¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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jueves, 5 de agosto de 2021

MEDITANDO EN CHANCLAS (5): ¿QUIEN ES CRISTO PARA MÍ?

"¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?
Ellos contestaron: Unos que Juan el Bautista, 
otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas. 
Él les preguntó: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?'
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: 
Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo" 
(Mateo 16,13-16)

La lectura del libro de los Números 20,1-13 nos muestra dos actitudes: por un lado, la terquedad del hombre, la dureza de su corazón que le lleva a amotinarse y a disputar con Dios, y por otro, la santa y fiel paciencia de Dios que hace brotar de la Roca el agua de vida. 

Paralelamente, el Evangelio conecta la Roca de la que mana agua con la persona de Jesucristo, la Piedra angular, quien nombra a Pedro la piedra sobre la que edifica la Iglesia. Jesús quiere que su Iglesia esté edificada con piedras vivas y por ello, nos interpela con dos preguntas: 

¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?
La primera pregunta va dirigida al aspecto exterior (superficial y general), a la impresión que tiene la gente de Dios hoy, es decir, ¿Quién es Jesucristo para la gente?

El mundo conoce "de oídas" la figura de Jesús: un hombre importante y bueno, un gran profeta que vivió y que murió crucificado en Jerusalén. Sin duda, la figura de Jesús ha sido significativa para la humanidad, y como prueba de ello, nuestro calendario marca la historia en función de su nacimiento. 

Sin embargo pocos son los que profundizan en su persona y buscan más allá del hecho histórico. Pocos son los que comprenden la importancia de su mensaje y de su resurrección, y menos aún, los que se comprometen con Él y le siguen.

Como en la antigüedad, la gente sigue entrando en disputa con Dios, amotinándose y negándole. En todo caso, le imaginan como una energía, una fuerza cósmica,  un "Big Ban". 

A su "forma", creen en Dios como "algo" y no como "alguien". Para la mayoría de las personas, Dios es una entelequia, un concepto intrascendente y desde luego, ajeno a sus vidas. Viven sin Dios. Viven con un corazón endurecido que no deja brotar vida. Viven sin fe, sin esperanza y hasta sin amor.

¿Influye en mí lo que la gente dice o piensa de Dios? ¿Me dejo llevar por el pensamiento general o trato de buscarle yo mismo? ¿Le conozco de oídas o tengo una relación estrecha con Él? ¿Qué lugar ocupa en mi vida y en mis prioridades? ¿Cómo está de endurecido mi corazón?

Y vosotros ¿Quién decís que soy yo?
La segunda pregunta va dirigida a la visión interior (profunda y particular), la impresión que determina la importancia que tiene Dios para nosotros, los cristianos: ¿Quién es Cristo para mí?

Es decir, la pregunta de Jesús escruta el nivel de compromiso, de fe y de confianza que tengo con Él, lo que Él significa para mí, el lugar que ocupa en mi vida...la diferencia entre "conocerle de oídas" y "tener una relación con Él", entre verle como un hombre o como Dios, entre tenerle como un conocido o como un amigo.

Muchas veces me ocurre lo que a Pedro: hago una confesión de fe en Jesucristo, doy testimonio de que es el "Mesías", el "Hijo del Dios vivo" pero cuando profundizo en el mensaje, me cuesta asumirlo, me supone "problemas" y "compromisos", y no quiero dar ese paso más allá que me pide el Señor. 

A veces, incluso, quiero modificar Su plan, como pretendía el pueblo de Israel o el propio Pedro. Tan sólo quiero asumir la parte "bonita" del Evangelio, lo sentimental de la fe, lo que me viene bien. Y Jesús me "regaña" con razón porque me convierto en "piedra de tropiezo".
¿Reconozco, igual que Pedro, a Cristo como "Hijo del Dios vivo" pero luego no quiero escucharle, seguirle o comprometerme? ¿Digo que le amo pero enseguida le niego? ¿Mi fe es la de Cristo o una hecha a mi medida? ¿Elijo lo que me gusta de Jesús y descarto lo que me incomoda o me desagrada? ¿Es mi fe una fe de sentimientos? ¿Soy "piedra viva" o "piedra de tropiezo'?¿Pienso como los hombres o como Dios?

Lo que diferencia a un cristiano del resto es primero, que proclama que Jesucristo ha resucitado y segundo, que tiene una relación estrecha con Él, es decir, que adquiere un compromiso real con Cristo Resucitado, que asume el dolor y el sufrimiento, el insulto y la vejación, la persecución y hasta el fracaso. 

Entonces, una persona se convierte en "piedra viva" del reino de Dios, lo que requiere transformar un corazón de piedra en uno de carne, dócil y humilde, sin orgullos ni vanidades mundanas; lo que supone "doblar la dura cerviz" y postrarnos ante Él; lo que implica contemplarlo como Salvador y priorizarlo como Rey... para "dejarlo todo" y seguirlo. 

¿Quién es Cristo para mí?

domingo, 9 de abril de 2017

¿QUÉ CLASE DE REY ERES?

¿Qué clase de Rey monta en un burro prestado,
se despoja de su rango
y no hace alarde de su categoría de Dios?

¿Qué clase de Rey entra sin su guardia real
en la ciudad donde sus asesinos 
le esperan para crucificarle?

¿Qué clase de Rey deja que sus súbditos 
lo traten como un libertador militar
pero no blanden arma alguna?

¿Qué clase de Rey eres?

¿Qué clase de Rey puede decirle a un mendigo ciego
"Tu fe te ha salvado" 
y realmente hacerle ver?

¿Qué clase de Rey llora en el funeral de su amigo
para decir: "¡Lázaro, sal fuera!"
y hacerlo volver a la vida?

¿Qué clase de Rey puede sentarse a la mesa
con sus súbditos y lavarles los pies?

¿Qué clase de Rey puede llevar su propia cruz
y no evitar su propia ejecución?

¿Qué clase de Rey puede morir
para que sus asesinos puedan vivir?

¿Qué clase de Rey eres?

Un Rey que no vino para ser servido
sino para servir.

Un Rey que dio su vida como rescate por muchos.
Un Rey que cumple sus promesas.
Un Rey en quien puedo confiar.
Un Rey que puede salvar.
Un Rey al que quiero seguir.

Y así vengo a ti, Jesús, mi Rey
para servirte y entregarte mi vida.

Toma mi manto
y úsalo para vestir al desnudo
o utilízalo para que tu burro lo pise.

No me importa
siempre y cuando seas Tú quien lo tome.
porque eres el único que me dará una nueva túnica blanca 
de santidad y justicia.

Una prenda que se ajuste tan bien a mí
que será un nuevo yo, Tu yo.

Úsame, Rey Jesús,
usa todo de mí como creas conveniente.
Hazme un caballo o un alfil o una torre,
o un simple peón.

No me importa qué pieza sea yo
mientras sea tu mano la que me mueve
porque es poderosa y gobiernas con cetro de hierro.

Déjame seguirte,
Rey Jesús
durante todo tu via crucis hasta el Gólgota.

Déjame caminar a tu lado,
alzar palmas, poner mi manto a tus pies
y gritar "Hosanna!".

Déjame sentarme a la mesa contigo
toma el pan y el vino de tus manos
y déjame reconocerte.

Déjame poner mi cabeza en tu pecho
Lávame los pies y vuelve a limpiarme.

Déjame orar contigo en Getsemaní
y aprender de ti cómo ser vulnerable con el Padre

Déjame ver tus lágrimas, tu sudor, tu dolor.
Y si mis oraciones dan paso al sueño
despiértame de nuevo
con las aguas de la regeneración.

Déjame caminar contigo hasta el Calvario.
Déjame ser Simón de Cirene,
y llevar mi cruz contigo.
Y si mi Simón de Cirene se convierte en Simón Pedro
y me alejo de tu cruz para negarte,
guíame de nuevo para poder morir contigo.
Y vivir.

Y a lo largo de este largo camino
deja que mi canción sea
¡Hosanna en las alturas!
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
¡Bendito sea el reino venidero de nuestro padre David!
¡Hosanna en las alturas!

Canción:
Hossana
Hillsong

sábado, 3 de septiembre de 2016

¿POR QUÉ ELIGIÓ JESÚS A JUDAS COMO DISCÍPULO?


 

"Jesús se turbó en su interior y declaró: 
En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará"
(Juan 13, 21)

Entre los numerosos discípulos que le seguían, Jesús designó a doce de ellos para que estuvieran más cerca de él, para que compartieran y continuaran su misión. No formó un grupo de doce apóstoles a la ligera, sino después de rezar toda una noche.

Si Jesús sabía que Judas iba a traicionarle, ¿por qué lo mantuvo hasta el final en el círculo de sus más allegados?

En principio, pudiera parecer Jesús tomó una decisión errónea eligió a Judas como uno de los discípulos clave de su grupo. 

Judas, con el tiempo, llegó a jugar un papel importante en la historia de redención de Jesús, pero ¿por qué hacer de él un discípulo de su grupo más íntimo? Sin duda, cualquier persona en el círculo exterior de sus seguidores podría haber desempeñado el papel de traidor, ¿por qué perder uno de los asientos más codiciados en la historia humana en un desertor como Judas? 

Jesús no sólo nombró a Judas como discípulo sino que le hizo el tesorero. Jesús podía haber elegido a otros mejores candidatos: Mateo era contable, Pedro era dueño de un pequeño negocio, Nathaniel era un hombre "de integridad completa" (Juan 1,45). ¿Por qué Jesús, sabiendo las luchas internas de Judas con la avaricia y la deshonestidad, le da la supervisión de las finanzas del grupo?

Ningún líder competente con el conocimiento que Jesús tenía del corazón humano, haría lo que Él hizo. Su círculo interno debía serle leal, y cualquier persona que manejara sus finanzas, debería ser impecable. 

Elegir deliberadamente a alguien codicioso, egoísta y desleal podría suponer un alto riesgo. Cualquiera podríamos pensar que fue una insensatez elegir lo que Jesús eligió.

El apóstol Pablo es muy claro acerca de la norma ética para el discipulado en la iglesia: "Así que un anciano debe ser un hombre cuya vida es irreprochable". (1 Timoteo 3, 2). Pablo habría reprendido a Timoteo si hubiera nombrado a alguien como Judas como gestor en Éfeso, así que ¿por qué Jesús eligió a Judas como un líder?

Los autores de los evangelios no dicen nada sobre la motivación de Jesús, por lo que sólo podemos especular sobre su razonamiento. La pregunta es si, a pesar del carácter de Judas, Jesús veía potencial en él

Sabemos cómo termina la historia, pero tal vez, Jesús que ama tanto, le da la oportunidad para alcanzar el potencial que Dios puso en él. Tal vez Jesús sabía que la mejor oportunidad para que Judas pudiera superar sus defectos de carácter se encontraba en darle un cargo de responsabilidad y confianza. Parece como si Jesús estuviera dispuesto, por un tiempo, a someter la primacía de la misión por el desarrollo del individuo. Al final, la misión de Jesús se debería llevar a cabo, pero antes, le daría a Judas la oportunidad de cambiar.

Con la elección de Judas, Jesús nos da un modelo para tratar con las personas que no se ajustan a lo que se supone que debe ser una persona de confianza. 

Sin embargo, en un momento dado, Jesús se da cuenta de un cambio radical en Judas. Jesús comprende que Judas está desligándose de él interiormente, e incluso que va a "entregarle". 

Según el evangelio de Juan, ya en Galilea, mucho antes de los acontecimientos de Jerusalén que acabarían en la cruz, Jesús comprendió lo que estaba pasando (Juan 6,70-71). ¿Por qué entonces no alejó a Judas de su entorno, por qué lo mantuvo junto a él hasta el fin?

Una de las palabras que Jesús utiliza para hablar de la creación del grupo de los doce apóstoles nos da una pista: "¿Acaso no he sido yo quien os elegí, a vosotros doce?" (Juan 6,70 y Juan 13,18).
El verbo elegir o escoger es una palabra clave en la historia bíblica. Dios eligió a Abraham, escogió a Israel para hacer de él su pueblo.

Es la elección de Dios la que constituye al pueblo de Dios, al pueblo de la alianza. 

Y lo que hace inquebrantable la alianza es que Dios elige amar a su pueblo para siempre, a pesar de las infidelidades y las traiciones. 

Puesto que Jesús escogió a los doce igual que Dios eligió a su pueblo, no podía despedir a Judas, incluso cuando sabía que iba a traicionarle. Era plenamente consciente de que tenía que amar hasta el fin, para testificar que la elección de Dios es irrevocable

Jesús, humillado por la traición de uno de sus íntimos, no dejará de demostrarles su amor. Rebajándose ante sus discípulos para lavarles los pies, se hizo servidor de todos; también de Judas. De un modo muy particular, Jesús comparte con él un pedazo de pan (Juan 13,21-30).

Si quería ser fiel a su Padre – al Dios que había elegido a Abraham y a Israel, al Dios de los profetas – Jesús no podía actuar de otro modo, tenía que mantener a Judas junto a él hasta el fin. Jesús quería a Judas incluso a pesar de que éste se encontraba enteramente envuelto por las tinieblas. "La luz brilla en las tinieblas" (Juan 13,31). 


En la noche más oscura del resentimiento y del odio, 
Jesús manifiesta el resplandor inaudito del amor infinito y eterno de Dios.



viernes, 8 de julio de 2016

¿POR QUÉ CREO EN DIOS?



¿Por qué creo de todo mi corazón y completamente en Dios? ¿Por qué tengo la certeza de que existe y de que está vivo? ¿Por qué me he convertido en un cristiano? ¿Dios es real? ¿Es fe o emoción? o ¿Es todo lo anterior? 

Dios es real, salva, protege, perdona, guía...pero sobre todo, me ama.

Ahora tengo la certeza de su existencia, me siento seguro, me siento a salvo, me siento perdonado, reconfortado, guiado, esperanzado y amado. 

He comprendido que mi vida tiene un propósito que va más allá de mi propia humanidad, de mi propio criterio y de mis propias expectativas.

Mi creencia de que Dios es real, que está vivo y que vive en mí, no es una frase hecha: Es reconocer en mi lo que Él es y lo que ha hecho por mí. 

Ahora soy capaz de ver claramente cuándo, cómo y dónde Dios ha intervenido, me ha guiado, y me ha interpelado durante toda mi vida. 

Es una cuestión, no tanto de abrir los ojos, sino de abrir el corazón. La distancia más larga de la fe: los 28 cm que van desde la cabeza (razón) al corazón (sentimiento). 

Y es que la fe no es una cuestión de razonar (que también) sino de experimentar. Para creer en alguien, hay que conocerle y luego, todo transcurre naturalmente...llegas a amarle (con locura).

No sólo puedo verlo actuando en mi vida, sino que también le siento. Sí. Siento su presencia. Suena raro, tal vez irracional, excéntrico o "friki", pero cualquier persona que ama de verdad a Jesús sabe lo que es sentir la presencia del Espíritu Santo.

Una vez que se experimenta a Cristo, no hay lugar a la duda, no se puede negar, no se puede falsificar ni olvidar... y lo más importante, no puedes perdértelo. Una vez que uno descubre y experimenta al Señor, siempre quieres más. Se trata de amor puro y en abundancia.

Según progresas en el conocimiento de Dios, te vas transformando. La vida ya no es como antes. Ya no soy quien solía ser. Soy una nueva creación. Un hombre nuevo. Una nueva criatura. 

Estoy tan lejos de quien solía ser, que a veces, hasta me sorprendo. No estoy seguro de que las personas cambiemos por nosotros mismos. Es más, estoy seguro de que no es así. Existe un catalizador y es Jesucristo.

Mi fe ha crecido y madurado, se me han abierto los ojos y sobre todo, el corazón. Veo con absoluta nitidez la evidencia de la existencia de Dios por todas partes y siento como actúa en mi vida y en las de los demás a mi alrededor. Lo que antes pensaba que eran casualidades o el "destino", ahora sé quien obra: Dios.

Ahora, me fijo en cosas que antes pasaban totalmente desapercibidas para mi mente, preocupada por la rutina del día a día. Mi visión se ha dimensionado, soy capaz de ver con una perspectiva mucho más amplia: desde la naturaleza, las personas que voy encontrándome en mi vida, el profundo amor de mi mujer, de mis hijos y de todos mis hermanos en la fe.

Sin duda, la vida es un milagro, es una maravilla, sólo hay que...estar atento. Atento a Dios. A lo que me dice, hacia donde me guía y me dirige, y cuanto me quiere.

Veo a Dios en todas partes. La evidencia de su acción es inconfundible. Y en ello estoy, preocupándome y sirviendo a otros, rezando por aquellos que todavía no han abierto sus ojos y dando gracias a mi Dios, que me quiere con locura.





viernes, 8 de abril de 2016

SER (VIR) O NO SER (VIR): ESA ES LA CUESTIÓN



"Quien hace lo que quiere, no hace lo que debe"

La cultura occidental, enfocada en el individualismo y su libertad, difunde fundamentalmente el valor del respeto hacia la dignidad de la persona, favoreciendo su libre desarrollo y su autonomía, en detrimento de otros valores imprescindibles en el servicio, como la obediencia o la disciplina.

Cuando sirvo a otros como cristiano que soy, mi libertad individual, que lucha contra cualquier atisbo de disciplina o dependencia, corre el peligro de transformarse en relativismo (todo vale), y éste, en soberbia (porque yo lo valgo) y ésta, en rebelión al Creador (Dios no vale).

Es entonces cuando peco, al caer en una forma de idolatría y rebeldía, que no sólo no aumenta la libertad sino que esclaviza y conduce a la muerte.

¿Sirvo con obediencia y disciplina? 


Hoy, en esta sociedad, la obediencia “no se lleva”, “no es símbolo de libertad”, y la sustituimos por rebeldía; la disciplina no tiene “buena prensa”, es “políticamente incorrecta” y la interiorizamos como falta de tolerancia, flexibilidad y complacencia. 

¿Qué es la obediencia? Del latín ob audire = el que escucha, “capacidad que conduce de la escucha atenta a la acción, mediante la subordinación de la voluntad a una autoridad, a una instrucción, al cumplimiento de una demanda o la abstención de algo que prohíbe”.

¿Qué es la disciplina? Del latín discere = "aprender", “capacidad que actúa ordenada y perseverantemente para conseguir un fin”, mediante un determinado código de conducta u orden.

Mi servicio o ministerio a Dios y al prójimo requiere la presencia de ambas capacidades, las cuales a su vez, me conducen a:

  • ESCUCHA, ATENCIÓN y DILIGENCIA a quienes tienen conocimiento, experiencia, método o sabiduría. 
  • ACCIÓN aprendida e interiorizada.
  • ORDEN para que logremos los objetivos deseados.
  • ARMONÍA, porque todo guarda su lugar, su espacio y su proporción.
  • RESPETO, porque requiere que acatemos un consenso y unas directrices pactadas.
  • LÍMITE, porque un límite es una frontera que separa, pero que a la vez une.
  • COORDINACIÓN y SINCRONIZACIÓN, porque asegura la suma de todos nuestros esfuerzos complementarios y así, conseguir nuestro objetivo común.
  • EFICIENCIA, porque produce mayores resultados con menores esfuerzos.
  • SUMISIÓN e INCONDICIONALIDAD para cumplir la voluntad de la autoridad, que es, en definitiva, Dios.
  • DETERMINACIÓN y PROYECCIÓN DE METAS para saber por qué y a quién servimos.
¿A quién busco?

De la misma forma que a los primeros discípulos quienes, inseguros y dudosos, se dispusieron a seguir a Cristo, el Señor me pregunta: “¿Qué buscas?” (Juan 1, 38) y me interpela:

¿Qué busca mi corazón? ¿En qué cosas me afano? 
¿Me busco a mi mismo o busco al Señor mi Dios? 
¿Sigo mis deseos o los del que me ha dado la vida y la quiere realizar como Él quiere y conoce? 
¿Persigo mi gloria o la de Dios? ¿Obedezco a mis propias intenciones o a las ideas perfectas de Dios?
¿Cuál es mi anhelo? ¿A quién busco?

“Tu rostro buscaré, Señor” (Salmo 26, 8): ésta es mi respuesta, pues he comprendido la infinita grandeza de Dios y la soberanía de su voluntad; pero también es la respuesta de toda criatura humana en busca de verdad y felicidad. 

Hoy muchos ven negativamente toda forma de dependencia; pero es propio e innato de todo ser vivo, depender de Otro y, en la medida en que es un ser en relación, también de los otros.

Como cristiano, busco a Dios vivo y verdadero; el Dios que no he forjado yo a mi imagen y semejanza, sino el que me ha hecho a imagen y semejanza suya; el Dios que manifiesta su voluntad y me indica el caminos para alcanzarla; el Creador de quien depende mi existencia. 

La voluntad de Dios es amiga, benévola, quiere mi felicidad y mi realización, y desea mi libre respuesta de amor a su amor, para convertirme en un privilegiado instrumento de su amor infinito y misericorde.

¿Sigo a Jesús, el Hijo obediente al Padre?

Como cristiano, mi guía y mi ejemplo es Cristo, “a quien el Padre ama y se complace” (Mt 3, 17; 17, 5). Jesucristo me ha liberado por su obediencia: en Él todo es escucha y acogida del Padre (Jn 8, 28-29); toda su vida en la tierra es expresión y continuación de obediencia y disciplina al Padre hasta el punto de no hacer nada por sí mismo (Jn 8, 28), sino hacer en todo momento lo que le agrada al Padre. 

Por su “obediencia radical hasta la muerte”, “soy constituido justo” (Rm 5, 19). El rostro y el nombre de Cristo Jesús es Obediencia, Humildad y Oración.

De la misma manera, estoy llamado a seguir al Cristo obediente en mi vida cristiana como evangelizador, como instrumento de Dios o como servidor de los demás y así, obedezco y escucho como obedece y escucha el Hijo al Padre.


¿Sirvo o me sirvo?

Sirviendo sin obediencia, trabajo el doble y rindo la mitad; me disperso, exteriorizo mi desconcierto, mi caos y provoco desunión; extravío el rumbo y mis esfuerzos no se complementan con el resto del equipo; no cumplo los objetivos ni la voluntad del Señor.

Sirviendo sin disciplina, quebranto la unidad, instigo el espíritu de discordia y división, aliento los roces con los integrantes del grupo, disparo las quejas y lamentos por cuestiones menores, rompo acuerdos y normas, busco ventajas propias, hago perder el sentido de los esfuerzos conjuntos.

Sirviendo con disciplina, me convenzo de que mis ideas y soluciones no son siempre las mejores; de que no puedo hacer mi voluntad, sino la Suya; de que no siempre tengo la razón y que no son los otros quienes deben cambiar; de que no pienso sólo en mis cosas y me intereso por las necesidades de los demás.

Sirviendo con obediencia, Cristo resucitado se hace presente en mí, sigo su modelo de amor, cumplo la voluntad del Padre, me pongo al servicio del Reino y me uno fraternalmente a la familia de Dios en la tierra.

martes, 29 de marzo de 2016

MIS CHARLAS EN ALPHA (2): EL CRISTIANISMO ¿FALSO, ABURRIDO E IRRELEVANTE?

Buenas noches y bienvenidos a Alpha. 

Ante todo, quiero agradeceros, en nombre de todo este extraordinario y voluntario equipo de La Madona, vuestra asistencia esta noche. Estamos a vuestro servicio para lo que necesitéis.

Muchos de vosotros os estaréis preguntando ¿Qué hago aquí un jueves por la noche? ¿Quién me manda venir aquí? ¿Qué es esto de Alpha? y sobre todo, ¿Qué hay detrás de todo esto?

Bueno, alguno de los “cabritos que os han empujado a esta piscina” os habrán comentado que en Alpha hablamos sobre Dios y sobre si la vida tiene algún propósito. Alpha es un evento que organizamos laicos para laicos. Y aunque estamos en una sala de una parroquia, aquí no hay curas.

Os miro y me pongo en vuestro lugar: qué me va a contar éste… pero mi intención no es soltaros un rollo sobre lo que tenéis que hacer o cómo debéis ser, tampoco daros normas y mandamientos, ni de lo pecadores que sois por no ir a misa, porque eso es aburrido y cabrea. Os pido que me escuchéis y luego… no estáis satisfechos, os devuelvo el dinero.

Podríamos hablar de política o de fútbol, pero no. Hoy vamos a charlar y a debatir sobre si el CRISTIANISMO es mentira, si es un coñazo o si tiene o no incidencia en nuestras vidas. Si me pongo serio o en "modo cura", me lo decís ¿ok?

En realidad, el cristianismo no trata tanto de una FILOSOFÍA ni de una MORAL, trata de una PERSONA; más que de NORMAS, nos habla de RELACIONES. Lo que os voy a contar no es más que parte de mi experiencia, que he recibido como un regalo, como una certeza que no me pertenece, y que debo y quiero compartir con todos vosotros. Tomad lo que queráis de ella.

El otro día, escuchando una gran canción de mi grupo favorito de música, Depeche Mode, que se titula I just can´t get enough (no tengo suficiente), comentaba con Mariajo que es cierto que nunca estamos satisfechos con lo que tenemos y siempre queremos más; y es esa insatisfacción, muchas veces la que nos ciega para no apreciar lo que tenemos, porque estamos más pendientes de lo que nos falta.

Hay una frasecita que yo antes decía y ahora que me saca de mis casillas: ¡Es que no me da la vida!   

¿Cómo que no te da la vida? ¿Por qué? Porque nos llenamos de cosas, de actividades, de planes pensando que así debe ser la vida… y al final ¿para qué? ¿Soy más feliz? ¿Eso es vida?

Yo me he pasado media vida buscando la respuesta y el propósito de mi vida. He ido dándome respuestas parciales a mí mismo, encogiéndome de hombros, tapándome los oídos o pasando de todo… 

Sin embargo, es cuando en la vida, algo te impacta (una muerte, una enfermedad, una ruina económica) cuando empiezas a plantarte… y ¿por qué? ¿para qué? ¿Para qué estoy en esta vida? ¿Es este el sentido de mi vida? ¿Malvivir unos cuantos años y luego palmarla? 

Y hablando de preguntas, el logo de Alpha es, precisamente, un interrogante porque no damos respuestas ni sermones. 

Lo que pretendemos es saber si tú te cuestionas lo mismo, o si ¿te preguntas el sentido de todo? 

El título de la charla de hoy es EL CRISTIANISMO ¿FALSO, ABURRIDO E IRRELEVANTE?

Y en el siglo XXI, ¿Quién puede tener interés en la fe o en la Iglesia? ¿Para qué, si es un rollo? Y además, a mí ¿en qué me afecta? 

Hace poco, vi una película de ciencia ficción cuyo título es “Tomorrow Land”. 

Un padre le dice a su hija que la vida es la lucha entre dos lobos hambrientos: uno, es oscuridad y desesperación; otro, es luz y esperanza. Y la hija le pregunta: Papa y ¿quién ganará? Él le contesta: A quien alimentes, porque se hará más fuerte y vencerá al más débil.

Dicen los que me conocen que soy un provocador. Es posible! Yo he pasado de provocar a las chicas para provocar a los curas y ahora intento provocar a otros. 

Hablaros de Dios hoy no me da ninguna vergüenza, hablaros de mi experiencia de fe no es algo íntimo y personal, tampoco es algo que me haga más débil o más friki. Yo creo que soy un tipo normal ¿no?

Lo que sí os digo es que para ser cristiano hay que ser un valiente y un provocador. Pero, cuidado, ser cristiano es muy peligroso, porque si descubres lo que hay detrás de verdad, te “engancha”. 

Yo os propongo que, como yo, os preguntéis: ¿Existe Dios de verdad? Y si existe ¿qué? ¿Interviene en mi vida y me ayuda?¿Merece la pena la religión? ¿Qué me aporta?

Marx decía que “las religiones son el opio del pueblo”; Nietzche, que “Dios está muerto” y Freud decía que “Dios es una proyección de la fragilidad humana que busca la figura de un padre protector”. Yo estaba de acuerdo con las tres. Y mucha gente supongo que también afirma alguna de ellas.

Para otros, las religiones son la respuesta a esa búsqueda del sentido último de nuestra vida. Nos hallamos pues ante muchas opciones y posibilidades.

La realidad religiosa es que, según algunos estudios, la población mundial está compuesta de:

· 2.200 millones de cristianos (la mitad, católicos) (32%)

· 1.600 millones de musulmanes (23%)

· 1.000 millones de hindúes (15%)

· 500 millones de budistas (7%) 

· 600 millones de personas (8%) practican diversas religiones incluyendo el jainismo, el sijismo, el sintoísmo, el taoísmo, etc.

Al mismo tiempo, una de cada seis personas en todo el mundo (1.100 millones, es decir el 16%) no se identifican con ninguna religión, aunque sí tienen algunas creencias religiosas o espirituales (Dios, espíritu, energía, etc.).

Lo que empezó Jesús con un grupo de amigos, a quien llamó discípulos, en un sitio perdido del extremo Oriente, hoy es un fenómeno global, o no es cierto que, en nuestro occidental establecemos nuestros calendarios en base a la figura de Jesucristo (a. C. / d. C.). Por lo menos, este judío ha dejado su nombre en un lugar importante de la historia ¿no? 

Evolución del cristianismo



Pero con independencia de lo que suponga para otros el cristianismo, yo os pregunto… para vosotros… ¿Es relevante? ¿Creéis que es falso? ¿Pensáis que es aburrido?

En esta España tradicionalmente cristiana, muchos piensan que el cristianismo es todo eso. Yo, al menos lo he pensado.

Hoy, sé que estaba dando de comer al lobo equivocado, porque por ignorancia, mi conocimiento de Jesús se limitaba a lo “razonable”, a lo “intelectual”, a lo “ideológico”, a lo “moral” y eso me llevaba a la oscuridad y a la desesperación. 

Pero ¿qué crees tú que es el cristianismo? ¿Es creer en Cristo? ¿Es un conjunto de ideas morales o religiosas? ¿Es hacer el bien? Es todo eso, pero yo he descubierto algo más: NO SE TRATA DE UNA IDEA sino de UNA RELACIÓN PERSONAL. 

Para conocer a Jesús, es preciso saber cómo se manifiesta, qué dice, qué hace: Si no le llegas a conocer personalmente, es imposible comprenderle. Para mí, se trata de bajarle de la cabeza al corazón, lo mismo que en el amor o en la amistad. El cristianismo es eso. 

Una vez que comprendes cómo es una persona y lo que te ofrece, puedes decidir si es lo que dice ser, si esa amistad o ese amor cumplen las expectativas. 

El propio Jesucristo, provocador y radical por antonomasia, resumió el cristianismo en una frase que aparece en el evangelio de Juan 14, 6: "Yo soy el camino, la verdad y la vida".

¿Qué quiere decir con todo eso? ¿Está loco? ¿Es un iluminado? 

YO SOY EL CAMINO 

Cuando Jesús dice YO SOY EL CAMINO se refiere a que él da dirección a un mundo perdido y da sentido a nuestras vidas. 

Asegura que es el único medio capaz de conducir al hombre a su plenitud, que Él es el único de satisfacer el hambre del corazón humano.

Muchos (y antes, yo también) pensamos ir por el buen camino es vivir razonablemente bien, con una vida más o menos organizada: trabajo, dinero, casa, coche, mujer o marido, familia, amigos y estatus social aceptable. Todo parece ir bien "por fuera". ¿Para qué preocuparse por nada más?

Pero estaréis conmigo en que algo falta. Hay siempre un vacío que no nos llena. Al menos a mí, aunque no era muy consciente de ello, algo me ronroneaba. Y empecé a provocarme a mí mismo.

¿Cómo? Insólito!!! Gracias a mi mujer y a un cura que es un crack, me fui acercando poco a poco a la fe, a la Iglesia, a Dios 

¿Cuándo? Cuando murió mi bendita suegra, empecé a acompañar a Mariajo (mi mujer) a misa, porque creía que era mi deber para con ella y para con mi suegra, por lo justa, cristiana y buena persona que fue toda su vida, por ejercer de madre conmigo, y porque justo antes de morir de cáncer y en la cama del Ramón y Cajal, me dijo al oído: Cuídala!

¿Por qué? No sabría deciros pero, mira por dónde... (Hasta incluso hoy me sorprendo) yo creo que en su último aliento me habló Dios mismo. Vale, ahora me estoy poniendo un poco friki, ¿verdad?

Mi certeza es que Dios, poco a poco, sin presión, sin agobiarme puso en mi camino a personas que cambiaron mi forma de ver a la Iglesia. Y una vez, en ella, conocí a Jesús.

No me importa gritároslo si hace falta: Yo quiero y sigo a Jesús, le tengo a mi lado y ha llenado mi corazón, estoy tan lleno… a pesar de que a los ojos del mundo soy poca cosa. Pero me da igual, de este mundo nada me voy a llevar cuando muera.

Sé que para ir al destino elegido hay que ir por la carretera correcta. Si no, o te pierdes o te equivocas.

Cuando Jesús dice YO SOY EL CAMINO es por que cuando uno se encuentra con Él uno siente un impulso desde su amor hacer un camino nuevo.

YO SOY LA VERDAD 

Cuando Jesús dice YO SOY LA VERDAD se refiere a que es una realidad en un mundo confundido. NO es una “idea”.

Vale, tal vez puedas decirme: "no importa lo que creas con tal de que seas sincero". Bueno, también uno puede estar sinceramente confundido: Pablo Iglesias es muy sincero en sus convicciones pero eso no quiere decir que vaya a solucionarnos la vida. Yo puedo estar firmemente convencido de que por la A4 llegaré a Barcelona, pero eso no significa que vaya a llegar.


O decirme: "El cristianismo será bueno para ti, pero no para mi". Es como decir que la gravedad me afecta a mí pero no a ti. Yo te digo que de la misma forma que si te tiras de un 5º piso, te afecta, Cristo también te afecta a ti.

O puedes creer en que Jesús es verdad pero no tienes ni idea de cómo es. 

Y es que si Cristo no es verdad, no pasa nada, sigue tu vida, no problem! Pero: ¿y si es verdad...? entonces pasa mucho: porque lo que Él promete y dice, permite alcanzar la plenitud interior y exterior. 

Te reto a que te cuestiones lo mismo que yo me cuestioné ¿qué pierdo por intentar descubrirlo? 

El concepto de la verdad puede definirse como conocimiento intelectual sobre algo o alguien, pero además es conocimiento personal sobre algo o alguien: yo sé, que comer adecuadamente es bueno para la salud, pero si no como, si no lo experimento personalmente, ¿cómo sé que es bueno?, ¿sólo porque lo digan otros?

Cuando Jesús dice YO SOY LA VERDAD, la palabra hebrea que se traduce como “verdad” se refiere a una “realidad experimentada”. 

Dejadme que comparta con vosotros una historia:

Yo aparte de cabezón y provocador, siempre he sido un “loco” del fútbol, ahora menos. Mi equipo es el Real Madrid, aunque les pese a muchos de aquí, y mi ídolo, Carlos Santillana, quien representaba un ejemplo para mí. El Marca y Estudio Estadio me mostraron su historia, sus goles, su palmarés, sus ganas de luchar hasta el final. Yo tenía conocimiento intelectual de Santillana, jugador.

Con el paso de los años, llegué a conocer personalmente a Carlos, sí a Santillana. Somos íntimos amigos; conoce a toda mi familia y yo a la suya, voy a su casa y él a la mía, compartimos vivencias, tomamos el aperitivo, salimos a comer o a cenar juntos, vamos al Bernabéu juntos, veraneamos juntos desde hace años e incluso jugamos juntos al fútbol (él mejor que yo, claro). Es decir, tengo conocimiento, experiencia personal de Carlos, persona.

Lo mismo ocurre con Jesús: la Biblia nos habla de Él, de su vida, de su carácter, de su forma de hablar y de enseñar, de sus milagros, etc. Nos aporta conocimiento intelectual sobre Cristo. 

Cuando le conoces, hablas con Él…joer…él va y habla contigo…es la leche!!!! Cuando estás con Él, amplias todo lo que dice la Biblia sobre Él, porque vuestra relación te aporta conocimiento personal de Jesús.

Cuando Jesús dice YO SOY LA VERDAD, nos dice que es real, que está aquí y que espera conocernos personalmente.

YO SOY LA VIDA 

Cuando Jesús dice YO SOY LA VIDA se refiere a que nos invita a salir de un mundo de tinieblas y de muerte, y nos promete dar sentido a nuestra vida.


¿Es posible estar vivo pero no vivir realmente? Pasamos más de 20 años de nuestra vida durmiendo, 10 años viendo la tele, 8 años comiendo, 6 años viajando, 2 años haciendo colas o llevando a nuestros hijos al cole o a actividades deportivas, y un año en atascos. ¿Es esto vida? ¿Este tipo de vida tiene algún sentido? 

Jesús vino al mundo a morir para liberarnos de las cosas que destruyen la vida, de todo lo malo de la vida. Murió en nuestro lugar, por amor a todos los seres humanos, creamos en Él o no. Así de grande es su amor. ¿Quién puede rechazar ese amor tan grande? ¿Quién no se enamora de una persona así?

A mí nunca me ha gustado pensar sobre la muerte. Y menos sobre la mía, pasaba de pensar en ella. Pero lo cierto es que todos vamos a morir. 

Cuando Jesús dice YO SOY LA VIDA se refiere a que, con su resurrección venció a la muerte y nos promete vida eterna que comienza aquí, sobrevive a la muerte y sigue para siempre. 

CONCLUSION

¿Por qué es tan importante esto? ¿Quieres hacer algo importante en tu vida? ¿influir en un mundo, que urgentemente necesita ser transformado?

Conocer a Jesús, ser cristiano:

· Implica un compromiso, renunciar a uno mismo, estar dispuesto a darlo todo, para ganarlo todo, según Su promesa. 

· No es nada aburrido; si fueran normas sería un coñazo, pero no es eso: es tener al mejor amigo con quien vivir la vida al máximo. 

· No es falso; es tan verdad y tan real como la vida. Tú rétale, provócale y verás….

· No es irrelevante; es que transforma tu vida y te cambia completamente.

Ya lo decía Chiquito de la Calzada: Venga, atrévete, cobardeeeeeee

jueves, 24 de marzo de 2016

"RESUCITADO": JESÚS, DESDE LOS OJOS DE UN NO CREYENTE




El mayor problema de muchas películas de temática religiosa es que no tratan de captar el del público no creyente, sino que adoptan una cierta visión hermética, cerrada y adoctrinadora sobre la fe, desde un único punto de vista.

"Resucitado" ("Risen"’) a priori, parece otro ejemplo de una película de tinte religioso sin más: sin embargo, aporta un única y original peculiaridad: el protagonista no es Jesucristo, sino un romano ficticio utilizado para contarnos la historia de la resurrección del hijo de Dios desde otro punto de vista. 



La historia se desarrolla desde los ojos de Clauvio, un tribuno romano a las órdenes de Poncio Pilato, quien recibe la orden de localizar el cuerpo de Jesús cuando desaparece. Clauvio, un hombre de ley y orden, un policía a las órdenes del gobierno, debe investigar la pérdida del cadáver del gran líder de la última secta local de turno, que se ganó la pena de muerte en un juicio con tintes políticos. 

Para encontrar su cuerpo investigará la mala praxis e incluso las traiciones internas de su propio organismo en favor de los feligreses del neoculto, hasta llegar a producir en el agente una crisis existencialista que le hará dudar de los dogmas que hasta ahora regían su vida. 


La película con un tono detectivesco hace más llevadero su visionado al público general y aunque transita por senderos conocidos, lo hace imprimiendo un cierto suspense aunque todos sepamos el desenlace. Con el protagonista principal (que en este caso no es Jesús), se minimiza la carga adoctrinadora y todo el público no creyente tiene algo a lo que agarrarse para hacer este viaje. 

Es precisamente durante esa investigación cuando todo resulta más interesante, tanto por la propia conversión de Clauvio como por la secuencia de hechos que le llevan a dar con Jesús y sus seguidores. Ahí es donde se diferencia de otras propuestas.


En mi opinión, "Resucitado" flojea cuando entra en escena Jesús, que se aparta de la imagen distante a la par que majestuosa del hijo de Dios, al optar por un acercamiento más creíble para quien no cree, en lo histórico. 

La cinta no subraya (incluso, parece obviar conscientemente) la naturaleza divina del Mesías ni capta ese carisma abrumador que debió tener para sobresalir en una época en la que los salvadores de Israel salían de debajo de las piedras. Más bien, presenta a un Jesús amigo y compañero, más humano que divino.

El film parte desde el punto de vista de la superioridad romana y nos deja clara la personalidad cuadriculada del tribuno, de que las cosas sólo pueden hacerse a la forma de Roma. 

Posteriormente, queda tremendamente sorprendido ante su descubrimiento e incapaz de asimilar lo que acaba de ver: "He visto dos cosas irreconciliables: un hombre muerto y más tarde, al mismo hombre, vivo".

Me chirría un poco que se muestre a algunos discípulos de Jesús demasiado afectados, sugestionados e incluso algo "frikis", pero tampoco llega a ser algo demasiado relevante, teniendo en cuenta su época y su procedencia. 

Tampoco entiendo la escasa importancia de la Madre de Jesús, que aparece fugazmente en el Calvario, llorando y gritando y siendo mandada callar por el tribuno.

Tampoco logro comprender la actitud final y la indefinición moral de Clauvio que, pese a su conversión, no parece sentir el éxtasis propio de quien ha visto a Dios (y sus milagros) con sus propios ojos. Será porque el camino y la búsqueda de Cristo dura toda la vida.

Desde mi punto de vista cristiano y como creyente, algunas escenas me han llamado especialmente la atención, me han interpelado y emocionado de forma personal y me llevan a una reflexión profunda de mi propia vida:

Una de ellas es cuando Jesús le formula a Pedro las tres preguntas, con gran sentido y significado, que le reconcilian y le perdonan, después de haberle negado tres veces: "Pedro ¿me amas?".

Otra, cuando Clauvio interroga a María Magdalena: ¿Dónde están los otros discípulos? Dímelo y te dejaré libre" y ella contesta: "ya soy libre", parafraseando a Jesús: "la Verdad os hará libres".

Otra es cuando, tras el mandato de Jesús de la "gran comisión" (Mateo 28, 19-20; Marcos 16,15), los discípulos al predicar, formulan otra gran pregunta: "y tú cómo vives, con la espada o con el amor?" .

Otro momento es la escena en la que Clauvio se acerca por la noche a Jesús, mientras todos duermen y éste le pregunta: "... y tú, Clauvio en qué crees? y él le contesta: "no lo sé" y Cristo le dice: "tú que me has visto y dudas...imagina a aquellos que nunca han visto..."

Además, alguna frase suelta: "abre tu corazón", "estaré siempre con vosotros"

En definitiva, "Resucitado" ofrece un inusitado giro a la manera de contar una historia que todos conocemos, lo cual resulta clave para captar nuestro interés, ya sea desde un punto de vista creyente o no creyente.

Aconsejo ir a verla pero no a formarse altas expectativas cinematográficas, del estilo "La pasión de Cristo" de Mel Gibson. Esta película no es una secuela.