¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.

sábado, 25 de julio de 2015

NO TENGO TIEMPO




"Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo:
 tiempo de nacer y de morir, tiempo de plantar y de arrancar lo plantado, 
tiempo de matar y de sanar, tiempo de destruir y de edificar, 
tiempo de llorar y de reír, tiempo de lamentarse y de danzar, 
tiempo de lanzar piedras y de recogerlas, tiempo de abrazarse y de separarse,
 tiempo de buscar y de perder, tiempo de guardar y de tirar, 
tiempo de rasgar y de coser, tiempo de callar y de hablar, 
tiempo de amar y de odiar, tiempo para la guerra y para a paz"

-Eclesiastés 3, 1-8.-



Hoy he recordado el famoso cuento de Alicia en el país de las Maravillas de Lewis Carroll. 

En particular, al conejo blanco que va de un lado para otro, murmurando constantemente: "¡Ay Dios! ¡Ay Dios! ¡Voy a llegar tarde!".Refleja la ansiedad, la conducta paranoica y la exigencia a veces exagerada que los mayores imponen a los niños o a ellos mismos.

Cuántas veces hemos oído la misma expresión: “Yo no tengo tiempo” o “No me da la vida”. Sin embargo, todos debemos recordar que todos tenemos la misma cantidad de tiempo. 24 horas en el día, siete días a la semana, 365 días al año.

¿Qué harías si cada día te ingresaran en tu cuenta 86.400€? Dirías...¿no tengo dinero? Pues, esos son los segundos que Dios nos regala cada día. Y mañana, otros tantos...

Vivimos nuestras vidas entre el Conejo Blanco, obsesionados por nuestro escaso tiempo y el Sombrerero Loco, con su eterna costumbre del té de las seis. Unos y otros, esclavizados por sus propias rutinas.

Sin embargo, Dios nos dice que para todo hay tiempo; lo que realmente necesitamos es aprender a priorizar, interiorizar que lo primero es lo primero y darle tiempo a lo que realmente necesita tiempo. A veces le damos tiempo a lo que no deberíamos dárselo.

Cada propósito debajo del cielo tiene su tiempo señalado y el tiempo es algo que Dios creó para usarlo con sabiduría. Por eso, cada día deberíamos preguntarnos:

¿Qué es lo que quieras que hoy haga, Señor?

¿Qué sentido último tiene mi vida?

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