"Seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará"
Mateo 10, 22
Desde siempre, los cristianos han sufrido feroces persecuciones a lo largo de la historia.
El propio Jesucristo fue perseguido y asesinado por los judíos. Los cristianos fueron perseguidos y asesinados por los romanos y por otros tantos pueblos.
Sin embargo, durante los dos últimos siglos (con alguna excepción), los cristianos hemos estado extrañamente inmunizados a la persecución.
Hemos vivido nuestra fe plácidamente en una sociedad cristianizada, lo que nos ha hecho cómodos.
Pero desde hace algún tiempo, nuestro entorno y las noticias internacionales nos muestran que esto está cambiando, ha cambiado. Fuera de nuestras fronteras, el cristiano es perseguido, acosado e incluso brutalmente asesinado. Y nosotros, aquí, también somos perseguidos y acosados por una sociedad relativista que ha renegado de Dios y lo ha sustituido por el Hombre.
El propio Jesucristo fue perseguido y asesinado por los judíos. Los cristianos fueron perseguidos y asesinados por los romanos y por otros tantos pueblos.
Sin embargo, durante los dos últimos siglos (con alguna excepción), los cristianos hemos estado extrañamente inmunizados a la persecución.
Hemos vivido nuestra fe plácidamente en una sociedad cristianizada, lo que nos ha hecho cómodos.
Pero desde hace algún tiempo, nuestro entorno y las noticias internacionales nos muestran que esto está cambiando, ha cambiado. Fuera de nuestras fronteras, el cristiano es perseguido, acosado e incluso brutalmente asesinado. Y nosotros, aquí, también somos perseguidos y acosados por una sociedad relativista que ha renegado de Dios y lo ha sustituido por el Hombre.
Los cristianos debemos estar preparados para la persecución porque así está escrito. Pero ¿cómo?
Fe sólida
La fe es "la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve." (Hebreos 11,1).
Sin embargo, Efesios 2:8-9 nos dice que la fe es un don de Dios, no porque la merezcamos, nos la hayamos ganado, porque seamos dignos de tenerla, ni siquiera por nuestro libre albedrío. la fe no viene de nosotros mismos; viene de Dios. Simplemente nos es dada por Dios, junto con su gracia y misericordia, según su santo plan y propósito.
Todos los cristianos debemos tener claro el don de nuestra fe. Debemos estar seguros de nuestra relación con Dios y recordar que "Dios es el único refugio en medio de la tormenta que se acerca rápidamente."
Cultivándola a diario en la eucaristía y la oración, nuestra fe y madurez espiritual serán sólidas para poder afrontar las dificultades.
Caminar con Dios
"Mirad que llega la hora (y ha llegado ya) en que os dispersaréis cada uno por vuestro lado y me dejaréis solo. Pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Os he dicho estas cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!: yo he vencido al mundo (Juan 16,33).
¿Qué hace evidenciar nuestra fe en el día a día? Debemos estar preparados para utilizar las dificultades que surgen diariamente como entrenamiento para la persecución. Si no fortalecemos nuestro yo interior caminando a diario con Dios ahora, cuando vengan los problemas, nos inundará el miedo y cederemos, no tendremos la fortaleza suficiente para defender a Cristo.
¿Qué hace evidenciar nuestra fe en el día a día? Debemos estar preparados para utilizar las dificultades que surgen diariamente como entrenamiento para la persecución. Si no fortalecemos nuestro yo interior caminando a diario con Dios ahora, cuando vengan los problemas, nos inundará el miedo y cederemos, no tendremos la fortaleza suficiente para defender a Cristo.
Asimilar la Escritura
"Acordaos de la palabra que os he dicho: El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros; si han guardado mi Palabra, también la vuestra guardarán" (Juan 15, 20).
La lectura de la Escritura, la Palabra de Dios ha de ser nuestro pan de cada día.
Debemos ingerirla y dejar que nos nutra, asimilándola en nuestras propias vidas. Jesús fue perseguido y por tanto, nosotros como cristianos, también lo seremos.
Debemos ingerirla y dejar que nos nutra, asimilándola en nuestras propias vidas. Jesús fue perseguido y por tanto, nosotros como cristianos, también lo seremos.
Pero Dios, a través de su Palabra, nos habla, nos aconseja, nos fortalece. La Biblia es una poderosa defensa para momentos de tribulación.
Orar constantemente
Dios nos llama a "Orad constantemente" (1 Tesalonicenses 5, 17), nos tranquiliza diciendo: "No os inquietéis por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias". Y la paz de Dios, que supera todo conocimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús(Filipenses 4, 6-7).
La oración es un impulso que brota del corazón, una sencilla mirada lanzada al cielo, un grito de reconocimiento y de amor, de petición de ayuda y fortaleza.
La oración es el termómetro que mide el calor de nuestro corazón, es el metro que mide la distancia que hay entre Dios y nosotros, es la balanza que calcula con exactitud el peso de mi amor.
Vivir en Cristo
"Y todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús, sufrirán persecuciones" (2 Timoteo 3, 12).
¿Estoy dispuesto a soportar persecución por causa de Cristo?
¿Estoy dispuesto a confiar en Cristo hasta el final?
¿Estoy preparado para ser perseguido?
¿Estoy dispuesto a dar mi vida por Él?
¿Estoy dispuesto a confiar en Cristo hasta el final?
¿Estoy preparado para ser perseguido?
¿Estoy dispuesto a dar mi vida por Él?
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