¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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sábado, 25 de abril de 2020

LOS CATÓLICOS NO PODEMOS CALLAR


"Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; 
pero el que persevere hasta el final, se salvará... 
No les tengáis miedo, 
porque nada hay encubierto, que no llegue a descubrirse; 
ni nada hay escondido, que no llegue a saberse. 
Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la luz, 
y lo que os digo al oído, pregonadlo desde la azotea. 
No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, 
pero no pueden matar el alma. 
No; temed al que puede llevar a la perdición
alma y cuerpo en la gehenna."
(Mateo 10,22 y 26-29)

En España, creíamos vivir en un país católico, por historia y por tradición. Pero como ya veíamos venir y lo anticipamos, la persecución no era cosa de países tercermundistas, islámicos, comunistas o lejanos. En España, a diario se suceden continuos ataques a la Iglesia que hacen peligrar esa percepción de tierra cristiana. 

Es verdad que ataques al cristianismo, siempre ha habido, desde su inicio. También en España, sobre todo durante la guerra civil. Pero ahora, en esta desconocida democracia española y con este gobierno ateo y anticristiano, los ataques se han tornado mucho más virulentos y se producen con mayor asiduidad y sin ningún pudor.

Comenzaron profanando iglesias, a la vez que aleccionaban su ateísmo laicista en los medios, en los colegios y en las instituciones. Más tarde, fueron las leyes (de género, aborto, etc.) y las prohibiciones de signos religiosos en espacios públicos (aulas, juramentos de gobierno, etc.). 

Hace poco, el pasado año, sin ir más lejos, el gobierno enmascaró vilmente su intención real y anticatólica con respecto al Valle de los Caídos, queriendo convertirlo en un asunto de justicia política y social: la exhumación de los restos de Francisco Franco, cuando el objetivo final no era otro que el ataque a la fe cristiana. 

Como católicos sabemos que el mal nunca descansa, y menos, ante el espanto que le produce la Cruz de Cristo. Este episodio del Valle sólo fue el comienzo de otra nueva batalla espiritual del Enemigo contra Dios. 

Prueba de ello, es la última andanada de su odio endémico y de su actitud intolerante a todo lo cristiano. Su actual y malévolo propósito se encamina a elaborar una proposición de ley para llevar a cabo la "demolición" de todo el conjunto arquitectónico del Valle de los Caídos, incluidas la Abadía benedictina, la Basílica y la Santa Cruz. 

Es la guerra del Dragón Rojo, que lucha denodada e implacablemente contra la descendencia de la Mujer y que trata de imponer su "verdad".

Al mismo tiempo y durante el confinamiento forzoso, este gobierno, ideologizado por su maligno pensamiento único y por su enfermizo odio anti católico, aprovecha la oportunidad, con nocturnidad, alevosía y sin resistencia, para maquinar una voraz persecución de nuestra fe católica española: allanamientos de catedrales y parroquias en plena Eucaristía, prohibiciones de misas, vetos a sacerdotes y fieles, injurias a obispos y priores opositores a la dictadura atea...Algo que no ocurre, por ejemplo, hacia los musulmanes.

Se veía venir. Era cuestión de tiempo. Reconozco que, como católico y español, me duele profundamente decir lo que voy a decir. Estoy seguro que me llamarán radical o riguroso. Pero si no es cierto lo que creo, le pido a Dios me perdone. 
Callar de los pícaros es encubrimiento

Sin duda, la causa principal de estas nuevas y continuas agresiones no es otra que la actitud pasiva, el silencio complaciente y la omisión traicionera de la Conferencia Episcopal Española y de la alguna parte del clero español, ante los numerosos ataques que la Iglesia recibe y ante los que jamás defiende con la valentía de la Verdad. Quizás, amparados en la falta de opinión (o de decisión) del Santo Padre al respecto.

Es ese mutismo cobarde de quienes, en palabras del cardenal Sarah, se han convertido en Judas, han vuelto la espalda a Dios y han traicionado al Señor por treinta monedas. Los mismos que le niegan antes de que cante el gallo: "Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los cielos" (Mateo 10,33)

Los mismos adúlteros que pretenden salvar su vida y se avergüenzan de Cristo ante los ojos del mundo. "Quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga con la gloria de su Padre entre sus santos ángeles" (Marcos 8,38).

Los mismos que se creen justos, pero callan y miran hacia otro lado, desatienden al rebaño que administran, cuidan y alimentan para Dios, para compartir mesa con los lobos. "Vosotros os las dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones, pues lo que es sublime entre los hombres es abominable ante Dios" (Lucas 16,15).

Los mismos asalariados a quienes no les importan las ovejas, los malos pastores que abandonan a sus ovejas a merced de los lobos. 
"El buen pastor da su vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo las roba y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas (Juan 10,11-13).

Lo
s mismos falsos profetas, lobos con piel de oveja que permiten, consienten y transigen el adoctrinamiento social de la ideología de género, la imposición del pensamiento único y ateo, la islamización de España y el fin de todo vestigio católico en España. "Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis" (Mateo 7,15-16).

No podemos callar. No debemos callar. "Nosotros no podemos menos de contar lo que hemos visto y oído" (Hechos 4,20). 

Obedecemos a nuestro Señor. Defendemos a nuestro Maestro. Los discípulos no somos más que el maestro. 

Es Jesucristo quien sustenta la Iglesia y quien nos manda decirlo a la luz, pregonarlo desde la azotea. Incluso hasta la muerte.  

Es el mismísimo Dios quien nos anima a no tener miedo porque nadie puede quitarnos la vida a quienes se la hemos entregado a Cristo. Y porque "la Verdad no puede ser nunca encadenada" (2 Timoteo 2,9).

Cristo debe ser proclamado. Si nuestros pastores no lo hacen, tendremos que ser nosotros, las ovejas, quienes lo hagamos. Y que Dios les perdone...


"¿Hasta cuándo, Dueño santo y veraz, 
vas a estar sin hacer justicia 
y sin vengar nuestra sangre 
de los habitantes de la tierra? "
(Apocalipsis 6,10)

martes, 15 de octubre de 2019

¡NOS ATACAN!

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¿Final? No, el viaje no concluye aquí. 
La muerte es solo otro sendero, 
que recorreremos todos. 
El velo gris de este mundo se levanta 
y todo se convierte en plateado cristal. 
Es entonces, cuando se ve...La blanca orilla. 
Y mas allá, la inmensa campiña verde,
 tendida ante un fugaz amanecer.
(El Retorno del Rey)

Las estrellas se nublan. Algo se inquieta en el este. Una insomne malicia. El ojo del enemigo avanza. Es la calma que precede a la tempestad.

El Enemigo ha fijado su mirada en España. Su encendidos ojos rojos lanzan fuego sobre la descendencia de la Mujer. Quiere devorar al Heredero...destruir su linaje.

Una Cruz a lo lejos. Un Cruz blanca, en un gran patio de piedra. Cae demolida...

Hasta el mismísimo calor de la sangre arrebata. El Valle está cerrado. Los que murieron lo construyeron, y los Santos lo guardan. El Valle está cerrado.

Una ciudad en llamas. Un país dividido y arrasado por el odio...

Percibimos un esbozo del plan enemigo. Satanás avanza para atacar la ciudad blanca. 

Su derrota tiempo atrás, ha demostrado a nuestro enemigo una cosa, sabe que el heredero del Reino se ha dado a conocer, que los hombres no son tan débiles, que su coraje podría seguir intacto. 

Una fuerza tal vez suficiente para retarle. Satanás teme esto. No se arriesgará ante los pueblos de la Tierra de María, unidos bajo una misma fe, bajo un mismo espíritu. 

Urdirá división y tumulto. Reducirá la ciudad a escombros, antes de ver a un rey recuperar el trono de los hombres. Si las almenaras de la Ciudadela se encienden, que el país se prepare para la guerra.

Dime. ¿Por
qué rendir pleitesía a un Heredero destronado y olvidado? ¿Por qué cabalgar en ayuda de aquellos que no nos la prestaron? ¿Qué debemos a la Ciudadela?

El futuro se está agotando. Pero aún es nuestro. Nada es seguro, salvo nuestra fe. La tibieza y cobardía de muchos, antaño fieles, les impiden tomar partido y elegir bando. Pero no les ha sido otorgado la autoridad de negar el retorno del Rey. Los caballos se inquietan y los hombres callan. Les trastorna la Sombra de la Montaña.

El Enemigo está listo, con todo su poder reunido. No sólo con soldados de oriente, sino con hombres del oeste, también. Legiones de guerreros del sur. Mercenarios de la costa. Todos acudirán a la llamada del Mal. Será el fin del país que conocemos. Aquí el mazazo será mas contundente.

Si to
man el Valle, si la guarnición de San Benito cae, la última defensa de esta ciudad habrá caído. ¿Quien defenderá nuestros valores si las trincheras del frente caen? ¿Quién resistirá la furia, si los bastiones de vanguardia sucumben?

El Enemigo está por revelar aún a su más letal siervo. El que acaudilla los ejércitos del Mal en la guerra. Aquél de quien se dice que ningún hombre vivo puede resistir sus tentaciones. 

Tú ya le conoces, hirió a la Mujer en el calcañal. El Señor de los demonios. El averno es su guarida.  La ciudad muerta. Repugnante paraje repleto de maldad.

Y al fin llegó la hora. La gran batalla de nuestro tiempo. La situación ha emprendido una marcha imparable. El tablero está listo, las piezas se mueven
...

Ha roto nuestras defensas, han tomado el puente y l
a ribera oeste. Batallones de enemigos cruzan el Valle. Enviad a todas las legiones. No detengáis el ataque hasta que la Basílica haya sido tomada. ¡Aniquiladlos!

Recorred aprisa la Marca, alistad a todo hombre capaz en el sagrario. Los hombres han encontrado a su Señor. Le seguiremos a la batalla, hasta nuestro último aliento, incluso a la muerte. Nos ha traído esperanza Nosotros iremos. 

Llegada es la hora, Jinetes de Dios, os ata un juramento, dadle ahora cumplimiento. ¡Por el rey y la tierra!
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De las cenizas despertará el fuego. La luz brotará de la sombra. Forjada será de nuevo la espada de sus pedazos. El destronado retornará para ser rey.

¡Abrid paso al Rey! ¡Abrid paso! Doy esperanza a los Hombres. No guardo ninguna para mí.  ¡No temo a la muerte! 

¡Aprisa, a las murallas! ¡Defended la muralla! ¡Retomad posiciones! Sois soldados de Dios. No importa lo que atraviese esa puerta. Permaneced en el puesto. Contenedlos, ¡no cedáis al miedo! ¡Manteneos firmes! ¡Luchad!

¡Avanzad, sin temor a la oscuridad, luchad, luchad jinetes de María. Caerán las lanzas, se quebrarán los escudos, aún restará la espada, rojo será el día hasta el nacer del sol! ¡Cabalgad, hasta la desolación y el fin del mundo!

Veo en vuestros ojos el mismo miedo que encogería mi propio corazón.  

Pudiera llegar el día en que el valor de los hombre decayera, en que olvidáramos a nuestros compañeros y se rompieran los lazos de nuestra comunidad, pero hoy no es ese día.

En que una hora de lobos y escudos rotos rubricarán la consumación de la edad de los Hombres, pero hoy no es ese día... 

¡En este día lucharemos! Por todo aquello que vuestro corazón ama de esta buena tierra, os llamo a luchar, ¡Hombres del Oeste!

Esta noche recordamos a aquellos que dieron su sangre por defender esta bendita tierra de María. ¡Salve a los victoriosos caídos!


¡El que tenga oídos que oiga!

Fragmentos del libro "El Retorno de Rey", El Señor de los Anillos. J. R. R Tolkien