¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.
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lunes, 24 de octubre de 2016

ESPARTANOS DE CRISTO




Desde pequeño, un guerrero espartano aprendía a no retirarse nunca, a no rendirse nunca. Aprendía que, morir en el campo de batalla sirviendo a su patria, era lo más glorioso que podría conseguir en su vida.


Desde pequeño, un espartano debía ser probado, separado de sus padres y arrojado al mundo salvaje. 

Debía medir su ingenio y su voluntad contra la furia de la naturaleza. Esa era su iniciación. Su tiempo en la tierra salvaje. 

Debía enfrentarse a la maldad sin más armas que su valor. Y si conseguía derrotarla, se habría ganado un sitio en su pueblo. Regresaría con su gente como un espartano o no regresaría.

Ha pasado mucho tiempo desde entonces, pero ahora, como en Esparta, una bestia se acerca. Una bestia avanza abriéndose paso por toda la tierra.

Una bestia compuesta de un ejército de seres espirituales. Ángeles caídos y expulsados del trono de Dios por su orgullo. 


Una hueste de esclavos, inmensa, más allá de la imaginación... está preparada para devorar al pequeño pueblo espartano de Dios.

Paciente y segura, saboreando la comida que llega. Esperando a quien devorar ( Pedro 5, 8). Lista para extinguir la única esperanza del mundo.

El Rey de reyes, Jesucristo y sus soldados cristianos se encaminan a una pelea a muerte contra el "Rey-Dios" del mundo, Satanás y sus miríadas de ángeles. 

El universo sabrá que hombres libres (Juan 8,31-38) resistieron contra un tirano. Que unos pocos resistieron contra muchos. 

Y antes de que esta batalla comience, saben que su victoria está asegurada, porque su Rey, que dio la vida como un esclavo en cruz por todos, ha vencido a la muerte y ha resucitado.

Esa es la verdadera fuerza del cristiano. Como la del espartano, es el Guerrero que está a su lado (Cristo). La fuerza de la fe basada en que Jesucristo ha resucitado. Una fe que sólo es posible vivir en comunidad (Iglesia).

Oleada tras oleada, cada ataque del mal se estrella contra los escudos cristianos (la fe). 

Las pérdidas de Satanás son tan grandes, sus huestes están tan desmoralizadas... que no tendrá más alternativa que abandonar su campaña, para finalmente, ser arrojado al abismo y destruido.

El Rey-Dios del mundo ha dejado traslucir sus defectos fatales: su orgullo, su arrogancia, su vanidad. Fácil de provocar. Fácil de vencer. 

Antes de que las heridas y la fatiga hicieran mella en los soldados de Cristo, el encolerizado rey nos arroja lo mejor que tiene: toda su maldad, todo su odio. 

Ha mordido el anzuelo. No puede vencer. Contra el mal, el bien. Contra el odio, el amor (1 Pedro 3, 9;  Romanos 12, 17; 1 Tesalonicenses 5, 15)

Agruparos. Vivir en comunidad. No os retiréis. No os rindáis (esperanza). (1 Corintios 1, 10).

Amaos los unos a los otros: esa es la ley de Cristo (Juan 13, 34).

Y por la ley de Cristo Resucitado, se quedarán y pelearán. Y darán la vida por Él y por los demás, para resucitar a un nuevo reino. (Juan 15,13).

Un nuevo Reino de plenitud y libertad. ¡Y todos sabrán que unos pocos cristianos dieron su último aliento para defenderlo! ¡Están listos para la batalla!

Los cristianos son expertos en la pelea cuerpo a cuerpo (Efesios 6, 10-18). 

No solo por su preparación especial (sacramentos), sino por su configuración de falange en la lucha (configurados en Cristo), que consiste en pelear hombro con hombro (fe firme y comunitaria), uniendo los escudos en formaciones de ocho hombres en filas de cuatro. 

Sus escudos son grandes y entre las dos líneas forman una barrera impenetrable. 

Sus corazas (justicia) y sus cascos (salvación) resisten los envites de las hordas enemigas. 

Sus lomos (verdad)robustos ceñidos. 

Sus brazos (oración)fuertes y unidos .

Las lanzas cristianas (la Palabra de Dios), pesadas y muy potentes, pasan por encima de la primera línea de la falange y atraviesan como mantequilla las débiles corazas enemigas. 

Han pasado muchos años desde el lobo (Su pasión) y el frío invierno (Su muerte). 

Y ahora, como en ese entonces, no es miedo lo que les invade. Sólo fe. Una percepción aumentada de las cosas: ¡¡¡JESUCRISTO HA RESUCITADO!!!! 


La brisa marina (Espíritu Santo) besa frescamente el sudor de sus pechos y sus cuellos. El graznido (maldad) de las gaviotas, quejándose, mientras devoran los miles de hombres que se dejan engañar por el “Jerjes” del mundo (Diablo). La firme respiración de los 300 a su espalda. Dispuestos a morir por Dios, sin un momento de pausa. Cada uno de ellos, preparado para morir. 

Sus yelmos son sofocantes. Limitan su visión. Y necesitaban ver lejos. Sus escudos son pesados. Les hacen perder el equilibrio. Y su objetivo está lejos.

Los ancianos dicen que los cristianos descienden del nuevo Adán. El nuevo Adán da testimonio de su linaje. Su rugido es largo y fuerte. 

Su poder, sin límite. Hombres nuevos y configurados en Él.

Mi reina. Mi señora, llena de Gracia. Protégenos. Recuérdanos por quién vivimos y por quién morimos. No deseamos tributos ni cantos. Ni monumentos, ni poemas de guerra y valor. Nuestro deseo es simple y humilde, como Tú. Recuérdanos cuál es Su promesa. Esa es nuestra esperanza.

El enemigo nos excede en número. Buenas posibilidades para cualquier cristiano. 

Este día, Cristo, nuestro Rey, salvará al mundo de las tinieblas, de la tiranía del “odio” y nos conducirá a un futuro más brillante que cualquier cosa que podamos imaginar. 

Demos gracias, valientes soldados de Cristo, a nuestro Dios Soberano. ¡Hasta la victoria!

Cristianos, desayunad poco porque esta noche cenaremos en el cielo!!! 

Cristianos, ¿cuál es vuestro oficio? AU, AU, AU




jueves, 15 de septiembre de 2016

¿CON QUIEN SE RELACIONA UN CRISTIANO?



Dios creó a Adán y dijo: "No es bueno que el hombre esté solo" (Génesis 2,18). Esto no significa que todo el mundo debe estar casado, sino que Dios nos creó para estar en relación con los demás. Necesitamos a otras personas. Dios nos diseñó así. 

Todo seguidor de Cristo, todo hijo de Dios, necesita relacionarse con:

Dios


Por supuesto, la relación con Dios es indispensable para un cristiano. 

Es un hecho, pero demasiado a menudo conocemos a Dios con nuestra cabeza y no con el corazón.

Tener una relación genuina con Dios significa el deseo de:
  • hablar con Él,  a través de la Oración
  • saber de Él,  a través de su Palabra
  • amarle, a través de la Eucaristía
  • ser obediente a Él,  a través de su Iglesia
  • hablarles a otros de Él, a través de la Evangelización 



Un "Pablo"

Todos los cristianos necesitamos un "Pablo", es decir,  un hermano o hermana madura en Cristo, que nos guíe en nuestro caminar con Jesús


Un "Pablo" tiene facultad para contestar nuestras preguntas, para aconsejarnos, para profundizar en nuestra vida espiritual e incluso para corregirnos fraternalmente. 

Un Pablo es un sacerdote, un director espiritual.




Un "Bernabé" 

Un "Bernabé" es un compañero de viaje, un amigo que nos anima a ser fieles a Dios

Él sabe lo suficiente de nosotros como para leer nuestra mirada y comprender nuestro corazón, y lo hace de verdad, sin esperar nada a cambio. 

Es un hermano que camina junto a nosotros, y con él, crecemos juntos.




Un "Timoteo"

Un "Timoteo"es un cristiano más joven, un "recién nacido" espiritual en cuya vida nos involucramos y hacemos de "Pablo" o de "Bernabé" con él

Él es un hermano que busca escuchar y aprender, a medida que pasamos tiempo juntos. 

La relación "Pablo/Timoteo" es un modelo fundamental del Nuevo Testamento para el discipulado.




Una "samaritana" / "joven rico" / "fariseo"

Todos son ejemplos de personas alejadas que se encontraron con Jesús. 

Todos necesitamos una relación con algún no creyente, ya se trate de una mujer en un pozo, un joven rico o un fariseo religioso. 

Con ellos compartiremos la alegría del Evangelio.



Los verdaderos cristianos, por supuesto, tienen una estrecha relación con Dios. 

Todos tienen un Pablo, y algunos tienen un Timoteo. 

Muchos de ellos tienen varios Bernabé y, quizás, algunos pocos tienen una mujer samaritana, un joven rico o un fariseo. 





domingo, 21 de agosto de 2016

¿SON TODAS LAS RELIGIONES VERDADERAS?




Hoy en día, muchos piensan que el cristianismo está muriendo en las sociedades tradicionalmente cristianas y afirman que otras religiones, poco a poco, están sustituyéndole o que el mundo occidental se está secularizando.

Lo cierto es que el cristianismo es la religión más numerosa a escala mundial con más de 2.200 seguidores en todo el mundo, lo que supone algo más de el 31% de la población mundial. 

Existen 1.600 millones de musulmanes, 1.100 millones de hinduístas y 500 millones de budistas y el resto está repartido en otras religiones como el judaísmo, sijiísmo, bahaísmo y otras religiones tradicionales o tribales. 

El ateísmo está representado por el 16% de la población mundial.



A pesar de que el cristianismo predomina en el mundo, debemos preguntarnos sobre cuál es su postura en relación al resto de las religiones.

¿Es Jesús el único camino a Dios?

El Nuevo Testamento lo afirma categóricamente, cuando Jesús dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie llega al Padre sino por mí". (Juan 14,6).


Cristo afirmó ser el camino a Dios, el único camino. Jesús es el único nombre que puede salvar: "Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1 Timoteo 2,5).

Ni siquiera  la Virgen María o el Papa, como se nos dice en Mateo 12,46-50 y Juan 14,16-17. 

Jesús deshace la distancia que hay entre Dios y la humanidad. Es el único capaz de franquear el abismo del pecado:


  1. Por ser quien es. Pedro lo proclamó el "Santo y Justo", el "autor de vida", "quien ha sido anunciado por los profetas", el "autor de vida" "el Mesías"(Hechos 3,14-15,18  y 20).Sin duda, Jesús es alguien único e irrepetible.
  2. Por lo que ha hecho. Pedro nos dice: "En ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos" (Hechos 4,12). Ninguna otra religión afirma siquiera tener un salvador.
  3. Por su resurrección. Pedro lo describió como quien fue "resucitado por Dios" (Hechos 4:10). La resurrección es un hecho único en la historia universal: Jesucristo es el único que ha resucitado de entre los muertos para salvarnos.
¿Cuál es nuestra postura respecto a otras religiones?

El hecho de que Jesús sea el único camino a Dios y que en Él se encuentra la máxima verdad no significa que las demás religiones estén totalmente equivocadas, sean erróneas o demoníacas, ni que haya fragmentos de la verdad en ellas. 

Así, es comprensible que encontremos el bien en muchas religiones por tres razones:
  1. Aunque, como nos dice la Biblia, Dios se ha revelado en Jesús a sí mismo, también se ha revelado parcialmente en la creación. A partir de ella, la humanidad puede encontrar la verdad sobre su existencia e intuir su naturaleza, su poder y su gloria.
  2. Los seres humanos están creados a imagen y semejanza de Dios, quien nos ha dado una conciencia con la que distinguir el bien y el mal. Por eso, no es extraño que la regla de oro: "Tratad a los demás tal y como queréis que ellos os traten" (Mateo 7,12) esté presente prácticamente en todas las religiones.
  3. En todos los corazones hay hambre de Dios. Existe un vacío que tiene la forma de Dios y nos induce a buscarle
No obstante, se puede afirmar que no todas las religiones son igualmente verdaderas o que todas llevan a Dios, como lo demuestra el hecho de que algunas de ellas se declaran no teístas y "una religión difícilmente puede llevar hasta Dios si niega explícitamente la existencia de cualquier dios".

Tampoco se puede sugerir que una religión que afirma la existencia de un ser divino y otra que la niega puedan ser ambas verdaderas.

Un cristiano no debe creer que todas las demás religiones están totalmente equivocadas, pues hasta las más extrañas tienen al menos algún indicio de verdad. Pero allí donde el cristianismo difiere del resto, sí tiene razón y el resto están equivocadas.

¿Qué pasa con los que nunca han oído hablar de Jesús?

Si es una realidad que no existe salvación sino es por medio de Jesucristo ¿debemos pensar entonces que los demás se condenarán?
  1. La Biblia es un libro práctico, no filosófico y no responde preguntas hipotéticas.
  2. Podemos estar seguros de que Dios será justo. En el día del juicio, todas las personas de recta conciencia dirán, como Abraham " Tú, que eres el Juez de toda la tierra, ¿no harás justicia? (Génesis 18:25).
  3. Lo que sabemos con seguridad, es que nadie se salvará por su comportamiento religioso sino por el amor de Dios, que no merecemos y que nos salva a través de la fe en Jesucristo (Efesios 2:8).
  4. Cualquier persona puede ser salvada por la gracia, a través de la fe, aunque no haya oído hablar de Jesús. Esto es posible porque la cruz es eficaz para todos los que vinieron antes y después de Cristo.
  5. Hay bases bíblicas que nos invitan a ser muy optimistas: la descendencia de Abraham (tanto espiritual como física) "será como las estrellas del cielo y como la arena del mar"  (Génesis 22:17). En Romanos 5:12-21, Pablo nos asegura que serán muchos más los que se salvan que los que se pierden porque la obra de Jesús para obrar nuestra salvación será más eficaz que la obra de Adán al pecar y provocar nuestra ruina y porque la gracia de Dios al provocar la vida es mayor que la trasgresión de Adán al provocar la muerte.
¿Por qué hablar a otros de Jesús?
  1. Porque estamos obligados a proclamar la gloria de Jesucristo, quién es, qué hizo y qué implica su resurrección.
  2. Porque Jesús nos mandó que fuéramos por todo el mundo para anunciar la buena nueva
  3. Porque sin saber de Jesús, nadie puede tener la seguridad absoluta de perdón y de la vida en abundancia que Él ofrece, tanto en esta vida como en la futura.
¿Qué debemos hacer?

No tenemos excusa ni tampoco es una opción: nuestra misión es anunciar la buena nueva de Jesús con humildad y sensibilidad, sin considerarnos mejores que otros miembros de otras religiones o que los que no se identifican con ninguna.

Debemos ser respetuosos con todos porque ellos también está hechos a imagen y semejanza de Dios y también los ama. 

Y a la vez, ser valientes y no avergonzarnos de ser testigos y reflejo del amor de Jesús, aunque hoy en día esté mal visto o se piense que está anticuado.
























viernes, 8 de julio de 2016

¿POR QUÉ CREO EN DIOS?



¿Por qué creo de todo mi corazón y completamente en Dios? ¿Por qué tengo la certeza de que existe y de que está vivo? ¿Por qué me he convertido en un cristiano? ¿Dios es real? ¿Es fe o emoción? o ¿Es todo lo anterior? 

Dios es real, salva, protege, perdona, guía...pero sobre todo, me ama.

Ahora tengo la certeza de su existencia, me siento seguro, me siento a salvo, me siento perdonado, reconfortado, guiado, esperanzado y amado. 

He comprendido que mi vida tiene un propósito que va más allá de mi propia humanidad, de mi propio criterio y de mis propias expectativas.

Mi creencia de que Dios es real, que está vivo y que vive en mí, no es una frase hecha: Es reconocer en mi lo que Él es y lo que ha hecho por mí. 

Ahora soy capaz de ver claramente cuándo, cómo y dónde Dios ha intervenido, me ha guiado, y me ha interpelado durante toda mi vida. 

Es una cuestión, no tanto de abrir los ojos, sino de abrir el corazón. La distancia más larga de la fe: los 28 cm que van desde la cabeza (razón) al corazón (sentimiento). 

Y es que la fe no es una cuestión de razonar (que también) sino de experimentar. Para creer en alguien, hay que conocerle y luego, todo transcurre naturalmente...llegas a amarle (con locura).

No sólo puedo verlo actuando en mi vida, sino que también le siento. Sí. Siento su presencia. Suena raro, tal vez irracional, excéntrico o "friki", pero cualquier persona que ama de verdad a Jesús sabe lo que es sentir la presencia del Espíritu Santo.

Una vez que se experimenta a Cristo, no hay lugar a la duda, no se puede negar, no se puede falsificar ni olvidar... y lo más importante, no puedes perdértelo. Una vez que uno descubre y experimenta al Señor, siempre quieres más. Se trata de amor puro y en abundancia.

Según progresas en el conocimiento de Dios, te vas transformando. La vida ya no es como antes. Ya no soy quien solía ser. Soy una nueva creación. Un hombre nuevo. Una nueva criatura. 

Estoy tan lejos de quien solía ser, que a veces, hasta me sorprendo. No estoy seguro de que las personas cambiemos por nosotros mismos. Es más, estoy seguro de que no es así. Existe un catalizador y es Jesucristo.

Mi fe ha crecido y madurado, se me han abierto los ojos y sobre todo, el corazón. Veo con absoluta nitidez la evidencia de la existencia de Dios por todas partes y siento como actúa en mi vida y en las de los demás a mi alrededor. Lo que antes pensaba que eran casualidades o el "destino", ahora sé quien obra: Dios.

Ahora, me fijo en cosas que antes pasaban totalmente desapercibidas para mi mente, preocupada por la rutina del día a día. Mi visión se ha dimensionado, soy capaz de ver con una perspectiva mucho más amplia: desde la naturaleza, las personas que voy encontrándome en mi vida, el profundo amor de mi mujer, de mis hijos y de todos mis hermanos en la fe.

Sin duda, la vida es un milagro, es una maravilla, sólo hay que...estar atento. Atento a Dios. A lo que me dice, hacia donde me guía y me dirige, y cuanto me quiere.

Veo a Dios en todas partes. La evidencia de su acción es inconfundible. Y en ello estoy, preocupándome y sirviendo a otros, rezando por aquellos que todavía no han abierto sus ojos y dando gracias a mi Dios, que me quiere con locura.





martes, 5 de julio de 2016

LOS CRISTIANOS ESTAMOS DE PASO




"Queridos, os exhorto a que, como extranjeros y forasteros, 
os abstengáis de las apetencias carnales que combaten contra el alma. 
Tened en medio de los gentiles una conducta ejemplar a fin de que, 
en lo mismo que os calumnian como malhechores, 
a la vista de vuestras buenas obras den gloria a Dios en el día de la Visita."

1 Pedro 2, 11-12

Un sacerdote amigo mío siempre dice que "si todo nuestro propósito en la vida está basado en estudiar durante nuestra juventud para conseguir un trabajo, para sufrir problemas y jefes durante nuestra madurez, para ganar dinero y pagar comida, ropa e hipotecas hasta nuestra vejez y, en definitiva, vivir una vida llena de preocupaciones e inquietudes, la vida no tiene sentido"

Y estoy de acuerdo: si todo se reduce a esto, ¿para qué vivir? ¿Cuál es nuestro verdadero propósito?

Nuestra vida en la tierra es corta y breve. Los cristianos estamos de paso en este mundo. 

Nuestro objetivo es la vida eterna y por tanto, debemos vivir esta etapa finita, sin preocupaciones excesivas, sin apegos enfermizos a las cosas materiales que no nos llevaremos a la tumba y con la mente puesta en nuestro objetivo final: la vida plena.

El apóstol Pedro, en su primera carta, nos da las pistas de cómo debemos vivir los cristianos:

Vivir como forasteros

Un forastero es una persona que está de viaje, está de paso, en tránsito hacia un destino final y que hace una pausa temporal en un lugar que no es su tierra natal.

Los cristianos estamos de paso, no podemos llamar "casa" a este mundo.

La eternidad es nuestra morada. Pero en ocasiones, nos acomodamos en nuestro domicilio temporal y lo idealizamos como si fuera permanente. 

Nos atrae el materialismo y las "cosas de este mundo" y nos olvidamos de cuál es de verdad nuestro hogar. 

Por ello, debemos vivir como extranjeros. Eso no significa ser antisocial o vivir aislados, sino tener la mente puesta en unos valores diferentes a los que sí son de esta tierra y pensar a más largo plazo.

Vivir como soldados

Un soldado es una persona que lucha en el campo de batalla por defender unos valores y unas creencias, en definitiva, lucha por la libertad: "La verdad os hará libres" (Juan 8, 32) 

Eso somos los cristianos, soldados. 

Cada día, cuando nos levantamos, nos enfrentamos a una lucha, ya sea en casa, en el trabajo, en el vecindario o en cualquier otro lugar, donde nos enfrentamos a una elección: sucumbir y someternos al pecado o luchar contra él.

Si queremos vivir como verdaderos cristianos, debemos vivir como soldados. No se trata de ser beligerantes, agresivos ni violentos, sino de luchar contra el mal y derrotar al pecado.



Vivir como embajadores

La tarea de un embajador es representar a una persona de mayor rango o superior que no está físicamente presente o visible. 

De la misma manera, nosotros debemos estar siempre alerta, "de guardia": "Velad, manteneos firmes en la fe, sed hombres, sed fuertes" (1 Corintios 16, 13).

No hay un momento en la vida, ya sea de vacaciones, en el trabajo, en el vecindario o donde sea, en el que no estemos llamados a vivir con una mentalidad y una actitud de embajadores. Representamos a Alguien superior a nosotros: a Dios, y debemos ser ejemplo suyo.


Estamos motivados por una sola pasión: el amor de Dios y de alguna manera, Dios nos regala su Gracia y usa nuestras vidas para que le representemos, basándonos en la verdad y alegría del Evangelio.

Si queremos vivir como verdaderos cristianos, tenemos que vivir como embajadores. Ya que no actuamos en representación propia, hablaremos con palabras que honren a Dios, viviremos de manera admirable y actuaremos siempre para dar gloria al Rey de Reyes.

El propio Jesucristo nos mostró el camino: vino a la tierra durante un corto espacio de tiempo para darnos plenitud. 

El Señor vivió como extranjero en la tierra y sin apegos a las cosas materiales: "las zorras tienen madrigueras y las aves tienen nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar la cabeza "(Lucas 9,58).

Jesús luchó como soldado contra la hipocresía y la vanidad del mundo judío y contra las tentaciones del Diablo, sacrificando su vida valientemente para vencer al pecado y a la muerte: "Les quitó su poder a las autoridades del mundo superior, las humilló ante la faz del mundo y las llevó como prisioneros en el cortejo triunfal de su cruz." (Colosenses 2, 15). 


Cristo fue un perfecto y obediente embajador de Dios, que cumplió siempre la voluntad de Aquel a quien representaba: "porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado".(Juan 6, 38).


Por tanto, igual que nuestro Maestro y Señor, los cristianos... estamos de paso.






domingo, 13 de diciembre de 2015

BUSCANDO EL ROSTRO DE DIOS


 Mi corazón sabe que dijiste: Busca mi rostro. 
Y yo Señor, busco tu rostro, no lo apartes de mí. 
No alejes con ira a tu servidor, tú, que eres mi ayuda; 
no me dejes ni me abandones, mi Dios y mi salvador. 
Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá. 
Indícame, Señor, tu camino y guíame por un sendero llano”.
(Sal 27,8-11).

Cuando vemos el rostro de una persona, estamos viendo mucho más que solo un rostro.  Podemos ver el rostro de alguien y saber si esa persona está enfadada, alegre, triste, cansada, preocupada, deprimida, herida, emocionada, enamorada, enferma, y la lista continua.  Un dicho popular dice que  “la cara es el reflejo del alma”.

El rostro de una persona revela mucho acerca de ella: sus pensamientos, su dolor, su gozo, su corazón. 

Buscar el rostro de Dios es entrar al corazón de Dios y ver lo que Él siente, lo que Él desea. Su rostro nos revela a Dios mismo, quién es, su amor, su compasión, su gracia, su cariño, su dolor, su ira.

Buscar el rostro de Dios es enfocarse en Él, en su carácter, en sus obras, en sus palabras. 

Buscar su rostro es realizar un esfuerzo para comprender sus pensamientos, es familiarizarse con Él, sobre todo en la oración, diálogo de amor entre Él y nosotros.

Buscar el rostro de Dios es ir a conocerle más, es fijar la mirada en las cosas que a Dios le agradan, lo que le hace reír, llorar, y hasta enojar.

Buscar el rostro de Dios es ver su presencia en nuestras vidas, en nuestro entorno, en la creación. Es descubrir su luz y su guía, su bondad y su cercanía, su amor y su misericordia.

Buscar el rostro de Dios es buscarle en Jesucristo, quien nos lo rebeló a lo largo de su vida con sus obras y sus palabras: El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Jn 14, 9).


  “El Señor ilumine su rostro sobre ti y te sea propicio. El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz”. (Nm 6,25-26). Aquí se nos muestra una de las cualidades del Rostro de Dios: la de la luz que emana de Él. Todos estamos llamados a buscar, a contemplar y a ser reflejo de esa Luz divina que emana del Rostro de Dios. 

miércoles, 28 de octubre de 2015

MÁS SANTOS Y MENOS ESPANTOS



Todos los años tenemos que volver a lo mismo, a explicar por qué no es correcto que un cristiano celebre Halloween.

Aunque es una práctica muy extendida en nuestro país en los últimos años, por desgracia, muchas familias cristianas preferimos no participar en las celebraciones de Halloween y no dejarnos llevar por la corriente, lo que a veces motiva incomprensión y malas caras por parte del vecindario, que no entiende el por qué de nuestra negativa.

Incluso, algunos cristianos a veces, tratamos de justificar que nuestros hijos se vean envueltos en estos ritos en el colegio o en la comunidad de vecinos, con fiestas y disfraces, que aparentemente son inofensivos. Es preciso para un cristiano, ir contracorriente, negarse al juego del "truco o trato" y no ceder en algo que parece inofensivo, pero que no lo es.

El relativismo tan común en nuestros días, nos hace considerar al demonio como una mera representación del mal, una idea abstracta, un personaje mitológico para asustar a los niños y en fechas como la de Halloween, desdramatizarlo y convertirlo en un objeto de diversión.

Pero el demonio no es una fantasía. Una de sus mayores victorias es hacernos creer que no existe o que si existe, no es algo tan malo como se pinta. El papa Francisco nos alerta: “A esta generación y a muchas otras se les ha hecho creer que el diablo era un mito, una figura, una idea, la idea del mal ¡pero el diablo existe y nosotros debemos combatir contra él! ¡Lo dice San Pablo, no lo digo yo! ¡Lo dice la Palabra de Dios!”  (Homilía en Santa Marta el 30 de octubre de 2014).

Satanás siempre utiliza las mismas artimañas: engaña, confunde y crea división. A Eva la engañó en el paraíso presentando la tentación al pecado como algo atractivo, generando duda, haciendo cuestionarse el hecho de si realmente aquello podría ser tan malo.

Con la celebración de Halloween, hace lo mismo. Enreda a muchos padres para que traten de relativizar la seriedad del tema, y éstos lo hacen negando lo maligno y dañino que entraña el hecho, generando una opinión o una forma de pensar que les permita acomodar estas diabólicas manifestaciones a su propia conveniencia.  

¡Cuidado! es ahí, precisamente, donde triunfa el diablo, en hacernos creer que aunque nuestros hijos participen disfrazándose de una forma "inofensiva", no lo celebran. El diablo nunca tienta con cosas desagradables o difíciles de hacer; tienta con lo sencillo, con lo fácil, con lo sutil...

Recuerdo una cita de Anthony Hopkins en la película de "El Rito": "Aunque no creas en la existencia del diablo, ello no te libra de su influencia". Satanás disfraza todo, relativiza todo y desdramatiza todo.

Para aclararlo, éstas son 10 razones de peso para no participar ni celebrar Halloween:

1.Porque no es una celebración cristiana sino una adaptación de una fiesta celta pagana, que adoraba al dios de los druidas “Samhain” o “Señor de la Muerte”, mediante todo tipo de hechizos, magia, adivinación y de actividades paranormales.

2.Porque nos parece ridículo añadir una tradición ajena y que dista mucho de nuestro carácter y de nuestra cultura, ya de por sí netamente importadora.

3.Porque lleva implícita una actividad consumista que incita al gasto, alentada por el comercio, que favorece y fomenta una visión materialista de la sociedad.

4.Porque se trata de una oportunidad para dar rienda suelta a todo tipo de abusos y extra-limitaciones disfrazadas de gamberradas, en la que se da permiso para hacer el mal y que trasciende de cualquier celebración infantil, convirtiéndola en la noche “del todo vale”.

5.Porque no es una simple e inofensiva fiesta de disfraces para niños…sino un gran engaño: no hay magia blanca y magia negra, no existen brujas buenas y brujas malas. Sabemos que Satanás lo disfraza como algo divertido para ganar adeptos (y que mejor que empezar con los niños) pero oculta la propia finalidad demoníaca, aunque quien participe no sea consciente de lo que hace.

6.Porque además es una de las principales fiestas oficiales de satánicos, ocultistas, espiritistas y adoradores del diablo como la víspera del año nuevo de la brujería. Halloween es a un satánico, lo que a un cristiano, Nochebuena.

7.Porque Jesús nos dijo: “Vosotros sois la luz del mundo” y " Yo soy la Vida",  con lo que participar en esta fiesta se aleja completamente de estas dos definiciones y de su sentido, puesto que se fomenta, por un lado, la oscuridad y la maldad y por otro, la muerte. Nosotros servimos a un Dios de luz, no de tinieblas.

8.Porque los cristianos celebramos el día de Todos los Santos (“All Hallows Day”), instituido por el papa Gregorio IV, en el año 835 y que da un contenido espiritual de esperanza a la muerte en lugar de prestarse a una celebración eminentemente lúdica y pagana.

9.Porque preferimos marcar diferencias y elegir una alternativa de alabanza, adoración y oración a Dios que nos aleje de las prácticas de este mundo y de su principal gobernante, el diablo.

10. Porque la Palabra de Dios es muy clara y nos advierte sobre ciertas prácticas que alejan al cristiano de Dios y de su gracia:
  • No toméis parte en las obras de las tinieblas, donde no hay nada que cosechar; al contrario, denunciarlas” (Efesios 5, 11).
  • “Fuera los perros, los hechiceros, los impuros, los asesinos, los idólatras y todos los que aman y practican la mentira” (Apocalipsis 22, 15).
  • “... No imites las costumbres perversas de aquellos pueblos. …que nadie practique encantamientos o consulte a los astros; que no haya brujos ni hechiceros; que no se halle a nadie que se dedique a supersticiones o consulte los espíritus; que no se halle ningún adivino o quien pregunte a los muertos” (Deuteronomio 18, 9-11).
  • "No podéis beber al mismo tiempo de la copa del Señor y de la copa de los demonios ni podéis tener parte en la mesa del Señor y en la mesa de los demonios" (1 Corintios 10, 21).
  • "¡Ay de aquellos que llaman bien al mal y mal al bien; que cambian las tinieblas en luz y la luz en tinieblas; que dan lo amargo por dulce y lo dulce por amargo!" (Isaías 5, 20).
  • "Se mezclaron con los paganos y aprendieron sus modos de comportarse. Sirvieron a los ídolos, que fueron una trampa para ellos; sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios" (Salmo 106, 35-37).
  • "No se dirijan a los brujos ni a los que llaman a los espíritus; no los consulten no sea que con ellos se manchen: ¡yo soy Yavé!" (Levítico 19, 31).