Actualmente, la Iglesia se encuentra ante la necesidad de optar
entre dos tipos de pastoral muy diferenciadas:
PASTORAL ECLESIO-CÉNTRICA O CENTRÍPETA (Sacramentalizadora)
Pastoral
de mantenimiento, muy demandante y exigente en cuanto a servicios de culto que
se centra en las formas externas y pone el acento en el servicio de la Iglesia
a ella misma, en torno del sacerdote y de la parroquia.
Carácter tradicionalista y en actitud de defensa de la
institución católica frente a una sociedad anticlerical y de las verdades de la
fe frente a la razón moderna, vistas ambas como hostiles a la Iglesia, lo que
les lleva a evitar a los diferentes y a convivir entre iguales.
Casi exclusivamente basada en la recepción de los sacramentos,
la observancia de los mandamientos de la Iglesia y el culto a los santos, lo
que produce laicos clericalizados, vestigios de una sociedad teocrática y
asentada sobre el "substrato católico" de una cultura estática.
La recepción de los sacramentos salva por sí sola, concebidos y acogidos
como "remedio" o "vacuna espiritual" y no se da énfasis a
procesos de iniciación cristiana, catecumenado o catequesis (formación)
permanente
Lo administrativo predomina sobre lo pastoral; la
sacramentalización sobre la evangelización; la cantidad o el número de fieles
sobre la calidad de la participación; el párroco sobre el obispo; el sacerdote
sobre el laico; lo pre-moderno sobre lo postmoderno; la masa sobre la
comunidad.
PASTORAL REINO-CÉNTRICA O
CENTRÍFUGA (Misionera)
Pastoral de salida, trinitaria y no cristomonista, de
interacción con el mundo posmoderno y no de postura apologética, dialogante y
propositiva, interpersonal y comunitaria en lugar de masiva y mediática.
La Iglesia (todos los bautizados) está llamada a servir al Reino
de Dios. Anunciar a Jesús no es obra de especialistas, sino de toda la
comunidad.
Su vivencia cristiana está sostenida por:
-Superación del eclesio-centrismo (en el mundo, para el mundo,
al servicio del Reino).
-Superación de la concentración intra-eclesial (restauración del
proceso evangelizador)
-Superación de la polarización sacramental y devocional (reequilibrio de los signos evangelizadores).
-Superación de la polarización sacramental y devocional (reequilibrio de los signos evangelizadores).
El objeto o el "qué" abarca todo (acciones, métodos,
lenguaje, estructuras); y abarca a todos (tanto las relaciones interpersonales
como el ejercicio de la autoridad).
La razón o el "para qué" es hacer presente, de modo
visible, a Jesucristo como artífice de salvación universal.
Fuentes:
Emilio Alberich. Presidente de la Asociación Nacional de
catequistas
Agenor Brigheti. Doctor en Ciencias Teológicas y Religiosas,
Université Catholique de Louvain, Bélgica