, los habitantes de Nazaret ven a Jesús como un joven humilde e hijo del carpintero, la fe de María ve y adora en Él al Divino Artífice del cielo, de la tierra y de los siglos.

-Cuando Ella ve a su Hijo perseguido, calumniado, condenado, llevado a la cruz, traicionado por un discípulo, negado por otro, abandonado de todos (menos San Juan), comparado con vulgares ladrones, crucificado, muerto, Ella se mantuvo en la sombra y no quiso mostrarse como Madre del triunfador (durante la vida pública de Jesús ... cuando hizo milagros). Su Fe la llevó al Calvario como Madre del Condenado, y a adorar en el Altar de la Cruz, al Pontífice Eterno, al triunfador de la muerte y del mal.

¡Qué fe la de María Santísima! Sencilla, firme, constante, viva... más espléndida y sólida por el dolor.

El Espíritu Santo hizo a María depositaria de esta fe, y Ella instruyó en esta virtud a los Apóstoles, durante el tiempo que transcurrió entre la Ascensión de Jesús y la de su propia, amorosa y gloriosa muerte.

Fidelidad

La fidelidad es la virtud afín a la justicia, que nos inclina a mantener y a cumplir las promesas hechas. 

María poseyó eminentemente también esta virtud; Ella fue constante y perfectamente fiel a Dios y a nosotros. Fue siempre toda de Dios, atenta a cumplir su voluntad.

Resultado de imagen de virgen fielFiel en el gozo y en el dolor, en el oprobio y en la gloria, en Nazaret y en Belén, en Judea y en Egipto, durante el triunfo del Hijo y en su muerte sobre la Cruz en el Calvario.

Imitemos esta admirable fidelidad en nuestros deberes, en la fidelidad a la voluntad Divina en nuestra sublime misión, a nuestra vocación a la santidad, a los designios que sobre nosotros tiene la paternal Bondad del Señor.

María Santísima, Virgen fiel a nosotros. Atendiendo a las palabras de su Hijo moribundo "Mujer, ahí tienes a tu hijo", Ella es Madre para todos, nos ama, nos favorece, nos obtiene el perdón de los pecados, la perseverancia en el bien y la vida eterna. Ella es la Madre de la santa esperanza.

jueves, 4 de julio de 2019

LETANÍAS: ATRIBUTOS COMO MADRE (3)

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En este tercer artículo sobre la Letanías de la Virgen, contemplaremos los trece atributos de María como Madre:


Madre de Cristo

"Madre de Cristo" significa que María participa de la dignidad y excelencia de Cristo y de los beneficios por Él otorgados.

La palabra griega Cristo significa ungido o consagrado. Antiguamente eran consagrados con la unción (óleo) los sacerdotes, los reyes y los profetas; y Jesús es por excelencia el Sacerdote, el Rey y el Profeta; también se consagraban los vasos sagrados destinados al culto divino.

Cuando saludamos e invocamos a María como "Madre de Cristo", nos referimos a que Ella es vaso consagrado a Dios; significamos que, por las íntimas y singulares relaciones que la acercan a su Divino Hijo, participa en cierto modo de la dignidad de sacerdote, de rey y de profeta.

María es vaso de unción o consagrado ... y tiene participación en el sumo Sacerdocio de Cristo. Desde el primer momento de su existencia Ella estuvo llena de la Divina Gracia, óleo precioso y fue destinada a contener durante nueve meses a la Santidad por esencia.

María participa del Eterno Sacerdocio de Jesucristo ... de Cristo Sacerdote que se ofreció a Dios una vez sobre el altar de la Cruz, derramando entre grandes dolores su Sangre por nuestros pecados y se ofrece cada día de modo incruento sobre los altares en la Eucaristía, por manos de los Sacerdotes.

Ella participa del sacrificio de la Cruz y del sacrificio de la Eucaristía:

En primer lugar, suministró la materia: aquel Cuerpo Divino que fue inmolado en la Cruz ... en el Calvario y que continuamente se inmola en las Iglesias, es Cuerpo formado de la sola substancia de María Santísima, puesto que Ella es Madre Virgen; la Sangre que un día fue derramada en la Pasión y en la Muerte del Hombre - Dios y que todos los días se derrama místicamente en el Perenne Sacrificio, es Sangre de María, suministrada por Ella al Hijo de Dios.

En segundo lugar, ofreció con Jesucristo, Primero y Sumo Sacerdote, el Sacrificio del Calvario y sigue ofreciendo sobre los altares la Víctima Divina, porque el Sacrificio de la Misa es prolongación del de la Cruz.

Por esto María Santísima es llamada Corredentora e invocada como Madre de Cristo.


Madre de la Divina Gracia


El Arcángel San Gabriel saludó a María dicién
dole: "llena de gracia", por lo tanto, es de fe que, al realizarse en Ella el Misterio de la Encarnación del Verbo, estaba plena de Gracia. Pero ... desde aquel instante creció más en Ella la Gracia

María estaba llena de Gracia hasta el momento central o culmen de su vida: la Encarnación del Verbo, pero desde entonces, en Ella continuó aumentando la Gracia...en plenitud.

Resultado de imagen de madre de la divina graciaLa Santidad de Jesús habitaba en Su Madre que, con tanta fe recibía, meditaba y conservaba en su corazón las palabras y las obras de su Divino Hijo. El formó la Santidad de su Madre, tan próxima a la suya y la elevó a un grado altísimo. Un grado sin comparación, en grado superlativo y más alto que el de todos los elegidos y que el de todos los santos.

Llena de Gracia, ninguna hay que Ella no pueda obtener. Cristo es el manantial de la Gracia y su Madre Santísima es como un depósito, un recipiente (que recibe), de dónde por su intercesión alcanzamos gracias ... y al Autor de la Gracia.

Dios quiso darnos un mar de gracias y un recipiente donde contenerlas: María.

Madre Purísima

"Madre Purísima" manifiesta y atribuye a María la total y perfecta exención de toda sombra de culpa y defecto

Pureza excepcional, integridad de vida que no la tiene nadie igual ni semejante.

Únicamente en María, nada que sea mancha se encuentra en Ella.

Madre castísima

"Madre Castísima" se refiere al brillo de la virginidad del alma, esto es, a la perfecta pureza de pensamientos y afectos

Ella conservó durante toda su vida esta pura castidad del alma.

Madre intacta (sin mancha)

"Madre intacta", sin mancha, expresa la limpieza de los sentidos externos

La causa de la admirable Pureza Virginal de María no fue la exención en Ella del pecado original ... 

La primera y más eficaz razón fue la Gracia de Dios, pero Ella cooperó a esta gracia con todos los medios, guardando rigurosamente sus sentidos externos, sus ojos para la contemplación de todas las cosas en las que encontraba los vestigios de Dios, de la sabiduría y del poder divinos; los oídos y la boca para escuchar y para pronunciar las alabanzas de Dios. 

Madre incorrupta

"Madre sin corrupción" significa pureza de vida y santidad de costumbresEn María Santísima todos sus pensamientos, palabras y obras siempre fueron para gloria de Dios.

Debemos entender que no sólo su alma sino también su cuerpo fue llevado al cielo después de su muerte, de tal manera que no pasó por el largo período del sepulcro, como todos los seres humanos. Su cuerpo santísimo no experimentó la corrupción

Su Divino Hijo, por el Infinito amor con que la amaba, no podía soportar que su cuerpo quedara en el sepulcro y también, por la santidad trascendente de María y porque Ella estaba llena de gracia.

Pasó por la muerte como nuestro Señor y también como Él y por Su poder omnipotente, fue llevada al cielo.

Madre Inmaculada

"Madre Inmaculada" se refiere a la Inmaculada Concepción de nuestra Madre la Virgen María.
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Esta verdad revelada es que Ella fue concebida en el seno de su madre, Santa Ana, sin mancha de pecado original.

El pecado original es el pecado de infidelidad y desobediencia a Dios, cuyas consecuencias hemos heredado, todos nacemos en ese estado y el sacramento del Bautismo es el medio por el cual somos liberados de él.

María nunca vivió en ese estado de infidelidad y desobediencia a Dios, fue exceptuada de él por un designio ... por un decreto eterno de Dios

Y según este eterno decreto, el que había nacido desde toda la eternidad, nació en el tiempo para salvarnos y la redención de María fue entonces resuelta de esta manera especial que llamamos Inmaculada Concepción. 

Ella fue redimida en previsión de los méritos de su Divino Hijo. 

Madre Amable

"Madre amable", digna de ser amada, merecedora de nuestro amor por su hermosura de cuerpo y de alma, por su bondad, esto es, su natural inclinación a hacer el bien, y por el amor que nos tiene.

En ninguna criatura se encuentran tan unidas y en grado tan perfecto como en María Santísima, que es digna de todo nuestro amor, por eso la Iglesia le da el título de Madre Amable.

Madre Admirable

María es verdaderamente admirable o digna de admiración porque es extraordinaria y no hay nadie que reúna como Ella semejante grandeza de privilegios y de virtud.

Por sus privilegios y sus virtudes, María Santísima es invocada con el título de Madre Admirable.

Madre del Buen Consejo

Es "Madre del Buen Consejo" porque es la Obra del Eterno Consejo, porque fue llena, de manera singular, del Don de Consejo y porque debemos recurrir a Ella para obtener este Don.

Resultado de imagen de madre del buen consejoObra del Eterno Consejo quiere decir que Dios, desde toda la eternidad, pensó en María y la miró con complacencia; la amó con especial afecto y quiso hacer de Ella la Obra Maestra de su Infinito Poder, Sabiduría y Bondad, puesto que desde toda la eternidad la eligió y predestinó para ser la Madre de su Divino Hijo.

Llena, de manera singular, del Don de Consejo. El Don de Consejo, don del Espíritu Santo por el cual somos iluminados para conocer y para escoger siempre entre todas las cosas, aquella que mejor sirve para la Gloria de Dios y para nuestra salvación. De este Don estuvo singularmente llena María Santísima (y de todos los Dones y de todas las gracias) por lo que Ella supera incomparablemente a toda la humanidad.

Debemos recurrir a Ella para obtener este Don y así poder conocer, escoger y hacer siempre lo mejor para Gloria de Dios y bien del alma. Tenemos necesidad del Don de Consejo para defender nuestra Fe, para guardar el gran tesoro de la gracia de Dios, para huir del ambiente anticristiano, de todo el mal que nos rodea.

Madre del Creador

María está en el plan de la creación y de la restauración. Ella es la Madre de Cristo, del Verbo del Padre hecho carne. 

El Verbo es el centro de la creación "por medio de Él fueron hechas todas las cosas y sin El no se hizo nada de cuanto existe" (Juan 1.3). En Cristo, lo que se atribuye a Dios se puede atribuir también al Dios-Hombre, así, habiendo sido hecho de María Santísima, Aquel por el que han sido hechas todas las cosas, puede decirse que toda cosa fue hecha por Ella, porque engendró al Hacedor ... al Creador. Por esto María tomó parte, en cierto modo, en la obra de la Creación.

La restauración, la renovación de todas las cosas, según enseñan los Santos Padres, es una segunda creación y ésta fue realizada por medio de Jesucristo. En esta segunda creación, en esta Redención del género humano, el centro es también Jesucristo, de manera que el Verbo Divino es doblemente Creador. También María Santísima tomó parte activa en esta restauración que se realizó con su consentimiento.

El "Hagamos" (igual a "Hágase") primero (el de Dios) produjo de la nada todas las cosas. 

El "Hágase en mí según tu palabra" pronunciado por María cooperó a restaurar todas las cosas en Cristo y a devolverles su primitiva perfección.

Sin el "Hagamos" Divino, todo habría permanecido en la nada; sin el "Hágase" de María, todo habría permanecido en una condición, bajo muchos aspectos, peor que la nada.

El primer "Hagamos" levantó a la criatura humana hasta la semejanza con Dios; el segundo (Hágase) levantándola aún más alto, la unió (en Cristo) personalmente a Dios.

El "Hagamos" Divino es, por consiguiente, omnipotente y creador por naturaleza; el "Hágase" de Ella es omnipotente, restaurador y creador por gracia. De esta manera María Santísima tomó parte en la creación... ¡Madre del Creador!

Madre del Salvador

Antes de su venida, Jesús era conocido como Mesías, pero cuando apareció en la tierra fue conocido bajo tres títulos nuevos: Hijo de Dios, que expresa su naturaleza Divina, Hijo del hombre, su naturaleza humana y Salvador, su ministerio personal.
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El Ángel que se apareció a María le llamó Hijo de Dios; el que se apareció en sueños a José, le llamó Jesús que quiere decir Salvador; también le dieron este nombre los ángeles que se aparecieron a los pastores en la noche de su Nacimiento. Pero Él en el Evangelio, se llama a sí mismo de un modo particular: Hijo del hombre.

Verdaderamente es nuestro Salvador, porque con su Pasión y Muerte nos ha redimido y nos ha liberado del pecado. Unió en la unidad de su Persona Divina la naturaleza divina y la naturaleza humana.

Dios verdadero, debía ser verdadero hombre para poder realmente sufrir y morir y al mismo tiempo para que el precio de nuestro rescate, su Pasión y Muerte, tuviera el valor infinito que exigía la Majestad de Dios y la culpa cometida por el ser humano ... Y, María Santísima es Madre de Jesucristo, Madre del Dios - Hombre; así, Ella es Madre del Salvador.

Pero hay una segunda razón de este título y es que María cooperó y coopera de modo singular en la obra redentora de Jesucristo, como corredentora al pie de la Cruz, al lado del altar eucarístico, y en el corazón de sus hijos.

Sobre la Cruz debía consumarse el sacrificio de la redención y la victoria sobre el pecado y María Santísima está íntimamente asociada a la Cruz. Ella ofreció generosamente al Padre en el Calvario, la Carne y la Sangre del Hijo, que era también carne y sangre suya.

Después del amor a Dios, no hay afecto que tanto nos aparte del pecado y sea tan fuerte y eficaz para librarnos de él como el amor a María, Madre del Salvador y Madre nuestra.

En la persona de Juan, el discípulo amado, Jesús nos entregó a su Madre cuando le dijo a Ella: "Ahí tienes a tu hijo" y nos la dio a nosotros por Madre cuando le dijo a él: "Ahí tienes a tu madre".

Madre de la Iglesia


El 21 de Noviemb
re de 1964, el papa Pablo VI, pronunció un discurso en la sesión de clausura de la tercera etapa conciliar, donde proclamó a María Santísima "Madre de la Iglesia":
"Así, pues, para gloria de la Virgen y consuelo nuestro, proclamamos a María Santísima Madre de la Iglesia, es decir, Madre de todo el pueblo de Dios, tanto de los fieles como de los pastores que la llaman Madre amorosa, y queremos que de ahora en adelante sea honrada e invocada por todo el pueblo cristiano con este título.
Se trata de un título, que no es nuevo para la piedad de los cristianos, antes bien, con este nombre de Madre, y con preferencia a cualquier otro, los fieles y la Iglesia entera acostumbran dirigirse a María. En verdad pertenece a la esencia genuina de la devoción a María, encontrando su justificación en la dignidad misma de la Madre del Verbo Encarnado.
La divina maternidad es el fundamento de su especial relación con Cristo y de su presencia en la economía de la salvación operada por Cristo, y también constituye el fundamento principal de las relaciones de María con la Iglesiapor ser Madre de Aquel que desde el primer instante de la encarnación en su seno virginal se constituyó en cabeza de su Cuerpo místico, que es la Iglesia.
María, pues, como Madre de Cristo, es Madre también de los fieles y de todos los pastores, es decir, de la Iglesia".

lunes, 1 de julio de 2019

LAS LETANÍAS A LA VIRGEN (1)

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Letanía (del griego litanéia) significa súplica, ruego, oración, procesión. Desde los inicios de la Iglesia, las letanías fueron utilizadas para indicar las súplicas rezadas en conjunto por los fieles, particularmente durante las procesiones.

La "letanía lauretana" tiene su origen en el santuario de Loreto (Italia) y se compone de una serie de invocaciones a Nuestra Señora María la Santísima Virgen, con las que honramos su persona e rogamos su poderosa intercesión.

Fue completada por algunas ordenes religiosas para honrar la protección de Nuestra Señora y por algunos Papas: 

-Auxilio de los cristianos, incluida por Pío V por la intercesión de la Virgen en la Batalla de Lepanto, en 1587 y aprobada por el papa Sixto V.
-Madre Inmaculada, incluida tras la definición dogmática de 1854, por Pío IX.
-Reina concebida sin pecado original, incluida por Pío IX en 1854, tras la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción.
-Reina del Santo Rosario, incluida por León XIII en recuerdo de la Virgen del Rosario en 1883 y por la consagración del mes de Octubre al Santo Rosario.
-Madre del Buen Consejo, incluida por León XIII en homenaje al santuario de Genazzano en 1903.
-Reina de la Paz, incluida por Benedicto XV durante la I Guerra Mundial.
-Reina Asunta al cielo, incluida por Pío XII en 1951 al definir el dogma de la Asunción.
-Madre de la Iglesia, incluida por Pablo VI en 1965 a la conclusión del Concilio Vaticano II.
-Madre de la Misericordia, incluida por Juan Pablo II.
-Reina de la Familia, incluida en 1995 por Juan Pablo II.

La Letanía es una oración corta y sencilla, rica en santos pensamientos y en afectos sobrenaturales para:

- Dar gloria a Dios que tanto ensalzó a su Madre Santísima.
- Dar gracias a Ella y por Ella. 
- Alabarla y admirarla.
- Reconocer y meditar sus virtudes.
- Imitar su ejemplo.
- Pedir a Dios y a Ella, gracia y protección.

Estructura de la letanía 

Invocaciones a Jesucristo 
Las invocaciones iniciales se dirigen a Nuestro Señor Jesucristo, fuente de toda Gracia:

- Cristo, ten piedad
- Señor, ten piedad
- Cristo, óyenos
- Cristo, escúchanos
- Señor, ten piedad

Invocaciones a la Trinidad
Se dirigen a la Santísima Trinidad, nuestro fin supremo:

- Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros
- Dios Hijo Redentor del mundo, ten piedad de nosotros
- Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros
- Trinidad Santa, un solo Dios, ten piedad de nosotros

Invocaciones a María
Se dirigen a la Virgen María, nuestra intercesora y pueden dividirse en seis grupos:

  • 3 invocaciones: Su nombre, su santidad, grandeza, y privilegios 
- Santa María
- Santa Madre de Dios 
- Santa Virgen de las vírgenes 
  • 13 atributos como Madre 

- Madre de Cristo
- Madre de la Divina Gracia
- Madre purísima
- Madre castísima
- Madre intacta (sin mancha)
- Madre incorrupta 
- Madre inmaculada 
- Madre amable 
- Madre admirable 
- Madre del buen consejo
- Madre del Creador 
- Madre del Salvador 
- Madre de la Iglesia 
  • 6 atributos como Virgen
- Virgen prudentísima 
- Virgen digna de veneración
- Virgen digna de alabanza 
- Virgen poderosa 
- Virgen clemente 
- Virgen fiel 
  • 13 figuras simbólicas 
- Espejo de justicia
- Trono de la sabiduría 
 - Causa de nuestra alegría 
- Vaso espiritual 
- Vaso honorable
- Vaso de insigne devoción 
- Rosa mística 
- Torre de David 
- Torre de marfil 
- Casa de oro 
- Arca de la Alianza 
- Puerta del cielo 
- Estrella de la mañana 
  • 4 atributos de su misericordia (Iglesia Militante) 
- Salud de los enfermos 
- Refugio de los pecadores 
- Consuelo de los afligidos 
- Auxilio de los cristianos 
  • 13 atributos como Reina (Iglesia Triunfante) 
- Reina de los ángeles
- Reina de los patriarcas
- Reina de los profetas
- Reina de los apóstoles
- Reina de los mártires
- Reina de los confesores
- Reina de las vírgenes
- Reina de todos los santos
- Reina concebida sin mancha ni pecado original
- Reina asunta al cielo
- Reina del Santísimo Rosario
- Reina de la familia
- Reina de la paz

Las Letanías de la Virgen concluyen como han comenzado: invocando a Dios que es la fuente de toda gracia, principio y último fin de todas las cosas:

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Perdónanos, Señor
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Escúchanos, Señor
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Ten misericordia de nosotros

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. 
No desoigas nuestras súplicas en las necesidades que te presentamos.
Antes bien, líbranos siempre de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Concédenos, Señor, a nosotros tus siervos, gozar siempre de salud de alma y cuerpo
y por la gloriosa intercesión de la Bienaventurada siempre Virgen María
seamos libres de las tristezas de esta vida y gozar de las alegrías eternas.
Por Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.