un tiempo para nacer y un tiempo para morir;
un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado;
un tiempo para matar y un tiempo para curar;
un tiempo para destruir y un tiempo para edificar;
un tiempo para llorar y un tiempo para reír;
un tiempo para lamentarse y un tiempo para bailar;
un tiempo para tirar piedras y un tiempo para recogerlas;
un tiempo para abrazar y un tiempo para abstenerse de abrazos;
un tiempo para buscar y un tiempo para perder;
un tiempo para guardar y un tiempo para tirar;
un tiempo para rasgar y un tiempo para coser;
un tiempo para callar y un tiempo para hablar;
un tiempo para amar y un tiempo para odiar;
un tiempo para la guerra y un tiempo para la paz.
¿Qué provecho saca el obrero de tanto trabajar?
Eclesiastés 3,1-9
"No tengo suficiente tiempo", "No me da la vida", " Estoy muy ocupado"... He oído esto innumerables veces en mi vida. Tanto, que me cansa rebatirlo.
Decir que estamos ocupados no es más que una excusa de moralidad y actitud perezosas porque, a menudo, es una declaración de nuestra propia importancia, y una excusa para no comprometerse, para ser descortés con la gente...
Todo el mundo está ocupado. Y todo el mundo se queja de estar ocupado. Yo también, a veces. Ocupado, ocupado, ocupado. Ocupado es una palabra de moda, desgraciadamente. La mayoría de nosotros vivimos bastante cómodos con el hecho de "estar ocupados".
Pero "estar ocupados" (es decir, un estilo de vida frenético o distraído) esconde una "pereza moral" y eso, nos hace sentir incómodos. Significa que "estar ocupados" no es algo que simplemente nos sucede. Es algo que elegimos. Es cuestión de prioridades.
A medida que estas objeciones y elecciones se generan en nuestra mente, sería útil que recordáramos lo que Jesús dijo a Marta, que tan ocupada estaba siempre: "Marta, Marta, tú te preocupas y te apuras por muchas cosas, y sólo es necesaria una. María ha escogido la parte mejor, y nadie se la quitará" (Lucas 10,42). Marta, había elegido otra cosa, la parte peor.
A medida que estas objeciones y elecciones se generan en nuestra mente, sería útil que recordáramos lo que Jesús dijo a Marta, que tan ocupada estaba siempre: "Marta, Marta, tú te preocupas y te apuras por muchas cosas, y sólo es necesaria una. María ha escogido la parte mejor, y nadie se la quitará" (Lucas 10,42). Marta, había elegido otra cosa, la parte peor.
¿Por qué elegimos estar ocupados?
Con demasiada frecuencia lo hacemos para darnos importancia a nosotros mismos. Utilizamos la frase "estoy ocupado" como una forma de decirnos a nosotros mismos y a otros, lo esenciales que somos. Estar ocupados es una forma de demostrar nuestra propia importancia y valía.
Pero el mayor problema es que elegimos "estar ocupados" como una forma de evitar tener que tomar decisiones más difíciles, más costosas o menos apetecibles.
"Estar ocupados" no deja de ser una escapatoria. Proporciona una forma adecuada y excusa conveniente de optar por "salir del paso", en lugar de tomar una decisión difícil y compleja, de la que seremos responsables y que nos sacará de nuestra zona de confort.
Es mucho más fácil ser víctima de las circunstancias que ser responsable de una decisión o incluso, de un error. Un horario desbordante puede convertirse en un escudo perfecto que nos proteja de ciertas actividades impredecibles, incómodas o que requieran "nuestro tiempo". Es una cobertura que surte efecto.
Es mucho más fácil ser víctima de las circunstancias que ser responsable de una decisión o incluso, de un error. Un horario desbordante puede convertirse en un escudo perfecto que nos proteja de ciertas actividades impredecibles, incómodas o que requieran "nuestro tiempo". Es una cobertura que surte efecto.
Pero ¿Quién puede discutir contigo si tienes demasiadas cosas que hacer o si estás ocupado?
Pues, Dios puede. Jesús, mediante una parábola, nos muestra en la Biblia, las múltiples excusas que ponen unos invitados para no asistir a un banquete, y les dice: "Pues os digo que ninguno de los invitados probará mi banquete" (Lucas 14, 15-24).
Tiempo suficiente
Tenemos que romper el tentador y pésimo hábito de decir que no tenemos suficiente tiempo. Cuando decimos esto, no sólo estamos culpando a nuestras circunstancias, sino que estamos culpando a Dios. Dios es el verdadero dueño de nuestra vida y de nuestro tiempo. Cuando decimos estar ocupados, estamos diciendo, esencialmente, que Dios es insuficiente o que es tacaño.
Recordemos la poesía de Santa Teresa:
Recordemos la poesía de Santa Teresa:
Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda;
la paciencia
todo lo alcanza;
quien a Dios tiene
nada le falta:
Sólo Dios basta.
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"Sólo Dios basta". Al reflexionar sobre esto, seremos más conscientes de nuestra falta de fe para dedicarle tiempo a Dios. Tendemos a tener más fe en que Dios proveerá nuestras necesidades económicas, laborales, etc., que nuestras necesidades de tiempo.
Nuestra reticencia (en parte, egoísmo y en parte, miedo) es, significativamente, debido a nuestra falta de fe en que Dios nos proporcionará tiempo para lo que necesitemos.
Debemos recordar que cada momento pertenece a Dios (por lo tanto, cada momento es sagrado) que nos ofrece como regalo. Pero no sólo eso, Dios nos da suficientes momentos para dedicarnos a nuestros llamados sagrados o profanos, cualesquiera que sean. Somos administradores de estos dones y seremos responsables de su inversión (Mateo 25, 14-30, 2 Corintios 5,10). Por ello, debemos manejar las cosas sagradas (cada momento) con mucho cuidado.
Sin embargo, en nuestro temor también debemos recordar que Dios es "misericordioso y clemente, lento para la ira y abundante en amor y fidelidad" (Salmo 86,15). Si llegamos a él humildemente pidiendo ayuda, nos dará todo lo que necesitamos para administrar el tiempo que nos fue confiado (Lucas 11, 9; Filipenses 4,19; Hebreos 13,20-21).
"Praesto Sum"
Dejemos de lado la excusa de "estar ocupados" y decidamos "estar dispuestos", o como dicen los Heraldos del Evangelio: "Praesto sum", siguiendo el modelo perfecto de nuestra madre la Virgen María: "He aquí la esclava del Señor. Hágase en mi según tu Palabra" (Lucas 1, 38)
Dejemos de usar el "estar ocupados" como una insignia de auto-bombo o como una excusa para evitar lo que no queremos hacer.
Dejemos de usar el "estar ocupados" como una insignia de auto-bombo o como una excusa para evitar lo que no queremos hacer.
Dejemos de deshonrar a Dios diciendo que no tenemos suficiente tiempo. Dios, en su eternidad, tiene "el tiempo", dispone de todo el que necesitemos y puede llenar nuestras vidas de él.
Y recordemos que este momento y cada momento es un don sagrado de Dios. La gracia de Dios está aquí, ahora. Mientras confiamos en Él, nos dará "el tiempo justo para hacer lo que necesitamos hacer momento a momento para responderle".
Dios nos ha dado el tiempo justo para hacer
lo que necesitamos hacer en cada momento,
para responder a su llamada
y hacer lo que Dios nos ha llamado a hacer.
Su Gracia está en cada momento.