"¡Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí!""
(Mt 19,13)
En el evangelio de hoy vemos como para los discípulos, los niños no son importantes. Ellos andan preocupados por las "cosas de adultos"... y los niños "estorban".
A pesar de que días antes en Galilea, Jesús les había dicho: "En verdad os digo que, si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos" (Mt 18,3-4), los apóstoles no han entendido cuáles son las virtudes necesarias para entrar en el Reino de los Cielos.
Para Jesús, los "niños" son el reflejo del Cielo: son aquellos que viven con inocencia y con bondad; aquellos que escuchan con docilidad y sin prejuicios; aquellos que aprenden con humildad y obediencia; aquellos que hablan con sinceridad y sin miedo; aquellos que no andan preocupados y agitados por el futuro; aquellos que ponen la seguridad y la confianza en un Padre que los ama y que cuida de ellos.
Para Jesús, los "niños" son aquellos que son mansos y limpios de corazón, a quienes bendice; aquellos que son pobres de espíritu y pacíficos, a quienes llama "dichosos", "bienaventurados", porque de ellos es el Reino de los Cielos .
El Salmo 50 nos pone en la dirección correcta y nos anima a pedirle a Dios:
"Crea en mí un corazón puro y una mirada limpia"
"Renuévame"
"Devuélveme la alegría"
"Haz de mi corazón un corazón de niño que renuncie a la soberbia y la autosuficiencia"
"Ayúdame a convertirme en un niño para saber acogerte como el mejor regalo"
"Enséñame a abandonarme en Ti y que nada me impida acercarme a Ti"
Señor, hoy te pido lo que reza en la canción:
Ya no quiero ser igual
Renuévame Señor Jesús
Pon en mi tu corazón
Porque todo lo que hay dentro de mi
Necesita ser cambiado Señor
Porque todo lo que hay dentro de mi corazón
Necesita más de ti
JHR