¿Por qué creo de todo mi corazón y completamente en Dios? ¿Por qué tengo la certeza de que existe y de que está vivo? ¿Por qué me he convertido en un cristiano? ¿Dios es real? ¿Es fe o emoción? o ¿Es todo lo anterior?
Dios es real, salva, protege, perdona, guía...pero sobre todo, me ama.
Ahora tengo la certeza de su existencia, me siento seguro, me siento a salvo, me siento perdonado, reconfortado, guiado, esperanzado y amado.
He comprendido que mi vida tiene un propósito que va más allá de mi propia humanidad, de mi propio criterio y de mis propias expectativas.
Mi creencia de que Dios es real, que está vivo y que vive en mí, no es una frase hecha: Es reconocer en mi lo que Él es y lo que ha hecho por mí.
Ahora soy capaz de ver claramente cuándo, cómo y dónde Dios ha intervenido, me ha guiado, y me ha interpelado durante toda mi vida.
Es una cuestión, no tanto de abrir los ojos, sino de abrir el corazón. La distancia más larga de la fe: los 28 cm que van desde la cabeza (razón) al corazón (sentimiento).
Y es que la fe no es una cuestión de razonar (que también) sino de experimentar. Para creer en alguien, hay que conocerle y luego, todo transcurre naturalmente...llegas a amarle (con locura).
Y es que la fe no es una cuestión de razonar (que también) sino de experimentar. Para creer en alguien, hay que conocerle y luego, todo transcurre naturalmente...llegas a amarle (con locura).
No sólo puedo verlo actuando en mi vida, sino que también le siento. Sí. Siento su presencia. Suena raro, tal vez irracional, excéntrico o "friki", pero cualquier persona que ama de verdad a Jesús sabe lo que es sentir la presencia del Espíritu Santo.
Una vez que se experimenta a Cristo, no hay lugar a la duda, no se puede negar, no se puede falsificar ni olvidar... y lo más importante, no puedes perdértelo. Una vez que uno descubre y experimenta al Señor, siempre quieres más. Se trata de amor puro y en abundancia.
Según progresas en el conocimiento de Dios, te vas transformando. La vida ya no es como antes. Ya no soy quien solía ser. Soy una nueva creación. Un hombre nuevo. Una nueva criatura.
Estoy tan lejos de quien solía ser, que a veces, hasta me sorprendo. No estoy seguro de que las personas cambiemos por nosotros mismos. Es más, estoy seguro de que no es así. Existe un catalizador y es Jesucristo.
Mi fe ha crecido y madurado, se me han abierto los ojos y sobre todo, el corazón. Veo con absoluta nitidez la evidencia de la existencia de Dios por todas partes y siento como actúa en mi vida y en las de los demás a mi alrededor. Lo que antes pensaba que eran casualidades o el "destino", ahora sé quien obra: Dios.
Ahora, me fijo en cosas que antes pasaban totalmente desapercibidas para mi mente, preocupada por la rutina del día a día. Mi visión se ha dimensionado, soy capaz de ver con una perspectiva mucho más amplia: desde la naturaleza, las personas que voy encontrándome en mi vida, el profundo amor de mi mujer, de mis hijos y de todos mis hermanos en la fe.
Sin duda, la vida es un milagro, es una maravilla, sólo hay que...estar atento. Atento a Dios. A lo que me dice, hacia donde me guía y me dirige, y cuanto me quiere.
Veo a Dios en todas partes. La evidencia de su acción es inconfundible. Y en ello estoy, preocupándome y sirviendo a otros, rezando por aquellos que todavía no han abierto sus ojos y dando gracias a mi Dios, que me quiere con locura.
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