"Apareció una gran estatua.
Era una estatua enorme
y su brillo extraordinario resplandecía ante ti,
y su aspecto era terrible.
Aquella estatua tenía la cabeza de oro fino,
el pecho y los brazos de plata,
el vientre y los muslos de bronce,
las piernas de hierro,
y los pies de hierro mezclado con barro.
Mientras estabas mirando,
una piedra se desprendió sin intervención humana,
chocó con los pies de hierro y barro de la estatua,
y los hizo pedazos.
Se hicieron pedazos a la vez el hierro y el barro,
el bronce, la plata y el oro,
triturados como tamo de una era en verano;
el viento los arrebató
y desaparecieron sin dejar rastro.
Y la piedra que había deshecho la estatua
creció hasta hacerse una montaña enorme
que ocupaba toda la tierra"
(Daniel 2,31-35)
El libro de Daniel pertenece a los libros proféticos del Antiguo Testamento y se enmarca dentro del género apocalíptico que relata acontecimientos presentes y futuros mediante visiones simbólicas y eventos cósmicos.
Daniel relata hechos ocurridos durante el exilio del pueblo judío en Babilonia en el siglo VI a.C., y anuncia el cumplimiento de la profecía mesiánica con la venida de Jesucristo.
Gran interprete de sueños, se gana el favor del rey Nabucodonosor al explicarle el sueño que tiene y que nadie sabe interpretar, acerca de una enorme estatua hecha pedazos por una gran piedra que se convierte en montaña y llena toda la tierra.
La interpretación de Daniel del sueño de la gran estatua que se narra en el capítulo 2, se refiere a los imperios que se sucederían hasta la llegada del reino de Dios:
Cabeza de oro
Daniel 2,37-38
Representa a Nabucodonosor y al Imperio Babilónico (605-539 a. C.). El oro refleja el esplendor, la importancia y uso que el Imperio babilónico daba a este metal precioso: los tributos se cobraban en oro, el trono de Nabucodonosor era de oro y su pretensión era que Babilonia fuera una ciudad de oro.
Pecho y brazos de plata
Daniel 2,39
Vientre y muslos de bronce
Daniel 2,39
Representa a Alejandro Magno y al Imperio Griego-Macedonio (331-168 a. C.). El bronce refleja el uso de este material tan utilizado por los griegos para fabricar todo tipo de objetos: estatuas, cascos, corazas, escudos, espadas, herramientas, instrumentos musicales, vasijas, muebles, utensilios, etc.
Piernas de hierro
Daniel 2,40
Simboliza a César Augusto y al Imperio Romano (168-476 a. C.). El hierro representa el carácter estricto, duro, rudo, frío, bélicoso, duradero y férreo imperial romano.
Las dos piernas simbolizan las vias romanas por las que se podía caminar a lo largo y ancho del Imperio, y también la división del Imperio cuando, en el 395 d. C., el emperador Teodosio lo repartió entre sus dos hijos:
-para Arcadio, el Imperio Romano de Oriente formado por los Balcanes, Anatolia, Oriente Próximo y Egipto, y que se convertiría en el Imperio Bizantino, con capital en Bizancio, denominación griega de Constantinopla.
-para Honorio, el Imperio Romano de Occidente formado por la península Itálica, la península Ibérica, las Galias, Britania, el Magreb y las costas de Libia.
Pies de hierro con barro o arcilla
Daniel 2,41-43
Representan diez reinos, pueblos, naciones o gobiernos:
-para los preteristas, a los reyes seléucidas, sucesores del Imperio de Alejandro Magno.
-para los historicistas, a la "Europa de los diez", que se convertiría después en la Unión Europea, a quien se denomina escatológicamente como "La Roma revivida" o "La nueva Roma".
-para la mayoría de los exegetas, a los diez pueblos germánicos bárbaros (diez dedos) que invadieron el Imperio romano.
La mezcla de hierro y barro representa la romanización de algunos de estos pueblos germánicos, la desaparición de tres: hérulos o vikingos (439 d. C.), vándalos (533 d. C.) y ostrogodos (538 d. C.) al rehúsar su conversión al cristianismo, y la continuación de siete que formarán Europa que, aunque unidos, cada uno será un país independiente (no se mezclarán como no puede mezclarse el hierro y el barro):
-hunos/mongoles: Europa central
-francos/normandos: Francia
-anglos/sajones/jutos: Gran Bretaña
-godos/visigodos: España y Portugal
-lombardos: Italia
-alanos/suevos: Grecia y Asia Menor
-escitas/iranios: Oriente Próximo y norte de África
Estos "siete reinos" restantes, coinciden con la visión de los "siete cuernos" de la bestia que surge del mar de Juan en Apocalipsis 13,1.
La gran piedra que hace añicos la estatua
Daniel 2,44-45
Simboliza el reinado de Jesucristo, quien con su Encarnación, Muerte y Resurrección se convierte en la piedra angular, en el fundamento sólido del reino de Dios en la tierra:
"La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.
Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo"
(Salmo 118,22-24; Hechos 4,11)
"He puesto en Sión como fundamento una piedra,
una piedra probada,
una piedra angular preciosa,
un fundamento sólido"
(Isaías 28,16; Romanos 9,33; 1 Pedro 2,6)
"La roca era Cristo"
(1 Corintios 10,4)
En un próximo artículo, veremos como esta visión de la estatua de Nabucodonosor está asociada y relacionada, en el capítulo 7, con otra posterior que tiene su hijo y sucesor, Baltasar sobre cuatro bestias gigantescas y distintas que surgen del mar, y que también tiene relación con la visión de Juan en Apocalipsis 13 y 17.
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