¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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martes, 12 de diciembre de 2017

PARROQUIAS PEQUEÑAS CON IMPACTO

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El tamaño de una parroquia nunca delimita el poder de Dios. El Señor siempre hace grandes cosas, también en parroquias pequeñas. El tamaño de nuestra comunidad no es tan significativo como lo que Dios tiene pensado hacer a través de ella.

No obstante, me pregunto: ¿Mi parroquia está sana? ¿Evangeliza? ¿Tiene visión? ¿Transforma vidas?

Si es así, ¡sigamos haciendo lo que estamos haciendo! Todos queremos que nuestras parroquias crezcan, sin embargo, en última instancia, su tamaño depende de Dios. Nuestro trabajo es servir y dejarle el resto a Él.

San Agustín decía: "Trabaja como si todo dependiera de ti y reza como si todo dependiera de Dios". 

Sin embargo, la mayoría de las parroquias pequeñas, a menudo, se estancan debido a la escasez de recursos económicos o humanos. 

Es fácil desanimarse ante tales evidencias, pero es de vital importancia enfocarse en lo que Dios nos pide que hagamos para tener impacto, con independencia del tamaño o la cantidad de recursos de una parroquia. 

¿Qué marca la diferencia entre una parroquia con impacto y otra que no lo tiene? Veamos algunos aspectos:

Singularidad

Siempre hay una razón determinante por la que elegimos asistir a una parroquia en lugar de a otra: algo que hace que esa parroquia sea especial, su "receta secreta", su ADN único, y que es preciso conocerlo y enfocarse en ello.
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Puede ser una adoración maravillosa, una pastoral de servicio y evangelización, una acogedora comunidad, una especial atención a los jóvenes o tal vez, un sacerdote que comunica y llega a los corazones. 

Pero esa singularidad no puede copiarse ni forzarse. No se trata de sentarse en una reunión y decidir lo que se quiere ser. Ya está allí, debemos descubrirla y aprovecharla.

Agilidad

Una parroquia grande es como un transatlántico. Es poderoso y navega "a toda máquina", pero no se puede mover ni girar rápido. Puede atascarse en la complejidad de sus propios sistemas.

Una parroquia pequeña es más como una lancha fueraborda: es rápida y puede virar en un instante. Puede tomar decisiones más rápido y responder a las necesidades de las personas con más facilidad.

Puede sentir lo que Dios está pidiéndole y cambiar el rumbo. Puede experimentar con nuevos métodos sin grandes esfuerzos. Si gana tracción, sigamos adelante; si no, paremos y pidamos a Dios ayuda. No tengamos miedo de experimentar, pero mantengamos nuestra lista de pastorales muy corta.

Intimidad

Esta es una de las principales razones por las que las personas prefieren parroquias pequeñas. La cercanía, la conexión y la fraternidad son fantásticas. Ayuda a las personas a sentirse en casa y cuidadas en su iglesia. 

Sin embargo, la intimidad puede ser una espada de doble filo, así que mantengamos un buen liderazgo para lograr un equilibrio entre una comunidad reducida e invitar a nuevas personas a formar parte de ella.

Esta sensación de cercanía es una de las mejores cualidades que una parroquia pequeña tiene pero debemos alentar a la comunidad a hacer amigos e invitarlos a unirse a ella. 

No pongamos en práctica un método para un "gran día" especial, sino como un estilo de vida parroquial.

Siembra

Para crecer y multiplicar nuestra parroquia es importante sembrar. Existen muchos tipos de semillas para la siembra:  el amor, la bondad y la compasión son semillas que redundan en grandes dividendos con el tiempo. 

La generosidad, la acogida y la preocupación por las necesidades de las personas, también. ¿En cuáles de estas "semillas" somos buenos y cuáles necesitamos mejorar?

Otras semillas pueden ser "pensar a lo grande", algo inusual en una parroquia pequeña. ¡Dios siempre bendice cuando pensamos a lo grande y nos entregamos a ello!

Gracia

La Gracia de Dios no está reservada sólo a las parroquias grandes y poderosas. De hecho, creo que Él busca parroquias y personas humildes, comprometidas y dispuestas a recibir sus dones. En 4.000 años de historia sagrada, casi siempre ha actuado así.

La Gracia de Dios es, de hecho, un misterio que no podemos comprar o conseguir por nuestros medios. Es un regalo que el Señor nos ofrece cuando tenemos los corazones dispuestos a recibirlo.

A veces, es tan sencillo como pedírsela a Dios en oración para que se derrame en nuestra parroquia, y otras, esperar con paciencia y seguir siendo fieles haciendo lo correcto.

La Gracia de Dios no es una varita mágica para que una parroquia crezca. Es un toque divino que trae lo sobrenatural hacia lo natural. Proporciona un cambio de rumbo y un impulso. 

La Gracia es esa santa presencia que hace que el trabajo duro se convierta en resultados fructíferos.