¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.

lunes, 1 de agosto de 2022

MEDITANDO EN CHANCLAS (2): ¿POR QUÉ HAS DUDADO?

¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?
(Mt 14,22-33)

El evangelio de hoy está lleno de simbolismos que merece la pena meditar (No temáis, soy yo), pero hoy vamos a reflexionar sobre lo que podríamos titular como "Las tempestades del cristiano". 

Ocurre que los cristianos, que hemos sido enviados por Jesús en la barca (la Iglesia) al mar (el mundo) sumido en las tinieblas (falta de Dios) y tempestades (tentaciones) y con viento contrario (maldad), tenemos que ser conscientes de nuestra misión y de lo que la sustenta, porque tenemos poca fe y solemos dudar.  Necesitamos pedirle a Dios: "Auméntanos la fe" (Lc 17,5).

Volvamos al pasaje: parece que los discípulos no se asustan por el viento o por las olas, sino porque ven a un "fantasma" caminar sobre las aguas. La escena nos muestra la divinidad inequívoca de Cristo, nos anticipa su resurrección y, como comprobamos a lo largo de los evangelios, nos enseña la dificultad que tenemos los hombres para reconocer al Resucitado en medio de las dificultades o de las decepciones, como les ocurrió a los discípulos de Emaús (Lc 24,21). 

Incluso puede que cuando, como Pedro, reconozco a Cristo, que me dice "ven" y me llama a seguirlo, tomo la decisión (a veces impetuosa) de lanzarme al agua sin fe, sin pensar a qué me enfrento. Lo mismo que hizo Pedro cuando se levantó y fue corriendo al sepulcro (Lc 24, 12). Un gran amor me impulsa hacia nuestro Señor... pero no es suficiente. 

Y es que cuando pierdo de vista a Jesús (como Pedro que duda), aunque sea sólo por un instante, me hundo. Aunque estoy seguro de mi amor a Dios, necesito edificar una fe sólida, una vida interior de oración y sacramentos que me haga perseverar y no vacilar jamás. Necesito confiar en el poder divino para que, cuando sienta la fuerza del viento o de las olas, no tenga miedo y me hunda, sabedor de que "todo cuanto pidáis en la oración, creed que os lo han concedido y lo obtendréis" (Mc 11,24).

Necesitamos pedir, necesitamos rezar a nuestro Dios: "Señor, sálvame" (Lc 14,33). Es el poder de la oración confiada y de la vida eucarística, que nos ayuda siempre en nuestras tempestades, en nuestras dificultades porque Dios está en nuestra barca, todos los días, hasta el fin de los tiempos" (Mt 28,20).

La pedagogía de Dios utiliza el mal para sacar bien de él. Nuestras dudas, junto a nuestras certezas, son parte de nuestro camino de seguimiento a Cristo que nos hacen dar grandes saltos de fe cuando nos abandonan nuestras seguridades humanas. Entonces, somos capaces de reconocer a nuestro Señor y decir: "Realmente eres Hijo de Dios".

                             JHR

1 comentario:

  1. Qué verdad más grande, cómo me identifico con estas palabras y si, és él pan nuestro de cada día. Muy bien explicado.

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