¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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domingo, 17 de febrero de 2019

EL SIGNO DE CANÁ

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"Tres días después hubo una boda en Caná de Galilea, 
en la que estaba la madre de Jesús. 
Invitaron también a la boda a Jesús y a sus discípulos. 
Se terminó el vino, y la madre de Jesús le dijo: 'No tienen vino'. 
Jesús le contestó: '¿A ti y a mí qué, mujer? Mi hora todavía no ha llegado'. 
Su madre dijo a los sirvientes: 'Haced lo que él os diga'. 
Había allí seis tinajas de piedra de unos cien litros cada una 
para los ritos de purificación de los judíos. 
Jesús les dijo: 'Llenad de agua las tinajas'. Y las llenaron hasta arriba.
Añadió: 'Sacad ahora y llevárselo al maestresala'. Y se lo llevaron. 
Tan pronto como el maestresala probó el agua convertida en vino
 (sin saber de dónde era, aunque sí lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua), 
llamó al novio y le dijo: 'Todos sirven primero el vino mejor; 
y cuando se ha bebido en abundancia, el peor. 
Tú, en cambio, has guardado el vino mejor hasta ahora'. 
Así, en Caná de Galilea, Jesús comenzó sus milagros, 
manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él."
(Juan 2, 1-11)

Hoy, recordaba el Evangelio de San Juan donde, el apóstol narra el primer signo portentoso de Jesucristo, su primer milagro: la conversión del agua en vino. 

El comienzo de la vida pública de Jesús acontece en una fiesta de bodas, momento de mucha alegría y de mucha esperanza. En la Biblia, el matrimonio es la imagen que simboliza la realización de la perfecta unión entre Dios y su pueblo. 

Por tanto, las bodas Bodas de Caná contienen un gran significado simbólico: el amor esponsal de Dios. Simbolizan que Jesús es el verdadero esposo que llega portando un vino excelente y abundante. Estas bodas definitivas están descritas con bellas imágenes en Apocalipsis 19,7-8; 21,1; 22,5.

Para descubrir la dimensión más profunda sobre el misterio de la persona y/o del mensaje de Jesús en las Bodas de Caná, San Juan se centra especialmente en las actitudes/comportamientos de las personas, y sobre la falta/abundancia que aparecen en la escena. 

Nos narra los hechos de la vida de Jesús haciendo, al mismo tiempo, una fotografía (los hechos en sí, tal como aparecen delante de nuestros ojos) y una radiografía (la dimensión simbólica, invisible a nuestros ojos, que la fe nos revela):

Juan 2, 1-2: Fiesta de bodas. María presente, Jesús invitado.

FotografíaPara los judíos del Antiguo Testamento, una boda simbolizaba el amor de Dios a su pueblo y la esperanza de un futuro. La Madre de Jesús se encontraba en la fiesta. Jesús y sus discípulos eran invitados.
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Radiografía: Dios comienza y termina todo con una fiesta en la que María y Jesús, junto a todos los santos, están siempre presentes. La Madre de Jesús es parte de la fiesta. 

María simboliza el Viejo Testamento y con su actitud, ayudará al paso del Viejo al Nuevo Testamento.

Jesús y sus discípulos no son parte de la fiesta, no forman parte del Viejo Testamento. Junto a sus discípulos, Jesucristo es el Nuevo Testamento, que está llegando. 

Juan 2,3-5: Jesús y su Madre ante la falta del vino.

Fotografía: En el momento más álgido y alegre de la fiesta, se termina el vino. La Madre de Jesús reconoce sus límites (los del Antiguo Testamento) y toma la iniciativa para que se manifieste Jesús (el Nuevo Testamento). Se acerca a Jesús y constata un hecho: ¡No tienen vino!
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La Madre de Jesús, atenta siempre a las necesidades de sus hijos, se da cuenta de que la falta de vino arruinaría la fiesta. Por eso, se lo dice a su Hijo.

Radiografía: Es entonces cuando se nos revela la profunda relación entre el Antiguo Testamento (la Madre de Jesús) y el Nuevo Testamento (Jesús).

La frase ¡No tienen vino! proviene de la necesidad del Antiguo Testamento y propicia el nacimiento del Nuevo. Jesús contesta de un modo que parece "arisco", como si no fuera con ellos esa necesidad, como si no fuera de su incumbencia: "Mujer, ¿qué nos va a mí y a ti?". Sin embargo, se refiere a cuál es el nexo de unión entre el Antiguo y el Nuevo Testamento.

Jesús dice: "Todavía no ha llegado mi hora" y su Madre, lejos de entender la respuesta como una negativa, comprende que antes de ofrecer su sangre por los "invitados", hay tarea que hacer. Por eso les dice: "Haced lo que él os diga".

Jesús muestra que su hora, que da paso del Antiguo al Nuevo Testamento es su pasión, muerte y resurrección. El milagro de la conversión del agua en vino es un símbolo anticipado del Nuevo Testamento.

Juan 2,6: Las tinajas de la purificación estaban vacías.

Resultado de imagen de las bodas de canaFotografía: Se trata de un pequeño detalle, muy significativo. Las tinajas solían estar siempre llenas, sobre todo durante una fiesta. ¡Aquí están vacías! ¿Por qué? 

Radiografía: La observancia de la ley de la pureza, simbolizada en las seis tinajas, ha agotado todas sus posibilidades. 

La antigua ley ha conseguido ya preparar a la gente a poder estar en unión de gracia y de justificación delante de Dios. ¡Las tinajas, la antigua alianza, están vacías! Están agotadas. Ya no pueden generar una vida nueva.

Juan 2,7-8: Jesús y los sirvientes.

Fotografía:  La recomendación de la Madre de Jesús a los sirvientes es la última gran orden del Antiguo Testamento: “¡Haced lo que Él os diga!” 
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Radiografía: El Viejo Testamento mira a Jesús. De ahora en adelante, las palabras y los gestos de Jesús marcarán la voluntad de Dios. Jesús llama a los sirvientes y les ordena verter agua en las seis tinajas. ¡En total, más de seiscientos litros! 

Luego, ordena sacar y llevar las tinajas al maestresala. 

Esta iniciativa de Jesús sucede sin que los dueños de la fiesta intervengan. Ni Jesús, ni su Madre, ni los sirvientes eran los dueños obviamente. Ninguno de ellos fue a pedir permiso a los dueños.

Juan 2,9-10: Descubrimiento del signo por parte del dueño de la casa

Imagen relacionadaFotografía: El maestresala prueba el agua transformada en vino y dice al esposo: “Todos sirven al principio el vino bueno. Tú, sin embargo, has conservado hasta ahora el vino bueno!” 

Radiografía: El maestresala, el Antiguo Testamento, reconoce públicamente que el Nuevo es mejor. Donde antes había agua para los ritos de la purificación de los judíos, ahora hay vino abundante para la fiesta. ¡Mucho vino! ¡Más de seiscientos litros, y la fiesta estaba terminando! 

¿Cuál es el sentido de esta abundancia? ¿Qué pasa con el vino sobrante? ¡Lo estamos bebiendo hasta hoy!

Juan 2,11: Comentario del evangelista.

Fotografía: En el Cuarto Evangelio, el primer milagro se produce para ayudar en la reconstrucción de la familia de Dios, del pueblo, de la comunidad, para restablecer las relaciones entre las personas. A éste, le seguirán otros signos. 
Radiografía: Juan no usa la palabra milagro, sino la palabra signo. La palabra signo indica que las acciones de Jesús en favor de las personas tienen un valor profundo, que sólo se descubre con los ojos (rayos-x) de la fe. 

La pequeña comunidad que se ha formado en torno a Jesús aquella semana, viendo el signo, estaba ya preparada para percibir el significado más profundo: “Vieron su gloria y creyeron en Él”.