¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.
Mostrando entradas con la etiqueta no tengo tiempo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta no tengo tiempo. Mostrar todas las entradas

miércoles, 4 de enero de 2017

HAY UN TIEMPO PARA TODO BAJO EL CIELO


Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el cielo:
un tiempo para nacer y un tiempo para morir; 
un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado;
un tiempo para matar y un tiempo para curar; 
un tiempo para destruir y un tiempo para edificar;
un tiempo para llorar y un tiempo para reír; 
un tiempo para lamentarse y un tiempo para bailar;
un tiempo para tirar piedras y un tiempo para recogerlas; 
un tiempo para abrazar y un tiempo para abstenerse de abrazos;
un tiempo para buscar y un tiempo para perder; 
un tiempo para guardar y un tiempo para tirar;
un tiempo para rasgar y un tiempo para coser; 
un tiempo para callar y un tiempo para hablar;
un tiempo para amar y un tiempo para odiar; 
un tiempo para la guerra y un tiempo para la paz.
¿Qué provecho saca el obrero de tanto trabajar?

Eclesiastés 3,1-9



"No tengo suficiente tiempo", "No me da la vida", " Estoy muy ocupado"... He oído esto innumerables veces en mi vida. Tanto, que me cansa rebatirlo.

Decir que estamos ocupados no es más que una excusa de moralidad y actitud perezosas porque, a menudo, es una declaración de nuestra propia importancia, y una excusa para no comprometerse, para ser descortés con la gente... 

Todo el mundo está ocupado. Y todo el mundo se queja de estar ocupado. Yo también, a veces. Ocupado, ocupado, ocupado. Ocupado es una palabra de moda, desgraciadamente. La mayoría de nosotros vivimos bastante cómodos con el hecho de "estar ocupados".

Pero "estar ocupados" (es decir, un estilo de vida frenético o distraído) esconde una "pereza moral" y eso, nos hace sentir incómodos. Significa que "estar ocupados" no es algo que simplemente nos sucede. Es algo que elegimos. Es cuestión de prioridades. 

A medida que estas objeciones y elecciones se generan en nuestra mente, sería útil que recordáramos lo que Jesús dijo a Marta, que tan ocupada estaba siempre: "Marta, Marta, tú te preocupas y te apuras por muchas cosas, y sólo es necesaria una. María ha escogido la parte mejor, y nadie se la quitará" (Lucas 10,42). Marta, había elegido otra cosa, la parte peor.

¿Por qué elegimos estar ocupados? 

Con demasiada frecuencia lo hacemos para darnos importancia a nosotros mismos. Utilizamos la frase "estoy ocupado" como una forma de decirnos a nosotros mismos y a otros, lo esenciales que somos. Estar ocupados es una forma de demostrar nuestra propia importancia y valía. 

Pero el mayor problema es que elegimos "estar ocupados" como una forma de evitar tener que tomar decisiones más difíciles, más costosas o menos apetecibles. 

"Estar ocupados" no deja de ser una escapatoria. Proporciona una forma adecuada y excusa conveniente de optar por "salir del paso", en lugar de tomar una decisión difícil y compleja, de la que seremos responsables y que nos sacará de nuestra zona de confort. 

Es mucho más fácil ser víctima de las circunstancias que ser responsable de una decisión o incluso, de un error. Un horario desbordante puede convertirse en un escudo perfecto que nos proteja de ciertas actividades impredecibles, incómodas o que requieran "nuestro tiempo". Es una cobertura que surte efecto. 

Pero ¿Quién puede discutir contigo si tienes demasiadas cosas que hacer o si estás ocupado? 

Pues, Dios puede. Jesús, mediante una parábola, nos muestra en la Biblia, las múltiples excusas que ponen unos invitados para no asistir a un banquete, y les dice: "Pues os digo que ninguno de los invitados probará mi banquete" (Lucas 14, 15-24).

Tiempo suficiente

Tenemos que romper el tentador y pésimo hábito de decir que no tenemos suficiente tiempo. Cuando decimos esto, no sólo estamos culpando a nuestras circunstancias, sino que estamos culpando a Dios.  Dios es el verdadero dueño de nuestra vida y de nuestro tiempo. Cuando decimos estar ocupados, estamos diciendo, esencialmente, que Dios es insuficiente o que es tacaño. 

Recordemos la poesía de Santa Teresa: 


Nada te turbe, 
nada te espante, 
todo se pasa, 
Dios no se muda;
la paciencia 
todo lo alcanza; 
quien a Dios tiene 
nada le falta:
Sólo Dios basta.

"Sólo Dios basta". Al reflexionar sobre esto, seremos más conscientes de nuestra falta de fe para dedicarle tiempo a Dios. Tendemos a tener más fe en que Dios proveerá nuestras necesidades económicas, laborales, etc., que nuestras necesidades de tiempo. 

Resultado de imagen de cada momento pertenece a diosNuestra reticencia (en parte, egoísmo y en parte, miedo) es, significativamente, debido a nuestra falta de fe en que Dios nos proporcionará tiempo para lo que necesitemos. 

Debemos recordar que cada momento pertenece a Dios (por lo tanto, cada momento es sagrado) que nos ofrece como regalo. Pero no sólo eso, Dios nos da suficientes momentos para dedicarnos a nuestros llamados sagrados o profanos, cualesquiera que sean. Somos administradores de estos dones y seremos responsables de su inversión (Mateo 25, 14-30, 2 Corintios 5,10). Por ello, debemos manejar las cosas sagradas (cada momento) con mucho cuidado.

Sin embargo, en nuestro temor también debemos recordar que Dios es "misericordioso y clemente, lento para la ira y abundante en amor y fidelidad" (Salmo 86,15). Si llegamos a él humildemente pidiendo ayuda, nos dará todo lo que necesitamos para administrar el tiempo que nos fue confiado (Lucas 11, 9; Filipenses 4,19; Hebreos 13,20-21).

"Praesto Sum"

Dejemos de lado la excusa de "estar ocupados" y decidamos "estar dispuestos", o como dicen los Heraldos del Evangelio: "Praesto sum", siguiendo el modelo perfecto de nuestra madre la Virgen María: "He aquí la esclava del Señor. Hágase en mi según tu Palabra" (Lucas 1, 38)
Resultado de imagen de heraldos del evangelio
Dejemos de usar el "estar ocupados" como una insignia de auto-bombo o como una excusa para evitar lo que no queremos hacer.

Dejemos de deshonrar a Dios diciendo que no tenemos suficiente tiempo. Dios, en su eternidad, tiene "el tiempo", dispone de todo el que necesitemos y puede llenar nuestras vidas de él. 

Y recordemos que este momento y cada momento es un don sagrado de Dios. La gracia de Dios está aquí, ahora. Mientras confiamos en Él, nos dará "el tiempo justo para hacer lo que necesitamos hacer momento a momento para responderle".




Dios nos ha dado el tiempo justo para hacer 
lo que necesitamos hacer en cada momento, 
para responder a su llamada 
y hacer lo que Dios nos ha llamado a hacer. 
Su Gracia está en cada momento.

sábado, 25 de julio de 2015

NO TENGO TIEMPO




"Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo:
 tiempo de nacer y de morir, tiempo de plantar y de arrancar lo plantado, 
tiempo de matar y de sanar, tiempo de destruir y de edificar, 
tiempo de llorar y de reír, tiempo de lamentarse y de danzar, 
tiempo de lanzar piedras y de recogerlas, tiempo de abrazarse y de separarse,
 tiempo de buscar y de perder, tiempo de guardar y de tirar, 
tiempo de rasgar y de coser, tiempo de callar y de hablar, 
tiempo de amar y de odiar, tiempo para la guerra y para a paz"

-Eclesiastés 3, 1-8.-



Hoy he recordado el famoso cuento de Alicia en el país de las Maravillas de Lewis Carroll. 

En particular, al conejo blanco que va de un lado para otro, murmurando constantemente: "¡Ay Dios! ¡Ay Dios! ¡Voy a llegar tarde!".Refleja la ansiedad, la conducta paranoica y la exigencia a veces exagerada que los mayores imponen a los niños o a ellos mismos.

Cuántas veces hemos oído la misma expresión: “Yo no tengo tiempo” o “No me da la vida”. Sin embargo, todos debemos recordar que todos tenemos la misma cantidad de tiempo. 24 horas en el día, siete días a la semana, 365 días al año.

¿Qué harías si cada día te ingresaran en tu cuenta 86.400€? Dirías...¿no tengo dinero? Pues, esos son los segundos que Dios nos regala cada día. Y mañana, otros tantos...

Vivimos nuestras vidas entre el Conejo Blanco, obsesionados por nuestro escaso tiempo y el Sombrerero Loco, con su eterna costumbre del té de las seis. Unos y otros, esclavizados por sus propias rutinas.

Sin embargo, Dios nos dice que para todo hay tiempo; lo que realmente necesitamos es aprender a priorizar, interiorizar que lo primero es lo primero y darle tiempo a lo que realmente necesita tiempo. A veces le damos tiempo a lo que no deberíamos dárselo.

Cada propósito debajo del cielo tiene su tiempo señalado y el tiempo es algo que Dios creó para usarlo con sabiduría. Por eso, cada día deberíamos preguntarnos:

¿Qué es lo que quieras que hoy haga, Señor?

¿Qué sentido último tiene mi vida?