¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.
Mostrando entradas con la etiqueta amor puro. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta amor puro. Mostrar todas las entradas

martes, 18 de julio de 2017

UNA MADRE EN EL CIELO

Resultado de imagen de una madre en el cielo

El dolor por la pérdida de una madre nos rompe el corazón en mil pedazos. El abatimiento y la desazón nos hacen un nudo en el estómago por aquella que nos dio la vida y que ahora desaparece de ella.

Pero hoy, queremos evocar su memoria y el legado de amor que recibimos de ella en vida. Una madre que siempre buscó la felicidad de sus hijos, que se sacrificó por su bienestar y que puso todas sus fuerzas en su cuidado. 

Sacrificios que no han sido en vano y que ahora, desde el cielo nos mira, contenta por la forma en que vivimos nuestra vida, por las decisiones que tomamos, por la forma en que amamos…

Con nuestros rostros iluminados de amor, hoy le decimos sonriendo... “Mamá, aquí estoy, haciendo las cosas como me has enseñado”

Hoy abrazamos con una sonrisa su hermoso legado y con un corazón agradecido, le decimos: "¡¡Mamá, te quiero!!"





Dedicado a mi amiga Cristina y a mi mujer María José 

lunes, 15 de agosto de 2016

AMOR SÓLIDO: DAR LA VIDA POR LOS DEMÁS


"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, 
con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; 
y a tu prójimo como a ti mismo"
Lucas 10, 27

Vivimos una época donde la moda generalizada es el "amor líquido", es decir, amor sin vínculos, sin afectividad. Un amor frío, superficial, etéreo, sin compromiso y en todo caso, interesado.

Los cristianos estamos llamados al amor sólido, al amor comprometido con Dios y con nuestro prójimo. Amar a Dios requiere entrega total de corazón, alma, fuerzas y mente. Dios lo hizo por nosotros. 

Cristo, con su ejemplo y muerte en la cruz, nos dice : "no hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos". (Juan 15, 13). Y cuando dice "amigos" se refiere a todos, porque para Él no hay enemigos. El dio la vida por nosotros.

Amar al prójimo como a uno mismo no es nada fácil, porque requiere "dar la vida", darse a los demás, todos. Y se nos exhorta a hacerlo como si nos lo diésemos a nosotros mismos. Ahí está la cuestión: porque darse para uno mismo no cuesta; darse a unos pocos tampoco; darse a "los tuyos, menos, pero darse a todos cuesta, porque no tratamos ni queremos a todos igual. 

Por tanto, ser cristiano, seguir a Cristo es "dar la vida" por los demás. Es llevar el mensaje de amor de Cristo a otros manifestando un "amor total". El amor es el verdadero mensaje. 

Dar la vida es
  • Amar a alguien por sí mismo. "Amor total" significa amar no en relación a algo, sino de una manera absoluta
  • Subordinarse, entregarse a la persona amada, sin ningún interés más allá del hecho de amar. 
  • Exponerse por otros.
  • Arriesgarse saliendo de nuestra comodidad. 
  • "Molestarse", "incomodarse" por el bien de las personas. 
  • Comprometerse, "desvivirse", es decir, salir de la propia vida para interesarnos por la del otro.
  • Servir, desprenderse de uno, de sus cosas y dar lo mejor de sí. 
  • Salir de uno mismo, participar generosa y solidariamente nuestra vida con el otro.
  • Sentir la felicidad o la tristeza, los éxitos o fracasos de los demás como propios. 
  • Preocuparse de corazón por sus problemas, por su sufrimiento, por su angustia.
  • Responsabilizarse por otros. 
  • Donarse desinteresadamente.
Dar la vida implica
  • Experimentar que hay más alegría en dar que en recibir
  • Obtener una mayor felicidad y realización personal.
  • Descubrir que lo importante no es lo que se da o cuánto se da, sino por el amor con el que da. 
  • Acompañar lo que damos con ternura, afecto y alegría
  • Compartir no sólo cosas materiales, sino tiempo, atención, amor, experiencias, momentos, etc.
  • Aprender no a dar cosas, sino aprender a darse uno mismo. No es dar lo que nos sobre, sino dar lo que somos. 
  • Enriquecer a otros con nuestros propios valores
  • Colaborar en la transformación de la sociedad con los dones y cualidades que Dios nos ha dado a cada uno. 
  • Estar atento y saber reconocer la necesidad del otro.
  • Aprender a que el servicio a los demás debe ser una actitud habitual, firme y perseverante, aún a costa de los beneficios propios.
  • Comprometerse nos obliga a dejar nuestra comodidad e intereses inmediatos por el bien de otros. 
  • Da sentido a nuestra propia vida.