¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.

viernes, 14 de agosto de 2020

MEDITANDO EN CHANCLAS (14)

"No son dos, sino una sola carne" 
(Mateo 19, 3-12)

Dios, en el principio, crea de dos seres, hombre y mujer, uno sólo, y de uno sólo hace dos, de forma que el uno descubre en el otro un segundo “yo-mismo”, un 'complemento", sin por ello, perder su personalidad, sin confundirse con el otro, sin superioridad del uno sobre el otro.

Este “principio” muestra cuál es la primera identidad humana, nuestra primera vocación y la voluntad inicial de Dios.

Sin embargo, los hombres de todos los tiempos han querido plantear la pregunta sobre el divorcio para poner a Dios a prueba, para rechazar la visión integral del hombre dada por el Creador en el "principio", para sustituirla por concepciones parciales y tendencias actuales, amparándose en su libertad de elección.

La respuesta que Cristo dio a los fariseos (y a nosotros hoy) exige que el hombre, varón y mujer, decida sobre sus propias acciones a la luz de la verdad integral y originaria para vivir una experiencia auténticamente humana: "Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre".

Es nuestra dureza de cerviz y nuestro corazón de piedra las que nos inclinan a "querer ser Dios" y a decidir cambiar esa idea original por una "nuestra", por una opinión propia de cada uno.

La Encarnación (y la redención que brota de ella) es también la fuente definitiva de la sacramentalidad del matrimonio (y del sacerdocio). Cristo se une a la Iglesia y la hace "Una, en un sólo cuerpo, un solo espíritu".

Sin embargo, de nuevo, el hombre quiere decidir, y "repudia" a la Esposa para ir a buscar otra que la satisfaga más.
¡Cuántas veces obviamos el significado esponsalicio del cuerpo, su dimensión plena y personal en el Sacramento del matrimonio! 

¡Cuántas veces, por conveniencia, egoísmo y utilitarismo, vaciamos el sacerdocio de su sentido sagrado y de su propósito original, cuestionando la virginidad y el celibato!

Cristo nos llama la atención para que comprendamos que el camino del sacramento del matrimonio y del sacerdocio es el camino de la “redención del cuerpo”, que consiste en recuperar la dignidad perdida y la comunión plena con Dios.

Dios jamás "da puntadas sin hilo".

JHR

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