¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.
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viernes, 29 de junio de 2018

CARIDAD Y VERDAD

"El amor se alegra de la verdad"
(1 Corintios 13,6)

El mensaje evangélico que Jesucristo vino a mostrar al mundo es el Amor verdadero. El amor ("caritas") es una fuerza extraordinaria que proviene de Dios, Amor eterno y Verdad absoluta, y que nos mueve a comprometernos con valentía y generosidad. Es pues, también, la vía maestra de la doctrina social de la Iglesia que, según la enseñanza de Jesús, es la síntesis de toda la Ley (Mateo 22,36-40).

Caridad y Verdad han de ir unidas. San Pablo propugnaba la veritas in caritate"para que no seamos niños vacilantes y no nos dejemos arrastrar por ningún viento de doctrina al capricho de gente astuta que induce al error; antes al contrario, practicando sinceramente el amor, crezcamos en todos los sentidos hacia aquel que es la cabeza, Cristo." (Efesios 4,15). 

Pero también es necesario tener en cuenta el sentido inverso y complementario de caritas in veritate con el que Benedicto XVI en su Encíclica, nos ilumina: caritas, sí, pero in veritate , es decir, según la doctrina de la Iglesia, depositaria de la Verdad revelada.
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Dar pan al hambriento y de beber al sediento, es amar pero sólo por compasión. Acoger a los marginados y discriminados, es amar pero sólo por misericordia. Hace falta algo más. Movernos sólo por compasión  o misericordia convierte la Verdad revelada en un simple "buenismo sentimental humano" que no implica un compromiso auténtico y sobrenatural, pues corre el riesgo de convertirse en una simple "limpieza de conciencia". Se queda en la tierra y no llega al cielo.

El punto está en hacerlo por y para Dios, y desde su voluntad, desde su verdad. La Caridad, desprendida de la Verdad de Cristo, se convierte en un simple afecto, en un sentimentalismo compasivo que mira al prójimo y dice: "pobrecito" 

Este engañoso "amor" corre el riesgo de quedarse en el ámbito humano de las emociones y de las opiniones arbitrarias, susceptible de ser distorsionado, de abusar de su uso y alterar su significado. ¡Cuidado! Un amor sentimental y opinable es un envoltorio muy bonito pero vacío de significado sobrenatural, que se rellena arbitrariamente con lo que cada uno quiere. Nuestro amor sólo trasciende desde el ámbito divino de la verdad.

Por tanto, la misión de la Iglesia no es convertirse en la mayor ONG del mundo; ni la nuestra, hacer un "brindis al sol por el Amor". Para eso no fundó Jesucristo su Casa sobre la Roca. Para eso no nos dio el mandato de "Id y hacer discípulos".

La verdad es luz que da sentido y valor a la caridad, a través de la razón y la fe, y así adquiere el carácter sobrenatural que Cristo quiso darle al Amor. 

Pretender buscar, encontrar y dar el Amor al margen de Dios y desde nuestro punto de vista subjetivo, es del todo inútil porque sin Dios el hombre no sabe adonde ir ni tampoco logra entender quién es. 

Cristo, que es el Amor, la Verdad, el Camino y la Vida (1 Juan 4,8; Juan 14,6) nos dice: "Sin mí no podéis hacer nada" (Juan 15,5), pero también nos anima: "Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final del mundo" (Mateo 28,20). 

Sólo hay un Amor, una Verdad, un Camino y una Vida. Lo de "todos los caminos conducen a Roma" (a Dios) es, sencillamente, una falacia y una distorsión del mensaje cristiano.

Fuente: 

-Carta Encíclica "Caritas in Veritate" 
(Papa Benedicto XVI, Roma, 29 junio de 2009)